Sunday, June 24, 2018

Los faroles.


La calle
de horizontes ontológicos
prende
sus faroles griegos
para que
el turista
encuentre
su ser
por
46 centavos
de
dólar.


Nieves.

Sunday, June 17, 2018

Los nombres de Dios.



Segun la leyenda una comunidad de monjes tibetanos se ha dedicado  por centurias a transcribir los nueve billones de nombres de Dios. La tradición  dice que una vez que ellos logren este propósito la voluntad del Universo se realizara y su existencia habrá llegado a su fin. La tarea es abrumadora y los monjes casi agotados llamaron en su auxilio a los técnicos de IBM. cuyas computadoras hicieron el trabajo en unos pocos meses. Con ello, la historia del Universo es finalizada en el tiempo real gracias al trabajo de la tecnología virtual. Desgraciadamente, esto también significa, de acuerdo con la leyenda, la desaparición del mundo en tiempo real. Los  técnicos de IBM... con una sonrisa en los labios no creyeron la profecía ni por un segundo. Cuando descendían de la montaña hacia el valle la promesa, de pronto, se cumplió. Al mirar hacia el cielo infinito las estrellas, una a una, empezaron a apagarse.

Es curioso como la existencia de ciertas entidades se debe al hecho  de que permanecen encubiertas, inexplicables  al no poder  integrarlas en el mundo simbolico. Si recordamos a Freud, el ego es una identidad de este orden, es decir, constituido por una serie de identificaciones imaginarias en las que  la consistencia del sujeto depende. El problema es que  cuando el sujeto sabe demasiado, cuando llega cerca de la verdad  inconsciente  de la experiencia traumatica que lo sostiene, su ego se disuelve. Segun la logica freudiana del sintoma esto es equivalente a decir que nuestra “realidad” siempre esta basada en el encubrimiento de algo.  Es decir que para que nuestra realidad exista, en la forma en que creemos que existe, algo debe ser dejado afuera.

 Obviamente la proyeccion cosmica del sintoma en la leyenda tibetana tiene un valor meramente metaforico cuyo sentido es ilustrar ciertos elementos de la psiquis…  pero, por otro lado, si pensamos nuevamente, el atomo se nos aparecia como pequeno  y redondo, la ultima realidad indivisible e indestructible. Pero, tan pronto como descubrimos que su solidez se disuelve en pura energia su realidad se nos escurre como el agua entre los dedos.  O, como dice un personaje de la pelicula Matrix… cuando miras con un microscopio electronic una cuchara,  objeto supuestamente solido,  descubres que  alli no hay cuchara, solo la cuchara que nosotros hemos creado creyendo que alli hay una cuchara.  Misterioso… cierto? Lo que el personaje trata de expresar es que nosotros creamos la realidad, colectivamente, con simbolos.

El objetivo de lograr una descripcion exacta y total de la realidad se encuentra en los origenes mismos de la cultura occidental. La cosa, sin embargo, es que a pesar de los fantasticos resultados de este programa, tanto en filosofia como en las ciencias y tecnologias, el intento de desvelar lo que realmente existe todavia no ha sido posible porque hasta ahora no tenemos una buena  explicacion de como el lenguaje engancha con el mundo. Vivimos en la creencia de que el lenguaje nos da la capacidad para conocer las cosas en si mismas,  que podemos descubrir poco a poco la esencia del mundo y llegar a  la verdadera, final y completa descripcion del universo.

El problem  es  que  una teoria total del universo  es inalcanzable… si es total y verdadera   es auto referencial y si es auto referencial no puede ser tambien verdadera.   En otras palabras, el proyecto  distigue entre el observador, la teoria y el universo y cada una de estas distinciones tiene que ser subsumida  en una teoria general en donde el observador, la teoria y el universo formen un todo.  El recuento de todas las cosas del mundo debe dar cuenta tambien de si mismo, sin lo cual no seria completo. El materialism, por ejemplo, sumerge el observador y la teoria en el universe. El idealismo, la teoria y el universo en el observador y en el viraje linguistico  de la filosofia posmodernista, el observador y el universe en la teoria. En el contexto del materialismo cientifico una descripcion total del universo  tiene que dar cuenta de como las mismas teorias cientificas son parte del mundo fisico, resultado de las leyes que la teoria expresa. Luego, una teoria completa es la que da cuenta de si misma…  y si da cuenta de si misma es autorrefencial.

Y que tiene de malo que sea autorreferencial?  Lo malo es que la teoria puede dar cuenta de si misma, pero esto no significa que sea verdadera.  Una recuento final de todo requiere de una teoria en donde el observador debe ser parte del sistema que es observado, de otra manera, si el proyecto deja algo afuera, no podria ser completo. Pero, por otro lado, un recuento completo del universe sugiere una vista fuera del universo, una que permita una observacion independiente  de como las cosas son. Tal perspectiva, sin embargo, no puede ser explicada por la teoria ya que la funcion de un lugar fuera del universo es distanciar al observador del mundo para obtener una vista intachable de el.  Desde el momento en que no hay nada fuera del universo, no hay manera de describir completamente el sistema porque tal descripción solo ocurre desde dentro. En breve, el  juego autorreferencial de los procesos simbólicos no tiene soporte externo que permita trazar una línea, dentro de los juegos lingüísticos, entre verdad y falsedad.

Esta es la paradoja... si aceptamos la distinción entre el observador y el sistema que provee una perspectiva externa no tenemos teoría completa... pero si  negamos tal distinción  para permitir que la teoría se explique a si misma  no tenemos  una teoría verdadera.  


Nieves y Miro Fuenzalida.

Sunday, June 10, 2018

El tambor azul.


Junto

gotas

de

rocios

en

mi tambor azul.

Mañana
no existiran.


Nieves.

Sunday, June 3, 2018

Historia y clima.


Si aceptamos la explicación antropogénica del presente cambio climático la vieja distinción tradicional entre historia natural e historia humana tendrá que dejarse de lado. La idea del  humanismo modernista de que solo podemos tener conocimiento propio de las instituciones políticas y civiles que nosotros mismos creamos, en tanto que la naturaleza,  en última instancia, es inescrutable  ha sido parte del bagaje común de los dos últimos siglos. La naturaleza no tiene interior. Los eventos que en ella ocurren son solo eso, meros eventos, actos sin agentes. La historia propiamente tal es solo la historia de los asuntos humanos y la labor del historiador es la de imaginar los pensamientos de los agentes que ejecutan las acciones sociales. Que una acción humana sea  histórica   o no depende de que es lo que la determina. Los impulsos y  los apetitos son parte de nuestra naturaleza animal y no de interés para el historiador. Su preocupación, dice Collingwood,  son el marco de costumbres sociales que  crea con su propio  pensamiento en donde los apetitos son mediados y encuentran satisfacción. Solo la historia de la construcción social del cuerpo, y no la historia del cuerpo como tal, puede ser estudiada. No hay necesidad de mezclar las dos.

Como dice Chakravarty, través de todo el siglo XX, incluyendo el marxismo y los historiadores más materialistas, se continúa justificando la separación de la historia humana de la historia natural. El ambiente cambia, pero cambia tan lentamente que la historia de la relacion del ser humano con el medio natural aparece como algo casi intemporal, como un trasfondo pasivo y silencioso a las narrativas históricas que no juega ningún papel activo en el moldeamiento de las acciones humanas, a pesar de los esfuerzos que Fernando Braudel hizo en su obra “Mediterráneo” para cambiar la conversación.

 La climatología contemporánea  ha empezado a presentar una imagen bien diferente en los últimos años. El calentamiento global nos ha obligado a reconocer que el clima, y sobre todo el ambiente natural, pueden alcanzar un punto critico en donde lo que aparece como un aparente  trasfondo intemporal para la acción de la especie humana puede, de pronto, transformarse así mismo con tal rapidez que solo puede acarrear  consecuencias sociales devastadoras.

La historia natural y la historia humana, nota Chakrabarty,  presentan una visión  del ser humano bastante diferente. Para esta última,  el punto de partida es el agente humano. La primera, en cambio, propone la agencia biológica. El hombre antes que ser africano, cristiano o consumidor  es una entidad biológica. Y no hay momento en la historia en que no lo haya sido. Pero, los teoricos que escriben sobre la actual crisis climática van más allá al afirmar que el ser humano históricamente ha llegado a ser algo mucho más  que un simple agente biológico. Desde la revolución industrial es una fuerza geológica, individual y colectiva, capaz de cambiar los procesos físicos más básicos de la tierra como la química de la atmósfera, por ejemplo. No un mero agente natural, sino un verdadero agente geológico con una fuerza similar a la fuerza que en otros tiempos causo extinciones masivas. Si hay alguna duda solo miremos la actual perdida de la diversidad de especies cuya intensidad es similar a la que ocurrió 65 millones de años atrás  cuando desaparecieron los dinosaurios.

¿Estamos al final del Pleistoceno? Algunos científicos dicen que si y llaman  a reconocer el comienzo de una nueva era geológica. Paul Crutzen y Eugene  Stoermet,  Premios Nobel en química, dicen que debido al impacto global  de la actividad humana en la tierra y la atmósfera  seria más apropiado enfatizar el papel que  la especie humana tiene hoy en  la geología y ecología y llamar a la época geológica actual “Antropoceno” que, según proponen, empezó en el siglo XVIII que, de acuerdo a los análisis del hielo polar,  es cuando comienza la  concentración global de dióxido de carbón y metano debido a la invención del motor a vapor y el desarrollo del capitalismo industrial. En el 2008 la Sociedad Geológica de América reconoce la nueva definición y fecha del Antropoceno para esta  nueva era geológica.  Es el momento en que la geología se enreda con la historia, obligándonos a confrontar los resultados de nuestras acciones.

Los geólogos y climatólogos, dice Chacrabarty, pueden darnos una explicación de porque el actual calentamiento planetario es distinto de los que han ocurrido previamente. La crisis que se nos viene encima, sin embargo, solo podemos comprenderla si  nos damos a la tarea de imaginar sus consecuencias. La crisis climatologica esta aquí y puede que exista mas allá del capitalismo como parte de la vida del planeta. Es cierto que el cambio climático tiene que ver profundamente con el capitalismo. Pero, una crítica que solo se centre en el capitalismo no es suficiente.  Según Chakrabarty la única manera de entenderla es mirar el desarrollo  humano como parte de la historia de la vida de este planeta.  Una larga mirada hacia las profundidades de la  historia para comprendernos como especie y asegurarnos un  futuro. Si así lo hacemos la amenaza del calentamiento global se nos revela,   no como una amenaza a la geología del planeta, sino a las condiciones biológicas y geológicas que permiten la sobrevivencia de la vida humana tal como se desarrollo en el pleistoceno.  Ubicar históricamente la crisis del cambio climático requiere, por tanto, de la unión de estas dos diferentes actitudes  intelectuales  que tradicionalmente se han mirado con bastante desconfianza. En un influyente ensayo de 1995 “World history in a global age” los autores dicen, por ejemplo, que la humanidad ya no es solo una especie o una condición natural. Por primera vez, afirman, los humanos, colectivamente, nos hemos constituidos a nosotros mismos y adquirido la  responsabilidad  de nuestras vidas. Los científicos que favorecen la idea del Antropoceno, en cambio, están diciendo algo muy diferente. Para ellos, los humanos, al adquirir el estatus de fuerza geológica, se han transformado en una condición natural.

Si la revolución industrial es la que nos metió en el problema ¿porque molestarnos con la historia profunda o con el concepto biológico de especie? La narrativa del capitalismo y su crítica provee el marco suficiente para comprender y transformar la situación actual. Los altos niveles de consumo energético del capitalismo y socialismo industrial  ciertamente crearon  y, ciertamente, luego profundizaron  la crisis ecológica. Pero,  lo que no se puede ignorar, dice Chacrabarty, es que la crisis actual también ha hecho visible  otras condiciones necesarias para la existencia de la vida  humana que no tienen conexión con la logica capitalista o socialista. Ellas están conectadas, mas bien, con la historia geológica  y biológica en este planeta, de cómo  diferentes formas de vida se conectan unas con otras y como la extinción masiva de una especie es una amenaza para otra. Sin esa historia natural la crisis climática carece de significado humano. No hay tal crisis para la materia inorgánica.  Tómese solo el origen de  la agricultura, 10 mil años atrás. Esta, la verdad de las cosas, no fue la simple expresión de una creación humana. Ella fue posible, como hoy sabemos, por ciertos cambios en el dióxido de carbono en la atmósfera, por  una cierta estabilidad climática y por  un  aumento de temperatura que se dieron  al final del Pleistoceno, independientemente del control humano, que hicieron posible el crecimiento de pasto (trigo y barley). El fin de la Epoca del Hielo fue el resultado del cambio de la relacion orbital entre la tierra y el sol. Sin este largo verano en la historia del planeta  la agricultura y la industria no hubieran sido posibles. Esto significa que cualquier  conjunto de valores o proyectos económicos y tecnológicos que elijamos no pueden correr el riesgo de desestabilizar las condiciones que funcionan como parámetros de la existencia humana. Ellas  han permanecido estables  lo suficiente para transformarnos en la especie dominante. El problema es que ahora nos hemos transformado en un agente geológico que empieza a modificar catastróficamente  los parámetros que mantienen las condiciones de nuestra existencia. El aumento de la temperatura promedio del planeta, de la acidez y de los  niveles del océano, junto con  la destrucción de la cadena alimenticia, van en contra de nuestros intereses. La especie humana, como especie, depende de otras especies y ciertamente es parte de la historia natural.

Seria imposible entender el calentamiento global sin considerar lo que los científicos contemporáneos vienen diciendo. Pero, al mismo tiempo, nuestra caída en el Antropoceno no puede divorciarse de la historia del capitalismo. Sin la historia del industrialismo moderno el Antropoceno no hubiese sido posible ¿Cómo reconciliamos estas dos perspectivas?

El biólogo Edward O. Wilson cree que como mejor podemos servir nuestro futuro colectivo es a través de nuestra auto comprensión como especie. El problema, como dicen los críticos contemporáneos, es que podemos comprender intelectualmente el concepto “especie” pero, como humanos, nunca nos experimentamos como tal. E, incluso, el concepto mismo de humanidad es el efecto del ejercicio del poder, como el colonialismo muestra. La noción de la humanidad, la de un sujeto humano global, la de un nosotros es una ficción porque nos presenta  actores políticos sin tensiones, contradicciones o conflictos  internos que niega la heterogeneidad y el antagonismo radical que configura a todo sujeto político real. El nosotros siempre se contrapone a un  otro.  Como nota Chacrabarty esta  desconstruccion crítica  es útil cuando tratamos con formaciones de dominación nacional o global. No así, dice, para tratar con la crisis del calentamiento global.  Es posible que no nos percibamos como agentes geológicos, pero a nivel de la especie aparecemos como tal. Y sin este conocimiento, que desafía la comprensión histórica, no es posible encontrarle sentido a la crisis que nos afecta a todos. El capitalismo, sin lugar a dudas, aumentara la desigualdad y, por algún tiempo, algunos lo harán mejor a expensas de otros. La crisis, sin embargo, es más grande que el capitalismo. Aquí, a diferencias de las crisis capitalistas, no hay salvavidas para los ricos ni para los privilegiados. El cambio climático nos obliga a hablar de colectividad humana,  a  apuntar a una figura de lo universal que surge de una catástrofe global común. El fin del capitalismo, tal como lo conocemos, es una condición necesaria para confrontar la crisis… pero ¿es suficiente? 


Nieves y Miro Fuenzalida.