Sunday, June 25, 2023

El Apocalipsis y el Payaso

 

El incendio ocurrió en los bastidores del teatro. El  payaso salió a informar al publico. Pensaron que era una broma y aplaudieron. Repitió su advertencia. Y gritaron y rieron aun mas fuerte.

 

“Así creo que el mundo llegara a su fin, en medio del aplauso general de todos los ingeniosos que creen que es una broma”... advirtió hace algún tiempo Soren Kierkegaard, el mas irónico de todos los teólogos.

 

Los ambientalistas a menudo se han  sentido como ese payaso. Pero, a medida que el humo y el calor empiezan a llenar el espacio las risas comienzan a desvanecerse. Pero no las fuerzas  que reinan en la economía impulsadas por las emisiones de carbono, negando toda responsabilidad por el cambio climático. Nunca se había hecho tanto daño a tantos por tan pocos.

 

¿Es la hora de apretar el “botón del pánico? ¿o,  por el contrario,  mantener un tono positivo y optimista para evitar el nihilismo del fin del mundo? ¿o ninguna? ¿o ambas? 

 

En cada nueva ronda de incendios, cada nueva estación de inundaciones, cada nueva sequia, cada nueva hambruna, cada nuevo estallido de violencia, cada nueva injusticia de clase y cada nueva ola masiva de migraciones encontramos nuestro apocalipsis, justo ahí donde esperábamos evitarlo. La retorica del apocalipsis, irónica o amenazante, esta con nosotros y se quedara por el futuro a venir, ya sea en el discurso religioso o secular.

 

Según la teóloga feminista Catherine Keller las energías conducidas por la figuración antigua del Apocalipsis siguen siendo implacables, contradictorias, eficaces. Para bien o para mal. El circuito de retroalimentación entre la profecía arcaica y la historia futura circula subterráneamente a través del presente y rehúsa desaparecer. La inquietante sincronicidad de la fantasía antigua con la historia contemporánea nos invita a detenernos por un momento y tratar de meditar sobre lo que esta pasando.

 

En la visión bíblica de Juan de Patmos el caballo verde pálido lleva al cuarto jinete del Apocalipsis, liberando la fuerza inhumana de la “pestilencia”. Las plagas no son nada nuevo en el mundo y han galopado con frecuencia aterradora a través de nuestra historia. El caballo verde, dice Juan, es seguido después de una pausa dramática, por la apertura del séptimo sello, advirtiendo sobre la destrucción de los bosques, los océanos y las aguas dulces. En esta metáfora, nota Keller, Juan no esta prediciendo hechos futuros, sino que, tal vez, este revelando patrones fatales. Profecía no es ver el futuro. Solo se puede ver lo que ya existe. Y el futuro es lo que aun no existe. Pero, existen patrones profundos en el presente que pueden persistir por mucho tiempo. El profeta leyó un patrón potente en su civilización, uno que aun puede, en alguna extraña y trágica forma, repetirse en el presente con consecuencias interhumanas, interespecies y planetarias. En su sentido original griego, usado en el Nuevo Testamento, apokalypsis no significa “el fin del mundo”, el cierre del tiempo o la desaparición de la luz. Por el contrario, significa des/cerrar, revelar o abrir lo que de otro modo esta cerrado.

 

El enfrentamiento con el Apocalipsis sugiere, dice Keller, que en nuestro tiempo no habrá escapatoria honesta de la profecía  que contiene y su significado. Pase lo que pase social, política, pandémica y económicamente, el calentamiento global mantendrá su meta fuerza. No porque el texto antiguo se esta “haciendo realidad” o porque sea verdadero en todo tiempo y en todo lugar para toda la gente. La verdad no esta fijada de antemano, ciertamente, pero invita al cuestionamiento y a la búsqueda de lo que actualmente es posible. Mundos han existido y terminado una y otra vez... en conquistas y en esclavitud, en genocidios humanos, en extinciones no humanas y en guerras auto destructivas... pero, también en cambios radicales y, tal vez ahora, finales para nuestra civilización. La única tierra que alberga todos estos diversos mundos esta en retroceso. Su capacidad para sostenernos, para darle a la especie otra oportunidad se esta desvaneciendo. Podemos cometer todo tipo de atrocidades en nombre de nuestro propio mundo, patria, Dios o proyecto político.  Pero, por lo menos, dábamos por sentado que el planeta seguía siendo humanamente habitable. Esta suposición parece estar llegando a su fin. El desastre climático inminente nos lleva por ahora, no al Fin del Tiempo, sino a un tiempo de múltiples y ultimas oportunidades... “la urgencia apocalíptica pulsa de una nueva manera través del espectro de las luchas humanas”. Poner nuestro tiempo en contacto con este extraño sueño surrealista del antiguo Apocalipsis es porque ya esta funcionando en la historia actual y porque su lectura podría despertar una posibilidad colectiva, aunque dudosa, que no encontramos en la normalidad cotidiana.

 

Todo esto es bien diferente del uso religioso y secular   en donde apocalipsis significa terminación catastrófica final, como en los literalistas cristianos, por ejemplo, que esperan el fin del mundo como transición a la recompensa celestial certificada para ellos mismos. Contrariamente a esta presunción fundamentalista, Juan literalmente no anuncia “el fin del mundo”. Según Keller, el representa una espiral de catástrofes simbólicamente sobrecargada que amplifica vívidamente la destrucción de un mundo en particular... una civilización global especifica y su ecología planetaria. Pero, ni el libro ni su mundo acaban ahí. El libro Revelación concluye diciendo que “se construirá una elaborada arquitectura de ensueño y renovación urbana y terrestre radical”. Es por esto que por bastante tiempo, afirmándose en esa conclusión, el milenarismo cristiano, esa corriente religiosa mas progresista de la Iglesia, ha desplegado la Revelación para exigir una transformación radical y la justicia profética para el oprimido. Una diferente lectura del apocalipsis que resiste tanto el negacionismo optimista como el nihilismo pesimista al recoger el mensaje de que, “en el resplandor escatológico del Cordero no violento, lo bueno que es improbable se aleja de lo meramente imposible”. Dentro del cristianismo esta corriente  impulsa un espectro de teologías de la liberación y ecológicas y se alía fácilmente con movimientos seculares  para la transformación social.

 

Hablar del apocalipsis no requiere ser un experto en el Libro de la Revelación. Tampoco se trata de ser este o aquel tipo de cristiano o de ser religioso. El punto es que tal vez, si dejamos de lado su moralismo agresivo, sus imágenes de ensueño surgidas de los pliegues  del inconsciente humano podrían ayudar a comprender un poco mas lo que tememos. Después de todo las sombras de la degradación humana que pinta todavía  nos persiguen... “ hechiceros, homicidas e idolatras, junto con  todos aquellos que aman y practican la falsedad” continúan rodeándonos, invirtiendo en un mercado global de competencia despiadada, confabulando, no en la salud colectiva, sino en la enfermedad mental. Las sombras de la degradación humana no se han ido. Es por eso que el texto apocalíptico con su resentimiento repetitivo pertenece mas bien al problema de nuestra civilización mas que a su solución. 

 

Nubes negras llenas de incertidumbre, dice Keller, continúan cubriéndonos, anunciando una revelación de doble filo... la destrucción planetaria de nuestra civilización o la posibilidad, si juntos luchamos y nos enfurecemos creativamente por la justicia social, económica y ecológica, de una renovación terrenal común. Y eso depende de todos nosotros. La alternativa es nuestra auto extinción... no por una vejez digna en cientos de miles de años o por causas naturales como la colisión con un asteroide, sino simplemente manteniendo el actual rumbo hacia la catástrofe climática o haciendo estallar la bomba atómica. Economía, violencia, pandemia, ecología son nuestros cuatro jinetes del Apocalipsis. Viviendo de la destrucción evitable morimos por la destrucción.

 

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió el 12 de Septiembre que “los impactos del cambio climático se dirigen hacia territorios desconocidos de destrucción”, a propósito del informe científico liderado por la Organización meteorológica Mundial que indica que el mundo va en la dirección equivocada respecto al cambio climático. Los gases de efecto invernadero siguen aumentando en la atmosfera y los lideres mundiales no adoptan estrategias para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 C. Los datos preliminares revelan que las emisiones globales de dióxido de carbono en la primera mitad de este año fueron un 1,2% mas altas que durante el mismo periodo de 2019. Al ritmo actual, indica el informe, ya son posibles 5 puntos clave de inflexión climática. La temperatura media global ya se ha calentado 1,1C por encima del promedio pre industrial y este promedio puede estar entre 1,1C y 1,7C mas cálido en el 2026 lo que significa que existe la posibilidad de que podemos superar el umbral de calentamiento de 1,5C en los próximos cuatro años. Para finales de siglo, sin una acción climática agresiva, se estima que el calentamiento global alcanzara los 2,8 C. A esa temperatura lo mas probable es que la extinción humana sea prácticamente inevitable. Ni siquiera la posibilidad de volver a las cavernas. En el Paleolítico o el Neolítico los humanos vivían en un hábitat que todavía no habían arruinado.    

 

¿Se volverá el mundo lo suficientemente honesto como para cambiar de rumbo... pero solo cuando ya sea demasiado tarde?

 

Nieves y Miro Fuenzalida.


Sunday, June 18, 2023

La abeja y la gaviota

 

Me disfrace

De

Abeja

Para

Oler

Tu perfume

De

Flor

Y

De

Gaviota

Para

Ver

Tu sonrisa

De

Mar.

 

Nieves.


Sunday, June 11, 2023

El Papa y el Diablo

 

A fines de diciembre del 2022 el papa Francisco les señalo  a los burócratas del Vaticano  que tuvieran cuidado con el diablo que acecha entre ellos, advirtiéndoles que es un “demonio elegante que trabaja en personas que tienen una forma rígida y  santa de vivir la fe católica. Al vivir en el corazón de la Iglesia Católica, dijo,  podemos caer fácilmente en la tentación de pensar que estamos seguros, mejores que los demás, y que ya no necesitamos conversión. Sin embargo, estamos en mayor peligro que todos los demás, porque estamos acosados por el “demonio elegante”, que no hace una entrada ruidosa, sino que viene con flores en la mano. 

 

No es la primera vez que el Papa habla del diablo, alias Satanás, el Acusador, el Maligno, el Tentador, el Seductor, el Enemigo o, simplemente, el Demonio. Sus tweeds sobre el Malo son legiones. Este es un jesuita inteligente que se sumerge en aguas teológicas profundas, lugar donde muy pocos clérigos católicos modernos quieren ir. Y con razón... aparte de la cuestión de si el diablo es un ente real o una metáfora, el problema del mal constituye el obstáculo intelectual mas grande en la creencia religiosa, una trampa teológica de la que no es muy fácil escapar. Ya se presente como una dificultad lógica o como una de evidencia, el problema surge del conflicto entre la creencia en un Dios  omnipotente y benevolente, creador del mundo y la existencia del sufrimiento y el mal existente en la vida.

 

Si Dios es perfecto... ¿dónde, entonces, ubicamos el mal en el orden de las cosas? ¿como explicamos los horrores de la historia humana, especialmente los del siglo XX, como el holocausto? Si Dios es  todo poderoso... ¿por qué no interviene para impedirlos? Lactantius y Epicuro ya argumentaban que el problema del mal ha servido para negar la existencia de Dios. En la mas popular versión clásica de Pierre Bayle...

 

“Dios desea eliminar el Mal y no puede.

O el puede o no quiere hacerlo.

O el no quiere y no puede.

O el quiere y no puede”.

 

Si el no quiere y no puede, es débil... luego no es Dios.

Pero, si el quiere y puede... que es la naturaleza de Dios... ¿de donde, entonces, proviene el Mal? Aquí hay tres proposiciones que no pueden coexistir simultáneamente... El Mal existe. Dios es benevolente. Dios es omnipotente. De cualquier forma que las ordenemos, es imposible mantenerlas unidas. Una tiene que desaparecer. Pero, si desaparece, terminamos con una herejía.

 

Los filósofos medioevales, a excepción de San Agustín, consideraban  que este era un tema menos urgente y en su mayoría creían que no había sufrimiento sin sentido. Según Aquinas, por ejemplo,  existe una conexión directa entre la cantidad de sufrimiento que uno lleva en la vida y el grado de gloria que uno disfrutara en el mas allá, lo que en el modernismo no causo mucho entusiasmo.  Es en el Renacimiento en que la crueldad, especialmente la física,  surge como una preocupación dominante en los tratados morales. En la tradición teológica occidental el foco, introducido por San Agustín,  ha sido en la defensa del libre albedrio, del acto no coercionado, intencional, voluntario y autónomo  otorgado a los humanos, y su mal uso, algo que lógicamente Dios no puede prevenir, pero que es, de todas maneras,  una perfecta expresión de su benevolencia. La fuente de todo mal esta en el pecado de alejarse de Dios, iniciado por Satanás y luego seguido por Adán y Eva.  Dios puede crear criaturas libres, pero no puede causarlas ni determinarlas a hacer solo lo que es correcto. Si El lo hace, entonces no son significativamente libres.    

 

Esta defensa proporciona ampliamente un adecuado argumento teológico y ciertamente ninguna de los otras defensas que se han desarrollado se acercan ni remotamente  a la coherencia y fuerza lógica del libre albedrio.

 

Y, sin embargo, según algunos críticos, esta defensa es invalida.  Los  actos de libre albedrio, argumentan,  no son sin causa, sino productos  del carácter del agente. La cadena de causas conduce a una volición  determinada por algún impulso o inclinación basada en el carácter del sujeto que ha sido moldeado por el entrenamiento, el condicionamiento,  la educación o el inconsciente.  Como Freud demostró, no siempre estamos en conocimiento de las fuentes mas profundas de nuestras propias acciones. Es bien difícil, por no decir imposible,  tener en cuenta todos los factores que legítimamente  podrían tener una influencia causal sobre cualquier evento particular. El  determinista no afirma que puede, de hecho, demostrar que el evento x fue causado por tal o cual cadena compleja y virtualmente infinita de eventos previos, sino solo que en principio, si supiéramos todos los eventos de la cadena, podríamos haber predicho X.

 

Frente a esto el apologista cristiano tradicional no puede buscar consuelo  en la noción de que las elecciones humanas que exhiben libre albedrio son, en principio, impredecibles, ya que si Dios al estar fuera del espacio y el tiempo  puede, no solo predecir, sino que saber de antemano todo lo que sucede y todo lo que sucederá en el mundo, incluyendo los actos contingentes.  Por tanto, este mundo cristiano esta totalmente  predeterminado.... ¿como, entonces, podríamos atribuirle libre albedrio al humano?  Aquí la cosa se vuelve bien turbia. Según Tomas  Aquinas  la voluntad de Dios es “la causa universal de todas las cosas y no puede sino lograr su efecto”. El insiste, sin embargo, que ni la providencia de Dios ni su actividad predestinadora impone la necesidad sobre todas las cosas. Algunas suceden por necesidad y otras por libre elección de agentes racionales.  Si Dios quiere una cosa, tiene que ser. Pero no se sigue que las cosas elegidas por libre albedrio son elegidas por necesidad, porque Dios quiere que estas cosas surjan de forma contingente.   

 

Y cuando consideramos los males naturales, aquellos que no son atribuibles al abuso humano del libre albedrio, y que son de una enorme amplitud,  las teodiceas ortodoxas tradicionales muestran aun una mayor debilidad, considerando la afirmación de San Agustín de que antes de Adán y Eva no habían males. Pero, para negar que hubieron males antes de la llegada de los humanos habría que repudiar los trabajos y hallazgos de la geología moderna, la arqueología y la biología, algo que la teodicea  no puede hacer, si quiere mantenerse como una disciplina racional. 

 

El problema en este debate, en todo caso,  es que tanto defensores y críticos suponen que el libre albedrio no puede definirse excepto en referencia a la cuestión del determinismo versus indeterminismo y, dado que este es un tema indecidible, es bien difícil determinar cualquier conclusión.

 

Lo que la crítica del libre albedrio ilustra, entonces,  es que su refutación no puede llevarse a cabo si continua defendiendo el tipo de nociones tradicionales  de omnipotencia y providencia divina, de que Dios, como único creador de todo lo que existe,  puede determinar por su propio poder y voluntad todos los hechos que en el acontecen, lo que lo transforma inevitablemente en el ultimo responsable  de los males del mundo.

 

Dado esto no es sorpresa, entonces, que varios pensadores hayan introducido en la tradición cristiana  la noción de un Dios limitado, limite que el mismo Dios impone libremente  a su propio poder para hacer posible el libre albedrio y la responsabilidad moral.  El precio a pagar es que Dios deja de ser omnipotente. Para elegir moralmente, según el argumento va, el mundo debe incluir necesariamente los males morales y naturales. No hay elección moralmente significativa si no hubieran  malas consecuencias como el dolor o la muerte. Por tanto debemos vivir en un mundo donde el  mal existe. Desde  el momento  que las opciones son libres, lógicamente  nadie, ni siquiera Dios, puede impedir la inmoralidad y maldad.  A pesar de  que estos surgirán, Dios considero bueno crear tal mundo porque en el existe la posibilidad de la redención. Un mundo en el que Dios garantice que no habrá mal, seria un mundo sin libre albedrio, la vida de un autómata incapaz de sufrir, pero también incapaz de amar. Para elegir  racional y autónomamente lo que es moralmente significativo debemos experimentar el mal y sus consecuencias, como también lo que es bueno y sus consecuencias para entrar finalmente en el Reino de Dios. La segunda ley de la termodinámica, sin embargo,  sugiere que finalmente la historia  humana y el cosmos no van hacia la satisfacción, sino hacia la muerte.   

 

El problema con un Dios limitado, un Dios que no es Omnipotente, según la mayoría de los teólogos, es una herejía  y una desviación totalmente inaceptable de la fe cristiana. Si Dios no es Omnipotente, entonces, es solo un semi Dios y... en tal caso... ¿quién quiere un Dios de segundo orden?

 

Nieves y Miro Fuenzalida.

Sunday, June 4, 2023

Adiccion

 

 

Las palabras

Se cobijan

En

Mis celulas mentales

Como

montañas

Psicodelicas

Que

Pintan

Adiccion.

 

Nieves.