Sunday, November 24, 2019

De condos y de departamentos


Los dolores
Ocuparon
El condo
De
Mi cuerpo
Y
Todos
Sus departamentos
Estan
Vendidos.
El precio
De
Ellos
Es
Alto.

Nieves.

Sunday, November 17, 2019

La nueva realidad

¿De que manera, uno podría preguntarse, Parménides, Descartes, Sartre, Marx o Fanón  podrían ayudar a atrapar el oxido de carbono? La acidificación de los océanos, la extinción  de las especies o el derretimiento de los hielos en los polos y en la cumbre de las montañas son problemas que las humanidades, con su tendencia a los análisis filológicos, a las discusiones esotéricas y las interminables  interpretaciones, parecieran estar mal equipadas para confrontar esta nueva realidad.

O tal vez no. Los problemas existenciales que la época presenta siempre han estado al centro de las discusiones humanistas... ¿qué significa vivir? ¿cuál es el sentido de la vida? ¿que es la verdad? ¿de donde venimos? ¿a dónde vamos? son ahora  cuestiones que adquieren una nueva dimensión y presentan  nuevos problemas a la ética, la política, la ontología y la epistemología al desafiar nuestras prioridades y hábitos intelectuales. ¿Qué significa la guerra de tarifas entre EU y China frente al posible colapso de la civilización global? ¿qué decisiones significativas tendríamos que tomar para vivir en un futuro lleno de amenazas? Estas son preguntas que no tienen respuestas empíricas o lógicas. Son cuestiones netamente filosóficas. Ni siquiera el Big Data  puede ayudar  aquí, porque estos problemas no se pueden graficar o cuantificar.

Según el teórico y académico estadounidense Roy Scranton, no es fácil pensar que esta civilización basada en la energía fosilizada  se acaba y con ello, la humanidad tal como la conocemos. Sicológicamente nos rebelamos a la idea de nuestro fin porque tenemos la tendencia a creer que el mañana será como hoy. Nuestra conducta a través del mundo indica que creemos que podemos continuar indefinidamente quemando petróleo, matando a los animales de la tierra, el aire y el mar y envenenando los ríos y los océanos sin que nada nos pase, a pesar de que la creencia se ve constantemente interrumpida por la intromisión climática.  

¿Por qué los teóricos han empezado a hablar del fin de la especie humana? ¿No será que toda esta especulación es demasiado prematura? Después de todo, nadie sabe exactamente que va a pasar en el futuro.

Cierto, no lo sabemos, pero si sabemos lo que esta pasando en el presente. Sabemos que la civilización humana ha florecido en lo que ha sido el intervalo de clima mas estable en los últimos 650 000 años. Sabemos que este intervalo llegara a su fin si la temperatura promedio sobrepasa en 1.5 grados C los niveles de la época pre industrial. Según la Organización Meteorológica Mundial la temperatura promedio puede aumentar de 3 a 5 grados C para el 2100,  incluso si se cumplen las promesas del acuerdo de Paris. Y sabemos, dada la política global, que una prohibición mundial de la emisión de CO2,  es una pura fantasía. El crecimiento y estabilidad económica del capitalismo depende de energía barata y eficiente. De carbonizar la economía, sin el reemplazo de una fuente de energía alternativa eficaz, significaría desconectar aproximadamente el 80% de la capacidad energética  que causaría una crisis económica como nunca vista. En este momento la población mundial no esta dispuesta a cambiar el crecimiento económico por una menor emisión de CO2, especialmente cuando el  poder económico es el índice mas importante  de estatus global.

El capitalismo con su utopía tecnológica ha prometido un crecimiento e innovación infinitos y, paradójicamente, todo indica que va a ser incapaz de salvar la humanidad del desastre que ha creado, a pesar de toda la retorica ambientalista de algunos de sus lideres. Dentro del marco capitalista, por ejemplo, varias soluciones se han venido ofreciendo, pero por el momento ninguna de ellas pareciera funcionar. Según el reporte del Panel Internacional del Cambio Climático del 2014 es posible evitar lo peor del calentamiento global con una pequeña disminución del crecimiento económico de no mas de .06% si se transfiere la inversión  del petróleo y el carbón a la investigación y desarrollo de la energía renovable, la energía  nuclear y la captura y secuestración del carbono.

Muchos críticos, sin embargo, cuestionan la posibilidad de que la energía renovable sea una alternativa factible a la energía fosilizada porque la transición va a ser mucho mas difícil de lo que comúnmente se piensa debido, entre otras cosas, a la  menor densidad de la energía renovable, a la intermitencia de sus flujos, a la distribución desigual de sus recursos y, especialmente, al hecho de que va a tomar décadas el desarrollo e implementación de la infra estructura que estos sistemas requieren, décadas que como sabemos no tenemos. Según los informes científicos del Panel Internacional se estima que el 2035 es el limite. Mas allá seria demasiado tarde.

La dificultad mayor con la energía renovable es que el viento y el sol no son lo suficientemente  confiables para suministrar la energía  necesaria para mantener  los aparatos eléctricos, como ampolletas, equipos médicos o medios digitales, funcionando sin intermitencia. En el próximo futuro la energía renovable no será una fuente suficiente de energía eléctrica. Hoy día hay un amplio consenso entre expertos en energía  que las únicas dos opciones realistas para eliminar la emisión de CO2 son la captura y secuestración  de carbono  y la energía nuclear.

La energía renovable ciertamente  jugara un papel en el futuro, pero no lo suficiente para proveer energía barata y confiable capaz de sostener la economía global. Teoréticamente, dicen algunos científicos, es posible estabilizar el clima sin la energía nuclear, pero prácticamente no seria posible sin su inclusión. El problema con estas opciones es que, por un lado, la fisión nuclear presenta el problema insoluble  de sus residuos y para reducir lo suficiente la emisión de carbono por debajo de 450 ppm habría que construir mas de 12 000 plantas nucleares, el equivalente a “una nueva planta cada día hasta el año 2050”.  Bien poco probable, especialmente si consideramos los desastres de Three Mile Island, Chernobyl y Fukushima. Y, por otro lado, la captura y secuestración del carbono es una tecnologia nueva y cara  que no tiene  muchas posibilidades de ser desarrollada rápidamente a escala global  porque hay bien poco incentivo comercial por parte de la empresa privada y ausencia total de cualquier tipo de regulación  proveniente de los gobiernos influenciados por la poderosa industria del carbón y el petróleo. Los cuatro proyectos existente en el 2013  secuestraron alrededor de 50 millones de CO2 y al mismo tiempo se emitieron 200 veces esa cantidad. Los reportes mas recientes de la Agencia Internacional de Energía indican que el progreso en la captura y secuestración no inspira confianza.

La extracción del dióxido de carbono del aire  como solución técnica tampoco  ha logrado desarrollarse y, aunque seria importante hacerlo, no es una solución fácil o, incluso, viable según algunos expertos debido  a la ausencia de datos experimentales, al uso de energía que va a requerir  y al costo de ingeniería.

Y, por ultimo, el enfriamiento artificial del planeta o geo ingeniería, como otros proponen, posee fallas bastantes serias. La idea es crear una cortina de sulfuro en la estratosfera para aumentar la reflexividad de la tierra. Mientras el procedimiento es barato y al alcance de corporaciones y países pequeños, la toxicidad del sulfuro podría degradar las capas de ozono o hacernos mas vulnerables a  las consecuencias de las erupciones volcánicas que con la adición de aerosol crearían una gruesa capa atmosférica capaz de producir un enfriamiento masivo catastrófico para la agricultura  que causaría una hambruna generalizada.   

El calentamiento global no ofrece ninguna solución clara, solo respuestas malas o peores. Uno de los problemas mas difíciles de tratar es que requiere de una acción colectiva. Y esto es bien difícil de lograr. Cualquier gobierno que trate de liberar su economía de la dependencia del carbón y petróleo no tiene muchas probabilidades de sobrevivir  porque la austeridad necesaria que ello implica traería depresión y pobreza económica o una masiva redistribución de la riqueza o ambas. A nivel global todo el mundo tendría que trabajar junto. El problema es que el petróleo y el carbón es el que conecta el mundo e integra su economía. Sin la información, la energía, la transportación y la infraestructura sostenida con la energía fósil no habría civilización global.  

Para expertos en política y científicos del clima la cuestión no es si existe el calentamiento global o como podemos prevenirlo, sino como nos vamos a adaptar a la vida en el mundo caliente y volátil que hemos creado. Como dice Roy Scranton, el capitalismo impulsado por el carbono es un sistema  zombi, voraz y estéril. Un sistema toxico, caníbal, auto destructivo e insostenible, tanto en si mismo como en respuesta  al catastrófico cambio climático.

No hemos podido evitar el calentamiento global y la civilización capitalista tal como la conocemos esta llegando a su fin. Afortunadamente, el capitalismo impulsado por el carbono no es la única forma en que los humanos pueden organizar sus vidas. La humanidad puede sobrevivir y puede adaptarse al nuevo mundo del Antropoceno si acepta sus limites y la fugacidad de la vida  como verdades fundamentales. Aprender a morir como individuo, dice Scranton, significa dejar de lado nuestras predisposiciones y miedos. Aprender a morir como civilización significa dejar ir esta forma particular de vida con sus ideas de identidad, libertad, éxito y progreso. Las posibilidades de que la humanidad sobreviva, sin embargo, son bien escazas. Las dificultades en la que nos encontramos son demasiado tremebundas para manejarlas bien.

Es el momento en que nuevamente la especie humana se ve frente a una tarea que es demasiado difícil de resolver y de la que no puede escapar. El futuro dependerá  de la habilidad para confrontarlas con la negación y el pánico o con paciencia, reflexión y amor. 

Nieves y Miro Fuenzalida.



Sunday, November 10, 2019

Jeringa de sol


La madrugada,
Con
Su delantal blanco
De
Enfermera
Y
Su estetopcopio
De
Calor,
Vacuna
A
Los arboles
De
Jardines
Y
De
Bosques
Con
Su jeringa
De
Sol
Para
Que
Ellos
No
Sientan
El
Frio 
En
Su largo
Dormir
Invernal.

Nieves.

Sunday, November 3, 2019

La eternidad


¿Qué podemos esperar después de la muerte? ¿Continuaremos viviendo por el resto de la eternidad? ¿O, por el contrario, esta vida que hoy vivimos es todo lo que tenemos?

Todas las grandes religiones del mundo, sea el Budismo, el Hinduismo, el Judaísmo, el Islamismo o el Cristianismo mantienen que la forma de existencia mas alta o deseable es la vida eterna. La narrativa teológica contiene la creencia de que nuestra finitud es una carencia, una ilusión o una caída desde un estado superior. Una condición lamentable que necesitamos superar. Nuestra vida como seres finitos no es un fin en si misma, sino un medio para alcanzar la salvación eterna o el nirvana intemporal.   

El filosofo griego Aristóteles decía que cualquier forma de solicitud, preocupación o atención hacia los  otros seres  depende de nuestras creencias, no en el sentido de proposiciones teoréticas, sino de compromisos prácticos. Incluso, dice, nuestras emociones mas inmediatas solo son inteligibles en relación a las creencias que sostenemos. Si temes a la muerte, por ejemplo, es porque crees en el valor de la vida y porque también crees que tu vida esta constantemente en peligro debido a la enfermedad o al accidente. Nadie sentiría miedo si creyera que nada podría pasarle.  Esta precariedad, dice el filosofo, la extendemos no solo a nuestra vida, sino a todo lo que nos importa. Si sentimos temor al ver a la hija caminar al borde del abismo es porque creemos que ella es vulnerable y porque creemos que su vida es valuable. Sin estas dos creencias no sentiríamos temor.

Los estoicos, siguiendo a Aristóteles, argumentaron que todas nuestras pasiones son formas de creencias. Si sufrimos de envidia es porque creemos  que el otro tiene cosas mas valiosas que las nuestras, lo que nos lleva a competir con el. Si la furia se apodera de nosotros es porque creemos en el valor de lo que el otro ha dañado. Si el dolor y la pena nos afligen es porque creemos en el valor de lo que hemos perdido. Las pasiones no son mas que el reconocimiento de nuestra dependencia en otros y en eventos que escapan a nuestro control. Esta es, dicen los estoicos, la fuente de nuestra vulnerabilidad. Por tanto, si eliminamos las pasiones que nos hacen sufrir podremos superar la vulnerabilidad  y obtener finalmente la paz mental. Spinoza continua desarrollando este argumento  y también aboga por la liberación  de las pasiones.

Tanto Spinoza como los estoicos son pensadores eminentemente religiosos. Ellos buscan  superar la fe secular, el compromiso con una vida  finita y dependiente del frágil reconocimiento  de los otros en  favor de la devoción religiosa a la eternidad. El origen de todos los disturbios mentales, sea la tristeza, el miedo, el odio o la envidia, se deben al amor a las cosas que se descomponen y perecen. El camino para lograr la paz es remover nuestro amor de estas cosas finitas y dirigirlo hacia lo eterno que llena la mente con un gozo carente de tristeza. Un gozo que no debemos confundir con la pasión, sino con un estado de beatitud  que nos llena de paz. Esta es, dice el filosofo sueco Martin Hagglund, la mas clara versión de la aspiración religiosa a la eternidad.

El Budismo, una de las mayores religiones del mundo que hizo su entrada en occidente en la década de los 60s, no afirma un Dios supernatural o una cosmología que explique la existencia del cosmos e, incluso, algunas sectas  budistas afirman que el nirvana es una forma de ser “aquí y ahora”.  Sin embargo, dice Hagglund, el fin del nirvana es también la liberación del tiempo y del sufrimiento  que ocasiona la finitud. Quien logra el nirvana no sufre por la perdida de ninguna cosa porque se ha desprendido  de todo aquello que en algún momento pueda dejar de existir. El compromiso con cualquier  proyecto secular, en ultima instancia, debe subordinarse o ser solo un medio para alcanzar la eternidad. La noción del nirvana, sea como una tranquilidad inmanente del ser en el mundo o como una paz transcendente mas allá de la vida, es consistente con el ideal religioso de la eternidad que tan claramente expreso San Agustín en sus Confesiones... “Si las almas te placen, amalas en Dios, porque ellas en si mismas están sujetas a cambio”.  Si uno ama a seres mortales  y esta comprometido con proyectos seculares, uno no debería atarse a ellos como un fin en si mismos, sino amar lo eterno a través de ellos.

¿Matarías a tu hijo si Dios te lo ordenara? Esto es lo que Abraham, para cumplir la orden de Dios, estaba dispuesto a llevar a cabo sin objeción. Matar a Isaac, su único hijo, su tesoro mas grande al que amaba con todo su corazón y en el que había depositado todas sus esperanzas. En el momento en que estaba a punto de  hundir el cuchillo en su corazón Dios lo detiene y le dice... “Ahora se que tu temes a Dios”.

¿Qué significa tener fe? Según el filosofo cristiano Kierkegaard ser verdaderamente cristiano requiere que toda tu existencia sea transformada por la fe. La fe cristiana no es reducible a lo que tu creas, sino que depende de cómo tu crees. Decir que uno cree en Dios no basta. La fe en Dios tiene que cambiar como tu actúas, sientes y respondes a lo que pasa en tu vida. Es la diferencia entre fe muerta y fe viva. El sacrificio de Isaac es el  ejemplo supremo de lo que significa tener fe viva. Aunque no tuvo que matarlo actualmente Abraham realmente ya había sacrificado a su hijo en su corazón. Cualquiera que diga tener fe religiosa, dice Kierkegaard, debe estar dispuesto a tal sacrificio. El compromiso religioso implica la renuncia a la vida finita, Isaac, por la eternidad, Dios. La eternidad es lo que nos salva de la desesperación, la corrupción y la decadencia de la vida. Vivimos en lo finito, pero no ponemos nuestra vida en el. Nuestra esperanza y nuestro futuro están puestos en la felicidad eterna y esta esperanza no puede ser negada por ninguna cosa que pase en el mundo finito. El precio a pagar por tal fe, habría que decir, es la total insensibilidad  de Abraham a lo que le acontece a Isaac.  Pero, si no estamos dispuestos a sacrificar lo finito por lo eterno, si no sacrificamos al hijo, nuestra fe es secular.

Esta fe, nota Hagglund, es necesariamente vulnerable. Mantener nuestro compromiso con quienes amamos profundamente no nos protege del dolor, de las esperanzas rotas o de la devastación que causa la perdida de los que queremos. En realidad, mientras mas amamos mas desprotegidos quedamos.  Pero, justamente  es esta vulnerabilidad  la condición misma de cualquier forma de responsabilidad por lo que le pueda ocurrir a quien amamos. Es lo que esta a la base de nuestra lucha por el florecimiento de sus vidas. Para la fe secular la vida de Isaac es preciosa e irreemplazable y como padre estoy dedicado a su bienestar  como un fin en si mismo, sabiendo que puedo fallar o que el puede morir. El futuro escapa a mi control. En verdad, solo porque se que Isaac es mortal puedo cuidarlo y protegerlo. Es este compromiso existencial el que me abre al gozo y a la maravilla de la vida como al peligro, al dolor y a la desesperación de lo que necesariamente voy a perder.

Según Hagglund  el denominador común a toda forma de fe secular es la fidelidad a lo finito.  San Paulo decía que si no hay otra vida aparte de esta, entonces la vida es vana y fútil y lo único que nos queda es comer y beber porque mañana moriremos (1 Cor.15:32). No realmente... el que  la vida termine con la muerte no significa  que nuestro compromiso a largo plazo sea fútil. Por el contrario, el riesgo de la muerte es lo que hace que nos importe lo que hacemos y que dediquemos nuestra vida a alguien o algo que sobrepasa nuestra vida. Esta es la diferencia con la fe religiosa que se caracteriza por el intento de abandonar la fe secular porque nos hace vulnerable frente a la perdida irrevocable de lo que amamos. El  ultimo fin para el creyente religioso es transcender la finitud, lo que indica  que esta vida que hoy tenemos carece de valor ultimo y  es solo un estado transicional  del que necesitamos ser salvados.

En una ocasión el Dalai Lama, respondiendo a la pregunta de si un budista puede preocuparse por la actual crisis ecológica, dijo... “Un budista diría que no importa”. La respuesta no es sorprendente. Su ética no esta motivada por la preocupación de la naturaleza  o por  cualquier ser perecible como un fin en si mismo. El mundo finito es una ilusión de la cual uno tiene que desprenderse. El objetivo es obtener el estado del nirvana  en donde nada importa. El budismo hace explicito lo que ya esta implícito en toda religión... el compromiso con la eternidad.

Para la fe secular, por el contrario,  lo que existe, dice Hagglund,  posee valor en si mismo y la vida vale la pena  vivirla porque es lo único que tenemos, fuente de todo valor, de todo compromiso, de toda participación. Si no creyera que esta vida es valiosa en si misma no estaría empeñado en luchar por la herencia  del pasado, por un mejor futuro o por el mantenimiento  ecológico. Para estar comprometido con alguien o algo necesito tener fe en el futuro y en aquellos de los que dependo, por muy incierta que esta fe sea. Los otros pueden abandonarme en cualquier momento y los que amo pueden morir. Lo paradójico es que es la precariedad de la fe secular lo que constituye la fuerza motivacional de la actividad humana. El compromiso con los otros, con un proyecto o con  un ideal solo es posible si creemos que el objeto de la fe es precario, algo que no podemos dar por sentado. Sin el peligro de la perdida no habría  ímpetu para ayudar, cuidar y mantener  aquello con lo que vivimos. El impulso a mantener la fe en un objeto o actividad proviene  del temor de que podamos perderlo. La promesa de la eternidad elimina este temor. Lo eterno no cambia, no decae, no muere.

Si eres religioso todavía pueden importarte profundamente tus semejantes  y la vida en este planeta. La cosa, sin embargo, es que si  te importa la vida como un fin en si misma  tu estas actuando en base a una fe secular. La fe religiosa, dice Hagglund, puede implicar la obediencia a normas morales, pero no puede reconocer que el ultimo propósito de lo que hacemos, la ultima razón de porque importa como nos tratemos unos a otros  y como tratemos la Tierra es porque la vida es frágil. Desde la perspectiva religiosa el ultimo propósito de lo que hacemos es servir a Dios y obtener la salvación. Desde la perspectiva  secular  la vida finita es un fin en si misma.

Nieves y Miro Fuenzalida.