Sunday, December 31, 2017

El fin del tiempo.

                      
                         
 Nietzsche  anuncio la muerte de Dios,  M. Foucault del Hombre y  F. Fukuyama el fin de la Historia. Hoy, siguiendo con esta secuencia,  anunciamos el fin del Tiempo.

 Como  hizo notar Einstein, algo extraño comienza a pasar en nuestro mundo familiar cuando empezamos a penetrar los misterios de la luz. Imaginemos que quisiéramos emprender un viaje espacial a la estrella NSG 549672, ubicada en el corazón mismo de la constelación Carina. Su distancia de la Tierra es 40 años luz. Un viaje con pasaje de ida  y vuelta a esa velocidad demoraría 80 años de nuestro tiempo. La vida completa de un ser humano lo que lo hace imposible... Y sin embargo, si volvemos a pensar, lo imposible ocurre. La clave esta en la frase "80 años de nuestro tiempo". Algo nunca soñado empieza a ocurrir cuando viajamos en la proximidad de la velocidad de la luz. El tiempo deja de ser aquello a lo cual estábamos acostumbrados. Su flujo cambia de velocidad. Su pasar se hace mucho más lento y lo increíble ocurre. Nuestros 40 años se trasforman en no mas de dos semanas.  Y nuestro viaje de ida y vuelta solo tomaría 4 semanas, lo que significa que al volver a la Tierra solamente seriamos un mes más viejos. Pero, al descender de nuestra nave nos encontraríamos con una tremenda paradoja. El calendario habría avanzado 80 años y ninguno de aquellos que dejamos atrás quedaría vivo.

 En una primera aproximación, esta concepción temporal nos aparece como algo fantástico, mero producto de una mente imaginativa y relegada solamente al plano de la Física teórica. Nuestra experiencia cuotidiana , nuestro mundo comun esta enmarcado y, por lo tanto, constreñido dentro del universo clásico newtoniano  donde el tiempo es experimentado como una constante, mas aun, como una cualidad inmutable que constituye y permea todo lo que existe. Lo que contradiga esta forma de percibir no tiene sentido. Pero, de cuando en cuando, siempre hay alguien que se escapa de los marcos vigentes. La Física del siglo XX reformula la visión temporal newtoniana y empieza a modificar su marco. La Teoría de la Relatividad muestra que el tiempo no constituye una constante absoluta y predice que este pasa más lentamente a medida que la velocidad del objeto aumenta, lo que experimentalmente ha sido posible observar con el uso de relojes atómicos ultras sensitivos.

Pero... ¿que es el tiempo? Hay alguien,  a través de la historia humana, que haya dado una explicación satisfactoria acerca de esta enigmática dimensión de lo real? Hay algo fuera del tiempo?  Si lo hay, significa que el tiempo tiene limites? Y si es asi, que lo limita ? Y...mas aun, el tiempo… ¿existe realmente? Que pasa si este es solo una ilusión, un engaño o un mero producto neuro-químico? Imaginemos la siguiente escena borgesiana:

                Un día, mientras descansaba en el
                parque por algunos minutos para calmar mi
                ritmo apresurado de vida, absorbida en la con-
                templacion de las configuraciones geometricas
                que, mas alla de las hojas rojizas, los patos
                silvestres desplegaban en el cielo en un atarde-
                cer otoñal, alguien se sienta a mi lado. La cu-
                riosidad me hace dar vuelta la cabeza y al mirar
                la figura desconocida, una extraña sensación reco-
                rre mi cuerpo. Quien se sienta a mi lado soy
                yo. No la de hoy, aquí en Ottawa, sino, la de al-
                gunos años atrás, la que vivía en Santiago. Rehu-
                sando a creer lo que veía le pregunto por su nom-
                bre. Y es el mío. Pienso que es solo una coinciden-
                cia. Pero, mas adelante en la conversación, descubro
                que tenemos los mismos padres, la misma fecha y lu-
                gar de nacimiento. Los mismos hijos. Al mencionarle
                la muerte de mis padres, ella expresa sus condolen-
                cias y me hace saber lo afortunada que es al tener-
                los ella a su lado. Y cuando le propongo que al
                día siguiente nos juntemos en este hermoso parque
                de Ottawa, ella responde… pero este no es el par-
                que de Ottawa,  es el parque de Santiago. En ese mo-
                mento me di cuenta de que éramos la misma persona,
                pero en diferente espacio y tiempo y que por alguna
                misteriosa razón  los cordeles espacio-temporales
                se habían cruzado

 Si mal no recordamos, Parmenides probablemente fue el primer ser humano en negar la existencia del tiempo y considerarlo solo como un engaño de los sentidos. Dos mil quinientos años mas tarde, Julián Barbour, físico británico, no solo sigue los pasos de Parmenides, sino que, al mismo tiempo, esta determinado a probar, con los métodos científicos mas rigurosos que le proporciona la FisicaTeorica, la intuicion literaria de J.L. Borges, sin tener, aparentemente, contacto con él o conocimiento de su obra literaria. De acuerdo con Barbour, vivimos en un extraño mundo, en un universo que no tiene pasado ni futuro y en el cual estamos vivos y muertos al mismo tiempo. Lo único que existe, es un presente eterno en donde el paso del tiempo es solo una ilusión.

 En el mundo de la Física clásica, todo evento esta rigurosamente determinado y cada uno de ellos es predictible si conocemos sus condiciones iniciales. En la Mecanica Quantica, en cambio, este mundo se invierte y su imagen es como la de un mundo de ciencia ficción. Las partículas sub-atómicas actúan sin ningún respeto por la legalidad newtoniana y se ríen abiertamente de la predictibilidad. Y por si esto no fuera poco, posee la capacidad de existir en dos diferentes lugares al mismo tiempo, pudiendo ser la separación tan vasta como el Universo mismo. Si estas partículas no tienen reverencia por el espacio, tampoco la tienen por el tiempo. Viven en un mundo a-temporal, en donde el tiempo no existe. De acuerdo a Barbour, este fenómeno es valido para todo lo existente y no solamente para las particulas microscópicas.

   En un reportaje de Steve Farrar, aparecido unos pocos anos atras en el diario londinense "The Time", el físico británico explica que cada instante de nuestras vidas es como una fotografía, una instantánea, entretejidas por el tiempo, como las imágenes de una película. Pero este tiempo es un engaño. Todas estas fotografías de nuestra vida, todas estas instantáneas, no existen una después de la otra, en una secuencia lineal. Ellas co-existen en el mismo momento. Y es así como uno  puedo estar en Ottawa y en Santiago, con diferentes edades, en el mismo momento. En cada instante hay un sin-numero de alternativas. Toda esta multiplicidad de fotografías existen y son reales. En cada momento de nuestra existencia hay un tremendo numero de posibilidades paralelas. Pero, solo estamos conscientes de una sola. Y lo mismo vale para el Universo. Hay un infinito numero de ellos y todos reales. Toda esta multiciplidad de diferentes instantáneas fotográficas podrían, por supuesto, dar la posibilidad de mezclarse de manera desordenada y azarosa, creando un mundo de locura. Pero, sabemos, esto no ocurre. Las complejas reglas matematicas de la Mecánica Quántica las unen y ordenan de manera coherente. La conciencia humana percibe el paso del tiempo en cada una de estas instantáneas, pero este es solo una ilusión, una construcción mental, un "engaño" de nuestro cerebro.

 Muchos han venido investigando la existencia del flujo temporal. Pero de acuerdo con algunos comentadores, lo que J. Barbour ha hecho es ver el problema desde una nueva perspectiva, basada no en una especulación abstracta, sino en la forma en que el tiempo debería funcionar en Física, proporcionando así un importante conocimiento de la realidad del mundo físico. Para Stephen Hawking “es una idea tan valida como la idea opuesta, que ve el tiempo en la forma que corrientemente lo entendemos...Uno no puede decir que una es mas correcta que la otra, solo que es mas útil”. Mr. Barbur, según el reportaje londinense, esta consciente que su teoría será criticada y posiblemente no considerada seriamente y expresa que "esto es perfectamente natural. Estamos siendo confrontados por dilemas y rompecabezas extraordinarios, porque estamos en el borde de las fronteras de la ciencia".

 Los resultados de treinta y cinco años de trabajo riguroso elaborando la fundamentacion matemática de su teoría se dieron a conocer en Enero del 99 con la publicación de su libro titulado "The End of Time". Y, por supuesto, esto es solo un decir, porque si seguimos la teoría de Barbour este, su libro, no fue  publicado en el año 99. La verdad es que desde siempre lo ha estado, solo que en una  diferente.

¡Feliz  año Nuevo!...  ¿o no es Nuevo?

 Nieves y Miro Fuenzalida.

Sunday, December 24, 2017

La plaza de las tormentas.


Se juntan,
En
La plaza
De
Las tormentas,
Las lluvias
Con
Sus melenas
Largas
Y
Transparentes.
El trueno
De
Sonidos
Iracundos
Y
Rebeldes
Y
La luz
Ultravioleta
Del
Rayo,
Para discutir
Cambios
De climas.


Nieves.

Sunday, December 17, 2017

La cultura digital.


Los marxistas han venido  sosteniendo que todos los medios de comunicación global son cómplices del capitalismo neoliberal multinacional cuyas corporaciones controlan la información planetaria. La radio, el cine y la televisión requieren la inversión de grandes capitales que solo están a la disposición de unos pocos. Y a pesar de que  es posible discutir el grado de control que la industria cultural posee son las restricciones de los publicistas, inversionistas y representantes de la clase capitalistas las que, en última instancia, determinan los parámetros culturales y le dan forma a las informaciones y la mentalidad consumista….

¿Podemos aplicar este mismo marco a las nuevas tecnologías digitales? Muchos teoricos marxistas dicen que si y afirman que la Web no es más que una nueva industria cultural sostenida por el poder del mercado corporativo que hoy día posee una  hegemonía global sin precedente. El hecho de que el Internet sea diferente a la radio, el cine o  la televisión no los libera de este control. Y estas son las preguntas claves que ellos plantean… ¿Quien controla la infraestructura de los medios de comunicación global? ¿Quién decide su forma y contenido? ¿Quien vigila la red? ¿Quién se beneficia  económicamente con esta nueva industria?

 Mark Poster, de la Universidad de California, sostenia que el Internet   multiplica las voces en la red al transformar cada “node”  en un lugar de expresión. El formato digital de los mensajes sean  textos, sonidos o imágenes los transforman en medios culturales  fáciles de alterar, guardar, reproducir y diseminar permitiéndole al consumidor transformarse potencialmente en productor. Los bordes nacionales desaparecen en el espacio cibernético y su tecnología, comparada con la producción y transmisión de programas de radio, televisión o cine, es mucho mas barata. Más de dos billones de personas tienen hoy acceso al Internet. El capital, con todo el  tremendo interés que tiene en desarrollar inversiones  en la Web y mantener el control sobre el contenido cultural de  sus mercancías, no ha tenido mucho éxito en lograrlo.  MySpace y YouTube, a pesar de que han pasado a ser propiedad de conglomerados privados, continúan siendo espacios vitales para el común de la gente… ¿podría todo esto ser índice de que algo nuevo se esta desarrollando?  

Tal vez… ¿Cómo podríamos  negar que el ensamblaje de las maquinas  de información y el ser humano ha empezado a cambiar radicalmente el carácter de nuestra cultura? Parte de lo que encontramos en el Internet es producto de la inventiva individual y de grupos más que de la gran industria.   Los textos, las imágenes y los sonidos han sido hasta ahora ampliamente diseminados y conservados en libros, celuloide y discos que no pueden ser alterados fácilmente por el consumidor y cuando son reproducidos se evita la tentación de alterarlos para preservar el valor del original y la aguda distinción que existe entre productor y consumidor.  Los objetos digitales, en cambio, poseen un soporte material que los unifica. Los textos, sonidos e imágenes están inmersos en códigos computacionales y lógicas binarias (cero/uno, on/of, etc.) que permiten  producir, reproducir, guardar y diseminar los objetos culturales en la red con tal amplitud y rapidez que hace imposible que los medios tradicionales puedan competir con ellos.  En lugar de la fijeza, la tecnología  digital ofrece la fluidez del texto, la imagen o el sonido. El usuario puede alterarlos y distribuirlos. Nuevas prácticas culturales se desarrollan continuamente y cualquier individuo en posesión de una computadora conectada a la red puede competir con la industria cultural. Solo en YouTube más de 65 mil objetos culturales aparecen cada día. La producción cultural, obviamente, empieza a moverse de una elite que controla los  recursos  económicos a un movimiento masivo que surge desde abajo. A pesar de que no se puede decir que los resultados son cualitativamente análogos, muy lejos de ello, si se puede decir que una serie de practicas muy diferentes empiezan a emerger. Un sistema sin exclusión que invita a quien quiera a participar.

Dentro de este flujo global de objetos digitales que crecen exponencialmente la diversidad de lenguas persiste, a pesar de la amenaza de la homogenización, y nuevos lenguajes surgen. Grupos aborígenes  en los cuatro rincones del mundo han empezado a usar  las nuevas tecnologías de comunicación para preservar y  diseminar sus propias producciones culturales y las culturas extrajeras al integrarse con las culturas locales  dan origen a una nueva mezcla cultural infinitamente variada. No es la negociación y competencia entre culturas fijas, sino una configuración cultural totalmente nueva que aun no podemos delinear. La noción de excelencia con su sistema de selección e  instituciones encargadas de mantener el canon puede que muy luego sean cosas del pasado. La función y legitimidad de las artes y humanidades en el contexto posmodernista  no es clara. La cultura cibernética ha roto el control y producción cultural de  los guardianes de la modernidad occidental y  ha salido de la universidad, de las casas de publicación, de las escuelas de arte y de la publicación periodística. A pesar de que es difícil hacer cualquier predicción  sobre el futuro de la cultura global es claro que las tendencias hacia una nueva dirección son bastante claras. 

Cada objeto cultural, como decia Mark Poster, ahora existe potencialmente en un contexto global. Las naciones  poco a poco empiezan a perder la capacidad para vigilar y controlar el flujo de información en el Internet. La inmunidad de las culturas nacionales y locales empieza a ser una cosa del pasado y nuevas políticas y prácticas culturales  capaces de reconocer el ensamblaje de los humanos y las maquinas informáticas están a la espera. Lo que hoy vemos surgir es una cultura de información global con  nuevas configuraciones en la relacion de tiempo y espacio, cuerpo y mente, sujeto y objeto, productor y consumidor. La vigilancia y dominio político que acostumbraba a ejercer el orden estatal y económico hoy es amenazado  por prácticas que caen fuera de su control. Con la unión del Internet y la tecnología de los satélites nos enfrentamos a un arma de doble filo capaz de consolidar el poder y las instituciones modernas o transformarlas en una nueva cultura global.

La tecnología digital esta aquí para quedarse y la cuestión no es probar si es  un evento progresivo o un instrumento más de la explotación capitalista, sino tratar de desarrollarla en una dirección creativa y beneficiosa. La creciente concentración de la propiedad de los medios de información, exacerbada por la globalización, es una real amenaza a los medios digitales y, en lugar de sumergirnos en una retórica paralizante, lo que queda, si se quiere defender la democratización de la información, es el compromiso activo en su defensa. El estado y las corporaciones ya han empezado a usarla para sus propios fines. Es imperioso que el resto, especialmente los que trabajan en el campo cultural se comprometan en la lucha por  configurar  formas  practicas orientadas a la profundización de la libertad humana.   Si el derecho de autor que el gobierno de EEUU esta tratando de implementar globalmente y si las corporaciones logran sus objetivos, la cultura, en cualquiera de sus formas, se transformara en mercancía poniendo en grave peligro el libre intercambio de información y  conocimiento. Es en este nuevo ambito donde  la vieja batalla por controlar las formas culturales continua. Si miramos la  historia de la tecnología vemos que  esta llena de ejemplos en donde  las promesas de sus innovaciones  son  muy pronto capturadas por  el capital. La misma suerte puede correr el Internet. La esperanza, esta vez, es que la integración de lo nuevo dentro de lo viejo no es tan fácil. El sistema mercantil no ha podido detener la filtración de la cultura digital porque la nueva  tecnología se inscribe en la arquitectura misma  del Internet. Su uso más popular, por ejemplo, ha sido hasta ahora el intercambio de archivos entre individuos que escapa al control de las leyes de derecho de autor. Billones de textos, imágenes y sonidos se han venido intercambiando de sujeto a sujeto en directa trasgresión de la ley sin que las corporaciones o el estado hayan sido capaces de prevenir el “delito” porque la transmisión de información de individuo a individuo, hasta ahora, esta garantizada por la mayoría de las  constituciones democráticas.    

 ¿Es el uso de esta tecnología occidental otro caso de penetración imperialista y control neocolonial?  Las  maquinas de información y  la variedad de ensamblajes que los usuarios inventan y practican todos los días a través del planeta ha empezado a generar una cultura terrestre multicentrada, con voces provenientes de todas partes, que ponen en peligro las  diferencias entre sur y norte, centro y periferia, occidente y oriente que los poderes vigentes quisieran preservar. Las multinacionales iniciaron el proceso de la globalización del capital. La globalización de la cultura, a diferencia de esta, ofrece la promesa de algo diferente… pero solo si somos capaces de luchar por ella.


Nieves y Miro Fuenzalida.