Sunday, January 29, 2017

El libre mercado


 Un corredor de propiedades de Tailandia, que sufrió la banca rota  durante el colapso económico, comentaba que el comunismo fallo, el socialismo fallo y ahora hay solamente capitalismo. No queremos regresar a la jungla, solo queremos un mejor estándar de vida. Tenemos que hacer funcionar el capitalismo, porque no tenemos alternativas. Tenemos que mejorarnos a nosotros mismos y seguir las reglas del sistema… solo los que son capaces de competir sobreviven. El diputado brasileño Fabio Feldmann expresaba a finales de los 90s que la izquierda ideológica había perdido su bandera. El desafío del gobierno federal es crear trabajo y distribuir la renta ¿Cuál es el programa de la izquierda? No tienen proposiciones para generar riqueza, solo para distribuirla.

Las reglas de oro de este sistema triunfante son hacer del sector privado el motor primario de su crecimiento económico, el controlar la inflación,  estabilizar los precios tanto como sea posible, disminuir la burocracia estatal, mantener un presupuesto balanceado, eliminar y rebajar las tarifas de importación, deshacerse de las cuotas y de los monopolios domésticos, aumentar las exportaciones, deregular la economía para promover la competencia domestica, eliminar la corrupción burocrática y abrir el sistema bancario y de  telecomunicación al sector privado y  a la competencia nacional e internacional.

En el mundo de la tecnología digital se dice que el disco duro siempre se adelanta al disco blando y al sistema de operaciones. Lo mismo se podría aplicar  al mundo de la globalización. Cuando los países del tercer mundo y la Europa oriental adoptaron el libre mercado lo hicieron, en la mayoría de los casos, sin las instituciones necesarias que manejan y ubican racionalmente los flujos de capitales y energías que circulan en el mercado mundial. El problema central en la transición al libre mercado es la globalización prematura. El marco legal necesario para un funcionamiento mercantil adecuado incluye leyes bancarias y comerciales, contratos legales, regulaciones de banca rota, contratos legales, códigos comerciales de conducta, un Banco Central genuinamente independiente, derechos de propiedad que estimula a correr riesgos, procesos de revisión judiciales, estándares internacionales de contabilidad, Cortes de Comercio, agencias de regulación  respaldadas por un sistema judicial imparcial y leyes de conflicto de intereses. Es fácil abrir una bolsa de comercio, pero es muy difícil construir una  comisión de intercambio  que pueda controlar su comercio interno. Esta es la debilidad de la globalización.  Aumenta el comercio, el intercambio  y el desarrollo económico. Pero, para que esta cadena de acontecimientos ocurra, es necesario implementar  el sistema operativo capaz de entrar en contacto con la cultura, la historia  y las instituciones nacionales autóctonas. Los países capaces de implantar el marco operativo se podrán mover con relativa facilidad al libre mercado. Los que sean incapaces de hacerlo lo harán en la dirección de la kleptocracia, el  uso del Estado  para beneficio personal. Esto se puede ilustrar con el chiste de los ministros asiático y africano de infraestructura. El ministro africano, sorprendido, le pregunta al asiático  como puede costear  el ser dueño de tan inmensa propiedad. El ministro lo lleva a una ventana y le pregunta… ¿Ves ese puente allí? Si, lo veo, responde el africano. El ministro asiático, señalándose a si mismo, responde…10% del costo de ese puente termino en mi bolsillo. Un año mas tarde el asiático visita al africano y lo encuentra viviendo en un palacio.  Sorprendido le pregunta que como puede vivir con tanto lujo. El africano lo lleva a un gran ventanal y le pregunta… ¿ves ese puente allí? No, no veo nada. Cierto, dice el ministro africano dirigiendo el índice hacia si mismo…100 por ciento. En la era  de la globalización el Estado importa mucho más. La habilidad de una economía para resistir los altos y bajos depende en gran medida de la cualidad del sistema legal y financiero y del manejo económico que esta bajo el control del Gobierno y su burocracia. Chile, Taiwán,  Hong Kong y Singapur sufrieron las crisis económicas de los 90s en mejores condiciones  que sus vecinos porque tenían un mejor sistema operativo.

Hoy día, dice Thomas Friedman (“The Lexus and the Olive Tree”, 2000), el sistema de mercado global es producto de  inmensas fuerzas históricas que han redefinido fundamentalmente como nos comunicamos, como invertimos y como vemos el mundo. Si alguien quiere resistir  la globalización sin sufrir consecuencias económicas  se esta engañando a si mismo. Una de las verdades mas básicas acerca de la globalización  es que nadie la controla  ni nadie puede detenerla, excepto a un tremendo costo social que termina afectando las posibilidades de crecimiento y desarrollo. El mercado global ha reemplazado los viejos centros de poder por una horda electrónica  anónima de accionistas,  comerciantes de moneda internacional e inversionistas multinacionales   conectados por monitores y redes mundiales.

No todos los países adoptan la camisa de fuerza del libre mercado. Algunos lo hacen parcialmente y otros paso a paso (India, Egipto). Algunos se ponen la camisa de fuerza y luego se la sacan (Malasia, Rusia). Otros creen que pueden evitarla porque tienen recursos naturales (Irán, Arabia Saudita, Venezuela). Pero, a medida  que pasa el tiempo se le hace cada vez más difícil a los países evitar la camisa de fuerza del libre mercado.

Las reacciones políticas a este nuevo orden económico internacional se caracterizan por una  confusa ambivalencia. En el discurso de la derecha el mercado se presenta como el alpha y omega de la historia, como el origen mismo de la cultura y el único destino posible de la humanidad. Necesario, inevitable y simplemente dado,  una fuerza irresistible, una estructura determinante y el fundamento  de la libertad a la que la humanidad aspira. “No hay nada en el mundo tan natural al hombre como contratar, transportar, traficar y comerciar unos con otros” (Thomas Wheeler, 1601) En 1993 el presidente de Checoslovaquia, Vaclav Havel, afirmo que “el mercado es el sistema que mejor corresponde a la naturaleza humana. La única economía natural, la única que refleja la naturaleza de la vida misma, su esencia infinita y misteriosamente multiforme”.  La globalización pareciera intensificar y exponer con mayor claridad los presupuestos metafísicos de esta visión  del sistema mercantil que  “suspendido sobre la tierra, como el destino de los antiguos,  dispensa con su mano invisible fortuna y desgracia a los hombres” (Marx y Engels). Recientemente los apologistas del capitalismo han empezado a introducir presuposiciones teológicas a diferencia de las teorías clásicas del mercado que solo lo entendían como un sistema amoral, un modelo que ve a la sociedad  constituida por vicios privados que producen virtudes publicas. Algunos títulos de libros relacionados con el mercado  que empezaron a surgir en los 90 son indicativos… “Jesus CEO”, “God wants you to be rich”, “Spirit incorporated”, “The stirring soul in the work place”. Según Michael Novak el comercio es “el cuerpo místico de Cristo”.  Une a la gente del mundo como el cuerpo une las diferentes partes del organismo.

En el discurso de la izquierda, tal como lo encontramos en la coalición ideológicamente dispar de ambientalistas, sindicalistas, populistas, anarquistas, socialistas, comunistas y revolucionarios que proclaman luchar en contra de la uniformizacion y centralización de la economía mundial y sus mecanismos de explotación  y en defensa del proteccionismo económico para asegura las fuentes de trabajo y la cultura nacional, encontramos también contradicciones similares. El abandono del internacionalismo marxista clásico, por ejemplo, se puede pensar como una nueva  forma de proteccionismo ideológico y cultural que podría explicar la intensidad teorética en favor de la sobrevivencia y adaptación de las culturas indígenas del mundo y su choque con la presión homogenizante  del capital. La critica  del Estado Nacional fue una vez la esencia misma del pensamiento izquierdista, pero hoy día, bajo los efectos de la globalización,  la vieja idea de un proyecto y cultura nacional reemerge como su valor opuesto afirmando que nuevas alternativas y  posibilidades  pueden surgir de estas diversas tradiciones locales desde donde es posible resistir las tendencias  de la globalización. Sin embargo, la inversión de esta estrategia, el intento de extraer lo nuevo  de lo viejo  es solo la contrapartida dialéctica  de la nostalgia  por la autenticidad cultural. Las posiciones localistas inevitablemente llevan a “un primordialismo que fija y romantiza identidades y relaciones sociales o a un utopianismo incompleto y espurio que espera reestablecer identidades locales que en algún sentido están protegidas y fuera de los flujos del capitalismo global”(Hardt y Negri).

Generalmente asumimos que el pensamiento izquierdista es materialista  y el derechista, idealista. El problema con esta presunción es que ciertos sectores de la izquierda y ciertos sectores de la derecha parecieran haber cambiado de lugar en esta estructura teorética. La derecha, al afirmar el poder del mercado global para expandir la democracia a través del mundo, aparece afirmando lo económico como el verdadero  motor de la historia y, con ello, algún tipo de materialismo. Pero, a diferencia de la izquierda, abandona el  potencial demistificador de los análisis materialistas en favor de un mito semi teológico del potencial civilizador del mercado. Y la izquierda, al volver a celebrar lo local y popular como fundamento de la democracia pareciera, curiosamente, sustituir el mito del mercado por el mito de la cultura.

Desde que “la Globalización no puede o no debe ser controlada de ninguna manera”  uno solo puede suponer  que es mejor dejarla tranquila.  La derecha tiende a  adoptar un determinismo económico, un casi materialismo histórico brutal y mecánico en donde un especifico modo  de producción material es imaginado como literalmente rehaciendo el mundo, independientemente de lo que  podamos pensar o hacer.  Algunos de los que nos ubicamos en la izquierda nos gusta pensar que nos hemos movido más allá del dilema teorético  de quien determina a quien.  Pero nos enfrentamos con la difícil tarea de tratar de encontrar  nuevas y diferentes formas  de imaginar el encuentro de culturas  que el capitalismo internacional hace posible. Estas nuevas formas imaginativas deben incluir un rechazo activo de la nostalgia por lo local. El localismo, con toda su  variedad,  debe florecer, eventualmente, en el mercado mismo. Y el reconocimiento de que la inevitabilidad manifiesta de la economía global no es lo mismo que la inevitabilidad  del capitalismo. La economía global debiéramos pensarla,  más bien, como el terreno de nuevas posibilidades.

Nieves y Miro  Fuenzalida

Sunday, January 22, 2017

Arrullos


De repente,

dejaron

de

sonar

los arrullos

de

los tic-tac

de

los relojes.

Estamos fuera

del


tiempo.

Nieves

Sunday, January 15, 2017

Filosofia de dormitorio


 En Febrero del 2004 “The National Review Board” de la Iglesia Católica norteamericana dio a conocer el estudio que documentaba el problema de violaciones sexuales practicadas  por sacerdotes de la Iglesia entre 1950 y  2002. En uno de los reportes se confirmaban 10667 reclamos de abuso en los últimos 52 años. El 80 por ciento de las victimas  eran muchachos  entre 11 y 14  años de edad. El 4 por ciento de los sacerdotes americanos (4392) fueron acusados de abuso. Historias similares se han dado a conocer en Canadá y recientemente en Irlanda y otros países europeos.  M. y Louise Zwick, de la organización “Houston Catolic Worker”, se sorprendieron profundamente  por el nivel de indignación que surgió en contra de los sacerdotes involucrados en EEUU y calificaron de histérica a la prensa afirmando que todo ello era extraño en una cultura que promueve total libertad sexual. La intención de este comentario no fue la de justificar la conducta de los hermanos, sino mostrar las contradicciones de la democracia liberal americana… Ciertamente… ¿Qué razones tenemos, por ultimo, para considerar a la pedofilia  una práctica sexual ilegal, pervertida o pecaminosa? ¿No son las practicas sexuales, después de todo,  actividades que cada uno tiene el derecho de practicar como se le de la gana? Como dijo un Primer Ministro canadiense… “The State has not Business in the bedroom of the Nation.”

El filosofo Zizek dice que entre el reino de la fantasía, especialmente el de las fantasías sexuales  y el código legal existe una inconmensurabilidad radical. La fantasia, por su misma naturaleza, resiste todo intento de universalizacion. Es la forma absolutamente particular en que cada uno estructura su placer. El reino de la ley, los derechos y los deberes, en cambio, pertenecen a la dimensión de la universalidad, al  campo de la igualdad, de la equivalencia entre el intercambio y la reciprocidad.

Después de más de doscientos años de la revolución francesa hemos llegado a la conclusión de que el sueño de "democracia pura" era un sueño imposible. Y esta imposibilidad no se debe a algún obstáculo empírico que impide su total implementación y que con solo redoblar nuestros esfuerzos gradualmente lograríamos abolirlos, sino al hecho de que “la democracia solo es posible sobre la base de su propia imposibilidad”.  Mucho antes de Marx ya era posible discernir el imbalance y las paradojas del principio burgués de la igualdad formal. Y es nada menos que el infame marqués de Sade quien se encarga de demostrarlo.


El intento del proyecto sadista consiste en la tarea imposible de conferir al ambito del goce, a la fantasía que estructura nuestro disfrute, la forma burguesa de legalidad universal. A la lista de los "derechos del hombre" surgidos de la revolución francesa, Sade agrega los "derechos del goce" que, por decir lo menos, constituyen un suplemento vergonzoso que secretamente subvierte el campo de los derechos universales. Es justamente aquí cuando la "lógica paradojal" se nos muestra en toda su desnudez. El ambito de los "derechos universales del hombre" se basa en la exclusión de ciertos derechos… el derecho al goce. Tan pronto como incluimos este derecho particular el campo mismo de los derechos universales pierde su balance. Según Sade, la revolución francesa se quedo a mitad de camino. En el ambito del disfrute quedo prisionera de los valores pre-revolucionarios y patriarcales. Pero, como dice Lacan, la cuestión es que  cualquier intento de darle al "derecho al goce" la forma de norma universal necesariamente termina en un callejón sin salida.  Baste recordar que  tal norma sadistica afirmaría que cualquiera -independientemente de sexo, edad o estatus social - tendría el derecho a disponer libremente de cualquier parte de nuestros cuerpos o afectividad para satisfacer el o los deseos agresivos que se le ocurran. No esta demas decir que tal norma universal es un auto-fracaso ya que excluye reciprocidad. Uno, finalmente, da mas de lo que toma y todos nos encontramos, finalmente, ocupando la posición de victima... Lo que nos vuelve al comienzo del argumento.  No es posible sancionar el derecho al goce en la forma ..."cada uno tiene el derecho a ejercer su particular forma de fantasia". Tarde o temprano nos quedaríamos enredados mutuamente en una auto-destrucción. Por definición, estas fantasías no pueden co-existir pacíficamente.


¿Que es lo que hacemos, entonces, cuando nos vemos confrontados con este impase democrático fundamental, cuando llegamos al limite de la democracia total? Según Zizek, una solución seria asumir esta constitutiva paradoja democrática. En lugar de concebirla como un limite, reconocer que esta paradoja es la fuente misma de su fuerza. Reconocer el hecho de que su limite yace en si misma, en sus antagonismos internos que requieren constantes ajustes,  re-negociaciones y redescripciones. Los sacerdotes de las jerarquías religiosas, por cientos de  años, se habían acostumbrado a practicar un poder ilimitado sobre seres indefensos que, por desgracias de la vida, llegaban en busca de su protección y que ellos usaban para satisfacer sus fantasías sexuales. Hoy día, el mundo ha empezado a decirles… Basta!!!

Nieves y Miro  Fuenzalida

Sunday, January 8, 2017

El tambor.




La melena larga
de los tantanes 
de
mi tambor

la despeinó

el alba
y
se fue
por
calles, edificios
y
oficinas postales
despertando
al
día.


Nieves.

Monday, January 2, 2017

El obsceno lado de la democracia norteamericana.



Mohamed Unis Hassan fue arrestado por las fuerzas norteamericanas en Julio del 2003 en el momento en que saqueaba un banco. Desde ese instante y por siete meses vivió un verdadero infierno. El trato sistemático de la prisión incluía golpes, humillaciones y soldados violando a las mujeres detenidas. Cuando no pudo proveer información a sus interrogadores acerca de las explosiones de bombas fue golpeado con cables y varillas en la parte posterior de sus piernas. Vio a soldados norteamericanos desnudar a un compañero de cautiverio y ponerle sus pies en la cabeza, haciéndolo yacer en esa postura por horas. Eventualmente, Mohamed fue enviado a Abu Ghraid. Una mujer soldado le tiro sus brazos a través de los barrotes de la celda esposándolos tan fuertemente que no pudo moverse. Luego, continua, la mujer soldado le apretó los ojos tan duramente  que no pudo ver. Después de 3 meses, su ojo izquierdo continuaba plomo y vidrioso permitiéndole solo distinguir formas borrosas... (Time, May 17, 2004)

Abu Ghraid, la infame  prisión de la dictadura de Saddam Husein, se  transformo bajo el control norteamericano en el paradigma de lo que podríamos denominar “la suspensión del espacio neutral de la ley”.  Este es el lado oculto de la democracia  liberal, no la definida en el papel, sino la que viven  a diario los prisioneros de guerra, los inmigrantes ilegales, la poblacion negra. Y que no debemos olvidar

Toda  discusión ética sobre medios y fines pierde sentido cuando la maquina bélica se pone en movimiento. En Abu Ghraid o Guantanamo Bay las fuerzas del bien ya no se diferenciaron de  las fuerzas del mal. En Septiembre del 2003 el mayor general Geoffrey Miller, comandante de los centros secretos de detención de Guantánamo, visita Irak para poner orden en la prisión y recomienda que la policía militar debería actuar no solo como guardia, sino también como “facilitadora de las interrogaciones” (Time, May 17, 2004).  La humillación sexual de los prisioneros, que ha sido la técnica de deshumanización preferida, habría sido aprobada, según la revista “The New Yorker” (y disputada por el Pentágono) por el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld. No es de extrañar, por tanto, que las escenas captadas por las cámaras digitales sean solo la consecuencia lógica de esta política.

Algunos grupos de Derechos Humanos Norteamericanos han expresado que la aproximación de la administración a la guerra en contra del terrorismo, que incluye detención indefinida sin acusación, la negación de derechos judiciales y la intensa presión para obtener “interrogaciones productivas”, han venido creando las condiciones que promueven el abuso y la tortura. Un oficial del ejercito, según “Time”, expreso que entre los hombres árabes la inseguridad sexual es una característica predominante. El miedo a la homosexualidad y a la dominación femenina son cuestiones de extrema importancia. “No nos gusta hablar de ello” afirmo,  “pero, la explotación de este miedo funciona".  La última razón que al presidente Busch le quedaba para justificar la invasión a de los americanos en Irak ha exigido que estas permanezcan abiertas y en buen funcionamiento.

Lo paradójico  es que los que promueven, implementan y ejecutan las torturas y violaciones no se ven a si mismos trasgrediendo los Derechos Humanos. Ellos no torturan a seres humanos, sino,  a judíos, comunistas o infieles según la versión de los nazis, de Pinochet,  el islamo fachismo...o terroristas según la ultima versión de  Bush. El trato que ellos ejercen no es inhumano. Es, mas bien, un trato que distingue entre verdaderos seres humanos y aquellos que solo son seudo-humanos. La idea implícita es la de que "nosotros" y los que son como nosotros constituimos el paradigma de la humanidad, el mundo civilizado y el bien. El resto queda excluido de la ley y los derechos. Este limbo legal coloca a los prisioneros, literalmente,  entre dos muertes. Simbólicamente ya están muertos (despojados de toda identificación social, “non-combatant”, “no-body”) mientras esperan la muerte biológica.  Estos son  los que pueden ser asesinados impunemente porque frente a la ley sus vidas ya  no cuentan.  Estos son la parte  que no es parte del todo.

En la decada pasada el presidente Bush comentando los sucesos    de Abu  Ghraid  expreso que “esto no representa la América que yo conozco”. Tal vez… pero, esta si es la América que el tercer mundo conoce y que algunos ultra-conservadores justifican. El enormemente popular animador de radio, Rush Limbaugh, llamo a sus oyentes a identificarse con la frustración  que los soldados deben sentir al ser atacados por los iraquíes mal agradecidos. Es natural, dijo, que sientan la necesidad de desquitarse “pasando un buen rato”. Los soldados han venido afirmando que ellos solo seguían órdenes.  Pero, al mismo tiempo, todas las fotos los muestran sonriendo estúpidamente y haciendo morisquetas mientras degradan y violan a los prisioneros sugiriendo que al hacerlo lo disfrutaban. ¿No se da aquí el caso de que la orden, que era posible leer entre líneas, era la de el llamado a realizar las secretas fantasías, el llamado, sin restricción ni ataduras, a la trasgresión, la autorización privilegiada a colocarse mas allá de la Ley? El sistema se transforma en la agencia que suspende el castigo moral y la Ley . Todo lo obsceno y prohibido que es posible soñar ahora esta permitido.

Donald Rumsfeld, en el testimonio dado al senado en el mes de Mayo (2004), afirmo que el Pentágono ha obtenido más fotos y videos que muestran acciones mucho peores que las ya conocidas. “Aquí ya no estamos hablando de experiencias humillantes”, dice el senador Lindsey Graham, “sino de violaciones y crímenes”. Y cuando frente a estas violaciones y crímenes todavía hay algunos que argumentan que en todas partes se tortura, “que ellos nos harían lo mismo a nosotros” y empiezan a circular videos de las torturas de Saddam Hussein para insistir que nuestras  perversiones no son tan malas como las del otro, es cuando se ha llegado al momento en que los argumentos han caído en el trasto de la equivalencia moral e  índice de la perdida de autoridad política.

La larga serie de imágenes que mostraban la humillación de los prisioneros irakies fue una visión directa  a los “valores americanos”, al disfrute obsceno que sostiene su estilo de vida. Junto al texto ideológico  institucional explicito siempre se encuentra un suplemento implícito que lo sostiene, una serie de instrucciones y prohibiciones que permiten al sujeto no tomar las normas explicitas seriamente e implementar en su lugar un conjunto de prohibiciones no sancionadas oficialmente. El lado sádico de la cultura popular norteamericana  es posible vislumbrarlo en los ritos de iniciación de las universidades y colegios en donde la tortura y la humillación (y a veces la muerte) son la experiencia típica que los candidatos tienen que sufrir para ser aceptados en una comunidad cerrada, para ser “uno de nosotros” ¿No es  el “Código Rojo” (“Code Red”), por ejemplo, una de estas normas no escritas de la comunidad militar norteamericana? Esta es una práctica que autoriza a golpear clandestinamente, en las sombras de la noche, a un compañero soldado  por romper los estándares éticos del grupo. El  Código autoriza la trasgresión y  la  ilegalidad para reafirmar la cohesión del grupo. Tiene que permanecer oculto, no reconocido ni pronunciado en público y nadie debe saber nada de su existencia. En tanto el Código viola las reglas explicitas de la comunidad representa el “espíritu del grupo” al ejercer máxima presión en los individuos  para conservar su identidad. Las torturas norteamericanas no pueden reducirse solo al acto diabólico de unos pocos individuos, como tampoco podemos decir que fueron ordenadas directamente por la autoridad. Esta adquiere  su legitimación  de una versión especifica de la obscena regulación del  “Código Rojo”. El sometimiento a las torturas humillantes  de los prisioneros irakies fue más que la arrogancia norteamericana hacia el  “tercer mundo.” Fue la iniciación de estos a la cultura norteamericana, una muestra del lado oculto que forma el suplemento necesario que sostiene los valores públicos  de la dignidad personal, la democracia y la libertad. La garantía del comando del ejercito norteamericano de que no hubieron, no hay ni habrán ordenes para humillar y torturar a los prisioneros no esta en juego aquí. Por supuesto que no hay órdenes explicitas. Nada por escrito, solo presiones no oficiales, indicaciones y orientaciones dadas en privado… en la forma en que se comparte un secreto sucio.  

 Confrontados con el hecho de la violación de los valores americanos (y de las practicas de tortura en sus prisiones de guerra), dice la reportera norteamericana Nancy Gibbs  (Time Magazine, 2004), lo que le queda a Estados Unidos es re-calcular el costo del impulso a cambiar las reglas después del 9/11 (como, por  ejemplo, detener a cualquiera si así lo cree conveniente y olvidarse de la Convención de Ginebra). Si esta es una lucha a muerte, como dice la Administración... ¿no lo es, en última instancia, por los mismos valores que hoy sacrifica? En el futuro habrá otras causas y otras amenazas y su confrontación requerirá, no solo del poder bélico, sino, también, de la autoridad moral que hoy ha perdido en el resto del mundo. Según ella, algo precioso se ha perdido aquí...la esperanza de que algún día el mundo llegara a mirar a los norteamericanos como ellos se miran a si mismos. En su lugar, ellos se han visto obligados a verse como el mundo los ve. Y lo que han visto “...it is not a pretty picture".



Nieves y Miro Fuenzalida.