¿Por qué alguien, a pesar de la incomodidad, usa los pantalones a mitad
del traste o se tatúa el mismo idiota diseño al igual que miles de otros? ¿Por
qué alguien hace algo que, por si solo, no haría? O, lo que es lo mismo… ¿que es lo
que convence a alguien a aceptar las restricciones, los modelos y operaciones del poder, ya sea del mercado o el
Estado, aparte de la fuerza bruta? La verdad es que en la sociedad podemos encontrar todo tipo de extrañas
e inesperadas formas a través de las cuales los individuos ejercen el poder
sobre otros.
Según la tradición liberal que se
inicia con los ingleses Hobbes y Locke los individuos abandonan el "estado
natural" y acuerdan establecer gobiernos con el objeto de proteger sus
intereses y preservar sus vidas y propiedades. La legitimidad del poder surge
del acuerdo común de los miembros de la sociedad y su origen y fines son públicamente conocidos. Las razones
por las cuales el poder es inaceptable son, igualmente, meridianamente claras.
El poder que no tiene sus orígenes en el consentimiento de los gobernados y que
viola los propósitos por los cuales fue elegido es ilegitimo.
J.S. Mill, mas tarde, llamo la atención
hacia el poder ejercido informalmente por la sociedad sobre sus miembros y cuan
infortunado seria si opiniones impopulares fueran restringidas por la ley e,
incluso, cuando la ley misma respeta minorías y puntos de vista individuales, todavía
tenemos que preguntarnos por los efectos dañinos que la "opinión
publica" tiene sobre el pensamiento libre. El efecto tiránico que las mayorías
siempre tienden a ejercer debe tratar de evitarse a través de restricciones
constitucionales para proteger a minorías e individuos. Solo que no hay forma
de legislar en contra del rechazo mayoritario de los puntos de vista de las minorías sujetas a ostracismo, discriminación
o exclusión como castigo por la no conformidad. Es este
tipo de poder que escapa a las restricciones legislativas el que ha adquirido
una importancia determinante en la constitución de la individualidad contemporánea
y que nos obliga a reconocer que somos
parte de procesos que solo controlamos parcialmente a pesar de la racionalidad occidental que pretende lo
contrario.
Lo que esta ausente en este modelo liberal es la discusión de como estas
dos formas de poder (estatal y control informal) se apoyan e interactúan
mutuamente. Es la Escuela de Frankfurt la que llama la atención sobre esta
ausencia e inicia el análisis del efecto
persuasivo que los medios no gubernamentales tienen en la configuración de las
expectativas y auto-percepción del individuo a tal extremo que estos ya no ven
la necesidad de reformar el mundo que los rodea. Lo que ahora se plantea ya no
es la tiranía por la mayoría, sino la capacidad que una "elite"
cultural, política y económica posee para crear mayorías sumisas. Es la fuerza
que trabaja en el moldeamiento de la mentalidad individual en apoyo del poder
social dominante. Es el reconocimiento de
que el poder político esta lejos de ser el único o el más importante a
considerar y que no siempre tiene la
forma de poder "soberano".
Lo que necesitamos hacer, dice
Foucault coincidiendo con la Escuela de Frankfurt, "es cortar la cabeza
del rey: en teoría política esto no se ha hecho". La convención más
generalizada y dominante es la que ve el poder localizado y centrado en una
fuente soberana desde donde todas sus actividades se originan. Consentimiento
solo es posible cuando el sitio del poder (Legislativo, Judicial y Ejecutivo)
es visible e identificable. Y es solo dentro de este contexto en donde derechos
y deberes son definidos. Coerción es lo opuesto del consentimiento y cuando
ello ocurre los individuos tienen el derecho a rebelarse en contra del poder
soberano porque este ha trasgredido los términos del "contrato"… La práctica
social ha venido mostrando que esta es una descripción inadecuada y limitada
del poder. Los individuos han venido siendo condicionados por diversas
operaciones de poder y el consentimiento es manufacturado por fuerzas
exteriores al individuo que nunca son transformadas en objeto de análisis.
Cualquier intento de
profundización de la crítica
social necesita dirigir la atención, además de las formas de poder basadas en
la idea del contrato social, a aquellas "industrias" dentro del área
del poder denominadas disciplinas… “En
el siglo XVII y XVIII tenemos la producción, o mejor dicho, la invención de un
nuevo mecanismo de poder poseedor de procedimientos técnicos altamente específicos,
instrumentos completamente nuevos, aparatos muy
diferentes, los cuales, yo creo, son absolutamente incompatibles con las
relaciones de soberanía". (Foucault, DP, 182-183)
Estas técnicas disciplinarias
propias de ciertas instituciones (lugares de detención, ejército, escuelas,
hospitales, aparato judicial, factorías, oficinas, burocracia, tiendas comerciales)
no son reducibles o identificables con ninguna de estas instituciones, pero las
colonizan, aumentan su eficiencia y, por sobre todo, hacen posible que los
efectos del poder alcancen a los más distantes y minúsculos elementos de la
sociedad. Funcionan al margen del consentimiento y no reciben su legitimación y
fines de los individuos con los que entra en contacto. Su funcion es la de "normalizar". La masa es
dispersada, individualizada y organizada. La distribución en el
espacio (encierre, control, disposicion en serie), el ordenamiento en el tiempo
(sub-división, programación de acciones, descomposición del gesto) adquieren un
nuevo valor, temas que Chaplin inmortalizo en la película “Los tiempos
Modernos”. El objetivo es mantener un nivel de acción y no una distribución
estática. Somos evaluados y ubicados de acuerdo a estándares y sujetos a
ejercicios y practicas que nos aproximen a la norma. Por el hecho de que las
disciplinas nos guían en la lucha por la
realización óptima de la norma no puede decirse que emplean coerción en el
sentido estricto del término. El poder disciplinario refiere las acciones del individuo a un campo de comparación, a un espacio de diferenciación
y a un principio a ser seguido. La norma diferencia a los individuos, dice
Foucault, al funcionar como un umbral mínimo,
un promedio a ser respetado o un punto
optimo hacia el cual uno debe moverse. Mide en términos cuantitativos y
jerarquiza en términos de valor las habilidades, el nivel y la
"naturaleza" de los individuos. Hoy los Test miden cualquier cosa, no
solo la inteligencia y son los que nos dicen cuan normales somos.
Este poder no tiene nada que ver
con el modelo tradicional que ve al individuo
como un agente auto-consciente
que busca la protección y reconocimiento
del gobierno establecido para expresar y mantener sus atributos y cualidades personales. El
poder disciplinario no protege "propiedades" individuales pre-existentes.
Inserta estas cualidades en los individuos. Estas no lo preceden. Son
producidas por este poder y su funcionamiento es bien difícil de seguir. Su tecnología es difusa y
raramente formulada en un discurso continuo y sistemático lo que
hace extremadamente difícil su
detección, análisis y oposición.
Tanto en la lucha social como en
la visión crítica estándar el individuo es pensado como una totalidad que el
orden social reprime, limita y deforma. Para Foucault, por el contrario, el
sujeto esta constituido, manufacturado y reproducido principalmente por
la mentalidad colectiva de acuerdo a una
serie de técnicas. Foucault, a diferencia de la Escuela de Frankfurt y toda la tradición
marxista, separa el pensamiento critico y la oposición a la cual puede dar
origen, de toda proclamación acerca de la autentica o verdadera
"naturaleza humana" o " auténticos y verdaderos intereses” que
pudieran actuar como base para una posible denuncia del poder.
La novedad de este análisis es que suplementa el modelo de dominación basado en la represión
(desarrollado en la tradición iluminista por Marx y Freud) con una pluralidad
de estrategias de poder que se interceptan y suceden unas a otras, distinguiéndose
según su intensidad y formación discursiva. El poder es represor y coercitivo…pero, también, es
creativo. Y lo que crea depende de la
lucha social. Con lo que nos quedamos al final
es con la conciencia de que nuestra identidad no es algo que descubrimos
en las profundidades de nuestro ser, sino algo que encontramos ahí… afuera. En
los pantalones a mitad del traste o en la repetición idiota del mismo tatoo.
¿Esta visión no implica la
disolución del agente político? No necesariamente. El dilema de la subjetividad
vista como producto de la auto determinación o como efecto pasivo de
estructuras sociales adquiere sentido solo dentro del contexto de las
interpretaciones tradicionales de la identidad… ¿No será que necesitamos movernos
más allá de esta dualidad?
En la mejor tradición marxista los seres humanos no tienen otra
naturaleza que la que ellos se dan a si
mismos en la producción de su propia existencia. Las estructuras nunca adquieren la totalidad
completa de un sistema. Siempre algo se escapa a ellas. La pregunta quien o que
transforma las relaciones sociales no es pertinente. No se trata de que alguien
o algo produce un efecto de transformación o articulación como si su identidad
fuera previa a este efecto. La construcción de efectos es parte de la
construcción de la identidad de los agentes que la producen porque nada es constitutivamente
completo. La pregunta, dice Laclau, no es quien es el agente de un proceso hegemónico, sino como alguien
se transforma en sujeto a través de la articulación hegemónica.
Más que afirmar la auto determinación del sujeto necesitamos afirmar
y reconocer la indeterminación esencial de lo social. La
libertad del individuo para ejercitar sus capacidades no debe entenderse como la destrucción de las barreras que impiden el despliegue de una identidad potencial completamente
constituida. De lo que se trata es de verlo como la extensión de áreas de
libertad y creatividad mostrando la radical contingencia de todo valor y
objetividad... Una sociedad libre no es
aquella en donde se ha establecido un orden social que es mejor adaptado a la
naturaleza humana, sino una que es mas conciente de la historicidad de
cualquier orden.
El individuo no es un instrumento ciego ni el depositario de efectos
estructurales. Las estructuras contienen contradicciones internas y externas y
solo poseen una débil o relativa forma
de integración que requiere constantes actos de recreación por parte de los sujetos. Y son las fisuras o
intersticios que ellas revelan las que
permiten la creación de nuevas identidades revolucionarias. http://poesiateoriaycriticacultural.blogspot.ca/
Nieves y Miro Fuenzalida
Ottawa, 7 de Noviembre de 1999.
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