Saturday, April 30, 2011

Cautelosamente pesimista

Según un  dicho el optimista inventa el avión. El pesimista, el paracaídas.  Si nos fijamos en la historia humana el optimismo y el  pesimismo parecieran ser actitudes  que se alternan periódicamente y, en ocasiones, conviven una al lado de la otra en mutua tensión  ¿Es posible todavía escuchar ingenuamente  al  optimista cuando el pesimista muestra que vivimos en un mundo cada vez mas miserable?
 En su versión religiosa el mensaje optimista de la larga tradición de los padres de la Iglesia y de los filósofos de la edad media se nutre del primer capitulo del Génesis. Es el Creador mismo quien contemplando su obra al termino de cada día afirma que es buena porque es El el que la ha hecho. Y al sexto día proclama que su creación es realmente muy buena. Desde San Ireneo esta ha sido la piedra angular del optimismo cristiano. Y si hay algo malo en el mundo es por el pecado  humano que será redimido en el reino de Dios.  El filosofo Leibniz, culminando esta tradición demuestra  que después de todo, este es  el mejor mundo posible. La versión  secular  optimista de  la vida igualmente cree que, si las cosas no son buenas ahora,  el futuro las cambiara  porque el progreso histórico contiene la promesa  de que lo bueno que habrá en el mundo del mañana compensara  la existencia del mal y el sufrimiento humano y animal. En la utopía tecnológica contemporánea los “nanorobots” detendrán la destrucción ambiental producida por la revolución industrial y proveerán energía barata, limpia y segura y la nanomedicina virtualmente eliminara todas las enfermedades comunes del siglo XX permitiendo la extensión de las capacidades humanas, especialmente las habilidades mentales.  Los seres humanos tendrán la misma capacidad para almacenar información que una computadora. El beneficio de largo alcance para la sociedad será el surgimiento  de una nueva era de paz. La solución de la pobreza, la educación y la salud harán al ser humano más feliz y tendrán muy pocos motivos para hacer la guerra. La idea del progreso funciona aquí como la compañía de seguros. Si algo malo pasa, ella cubrirá las perdidas.
¿No es  esta, en el fondo,  la moral del contador? En la columna de la izquierda colocamos las perdidas. En la de la derecha, las ganancias. Al final del día las ganancias superan las perdidas.
George Harris, profesor de de la Universidad de Berkeley, propone el siguiente experimento mental. Imaginemos, dice, que dentro de los próximos cincuenta anos la población del mundo será el doble de lo que es hoy. De acuerdo a las mejores predicciones científicas las posibilidades de salvar  un ambiente natural capaz de sostener siquiera a un cuarto de  esa población es imposible. La polución, en ese momento, habrá pasado el límite de cualquier posible recuperación. La declinación será lenta y, a pesar de los controles voluntarios y gubernamentales, el curso será irreversible. Imaginemos que gradualmente perderemos la batalla  con las enfermedades y que  las investigaciones médicas no podrán competir  con el ritmo mutacional de los virus y bacterias, fuente de tantas enfermedades. Lo que no estamos dispuestos a conseguir a través de controles voluntarios se lograra a través de las enfermedades incontrolables que diezmarán la población humana, a pesar de los esfuerzos de la ciencia.  Imaginemos que la tierra empezara a recuperarse lentamente  y que nuevamente podrá  sostener  a lo que queda de la población humana que lograra vivir por muchos siglos floreciendo y sufriendo en forma parecida a como vivimos en nuestro lejano pasado. Imaginemos que después de varios ciclos de florecimiento y sufrimiento humano habrá un cataclismo cósmico que pondrá fin a la historia del planeta sin que dejemos señal alguna, como si nunca hubiésemos existido.  Ahora, supongamos que tenemos una bomba a nuestra disposición y que si la detonamos pondrá fin a todo esto sin una gota de dolor…  ¿que razones podríamos tener para no hacerlo? ¿Y si no es ahora,  lo haríamos en otro momento del ciclo?
¿Cómo responder a estas cuestiones? El pesimismo afirma que de acuerdo a la extensión de nuestro sufrimiento  hubiera sido mejor que la vida humana, como un todo, nunca hubiese evolucionado, no porque carezca de valor intrínsico, sino porque  su valor, comparado con el grado de sufrimiento, no es suficiente para transformarla en una experiencia positiva.  Para el pesimista no es suficiente  mirar hacia atrás, hacia la historia de nuestro sufrimiento y nuestros valores morales y contrastarlos con los bienes  que el  progreso futuro  nos pudiera traer… ¿Qué razones tenemos para creer que el sufrimiento del pasado será cancelado por la felicidad del futuro?  Si la trayectoria del progreso moral la medimos por la reducción del sufrimiento animal y humano los resultados no son muy alentadores. En números  absolutos hoy hay más sufrimiento en el mundo que en cualquier otro momento de nuestra historia. Según la Organización Mundial de la Salud  tres billones, la mitad de la población mundial, sufren de malnutrición. Si este curso continua, al final de la primera mitad de la centuria la cantidad de seres humanos sufriendo de malnutrición será igual a la totalidad de la población actual. Más de 11 millones de niños mueren anualmente antes de cumplir cinco anos por enfermedades totalmente prevenibles. Este es un aumento neto del sufrimiento. Incluso, si la promesa revolucionaria de justicia social y económica se cumpliera  la redistribución radical de la renta  ayudaría a  prevenir la explosión demográfica.  El problema es que cuando las condiciones materiales mejoran  la presión sobre el medio ambiente aumenta porque usamos las ventajas tecnológicas para mejorar nuestra existencia. Desgraciadamente este uso acelera la destrucción del medio  ambiente. Si no mejoramos las condiciones de vida de la población billones morirán de hambre y enfermedades. Si las mejoramos con la ayuda  de la tecnología moderna el medio ambiente no podrá sostenernos a todos. Con toda probabilidad agotaremos los recursos naturales mucho antes de que el sol se apague.  La vida pareciera estar  poblada de sueños frustrados. En un tiempo no muy remoto las pestes diezmaban las comunidades humanas. Los antibióticos nos liberaron de ellas. Su sobre uso y la capacidad adaptiva de los virus  y bacterias muy bien pueden traerlas de vuelta en unas pocas décadas.
 Según San Agustín Dios no tiene nada que ver con el sufrimiento humano.  Este es causado por nuestro libre albedrío. Luego, uno podría preguntarse… Si nuestro libre albedrío no mejoro las condiciones del pasado… ¿porque las mejoraría en el futuro? Los creyentes viven con la esperanza de que Dios, en algún momento, intervendrá en este mundo y nos salvara de nosotros mismos y de la naturaleza  ¿No es esto  el reconocimiento de que sin la intervención divina  no hay razón para sostener el optimismo en un mundo natural? En el gran libro de los cálculos la columna del sufrimiento siempre sobrepasa la de la felicidad.
Si, en última instancia, la felicidad no cancela el sufrimiento… ¿vale la pena el surgimiento de la vida humana?  Solo si contraponemos, dice Kant, el sufrimiento en contra  de la dignidad  humana y no de la felicidad. La dignidad, el respeto al ser humano es superior a cualquier otro valor. Y no hay  justificación para que  la  felicidad, por muy grande que sea, viole  o disminuya  la dignidad humana.  “Pobres, pero dignos”  como predicaba el melodrama  de  tiempos pasados. Todo el sufrimiento vivido solo tiene sentido a la luz  de este valor.  La dificultad, sin embargo, es que en esta visión no hay nada que cuente como evidencia que indique cuando la cantidad  de sufrimiento es demasiado alta  para continuar costeando la dignidad… ¿hay un momento en que el valor de la dignidad  deja de ser superior al valor de la felicidad y el rechazo al sufrimiento?  El kantianismo secular niega optimisticamente que en el futuro Reino de los  Fines  la producción de la dignidad pueda justificar cualquier cantidad de sufrimiento. Muy bien puede que así sea. Pero, la porfiada realidad se nos impone ahora.  El valor de la dignidad o la virtud  humana  no es suficiente para escapar al pesimismo.
 El problema con las utopías sociales que anuncian la llegada de la armonía social  como ultimo destino es que carecen de toda evidencia histórica.  Si  queremos justificar el valor de la civilización humana tendremos que hacerlo sin la ayuda de las utopías religiosas  o seculares.  Sin el reino de Dios, la sociedad sin clases o el fin de la historia.
Si no hay una estructura atemporal trascendente o un telos histórico que pueda justificar  nuestros dolores… ¿Cómo podríamos escapar al nihilismo?  Sufrir con un propósito es una cosa. Sufrir sin sentido, es otra completamente diferente ¿Cómo podríamos soportar el sufrimiento sin sentido del mundo y, al mismo tiempo, no ser destruido por el? ¿Cómo, en medio de la irracionalidad destructiva, todavía podríamos decirle si a la vida? Afirmando  activamente el mundo  en lugar de insistir en la búsqueda de  un supuesto sentido ya presente en el. Y crear sentido es la labor  del individuo.
Cuando contemplamos el drama humano desde el plano personal ninguno de nosotros estaría dispuesto a terminar la existencia o  ponerle fin a la especie humana.  Desde una perspectiva impersonal la realidad humana fácilmente se puede construir como una patética  repetición  de sufrimiento, destrucción  y muerte. Pero, a nivel individual la perspectiva cambia y vista desde aquí el significado y aprecio a la vida surgen, no de valores universales y transcendentes, de morales escritas en piedra, sino de aquello que en algún momento nos importa y nos da una razón para disfrutar y vivir con pasión,  para sacrificar nuestra felicidad y bienestar  por la  seguridad de quienes amamos o por la persecución de nuestros sueños y compulsiones.  Comparados con nuestros dolores  estos se nos aparecen como algo mucho más importante. El flujo vital, la riqueza energética  de la vida   afirma la existencia, incluso en medio de la inescapable tragedia. Como individuos no necesitamos proyectar nuestra existencia hacia el futuro o mirar al pasado para justificarla. Construimos nuestra historia personal  aquí y ahora con lo que tenemos a mano.  Y si continuamos viviendo es porque  consideramos que la vida vale la pena de ser vivida… ¿o no?   

Nieves y Miro Fuenzalida.
Ottawa,  Abril 2010.



  




Monday, April 25, 2011

La reunion


Tocan el timbre.
Tres hombres y una mujer entran a la casa.
Abren sus maletines cafés.
Uno de ellos se dirige al refrigerador y saca una botella de ají café.
Regresa y la guarda en el maletín café de la mujer.
Otro comienza a hablar de lo importante que es llamarse Carlos.
El hombre con suéter café se envuelve con la madeja café de lana que traía en el maletín café y se pone a tejer.
Dos se sientan en el suelo.
Uno de ellos juega con cartas del Tarot.
El otro lee "En torno a Galileo".
El de las cartas del Tarot mira a la mujer y le dice porque no duerme.
La mujer le devuelve el mirar y se pone unos zapatos de fútbol que traía en el maletín café.
La mujer que abrió la puerta está de espaldas en un rincón de la pieza con una nariz café de payaso ocupada por los tres hombres y la mujer con los zapatos de fútbol.
Al parecer la cama que está en el medio de la pieza es del hombre de ojos pequeños y sonrisa especial y de la mujer que está en el rincón con la nariz café de payaso.
Cada uno se escucha a si mismo y se comunican en voz alta.
Parece que existen diferentes mundos sin tocarse pero que es el mismo mundo.
El hombre que juega con las cartas del tarot se ríe a carcajadas de un mosquito que se ha parado en una de sus cartas.
La mujer que llegó con los tres hombres a la casa durmió profundamente con sus zapatos de fútbol durante  tres horas.
Los tres hombres  y la mujer toman sus maletines cafés.
Se van.
La próxima reunión es el 22 de Noviembre.

Love=Amor=Amour!!!
Nieves, Ottawa, Agosto 15, 2005.

Friday, April 22, 2011

Detrás de tu Mirada.

                                                         
¿Que es lo que yace escondido detrás de tu mirada?
¿Es el clamor del ser?
¿La infinita melancolía de toda naturaleza viviente...
el ansia y el dolor de ser incapaz de alcanzarse a si mismo?
La inquietud del espíritu se auto-expresa en el miedo de morir antes de estar muertos y el miedo a vivir después de morir.
El problema es encontrar la fuente de este disturbio mientras vivimos en medio de el...
Caminar sobre la tierra como una sombra...
Un oscuro sobreviviente que se desvanece en la luz, como si retrocediera dentro del infinito...

Ariel.

08/00

Thursday, April 14, 2011

Sirve el arte para algo?


Si hoy día podemos  contemplar la posibilidad de crear vida artificial, no estaría demás  preguntarnos… ¿como responderán los artistas a este desafío que cuestiona los valores y procedimientos tradicionales? El desarrollo post humano, así como vamos, procederá rápidamente en esta centuria. Las investigaciones en genética, ingeniería médica, nanotecnologia y ciencias de la computación pronto encontraran su camino hacia el interior del cuerpo humano para  integrar el cerebro con los sistemas de información a nivel neuronal. A pesar de que el cyborg, la conciencia virtual, la inteligencia artificial, la robótica y la modificación genética humana todavía se encuentran solo en los estadios exploratorios de desarrollo, su entrada en la agenda cultural anuncia la completitud  o, a lo menos, la clausura del proyecto histórico occidental  de la auto descripción.  
Cada cierto tiempo, dice Ando Arike surgen en la historia humana ciertas cuestiones  que marcan la orientación que el  pensamiento y el arte van a tener en el próximo futuro. Las preguntas que hoy se empiezan a replantear son… ¿Para que sirven los seres humanos? ¿Para que son las maquinas? ¿Como distinguiremos los diferentes propósitos y usos de unos y otros si presumimos que, como seres humanos, vamos a crecer cada vez más inter-relacionados con ellas?  
Los artistas, en su exploración privilegiada del devenir humano, han empezado a notar que la obra de arte es una cuestión de tiempo, una cuestión de definición temporal. Arike, llama la atención al hecho de que la Guerra del Golfo, en 1991, mostró por primera vez la significancia táctica que la televisión tuvo en esos momentos y que constituyo una verdadera innovación militar. Al poner al telespectador  en el asiento mismo del piloto le permitió escudriñar el objetivo a través de la mira, transformándolo en un participante virtual de la batalla. Es el momento en que  la guerra empieza a suministrar una  gratificación perceptual artística sado-masoquista gracias a la transformación de la tecnología ¿No fue el ataque a las torres del Centro de Intercambio Mundial, repetido incansablemente en las pantallas de televisión, una especie de cinematografía a la Hollywood?  ¿No seria a esto a lo que se refería Kart-Heinz Stockhausen al decir provocativamente que el colapso de las torres era la última obra de arte? ¿El clímax artístico del siglo XX? Las tazas de café con reproducciones de Gauguen, las bolsas adornadas con pinturas de Miguel Angel, las tarjetas postales con imitaciones de Matta  que se venden como recuerdos en museos y lugares de turismo nos introducen a la edad de la reproducción mecánica y al fin del aura  religiosa y metafísica  que el arte una vez  tuvo. Cuando “El Grito”de Eduardo Munch se vende en muñecas infladas o estampadas en almohadones es señal de que el terror existencial que una vez esta obra expresaba ha sido reabsorbido en el campo social como algo risible y anacrónico. Hay una triste ironía en la trayectoria  histórica del arte  que va de los rituales tribales  mágicos-religiosos, al atavío o pertrecho aristocrático, a la pieza de museo y mercancía burguesa, para llegar hoy día al puro  entretenimiento consumista. En la sociedad de consumo, dice Arike, las luchas de las avant-gardes son recuperadas  e incorporadas dentro de esa amorfa materia gris quellamamos medios de información capaz de transformar cualquier cosa en un sistema semiótico de equivalencias  o transformar  las obras  mas transgresivas en algo trivial. Cada ano el mercado recluta artistas salidos de la academia para servir y mantener  nichos de sensibilidad comercial que van de lo vulgar a la banalidad burguesa y el anarquismo revolucionario. Es la redistribución democrática del deseo. La amenaza de la fuerza critica del arte dando paso a formas domesticadas de auto expresión terapéutica.
El occidente, desde la época de la Grecia clásica, ha separado el arte de la vida en la misma forma en que ha separado el pensamiento de la emoción, el cuerpo de la mente, la teoría de la practica y el trabajo intelectual del trabajo físico. El próximo paso pareciera ser  separarnos del cuerpo y dejarlo atrás como una obsolescencia. El investigador robótico Hans Moravec predice que nuestras maquinas obtendrán suficiente conocimiento para encargarse de su propia mantención, reproducción y auto mejoramiento sin la ayuda humana. Cuando esto ocurra el dominio de la nueva genética será completo. Nuestra cultura será capaz de desarrollarse independientemente de las limitaciones de la biología humana. Pasaremos directamente de generación a generación a maquinarias cada vez más capaces e inteligentes. Arike sugiere que  en el momento en que la ingeniería cibernética contempla el proyecto de la creación de vida artificial, la lucha del artista contemporáneo es la lucha por la definición de la vida y el tiempo. ¿Podrá el artista del futuro  imaginar un tiempo humano que no este diseñado para los requerimientos abstractos de una realidad estadística o dedicado a la negación nihilista de la realidad  material del postmodernismo lúdico? ¿Un tiempo que no nos obligue  a elegir entre la liberación de energía controlada institucionalmente o su liberación catastrófica  a través de la guerra?  Un tiempo libre y que sin embargo sea un tiempo responsable, producto de una percepción activa  diferente a la  recibida en un estado de distracción pasiva. Un tiempo orientado al accidente humano y a todos los otros accidentes que habitan la tierra. La función del arte en el  próximo desarrollo post humano muy bien podría ser la exploración y definición de las dimensiones de una tecnología  apropiada a la expresión y auto comprensión humana.  El papel del arte fue una vez facilitar nuestro paso a la eternidad. Ahora ha llegado el momento en que muy bien podría comprometerse con una nueva tarea, en competencia con la ingeniería  post biológica en la creación de la vida… ¿Cómo la obra de arte del futuro empleara nuestras energías?

Nieves y Miro Fuenzalida.
Ottawa, Mayo 2009.

Wednesday, April 6, 2011

"Derramando estrellas"


Al saber que ibas a existir...
puse mi mantel de terciopelo
azul en la mesa de la noche...
y derrame algunas estrellas
en él para que alumbraran
la fiesta de alegría que tendría
en una nube... invite al universo
a compartir la maravilla que se
estaba formando en el cuerpo de
tu Madre!!!
 Nieves.
 1 de Marzo de 2007.