Sunday, May 26, 2019

Tiempo de cancelación


Mi piel
De
Diario Viejo
Encontro
La noticia
De
Que
Las tintas
De
Mis palabras
Escritas
Las habia
Bebido
El
Tiempo.
Cancelaron
Mi columna.

Nieves.

Sunday, May 19, 2019

Donde esta la Avant Garde?


 Las radios dedicadas a la música clásica han venido desapareciendo una tras otra y los museos de bellas artes ven sus presupuestos drásticamente disminuidos. En  épocas de  austeridad la sociedad no puede darse el lujo de mantener una actividad  que no produce ganancias y que esta dirigida solo a una ínfima minoría… ¿Cierto?

La verdad es que la marginalización de la estética ha venido siendo  el resultado de la industria del entretenimiento, la comercialización   y el rápido desarrollo de  las tecnologías de información.  En el momento en que la realidad contemporánea pasa a ser determinada por  la tecno ciencia y la variedad de tecnologías de poder en existencia  el Arte se transforma en una actividad superflua  o secundaria  y con frecuencia queda  reducido  a un instrumento en la lucha ideológica y cultural.  El asunto se agrava si pensamos que hoy predomina  la firme creencia de que la realidad esta en otra parte, como en las mercancías, las tecnologías digitales, la economía  global o  el Internet que pasan a ser la ultima realidad, la fuente desde la cual todo  fluye. Los cambios estéticos, por ejemplo, más y más  provienen ahora  del ambito digital más bien que del estético y la estética misma es anexada a la publicidad y la  cultura industrial. Con la creciente capacidad de traducir la realidad y la experiencia a  datos, códigos y programas las cuestiones estéticas ahora se presentan como cuestiones tecnológicas. A medida que los cambios culturales se intensifican el arte se  marginaliza en relacion a la sociedad tecnocientífica y la industria del entretenimiento.

El objetivo de la Avant Garde, si recordamos bien, era transformar la escena cultural y social. Pero, con el tiempo, en lugar de la revolución  que prometía,  se ha visto incorporada  en la mercantilización de masas, que era justamente lo que criticaba… ¿Qué ha pasado aquí?  Según Adorno  la  asimilación de la avant garde  por la cultura mercantil  ha sido facilitada por una cierta  tecnologizacion e instrumentalizacion  que estructura nuestra vida diaria y que, como consecuencia, elimina la separación entre experiencia sensorial, es decir estética,  y valor de uso. El Arte contemporáneo no solo es incorporado en la cultura de consumo, sino que también es inscrito  en la misma mercancía.  “El Grito” de Munch estampado en una polera, las pinturas de Picasso en tarjetas postales o las de Picabia en una taza de café.

¿Se acabo el Arte? ¿Es demasiado tarde para revivir  los conceptos de belleza y la idea de lo sublime para salvarlo? ¿O es mejor poner el Arte en la sala de espera y concentrarse en los aspectos subversivos de la cultura popular y el entretenimiento de masas? Aparte de esto… ¿Hay otras alternativas?

Lo que  los juicios acerca de la irrelevancia  y ausencia de poder y fuerza subversiva del Arte contemporáneo ignoran son  las implicaciones criticas que podemos encontrar en el repensar la relación  entre Arte y poder  en el contexto de la actual era de  tecnologizacion. Desde el momento en que las formas contemporáneas de poder son cada vez más infotecnicas en su modo de operación la fuerza del Arte podría  encontrarse en su habilidad para interrogar la tecnicidad  del poder  pos moderno y cuestionar su  alcance. En lugar de concentrarnos en la noción “trabajo artístico” como objeto o mercancía seria mejor ver  al Arte contemporáneo como fuerza de trabajo para enfatizar su dinamismo. A lo que esto apunta es a la idea de que una Avant Garde verdaderamente radical no es la que busca derrotar un poder para reemplazarlo por otro, sino que su radicalidad reside en  la noción de libertad  que contiene, en su  desafío permanente al poder  y las formas de vida orientadas hacia el poder. No se trata en última instancia  de instaurar  una vida libre del poder, ya que este esta aquí para quedarse, sino del desafío permanente del poder.

¿Y como entendemos el poder en la sociedad moderna? Si lo consideramos como una modalidad  o disposición productiva y no solo represora veremos que  el poder circula  a través de todas las cosas, eventos,  experiencias   y  relaciones determinando su ser y crecimiento, por lo que  no es extraño  que  los seres se movilicen hacia su  aumento. Incluso la libertad se piensa en términos de poder o formas de capacitación como el derecho o el poder para ser libre de la dominación, explotación y pobreza.  Lo característico del modernismo es que el poder se reproduce a si mismo como poder tecnológico cuya   fluidez organizativa   lo  intensifica permanentemente. El problema con esta racionalidad instrumental, sin embargo, es que engranados en su profundidad  se encuentran  los modelos de dominación y violencia característicos de la época,  por lo que cualquier intento de neutralización dentro de este paradigma solo recanaliza la dominación sin cambiar su principio. La producción, en lugar de ser una fuerza  emancipatoria, intensifica la servidumbre a escala global.  

El impulso liberador  y revolucionario de la primera y segunda ola de la Avant Garde no ha desaparecido y todavía lo podemos encontrar en el arte y el pensamiento critico contemporáneo.  Su potencial liberador esta unido a la tecnicidad y su radicalización aumenta  con el despliegue y poder de la tecnología electrónica. Esta Avant Garde, según el critico Andzaiarek, es el arte del futuro en el sentido especifico de que subraya
las posibilidades  de liberación y transformación del  por venir. En lo que hay que tener cuidado eso si es que no hay que pensar este futuro de la Avant Garde como la realización de  la utopía, sino como la desarticulación del poder en el presente.  En este sentido la estética en lugar de ser  pensada dentro de la  logica de la producción, consumo y ganancia o  en términos de sensibilidad, placer o expresiones subjetivas, es pensada ahora  como un evento que transforma las relaciones más allá  de los términos de poder. Según Adorno el Arte moviliza la técnica en dirección opuesta a la dominación. A medida que cambia  la relacion entre Arte y técnica, la libertad es una cuestión de volver  críticamente  la técnica  en contra de si misma, en lugar de escapar a ella.  En esta nueva relacion la Avant Garde,  en lugar de oponerse a la técnica,  desarticula la tecnicidad desde dentro.

Todas las invocaciones de libertad, democratización y prosperidad  que los medios electrónicos, el Internet y el cyberspace proclaman  hay que tomarlas con cautela, porque ellas vienen con un ejercicio de poder sin precedente. Junto a  la fluidez, multiplicidad y velocidad que  la fibra óptica  ha introducido en nuestras vidas, también  ha revelado al ser como algo manipulable y programable. En este mundo cibernético nada hay  cuyo código de información, sea genético o virtual, no pueda ser  descifrado.  La libertad que tenemos en el “cyber space” solo es posible gracias a esta nueva  habilidad de organizar y convertir la experiencia, la materia y el ser en un formato digital. Hoy día  ser es equivalente a información digitalizada. Ya no poseemos una esencia aristotélica o un alma divina, sino  una inscripción digital con la cual vamos al Banco, pagamos en los negocios, abrimos puertas o visitamos al doctor.  Lo que no es posible convertir en información  y movilizar en aras de la producción y el poder  se ve como algo deficiente, impreciso y difícil de manipular… ¿No será  esta la razon que el Arte en la generación informática aparezca  como algo irreal o ideológico?

Lo que hace al Arte moderno mantenerse todavía como arte, es decir, poseer autonomía y significancia y ser algo mas que uno de los tantas sectores culturales, es su fuerza creativa, su capacidad para  redisponer su energía en una dirección diferente  a la condición tecnopolitica de la actual industria artística.  El Arte se hace socialmente significativo cuando rompe con la función estética y política que la institucionalidad  le prescribe, cuando invierte el poder que regula la sociedad y que se  proyecta en  el trabajo artístico. El Arte, dice Adorno, inaugura una dinámica diferente, una nueva disposición de fuerzas en donde las fuerzas tecno instrumentales que operan en la sociedad se vuelven no tecnológicas. Son  las mismas fuerzas, pero su despliegue  es diferente en el Arte y su resultado es un mundo que se revela  de otra manera.

En “You Tube” se encuentra el documental de Stockhausen “Helikopter Quartet” ( Karlheinz Stockhausen "Helicopter String Quartet" - YouTube)  que, según  Andziarek, es una de las ultimas instancias en que el trabajo  artístico reformula la tecnología en una composición musical. El cuarteto Arditti usa cuatro helicópteros en donde  separadamente cada uno de los miembros del ensamble toca sus respectivas partes. Lo inusual es que no usan el ruido de las hélices como un sonido de trasfondo, ni tampoco lo incorporan como parte de  la composición musical como se ha hecho otras veces, sino que  toman  el sonido de los cuatro helicópteros tal como llega a la cabina y trabajan con el extrayendo su melodía, retrabajando la estructura musical inmersa en el ruido tecnológico. Las notas de los músicos recogen el ruido, lo remodelan y lo transforman en notas revelando la estructura musical inscrita  en la tecnología.  El complejo juego de sonidos del trabajo artística entre los helicópteros y el cuarteto abre, por decirlo así, un mas allá al reformular la relacionalidad técnica en una relacionalidad artística. Un espacio que escapa al paradigma predominante. Una línea de fuga.

Lo que la Avant Garde transforma es el poder mismo porque  el tipo de fuerzas que encontramos en ella  no contribuye a la intensificación del poder. Cuestiona las relaciones de dominio del mundo moderno, cambia su momento y abre otras formas distintas al poder.  Al establecerse a si mismo como algo único el Arte, al negarse a  consentir con las normas sociales existentes y auto calificarse como algo socialmente útil y lucrativo, critica la sociedad por el mero hecho de existir… si el cuarteto molesta es porque no sabemos donde ubicarlo.


Nieves y Miro Fuenzalida.

Sunday, May 12, 2019

Retazo


La lluvia
Devolvio
El verde
Al
Pasto agonizante,
Al
Arbol de hojas depresivas,
A los
Petalos con angustia
Y
A
Mi mente
Envuelta
En

Brumas.

Nieves

Sunday, May 5, 2019

Misticismo, meditación y cosificación



Los constructivistas sociales desde hace bastante tiempo vienen afirmando que las religiones tienden a legitimar la visión de un mundo social alienado y cosificado. El sistema de creencias de las instituciones religiosas, dicen,  obscurece la producción de los objetos sociales tales como las instituciones sociales, los códigos morales y los roles familiares al presentarlos como la manifestación de algún orden natural o divino que se ubica más allá de la influencia humana. Este uso del concepto de cosificación, en realidad, no es nada nuevo. Su uso, aplicado al análisis religioso, ya había aparecido en Hegel, Feuerbach y Marx.

 La idea central de los constructivistas, tal como se desarrolla en los análisis sociales de Berger y Luckman, es la de que cualquier orden social es inherentemente precario porque es producido y mantenido solamente por la actividad humana. Si los miembros de la sociedad dejaran de actuar, no solo las instituciones sociales dejarían de funcionar, sino que el orden social mismo dejaría de existir. Y a pesar de lo obvio de esta  dependencia, ella no aparece necesariamente como tal. Para la gente el mundo social simplemente esta ahí, existiendo independientemente del conocimiento o la actividad de los individuos que lo componen. Los productos de la actividad social se aprehenden como si ellos  fueran independientes del hacer humano, como hechos  naturales resultado de leyes cósmicas o manifestaciones de la voluntad divina. Cualidades ontológicas independientes  se le atribuye al lenguaje, las ideas, los modelos sociales, las normas, las  instituciones e, incluso, a la auto identidad. La cosificación, al negarse a ver estos objetos como productos humanos, permite estabilizar la precariedad  del mundo social.  Es solo en tiempos de cambios revolucionarios cuando los objetos sociales particulares tienden a ser decosificados por la gente que participa en ellos. En los 60s, por ejemplo, el movimiento de los derechos de la mujer llamo la atención al hecho de que la definición del rol de la mujer en la sociedad es una construcción social y no un hecho natural o una prescripción divina. El problema con estas revoluciones, sin embargo, es que los objetos decosificados vuelven a ser reemplazados por nuevas cosificaciones y la percepción del mundo social tiende otra vez a ser recosificada.

 Las instituciones religiosas han jugado históricamente un papel importante  en la  estabilización  del orden social  al legitimar su cosificación. Las religiones mayores, al poner la causa de las cosas en la voluntad divina,  proporcionan una explicación de porque el mundo y este orden social particular existen. Pero, al hacerlo niega la participación activa de la gente en la producción de su mundo. La excepción a esta larga  tendencia histórica la podemos encontrar en ciertas formas de misticismo. Ellas, al renunciar a  fijar  la “ultima realidad”,   relativizan el orden social y sus normas al afirmar que el mundo sensorial es una ilusión  mantenida por la convención. En las soteriologías mas sofisticadas de India, por ejemplo, el mundo natural y social es una ilusión (maya) construida por la mente. Este es un interesante desarrollo porque su intención es producir una percepción descosificada del mundo que no sea reemplazada por otra cosificacion.

En 1980 Maynard y Wilson introdujeron la noción de una determinación que no es causal ni logica, sino contextual. Una cosa es lo que es solo en el contexto del que es parte. Si la removemos  de su contexto, ella deja de ser lo que es. Si aplicamos esta imagen al mundo social  el contexto completo incluye también al sujeto que percibe y las acciones que  ejecuta en relacion a el.  El pensador Hindú Nagarjuna desarrollo  en el siglo II DC la noción de “surgimiento co determinado”. Desde que las cosas surgen en dependencia ellas no tienen esencia o, lo que es lo mismo, carecen de un ser propio. Esta  idea es similar a la de Maynard y Wilson. Los objetos de la experiencia no son  cosas en si mismas. Solo lo son en relacion a otros objetos y estos a su vez dependen de otros. No hay un todo separado de sus partes y viceversa. Las cosas derivan su ser  y naturaleza de su mutua dependencia y no son nada por si mismas. Ellas no son reales y la última realidad es el vacío. Nagarjuna reconoce que su doctrina (sunyata), como también lo reconocen otras doctrinas Budistas, son construcciones relativas incapaces de capturar la “ultima verdad”. Su función, dice, es solo ayudar a abandonar las visiones dogmáticas reificadas del mundo que impiden su percepción como un todo en constante cambio. La “ultima verdad” solo puede ser aprehendida o experimentada  directamente a través de las prácticas meditativas. Cuando uno logra finalmente  experimentar directamente el vacío entonces uno  puede matar al Buda y abandonar la doctrina sunyata. En otras palabras, descocificar al maestro y la doctrina. Según el Budismo Mahayana la conciencia normal del individuo  socializado es una conciencia alienada con la que proyecta distinciones y categorías lingüísticas en la realidad para luego cosificarlas. La cosa es… ¿Cómo  descosificamos  la percepción?

Según el Budismo Zen la concentración en un punto, samadhi o no-mente, lleva al  satori, la experiencia de ver la propia naturaleza y, al mismo tiempo, la naturaleza del universo a través de una aprehensión directa (sunyata). Alcanzamos la experiencia del satori cuando el concepto del “yo” es expulsado completamente de la conciencia y experimentamos el universo como un todo libre de dualismos. Si consideramos los conceptos de experiencia y significado en algunas corrientes filosóficas occidentales (Husserl, Bergson) encontramos similitudes bastantes grandes con el Budismo Zen.  Según ellas, la experiencia es siempre, primero, experiencia vivida o pura duración y, luego, pensamiento reflexivo. La duración es un estado pre reflexivo en donde el mundo es un flujo continuo en el que no hay entidades fijas y bien definidas. La corriente de la conciencia aun no ha sido cogida por la red de la reflexión. Es solo cuando paramos  y reflexionamos en este flujo cuando el yo puede recortar una experiencia particular  a partir de el. La reflexión es una  condición necesaria para la constitución de cualquier experiencia significativa. Son solo las experiencias pasadas las que pueden adquirir   significado. Todo significado subjetivo, incluyendo el mundo espacio temporal, se constituye retrospectivamente a través de la reflexión, cuando la pura duración es suspendida. El significado se agrega posteriormente a la experiencia lo que lo hace relativo. En el Budismo Zen es solo la experiencia directa, la que es  previa a la reflexión, la que se considera como  verdadera experiencia de la realidad. La experiencia reflexiva es considerada una experiencia ilusoria (maya) construida por el intelecto, el lenguaje y el sentido común. La última verdad que el Zen Budismo busca no es la intelectual basada en  discriminaciones o distinciones perceptuales, sino la experiencia directa, referida negativamente como “no-mente” (mushin) que es una forma de pura duración. En ambos estados uno vive en el momento presente, o lo que es lo mismo, uno no se detiene a reflexionar en el pasado o futuro. En el estado meditativo la mente no reflexiva se enfoca o concentra exclusivamente en el aquí y ahora. La diferencia entre un estado meditativo y la actitud natural de la vida diaria tal como la experimenta la mayoría de la gente es que en el primero la conciencia se vacía de toda distracción, incluyendo la auto conciencia, la ensoñación   y la reflección. En el último, en cambio, la conciencia esta llena de ruidos innecesarios.

Lo interesante aquí es que  si el estado meditativo alude a una actitud natural pura, entonces podría  decirnos algo acerca de cómo son  las experiencias  místicas. Satori no nos es totalmente ajeno ya que no es algo cualitativamente diferente a la experiencia diaria, como dice el monje, solo cuantitativamente diferente en el sentido de que esta experiencia es más unificada al contener menos distracciones.  La última verdad  yace en la experiencia viviente y  la comprensión del vacío (sunyata) como última realidad es la perspectiva decodificada de la percepción.  Los estados meditativos  y el satori no son estados que nos ponen en contacto con el “otro mundo”, sino actitudes naturales de la vida diaria en su estado puro. No es extraño que a lo largo de la historia de las religiones la práctica del misticismo se haya encontrado frecuentemente en conflicto con la autoridad y las estructuras religiosas. La función de la cosificacionficación en ellas es la de estabilizar la autoridad de las diferentes instituciones sociales por lo que la descodificacion se les presenta como una amenaza. La descodificacion en las tradiciones místicas es una de sus características mas profundas. Su opuesto es el fundamentalismo que involucra una extrema cosificación de los objetos e ideas religiosas. El continuunm misticismo-fundamentalismo puede ser definido en términos de grados de reificación.  

¿Puede, realmente, la práctica meditativa sostener la percepción descosificada? En los anos 60s el movimiento “New Age “ introdujo en el occidente el Zen Budismo que muy luego fue criticado por su reducción a una mera técnica de relajación traicionando así al autentico Zen japonés. Lo que en esta crítica se olvida es el hecho de que en el verdadero Zen japonés ya existía lo que hoy se deplora. Como la historia indica, inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial el Budismo Zen empezó a organizar cursos para gerentes comerciales y durante la guerra la mayoría apoyo las acciones bélicas de Japón.  Hoy los gerentes corporativos vuelven a usar las mismas tecnicas meditativas en beneficio de las corporacione… Lo que uno podría decir es  que cuando toda distancia reflexiva se pierde  nos quedamos solo con la experiencia de que “yo soy lo que hago”, que es el instante en que  la absoluta disciplina coincide con la total espontaneidad… ¿No es esto, otra vez, la legitimación de nuestra subordinación a la maquina social? La actividad Budista, en ultima instancia, es la de la Indiferencia, el abandono de toda pasión que introduce la diferencia y la división en el orden del ser, tan diferente de la actitud política que es la lucha que privilegia  y eleva un objeto, una causa, un proyecto a expensas y en contra de otro.  Es cierto que el lenguaje es la fuente de la cosificación y la práctica Zen es un buen ejercicio para darnos cuenta de ello. Solo que, al final del día, no podemos escapar de la simbolizacion.  

Nieves y Miro  Fuenzalida.