Sunday, December 31, 2023

La lagrima de un tronco seco


Esculpida

En

Un tronco seco

Quedo

Una lagrima

Que

Lloraba

Por

No

Dar

Sombra

En

Un Verano

Incendiado.

 

Nieves.


Sunday, December 24, 2023

Fuera de los limites

 

¿Hay verdades secretas yaciendo en las profundidades de la consciencia?  ¿algún  misterio escondido en el delirio psicodélico? ¿tal vez una vía esotérica  desconocida hacia mundos paralelos? Esa sensibilidad psicodélica alucinante y visionaria propia de los finales de los 60’s y comienzos de los 70’s hoy es solo un borroso recuerdo. Pero, no para todos. Todavía hay algunos, como el escritor Erik Davis, que tratan de preservar las paradojas, la ambigüedad, lo extraño e incomprensible en la historia de las cosas, especialmente en una época digital marcada por la mentalidad  utilitaria y conformista. El mundo, podríamos decir, es mas grande y mas cósmico que nuestra realidad consensual. Y, tal vez, un encuentro diferente con las cosas es posible. Y muchos, en aquellos años, como algunos de nuestros compañeros en la Universidad, se lanzaron a la búsqueda de intensas y, a veces, devastadoras experiencias hedónicas, farmacológicas, meditativas, paranormales y esotéricas para regresar con creencias alternativas o para provocar nuevas formas de pensar o nuevos estilos de vida. No para cambiar el mundo, sino para  proyectar el yo en diferentes direcciones.

 

Puede que las puertas de la percepción nunca se abran completamente hacia la verdadera realidad exterior, como pretendía Huxley. Pero, las puertas son débiles y las irregularidades de lo real se filtran... anomalías, sincronicidades, deja vu, maravillas, éxtasis, alucinaciones,  telepatía y misterios, lo que algunos llaman “perturbaciones de la realidad”, que porfiadamente se revelan a ser reducidos automáticamente a las características que ya entendemos. Y los psiconautas de esa época eran los equilibristas psíquicos suspendidos en el filo entre el mundo exterior  y el interior, poblado de imágenes fantásticas  y aterradoras, destructoras del autoconocimiento y la certidumbre. Entre ellos los mas notables fueron los “filósofos de garaje”, como Davis los llama, chispas metafísicas errantes con visiones y actitudes singulares comprometidos con la libertad cognitiva y el anarquismo ontológico que trituran la realidad. En los hermanos Terence y Dennis Mckenna, Robert Anton Wilson, William S. Burroughs, Carlos Castañeda, Timothy Leary, John Lilly o Philip K. Dick, parte de la cultura psicodélica de la época, encontramos una mezcla heterodoxa de drogas, renacimiento ocultista, ficciones extrañas, experiencias religiosas psicóticas, sistemas mediáticos y tensiones espirituales, salpicadas con neurociencia, psicología, misticismo, metafísica y ciencia ficción. Toda una enchilada. Y, a pesar de que nuestra mentalidad positivista nos hace creer  que las ideas psicodélicas son solo ficciones, las ficciones, queramos o no, tienen un poder de autogeneración para dar forma a la realidad. Por mucho que intentemos negarlas y reducirlas a psicosis temporarias, a meras acciones farmacológicas o invenciones narrativas, la cosa es que el entrelazamiento entre fantasía y realidad, si miramos cuidadosamente, es mucho mas común de lo que corrientemente pensamos. El intento “es tratar seriamente estas experiencias sin tomarlas literalmente”.  

 

¿Como, entonces, pensar estas experiencias enigmáticas, especialmente cuando rayan en lo oculto, religioso, paranormal y posiblemente patológico? Como Davis nota, lo extraño anuncia la aparición de algo anómalo, de un encuentro inexplicable, aberrante o, a lo menos, inquietante que va en contra de la norma y no sabemos donde ponerlo exactamente porque desafía lo establecido. El racionalismo siempre queda corto porque, aunque estamos rodeados de objetos todo el tiempo, estos también son en si mismos misteriosos y opacos o, como decía Heidegger, esencialmente velados. Y con mayor razón las experiencias limites que, según Davis no debemos verlas como signos de una “realidad separada” sino como manifestaciones o mutaciones de una misma realidad.

 

El encuentro místico, según el filosofo estado unidense William James, es frecuentemente inefable y sus relatos ejercen presiones extrañas sobre el lenguaje. Pero, a pesar de ello, el destello místico toma la forma de una percepción noética, de un conocimiento directo que el describió como “consciencia de iluminación” o, mas popularmente, “consciencia cósmica”  y que posteriormente da origen al perennialismo moderno que sostiene que dentro de las diversas religiones del mundo existen posibilidades de experiencias personales independientes del credo y la ubicación cultural. Diferentes caminos, incluyendo las drogas, pero una sola montaña.

 

No es sorprendente que esta posición, que coloca al individuo por encima de la historia y sus contextos culturales, haya sido criticada por pensadores posmodernistas. En lugar de ser directa, universal e inmediata, los constructivistas sostienen que las experiencias místicas y psicodélicas  están mediadas por el lenguaje y los protocolos pedagógicos, junto con las narrativas, imagines y expectativas culturales. Incluso algunos van tan lejos que afirman que el lenguaje que uno usa para explicar la experiencia puede, en el hecho, haber producido la experiencia, lo que, después de todo, no es algo tan imposible si consideramos que  nuestras experiencias están construidas en gran parte a través de procesos cognitivos, biológicos y sociales. Pero, la clave aquí es “en gran parte”. No toda experiencia, y mucho menos la conciencia, puede reducirse a sus mediaciones estructurales. La fuerza destructora del rayo que ilumina la tormenta, el canto matinal del gorrión o la mariposa azul que se posa de pronto en nuestra mano se filtran a través de nuestra conversación. El mundo esta lleno de construcciones, pero también lleno de encuentros y de imágenes vibrantes que a veces destruyen los lenguajes, conceptos o identidades que producen los marcos en los que tratamos de colocarlos. Mas allá de las cercas del orden simbólico que nos separan del “en si”, quedan zonas crepusculares, influencias intermitentes, que eventualmente se deslizan en nuestra vida... maravillas, éxtasis psicodélicos, anomalías  y terrores  que destabilizan momentáneamente nuestras construcciones mentales y sociales, tan solidas en apariencia.

 

El escenario o ensamblaje, según Timothy Leary, es el concepto central en las experiencias psicodélicas. El contenido y la dinámica de los viajes psicodélicos individuales son, en cierta medida reflexivos, con lo que quiere decir que ellos  dependen no tanto de la droga en si misma sino de la acción conjunta de la intención consciente, las creencias inconscientes y las condiciones materiales, sociales y estéticas del entorno. En el ámbito de la mente, dice Lilly, lo que uno cree que es verdad es verdad o se vuelve verdad dentro de ciertos limites que se pueden encontrar experiencial y experimentalmente. Y estos limites, que son creencias adicionales, pueden  ser trascendidos para condicionar nuevas posibilidades experienciales,  que Lilly llama meta programación. Un método técnico que le permite a los practicantes, no cambiar el mundo, sino cambiarse a si mismos. Una tecnología que posibilita un numero de operaciones para transformar los pensamientos y la conducta y alcanzar un cierto estado de perfección o para escapar a las restricciones de la vieja idea de lo que es ser humano. Pero, como en muchas otras cosas, aquí no hay garantía. El reverso de la auto realización es la inquietante posibilidad de que en lugar de un yo solido, diferente  o mas real solo encontramos el vacío, como ya sospechaba Buda.

 

Desde una perspectiva sociológica las anomalías derivan su aura de misterio no de una característica esencial propia sino de su grado de divergencia con las narrativas en curso. Cualquiera que sean los marcos de explicación que se aplican a la experiencia empírica, sean narrativas culturales, modelos neurocognitivos o análisis estadísticos, parece que siempre encontramos fenómenos que socaban o escapan a esos marcos o, por lo menos, los desvían. Según el filosofo analítico Willard Quine los argumentos analíticos o a priori, digamos esas proposiciones que se basan en fundamentos lógicos aparentemente a históricos o transcendentales, son, a pesar de las apariencias, artefactos fundamentalmente históricos o psicológicos. Incluso los fundamentos aristotélicos de la lógica, incluidas la ley de no contradicción y la del tercero excluido, no están escritas en piedra. Al parecer una lógica mas extraña gobierna lo real, como la rareza cuántica sugiere.  William James sostiene que nuevos tipos de conciencia pueden abrirse a nuevas dimensiones del cosmos aun no descubiertas. Y el psiquiatra transpersonal Stan Grof, por su parte,  argumenta que las moléculas de las sustancias alucinogénicas no causan realmente las extrañas experiencias psicodélicas sino que catalizan material latente en el inconsciente. Algo que Jung en su “Psicología y Alquimia”  ya había notado cuando explica que todo lo desconocido y vacío esta lleno de proyecciones psicológicas. Es como si el propio trasfondo psicológico del investigador se reflejara en la obscuridad. Lo que el alquimista ve en la materia, o cree ver, son principalmente datos de su propio inconsciente.

 

Así, dice Davis, en los años 70’s, ya sea a través de sesiones de rap, del acido, de la meditación o del yoga la consciencia se convirtió en una cosa en si misma, ya sea un medio o una meta final. Toda una subcultura unida en su deseo de lograr una discontinuidad completa con la realidad convencional. Y entre sus tácticas, según Davis, se encontraban la aniquilación de significados, la confusión de la comunicación y el repudio de los principios de causalidad culturalmente aceptados. En el caso de los Mckenna “la subversión radical de la realidad misma”. Una política no solo social sino ontológica. La cosa, sin embargo, es que muy luego el “movimiento de la consciencia”, a pesar de todo su radicalismo, se convirtió, como muchos movimientos contra culturales, en la “industria de la consciencia”.

 

¿Es, después de todo, el tenebroso viaje psicodélico solo un proceso de excitación física que luego es moldeado y experimentado por la psiquis? ¿Un viaje desencadenado por la droga que esta solo en la cabeza? Aquí uno podría preguntar  ¿Y... que tal si algo mas extraño y menos lineal sucede cuando el cuerpo encuentra la droga? En su teoría de la “red de actores” Bruno Latour intenta diagramar los vínculos entre varios agentes, tanto humanos como no humanos que contribuyen a la creación de conocimiento. Aplicada a los fenómenos psicológicos la teoría diagrama aquellos agentes y conjunciones que cruzan la brecha que separa lo interior de lo exterior. Los espíritus o entidades incorpóreas  encontrados y desplegados por los chamanes y curanderos tradicionales, por ejemplo, que juegan un papel tan activo en las comunidades indígenas, no pueden reducirse solo al inconsciente, a los circuitos neuronales o a los “giros y vueltas del yo”, porque impide reconocer las redes lejanas de agentes humanos y no humanos que ayudan a engendrar y poblar la subjetividad desde el exterior. Toda la red psicogénica pone en escena la producción de interioridades. Las entidades incorpóreas no son solo representaciones, imaginaciones o fantasmas proyectados desde el interior hacia el exterior. Ellas vienen y se imponen  incuestionablemente desde otra parte. El metabolismo de los compuestos psicodélicos sigue siendo el eje central del proceso, pero incluso este sugiere una agencia molecular cuya expresión depende de redes psicógenas que se retuercen dentro y fuera de la materia y la mente. Las redes crean las entidades que el usuario detecta en el mismo momento en que las produce, entidades que parecen haber estado ahí todo el tiempo.  El “interior” de la subjetividad aparece aquí, entonces, como un extraño pliegue del exterior en el momento en que los símbolos, objetos y fuerzas externas se imprimen en ella.  

 

Con lo que al pareer nos quedamos finalmente es con un universo que se ve mejor como un pluraverso en donde simplemente hay diferentes maneras de ser para diferentes tipos de cosas.

 

Nieves y Miro Fuenzalida.


Sunday, December 17, 2023

Los brazos del viento


Se acunan

Arboles

En

Los brazos

Del

Viento

Cansados

De

Ser

Bosques.

 

Nieves.


Sunday, December 10, 2023

Israel y el Angel de la Historia


Walter Benjamin en su Tesis sobre Filosofía de la Historia escribe que...“No hay un documento histórico que no sea al mismo tiempo un documento de barbarie”. En la pintura de Klee, “Angelus Novus”, el rostro del ángel de la historia, dice Benjamin, esta vuelto hacia el pasado. Donde nosotros percibimos una cadena de acontecimientos, el ve una única catástrofe que acumula una montaña de escombros que no deja de crecer. Es a esto a lo que llamamos progreso.

 

Y la montaña continua hoy creciendo con la despiadada contribución del gobierno de Israel... ¿como es posible que un pueblo que ha sufrido el holocausto  se comprometa de hecho con crímenes de guerra, limpieza étnica y posible genocidio del pueblo palestino, de acuerdo a la ley humanitaria internacional?

 

Mejor que los que no somos judíos, Naomi Klein, que si lo es, nos puede dar una clave.  Según ella cuenta, en la mini serie “Exterminar a Todos los Brutos”, el cineasta Haitiano Raoul Peck intenta delinear una teoría unificadora que pueda unir las diversas masacres, holocaustos y asesinatos políticos que despejaron las tierras para los colonos europeos en las Américas e hicieron posible el saqueo de Africa y la construcción del apartheid racial.  El titulo de la mini serie esta tomado de una línea de la novela “Heart of Darkness”, de Joseph Conrad, que ilustra como la excusa del “impulso civilizador” del imperio ingles desemboco en la fuerza ciega de eliminar a los nativos en la persecución del propio interés a toda costa. En la mentalidad supremacista la extinción de pueblos y culturas enteras no es solo un elemento inevitable de la marcha del progreso sino también una etapa saludable en la evolución de la especie humana. En esta mentalidad el genocidio no es un crimen, es simplemente una etapa difícil, pero necesaria, bendecida por Dios o por Darwin, quien dijo en “El Origen del Hombre” que “en un futuro no muy distante es casi seguro que las razas humanas civilizadas exterminaran y reemplazaran a las razas salvajes en todo el mundo”. Algo que de todas maneras ya sabíamos. Nada nuevo aquí. Lo inesperado en la narrativa de Peck, sin embargo, es que la historia que nos contamos sobre Hitler y el Holocausto es lisa y llanamente errada. El Holocausto, en realidad, fue la expresión intensificada de la misma ideología colonial violenta que asolo otros continentes en otras épocas. Los nazis simplemente aplicaron esa misma ideología dentro de Europa. Hitler, el villano mas despreciado del siglo XX, no es el “otro” del Occidente civilizado y democrático, sino su sombra. La mentalidad exterminadora que llevo al Holocausto no es ajena, sino, por el contrario, el núcleo del pensamiento europeo.

 

Esta historia de exterminio no comienza en las Américas, sino en la misma Europa, en los siglos previos a la Inquisición española, las hogueras y las expulsiones de los judíos y musulmanes. Luego cruza el Atlántico y se expande a una escala mucho mayor con la destrucción y el genocidio de la población indígena  y la llamada Lucha por Africa, antes de regresar a Europa durante el exterminio de los judios. Algo bien diferente a como se cuenta la historia de la Segunda Guerra Mundial. Lo que complica altamente la narrativa  de la “heroica batalla de los aliados en contra de los monstruos fascistas”, dice Peck, es el inconfortable hecho de que Hitler hablo y escribió extensamente sobre como se inspiro en el colonialismo británico y en diversas estructuras de jerarquía racial de la cual fue pionera en América del Norte. Los campos de concentración, comentaba Hitler en 1941, no se inventaron en Alemania. Son los ingleses quienes inventaron y utilizaron esta institución para destruir otra naciones. Propaganda, pero hay algo de verdad en ello. Los campos de concentración fueron utilizados en muchos contextos coloniales por los españoles en Cuba, los alemanes en el suroeste de Africa y  los británicos en lo que hoy es Sudáfrica. Y antes de que Hitler considerara el asesinato en masa de “inferiores” genéticos, el comandante de la Marina, Bedford Pim, explico a la Sociedad Antropológica de Londres en 1866 que cuando se trata de matar pueblos indígenas “había misericordia en una masacre”. Y cuando los doctores en Alemania y Austria empezaron a decidir que personas des capacitadas vivirían y cuales eran “indignas de vivir” estuvieron fuertemente influenciados por los Estados Unidos, donde la primera ley del mundo basada en la eugenesia se había aprobado en Indiana en 1907. E igualmente, el exterminio con fines de robo de tierras no fue una innovación de Hitler. La mitología de la frontera Americana le sirvió de base para conquistar y apoderarse de tierras al este de Alemania pobladas por eslavos y judíos considerados un obstáculo para el proyecto nazi. Después de elogiar la matanza de millones de pieles rojas Hitler afirmo que ahora era el turno de Alemania de participar en limpiezas y reubicaciones masivas en su propia frontera. Auschwitz fue la aplicación industrial moderna de una política de exterminio sobre la que hacia tiempo que descansaba la dominación mundial europea. El sociólogo y activista estado unidense W.E.B. Du Bois poco después de la Segunda Guerra Mundial escribía que “No hubo ninguna atrocidad nazi que la civilización cristianan europea no haya practicado contra la gente de color en todas partes del mundo en nombre de la defensa de una Raza Superior nacida para gobernar el mundo”. Lo nuevo fue que ahora eran los mismos europeos los que estaban siendo considerados como una raza inferior. El nacismo no fue solo el enemigo de Estados Unidos e Inglaterra... fue su sombra, su gemelo, su imagen retorcida y grotesca.

 

Este análisis, cuenta Naomi Klein, desestabiliza todas las historias con las que crecí. Según se nos dice el Holocausto fue un evento singular sin precedente, fuera de los limites de la historia humana y es un sacrilegio compararlo con cualquier otro crimen... ¿pero que pasa si lo ordinario es horrible? ¿Si el nacismo no es una aberración sino la otra cara del Iluminismo? Cierto... la matanza industrial nacista fue nueva y el caso judío fue diferente. Pero, también lo es en todos los casos. Y algunas cosas son demasiado similares.

 

El anti semitismo surgió, según se dice, en el momento en que los judíos fueron asociados con Satán, según los evangelios, convirtiéndolos en el doble demoniaco de los cristianos. No solo no reconocieron al Mesías, sino que perennemente han sido culpados por su muerte. Y rutinariamente antes de que la ira popular alcanzara al Rey, el Tsars o al gobierno del día se dirigía a los judíos. Las acusaciones mas comunes, a pesar de la contradicción lógica, es la de los maquinaciones  de los banqueros judíos o las maquinaciones judías marxistas. El asunto, en todo caso, es que siempre  a través de toda la historia europea han terminado siendo perseguidos, discriminados, expulsados y masacrados. En respuesta, para los sobrevivientes, solo el sionismo es la única  respuesta posible a la “cuestión judía”... una nación armada y protegida de todas las posibles amenazas. Una Nación con  un  judío broceado, musculoso, hambriento de tierras y armado hasta los dientes con ametralladoras, tanques y aviones. El alter ego del viejo judío pálido y melancólico. Pero, en contraste, los palestinos, al mismo tiempo, se transformaron en su anti-yo, en la figura de amenaza perpetua dentro de Israel y en sus fronteras.

 

Cuando Palestina fue dividida en 1947 e Israel declaro su condición de Estado, al año siguiente se desata la primera guerra árabe –israelí  donde 750 000 palestinos fueron expulsados de sus tierras, sus aldeas destruidas y miles fueron asesinados, lo que desato obviamente hasta el presente la resistencia palestina. Los lideres sionista, en lugar de verla como una batalla nacionalista y anticolonial, la retrataron como el tradicional odio anti judío irracional que resulto en el Holocausto. Dentro de este imaginario, el palestino se presenta como el nuevo enemigo eterno de los judíos, lo que justifica recrear muchas de las formas de violencia, propaganda deshumanizadora, encarcelamiento, guetos amurallados, castigo colectivo y desplazamiento forzado que sufrieron los judíos en Europa.

 

Es así como Israel se ha transformado en el doble del proyecto colonial... Terra Nullius, se convirtió en “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”. El Destino Manifiesto paso a ser “Tierra legada a los judíos por derecho divino” y Domar la frontera salvaje se convirtió en “Hacer florecer el desierto”. Pero, con una diferencia. La colonización europea se produjo desde una posición de fuerza y reclamo de superioridad dada por Dios. El reclamo sionista, por el contrario, se basa en la victimización y vulnerabilidad de los judíos. El argumento tácito es que ellos se han ganado el derecho a una excepción del consenso des colonial debido a su reciente casi exterminio. Es la continuación de la lógica colonial, pero con un pueblo destrozado y traumatizado  que se desata en  contra de un pueblo menos poderoso que ellos. Los palestinos son ahora las victimas de las victimas o, trágicamente, los “nuevos judíos”.

 

Como nota Klein hacer a otros la misma otredad que se ha hecho a uno es, por supuesto, psicológicamente intolerable. Es tan antitético a los valores judíos que exige represión y proyección extrema. Una política doble que imita el nacionalismo europeo, pero lo implementa proyectando toda la criminalidad y violencia sobre el otro palestino. No es extraño, entonces, que esto alimente permanentemente el ciclo mutuo de violencia cruel y criminal.

 

Lo que hoy vemos con horror, dolor  e impotencia no es solo un conflicto étnico entre dos gemelos semíticos intransigentes sino el ultimo capitulo en la historia de la construcción del mundo moderno, un mundo a las puertas de su propia destrucción, en la que todos estamos implicados. Una historia que comienza con la Inquisición, continua con el saqueo de las Americas, Africa y Asia, retorna a la Europa de Hitler y culmina su ciclo, por ahora, en las tierras de Palestina.

 

Los asesinos nazis terminaron siendo enjuiciados y condenados a muerte en los tribunales de Nuremberg... ¿serán Netanyahu y sus comandantes enjuiciados por crímenes de guerra y posible genocidio en la Corte Criminal Internacional? ¿ O la mentalidad colonial les dará nuevamente el pase?

 

Nieves y Miro Fuenzalida.


Sunday, December 3, 2023

Borracho de agua


En

La esquina

Del

Aire

Un policía

Del

Clima

Detuvo

Al

Viento

Que

Venia

Demasiado

Rápido.

Le

Paso

Un parte

Porque

Conducia

Borracho

De

Agua. 

 

Nieves.


Sunday, November 26, 2023

El peligro de la ignorancia

  

Hay un montón de buenas razones, al igual que excusas, para no saber algo... toma demasiado tiempo, es muy complejo, se requiere mucho estudio, no es muy interesante  y, después de todo, no es divertido. Pero, igualmente, también  podríamos decir que no hay muy buenas justificaciones para pretender no poner atención o interés acerca de cosas que abrumadoramente contienen  amplia evidencia independientemente de cual sea nuestra opinión, nuestra ideología o lo que la “social media” y los medios corporativos puedan decir. 

 

Considera simplemente los siguientes casos, entre muchos otros...

 

Cuesta mucho menos dinero y es mas efectivo prevenir el crimen proporcionando vivienda, nutrición, educación, atención medica, jubilación e ingresos garantizados, que intentar disuadir el crimen a través del encarcelamiento y el uso de las fuerzas armadas.

 

No hay falta de dinero o escasez de recursos necesarios para satisfacer las necesidades humanas. Al elegir prescindir de los multimillonarios o los presupuestos militares mas grandes, también podríamos prescindir de la pobreza o el hambre que afecta desproporcionadamente a las naciones mas pobres.

 

El clima y los eco sistemas de la Tierra se están derrumbando rápidamente como lo vemos y sufrimos a diario y de ninguna manera los gobiernos y los pueblos del mundo los están abordando seriamente.

 

Mantener, construir y proliferar las armas nucleares es y siempre fue una locura absoluta que de ninguna manera es justificable y genera el grave riesgo de acabar con toda la vida de este planeta.

 

No es cierto que podamos y debamos seguir ampliando las economías en un planeta finito. Tal sistema económico necesita cambios radicales para el sostenimiento a largo plazo de los eco sistemas que sostienen la vida.

 

Cada persona es valiosa  y el prejuicio contra cualquiera es estúpido. No hay razón para vencer el sexismo pero no el racismo, ni para vencer el racismo, pero no la xenofobia. Necesitamos acelerar el rechazo de todo prejuicio que origina conflicto y dolor.

 

La muerte es dolorosa y trágica y no hay consolación, Dios o dioses, ni espíritus, ni fuerzas místicas, ni nada poderosamente poderoso que la pueda remediar, a pesar de las atrayentes fabulas del sacerdote. Es nuestro último destino y con el nos perdemos en la nada.

 

El pretender que todo esto es falso nos coloca directamente en contra de nuestros intereses... y, a pesar de ello, continuamos afirmando estas creencias. Somos libres, pero por todos lados, desde Italia a Argentina, vemos sujetos dóciles y disciplinados al servicio de la mantención y reproducción del ensamblaje corporativo y religioso que favorece el privilegio económico y político en detrimento de su propio bien estar y existencia. Esto es curioso y ha sido por mucho tiempo uno de los enigmas en la teoría política. Spinoza, en su Tratado Teológico Político, se preguntaba porque la gente lucha por su propia servidumbre como si fuera su propia salvación. Luego, el continua diciendo que los hombres y mujeres  creen que son libres, precisamente porque son conscientes de sus voliciones y deseos. Pero, acerca de las causas que los han determinado a desear y querer, no piensan en ellas, ni siquiera en sueños, porque las ignoran.  Mas tarde, Marx describe estas causas como ideología. La identidad del sujeto moderno se impone desde fuera y aceptada desde dentro. El yo y el súper yo son producidos por un grupo de instituciones, practicas y discursos y no, como se creía, características inalterables y universales. 

 

Sin embargo, esto por si solo, no puede explicar la existencia de la tiranía y la servidumbre. Según Deleuze y Guattari lo asombroso no es que unos roben o que otros se vayan a la huelga de vez en cuando, sino que todos los que se mueren de hambre no roben como practica habitual y todos los que son explotados no estén continuamente en huelga.  Según ellos, lo profundo del análisis de Wilhelm Reich en “La Psicología de Masas del Fascismo”,  fue su negativa a aceptar la ignorancia o ilusión por parte de las masas como explicación del fascismo. Las masas no eran inocentes engañadas, sino que bajo un cierto conjunto de condiciones, querían el fascismo, y es esta perversión del deseo de las masas lo que debe tenerse en cuenta.  Hoy día, con Donald Trump y sus imitadores, vemos a un tipo de tirano que busca mantener activamente su propia ignorancia, no solo la de la multitud. Pero, criticar a Trump es demasiado fácil y, ciertamente, autocomplaciente. Explicar a Trump y a los que adoptan su modelo a seguir, en términos de la ignorancia del votante,  no es suficiente... ¿Qué significa, entonces, el que las masas quieran el fascismo?

 

Tanto Marx como Freud, cada uno a su manera, insistían en que nuestros pensamientos conscientes están determinados por impulsos y fuerzas inconscientes. En Marx, nuestros pensamientos están determinados por nuestra consciencia de clase. En Freud, por nuestros deseos  inconscientes. La naturaleza de la relación entre estas dos instancias inconscientes, es decir, la economía política en Marx y la economía libidinal en Freud, se ha formulado generalmente en términos de “introyección” y “proyección”. Los individuos introyectan sus intereses de clase, de cultura y de su medio social, que pasan a determinar su consciencia, que luego proyectan en la economía política. Lo que esto implica es que los impulsos y deseos,  incluso los inconsciente que parecen ser lo mas individual de uno, ya son parte de la infraestructura... ¿como se explica esto?

 

El deseo, se podría decir, es una fuerza colectiva y productiva. El inconsciente no es una especie de teatro donde se escenifican los deseos individuales, sino una maquina o fabrica que genera deseos constantemente y son estos los que producen lo social.  No es que el deseo sea el deseo de algo, sino que el deseo crea directamente sus objetos. Normalmente tendemos a pensar que el deseo se define por la carencia... si deseamos algo es porque nos falta. Pero, también podemos verlo de otra manera. Lo que deseamos, aquello en lo que invertimos nuestro deseo, es en una formación social y, en este sentido, el deseo es siempre positivo.  La carencia aparece solo en el nivel del interés, porque la formación social en la que hemos invertido nuestro deseo ha producido a su vez esa carencia. La diferencia entre interés y deseo es paralela a la diferencia entre lo racional y lo irracional. Una vez que se han definido los intereses dentro de los limites de una sociedad, lo racional es la forma en que las personas persiguen esos intereses y tratan de realizarlos. Pero, por debajo de eso se encuentran los deseos, que no deben confundirse con los intereses. Debajo de todo interés racional yace el delirio irracional. El capitalismo es racional, excepto el capital... el mercado de valores, por ejemplo,  es un mecanismo perfectamente racional, algo que se puede entender, aprender como funciona y como usarlo. Y, sin embargo, es una locura. Algo así como la teología. Todo en ella es bastante racional... siempre y cuando se acepte el pecado, la inmaculada concepción y la encarnación, todos ellos elementos irracionales.

 

¿Por que, entonces, tenemos tanto interés en invertir en un sistema social que constantemente nos reprime y pone en peligro la existencia misma de la especie? Porque nuestros deseos, afectos  e impulsos no son nuestros,

por decirlo así. Son parte de la infraestructura capitalista.  Aquí no estamos hablando de nuestros deseos o intereses conscientes, como tener un mejor trabajo, comprar una casa, etc., sino del estado de nuestros impulsos inconscientes. Alguien, por ejemplo, puede tener interés en convertirse en un gerente de negocios y para ello aplica a la universidad, escribe una tesis, ingresa al mercado laboral con la esperanza de conseguir un trabajo. De hecho el tiene un interés que persigue de manera racional. Pero ese interés existe solo dentro del contexto  de una formación social capitalista. Por debajo de sus intereses racionales, sus deseos e impulsos mayormente inconscientes están invertidos positivamente en el sistema que le permite tener ese interés particular. Es por esto que el deseo es siempre positivo. La carencia solo aparece al nivel del interés, porque la infraestructura en que hemos invertido nuestro deseo ha producido a su vez esa carencia. Si tal persona no consigue una posición de gerente, por ejemplo, es debido a la naturaleza competitiva del mercado laboral. Es a este nivel donde el marketing, la publicidad y la ideología dirigen su atención para manipular los intereses. Los deseos, en cambio, no son otra cosa que el estado de la multiplicidad de los impulsos, tendencias y afectos que nunca existen de forma libre e ilimitada, si no que siempre están compuestos por formaciones sociales, ya sean primitivas, esclavistas, feudalistas o capitalistas que los ensamblan y jerarquizan. Es en este sentido en que ellos forman parte de la misma infraestructura social y los que organizan el poder y su sistema de represión. No es sorprendente, por tanto, que suframos nuestra explotación y humillación voluntariamente.  

 

Hasta ahora no ha existido dentro del campo revolucionario una maquina social que no produzca un aparato estatal o un partido que no replique la represión institucionalizada. La cosa, entonces,  es esta...  si son nuestros  deseos los que organizan el poder y su sistema de represión... ¿será posible que el deseo sea capaz de organizar una maquina social que no reproduzca un sistema de explotación y represión, una maquina social verdaderamente revolucionaria? Según Deleuze y Guattari lo que es primario en toda formación social son sus líneas de fuga, sus movimientos de desterritorializacion que ya son movimientos de resistencia. El problema es que el capitalismo es un sistema que se filtra y escapa en todas direcciones pero, al mismo tiempo, previene, reprime, reterritorializa y bloquea continuamente las rutas de escape por todos los medios posibles.

 

Pero no es suficiente decir que las líneas de fuga o la desterritorializacion son los mecanismos primordiales de resistencia. Lo que seria  necesario es la creación de un  poder capaz de organizar y unir todos estos modos de escape. En ultima instancia entonces, por importante que sea,  no es suficiente la critica ideológica. A ella habría que sumar la economía del deseo, el nivel inconsciente de nuestros impulsos,  que la ultraderecha, desde Hitler a Trump, ha sido maestra en la manipulación y dirección de los  miedos, los odio y la rabia subterránea de las multitudes. En las elecciones contemporáneas a través de todo el mundo, por ejemplo, las luchas se dan ahora al nivel del deseo, es decir, de los afectos e impulsos.

 

El deseo no solo desea y construye su propia represión y servidumbre, sino que también es posible una nueva constitución o jerarquía de deseos o impulsos, lo que Deleuze llama un deseo “desterritorializado”, que por su propia naturaleza siempre amenaza cualquier conjunto social.

 

Nieves y Miro Fuenzalida.


Sunday, November 19, 2023

Las palabras habladas

 

¿A

Donde

Van

A parar

Las palabras

Que

Hablamos ?

¿A

Donde

Se quedan

Después

De

Habladas?

                                                      ¿Son

Vientos

O

Llamas

Que

Expulsamos

Por

Los labios

De

La boca?

 

Nieves.


Sunday, November 12, 2023

El colapsismo ecológico

 

La contrapartida del colapsismo ecológico es el mito de la esperanza. A esta altura de los tiempos, como ya sabemos, el desafío del cambio climático es tan inmenso y diverso que ha dado origen a escenarios futuros de todo tipo. Desde el derrumbe total de la civilización y el fin de la especie humana a los inicios de una transición a nuevos arreglos sociales y políticos, diferentes del capitalismo, dirigidos esta vez por la justicia social y la armonía con la naturaleza. Y entre el colapso y la esperanza, la incertidumbre... ¿que nos ocurrirá, pobres mortales, en el próximo futuro?

 

En el esquema hegeliano toda la pluralidad y complejidad de cada momento es parte de un proceso de ascensión hacia una unidad superior. Si invertimos a Hegel con lo que nos quedamos es con un proceso de descensión crepuscular. Estos son los datos... en 1992 la Unión de Científicos Preocupados, que agrupaba a 1 575 científicos del mundo, emitió una advertencia a la humanidad... “la actual trayectoria de desarrollo promete una vasta miseria humana y un planeta irremediablemente mutilado”. En el 2009 la revista científica “Nature” identifico nueve procesos biofísicos en el sistema terrestre que establece los limites que, si se cruzan, pueden guiar a alteraciones ambientales  finales para la mayoría de las especies, incluyendo la nuestra. Ellos incluyen el cambio climático, la acidificación de los océanos, el agotamiento del ozono estratosférico, el uso mundial del agua dulce, la perdida de la biodiversidad, la interferencia con el nitrógeno y los ciclos del fosforo, cambios en el uso del suelo, polución química y la carga de aerosol atmosférico. De hecho, hoy día ya hemos dejado la zona de seguridad de tres de estos procesos... la perdida de la biodiversidad, la interferencia humana con los ciclos del nitrógeno y el cambio climático y ya estamos bien cerca de los limites de otros tres... el agua dulce, cambios en el uso de la tierra y la acidificación de los océanos. Por eso no seria exagerado decir que nuestro tiempo es el tiempo en donde todo se acaba. Un tiempo que anuncia el fin del progreso y del futuro como  promesa, desarrollo y crecimiento. Somos testigos de como se terminan  el agua, el aire limpio, los recursos, los bosques y los ecosistemas con toda su diversidad. Esta no es solo una regresión, sino un proceso de agotamiento y extinción en el que todo puede acabarse definitivamente como ya le esta   ocurriendo a miles de seres humanos. Confrontados con el agotamiento del tiempo vivible, con el naufragio antropológico y la irreversibilidad de nuestra extinción, podríamos decir que ya hemos dejado atrás a la posmodernidad para confrontar el tiempo de la insostenibilidad, la ultima etapa antes de la caída del telón final.  

 

Todo este cuadro distópicamente nefasto, en verdad, no es gratuito, considerando que la actividad humana ya ha  trastornado los patrones de regularidad material que siempre habían cimentado la relación humana con el resto de la biosfera y que, hasta el momento, no tenemos grandes indicios prácticos de que podamos volver a recuperarlos. El colapso en curso seguirá fragmentando la naturaleza y la cultura sin que las soluciones tecno verdes puedan evitarlo. Lo que hoy sufrimos es el impacto  retardado de emisiones del pasado. Incluso, en el mejor de los casos, si todas nuestras emisiones fueran abolidas completamente la Tierra seguiría calentándose hasta el año 2070, aumentando la temperatura en 0.3 grados, que se sumarian al 1.2 ya acumulados en los últimos 150 años.

 

Por otro lado, si recordamos un poco de historia, lo cierto es que “no ha habido época que no haya creído encontrarse en un abismo inminente”. Por eso, no es extraño que la otra cara del colapsismo sea el optimismo utópico, la idea de mirar directamente a la catástrofe potencial sin caer en la desesperación. Según el ecologista español Emilio Santiago las conclusiones que extrae el colapsismo son borrosas e innecesariamente derrotistas al abandonar eso que hizo al socialismo históricamente tan grande como fue su instinto de rebelión. El colapsismo, además  de su arista trágica, dice, también puede ofrecer, por ejemplo, una oportunidad potencialmente liberadora para las pequeñas comunidades locales al margen de las estructuras del Estado, lo que daría a luz un mundo sustancialmente diferente y cien por ciento renovable. Y también, por supuesto, mas pequeño.

 

El problema con la epistemología colapsista, continua E. Santiago,  es que es mecanicista, determinista y reduccionista. Independientemente de la veracidad de los datos científicos, la traslación de los enfoques biofísicos a lo social es una fuente probable de malos análisis sociológicos y pésimas intervenciones transformadoras. “Con las ciencias naturales y las ciencias sociales pasa lo mismo que con los tiburones y los submarinos. Por fuera se parecen bastantes, pero por dentro no tienen nada que ver”. La anticipación predictiva es casi una condición de legitimidad del saber científico-natural. Pero, una actitud proclive a la predicción es casi un tabú en las ciencias sociales, que suele explicar los hechos de modo retrospectivo. La mejor ciencia disponible no puede concretar acontecimientos tan precisos como las que las narrativas colapsistas manejan. La historia de las ideas sociológicas es, en gran medida, la de un numero pequeño de polémicas que se repiten con diferentes terminologías. Un buen ejemplo es la polémica entre algunos marxistas acerca del colapso capitalista. El primer tercio del siglo XX estuvo precedido por el pronostico pretendidamente científico de que el capitalismo estaba destinado a derrumbarse, tarde o temprano, bajo el peso de sus propias contradicciones. Y esta idea latente detrás de la filosofía de la historia marxista economicista es igual a la que impulsa la filosofía de la historia del ecologismo... la creencia de que los acontecimientos sociales y el curso de la historia responden al desenvolvimiento de realidades “duras” que conducen la dirección caprichosa  e inconsistente de lo social como un lecho de roca conduce al rio. En ambos casos esta la idea en una totalidad exterior a la política que fundamentaría los procesos políticos. Social en el caso del marxismo, pre social o natural en el ecologismo colapsista que los dota de una dirección preestablecida. La diferencia es que en el ecologismo colapsista no vamos hacia lo mejor, como en el marxismo, sino hacia la ruina y el retorno a las sociedades arcaicas.

 

El materialismo en el que se basan estas aproximaciones no es el problema. Por el contrario, este ha demostrado una potencia explicativa notable que permite darle inteligibilidad a la maraña social e histórica. Pero esta metodología funciona mejor sobre lo ya sucedido que sobre lo que va a suceder. Y este es el problema con el impulso oracular del colapsismo. En el campo de lo social reina y siempre reinara lo contrario. Los factores culturales y políticos introducen un enorme campo de variabilidad e indeterminación. Donde menos lo esperábamos surge lo imprevisto, echando por tierra los pronósticos deterministas. La diferencia del colapsismo ecológico con el socialismo del siglo pasado es que el anuncio del colapso del capitalismo, a pesar de ser altamente problemático, era el preludio del surgimiento de un orden superior que  funciono como mito movilizador para influir en el curso de los acontecimientos. El colapsismo ecológico, por el contrario, anuncia la certeza de lo peor, sin ofrecer incentivos para la rebelión.

 

La cuestión esencial, remarca E. Santiago junto con los eco socialistas,  es que la crisis ecológica puede ser la consecuencia de seguir manteniendo un sistema expansivo y depredador como el capitalismo. El ecologismo necesita poner el acento en la importancia de la dimensión activa e interpretativa de los procesos y en la voluntad política organizada, para esquivar las cosmovisiones deterministas, mecanicistas o reduccionistas. Un ecologismo que no se conforme con sufrir la historia, sino uno que este dispuesto a hacerla y protagonizarla. Una labor fundamentalmente colectiva que esta por hacer.  

 

Santiago cree que, en su justa dosis, como la dosis que separa el veneno del medicamento, el colapsismo puede impulsar acciones políticas necesarias. Las de las minorías mas radicales, mas impacientes, mas consecuentes. Para quebrar la obediencia masiva a los intereses creados de la elite económica y política que nos gobierna hay que ir un poco sobrecargado de pasión. Aunque en este caso sea de una pasión tan triste como la angustia. No necesitamos héroes, súper hombres, súper mujeres o profetas. Necesitamos promedios, masas, pueblo, multitudes que con todas sus imperfecciones impulsen una des carbonización efectiva. En gran medida, tenemos las soluciones. Pero, no mucho tiempo. El problema es que las multitudes aparecen y luego desaparecen y las guerras, trágicamente, ocupan su lugar.

 

Nuestra incompetencia colectiva para revertir, no solo las guerras, sino también el desastre climático en curso tiene poco que ver con errores conceptuales o falta de información, de la que tenemos bastante, y mucho con no saber enfrentar políticamente las enormes inercias estructurales o el poder de grupos privilegiados. El arte de la política, dice Santiago, no consiste en decir la verdad. Lo que no significa que consista en decir mentiras. Necesitamos la mejor ciencia y el máximo respeto a la verdad. Pero esto solo permite conocer el mundo, no transformarlo. Transformarlo es un juego de afectos, pasiones, identidades compartidas, mitos comunes, de alianzas, de intereses y de pericia en el ejercicio del poder. La rebeldía es un estado de animo que no se alimenta de ideología  ni de conceptos. Es algo que arde en la certeza de sentir que la vida es el máximo don que no se puede desperdiciar. La necesidad histórica del momento es la de dar a luz una forma de producir, consumir, habitar e imaginar un mundo que deje atrás la depredación de la biosfera y adopte los principios de la cooperación y la simbiosis.   

        

El derrumbe del mito del progreso, sin embargo, nos recuerda que no tenemos garantía de éxito. Los malos fines están tan poco asegurados como los finales felices. No olvidemos que las civilizaciones fracasan y las especies se extinguen. La cosa es que, en estos momentos, la ventana de oportunidad para acometer las transformaciones necesarias no permanecerá indefinidamente abierta. Los plazos son bien ajustados. Según el sexto informe del IPCC, con el ritmo actual de emisiones, que es de 40Gt anuales, estamos en vías de alcanzar 1.5 grados de temperatura.  Y para el 2040, tendremos 2 grados de aumento. Es decir, a mediados del siglo habremos cruzado la línea de no retorno que nos llevaría a un periodo de decadencia  gradual de la sociedad industrial, en donde la emergencia sanitaria, la violencia armada y la inseguridad alimentaria alcanzarían una dimensión completamente inédita.  

 

En un tiempo no muy lejano Romain Rolland distinguió entre el “pesimismo del intelecto y el optimismo de la voluntad”. En el fondo, no existe ley o lógica histórica que nos salve, ni siquiera una predisposición biológica para protegernos. Tal vez, una forma particular de miedo, arraigada en el pesimismo de nuestro intelecto, nos impulse a cambiar de rumbo. O tal vez no.

 

Nieves y Miro Fuenzalida.