Saturday, June 28, 2014

Mi segunda tierra




Me distes lo que mi primera amada Tierra me
negó repentinamente ...libertad !!!
Me distes lo que mi primera amada Tierra me
quería quitar ...seguir con la maravillosa vida !!!
Me distes la posibilidad de seguir al lado del Amado
...ay ...ay ...el de los ojos pequeños con apariencia
de dios griego !!!
Me distes la posibilidad de seguir criando, de ver mi
cultivo azul !!!
Me distes la paz, la seguridad del ambiente para abrir
las puertas de los acueductos interiores de mi mente, con
su conocimiento eternamente adolescente y apasionada,
a pesar de un cuerpo que se olvido de su gesticular detrás
de su antifaz de piel, detrás de sus células !!!
Me distes de nuevo la vida !!!
Me la devolviste con tu largo vestido de novia blanco,
con el aroma de azahares escondidos en tus lilas violetas,
en tus tulipanes rojos, en tus azules jacintos, en lo
amarillo de tus narcisos, en tus hojas anaranjadas de Otoños,
en tus patos silvestres, en las cristalinas aguas de tus lagos
que alcance a ver puras, en tus Indios con ropajes de arco iris,
en tus árboles de ramas fuertes y vibrantes, en tus maples dulces,
en las sinfonías del cardenal, en el grito de guerra del “bluejay” !!!
Me entregaste de nuevo la belleza del rocío, que como diamantes
se resbalan en mi patio, sonreí de nuevo gracias a tu Amor por el
hombre herido !!!
Me has dado el tiempo para seguir la vida mas allá de las fronteras
en el camino infinito de mi hambre universal !!!
Te doy las gracias, no por los trabajos hechos por mi alma,
ya que se dio así en los túneles de la vida, sino por haberla
dejado existir, expandirse mas hacia el cosmos y ser Uno con el !!!
Te doy las gracias por haberme mostrado a traves de tu acceso a los
libros, a la pintada pintura, a los arpegios de música, a las
danzas rituales que el hombre puede ir por los laberintos misteriosos
de la vida mas allá  de los limites de su piel embarcarse en barcos
universales llegar a puertos intocados ser ciudadano del Territorio
Universo !!!
Me has dado, amada mía, lo que no pudo darme mi primera Tierra amada.
ya que usaba anteojos de corta vista, estrechos refajos, puertas
cerradas donde no se colaban vientos transpersonales sino solo el
"yo" !!!
No sabes cuanto te lo agradezco el haberme sacado por tu serenidad
de las rejas ensangrentadas con sus alambres de púas de mi
territorio individual !!!
Hoy día en mis aquies  y ahoras voy mas allá traspasando fronteras
sintiéndome Una con mi Planeta Tierra, soy ciudadana del Universo
habitante de la Tierra, sintiéndolo Todo. El sufrimiento de los
Otros lo hago mío. El Universo
se que esta en mi como yo estoy en él.
Yo vivo en tu aquí y ahora pero quiero compartir mi historia  de
allá contigo, Amada … Me lo permites? se que la
escucharas ...gracias  Canada!!
Nieves Fuenzalida.

Monday, June 23, 2014

Una cierta honestidad.




He buscado en mezquitas e iglesias, en la razón y la fe, entre el hierro de la tradición y la tibieza del amor. Y en ninguna parte he encontrado una cierta honestidad... un tipo de verdad brutal que no pestañee cuando escudriñes en su profundidad. Hasta que en un asoleado día, caminando en un bullicioso mercado en un remoto rincón del mundo... en medio de la confusión de la vida cuotidiana logre vislumbrar a la Muerte  posada detrás de mis hombros.  Hablo suavemente, pero con vigor. “Estoy aquí... siempre estaré aquí... esperando. Con toda certeza”. Ese día mi búsqueda termino al encontrar lo que estaba buscando... la honestidad. La honestidad de la verdad brutal... La Muerte es la única que nunca nos mentira.

Ariel.

08/

Tuesday, June 17, 2014

De Fútbol y Héroes.



A los antropólogos les gusta ver a la sociedad como un sistema de acciones simbólicas, una estructura de estatus y roles, costumbres y reglas de conductas designadas a servir de vehículos para el heroísmo terrestre.  Lo que algunos antropólogos llaman “relatividad cultural” es, en el fondo, la relatividad del sistema heroico a través del mundo.  Cada sistema define roles para la dramatización de varios grados de heroísmo.  Desde el heroísmo de Alejandro Magno, Buda o el Che Guevara al heroísmo y fama del jugador de fútbol o la actriz de televisión hasta  el heroísmo de la vida diaria y anónima.

No importa que el sistema cultural del héroe sea mágico o religioso, primitivo o secular o científico y civilizado.  El propósito siempre es el mismo.  Proporciona la posibilidad de obtener un sentimiento primario de valor, de singularidad cósmica, de utilidad última y de significado indudable.  Es el sentido de crear un lugar en el mundo.  Es la esperanza y la  creencia de que las cosas que el ser humano crea en la sociedad son de significado y valor permanente, de que ellas sobrevivirán su muerte y decadencia.  De que tienen acceso a la inmortalidad.

En nuestra cultura, especialmente en los tiempos modernos, el papel del héroe parece demasiado grande para nosotros  o  nosotros demasiado pequeños para el y lo que hacemos  es disfrazar nuestra insignificancia acumulando números en la libreta de banco o una casa un poco mejor en el vecindario, un auto ultimo modelo o hijos brillantes para reflejar privadamente nuestro sentido de valor.  Por mucho que lo enmascaremos, la motivación es la misma… ansia de singularidad cósmica, de ser especiales, de sobresalir.  Y aquí y allá, de vez en cuando, a través de la copa mundial de fútbol, tenemos la oportunidad de embarcarnos socialmente, en grande, con bombos y platillos  en un proyecto heroico en donde el grupo social y la Nación, a través del equipo que sirve de vicario, o de chivo expiatorio si las cosas van mal, logran su singularidad.  La victoria es aquel lugar  privilegiado que nos permite separarnos del resto y acceder a cierta inmortalidad que es, por ultimo, el objetivo del héroe.  Por eso, no todos pueden ganar. Solo uno es el elegido.

¿Cuan conciente esta el ser humano de lo que hace para experimentar este sentimiento heroico?... ¿y que es lo que lo genera? Pareciera que cada uno de nosotros repite  la tragedia griega de Narciso. Estamos completa y desesperanzadamente absorbidos en nosotros mismos. Si tenemos interés en alguien, es primero en relacion a nuestro yo. En la Grecia antigua la suerte era cuando la flecha hería al prójimo en lugar de herirnos a nosotros.  Veinticinco mil anos de historia no han cambiado este narcisismo básico.  Su peor aspecto es cuando sentimos que prácticamente todos son sacrificables, excepto yo o la extensión de mi yo que es el grupo.  Lo cierto es que no somos capaces de evitar este egoísmo básico.  A través de millones de años de transformación el organismo ha tenido que proteger su propia integridad, su identidad fisio-química y preservarla. En el caso del ser humano esta identidad y el sentido de poder y actividad adscrito a ella se han hecho concientes.

A nivel funcional el narcisismo es inseparable de la auto-estimación que se  constituye simbólicamente.  El narcisismo se alimenta de símbolos, de ideas acerca del propio valor, de conceptos e imágenes cuya  incorporación, expansión y permanencia pueden ser alimentadas ilimitadamente en el dominio simbólico al ofrecer respuesta a la necesidad de inmortalidad.

Es en la niñez donde podemos ver sin ocultamiento esta lucha por la auto-estimación.  El egoísmo y rivalidad característica entre hermanos no es solo  producto del crecimiento, sino que, también, es la expresión del ansia típicamente humana que es el deseo de sobresalir y de ser único en la creación.  Cuando se combina el narcisismo natural con la necesidad básica de auto-estimación tenemos un ser que necesita sentirse a si mismo un objeto primario de valor.  Primero en el universo,  representante universal de la vida.  Es lo que podríamos llamar “significancia cósmica”.  Cuando nos sentimos menesterosos de fuentes colectivas de auto–estimacion,  el mundial de fútbol nos puede llenar el vacío. Y  con menos daño que el fanatismo religioso. La copa mundial se ha transformado, indudablemente, cada cuatro años, en el símbolo embriagador de nuestra transformación heroica. Signo de excelencia que nos  ubica por encima del resto de la humanidad.  Por cuatro años tenemos la posibilidad de ser reconocidos como los mejores.  No es sorprendente, entonces, que quienes ganen ­­­­­­­­­­­­­­­ se sientan en la cúspide del mundo.

Nieves y Miro Fuenzalida

Thursday, June 12, 2014

Atardecer



74 caballos
cabalgan
por
el oceano
del
deseo
en
el atardecer
de
un cuerpo.


Monday, June 9, 2014

La mente de la salvia.



 
El humo rodó de mis labios. La pieza... oscurecida por la noche y amenazando con absorber el brillo de una solitaria lámpara jugando con la sombras de un gong oriental. Pude sentir la presencia de otra persona sentada cerca de mi. Mis pulmones se llenaron con el vapor verdoso de la diosa... aguardando... aguardando por su abrazo total, para convertirme en el efecto de su adivinación... un fantasma en la mente de la Salvia que se rebalsa dentro de la conciencia. A lo menos este fue el punto de mi jornada, pero como siempre lo inesperado acechaba entremedio de pliegues y grietas. Precisamente en esa juntura donde la Salvia atraviesa mi psique ...en ese punto donde uno es propulsado y aniquilado por la abrupta velocidad y vigor de la menta. El cataclismo inesperado aguardando que el encuentro ocurra en el preciso momento del descubrimiento de nuestro ensamblaje.

Ariel.
Junio / 01.

Thursday, June 5, 2014

El ciudadano del mundo.



 Los emigrados tratan con dientes y uñas  de aferrarse a la vieja patria  que, a pesar de estar lejos, todavía les asegura su identidad. Por eso siempre es una sorpresa el encontrarse  con gente que no se ve a si misma  como argentino, griego, jamaicano, canadiense, chileno o lo que sea, sino como ciudadano del mundo.  Alguien que, en lugar de identificarse con una  nación en particular, se identifica con la raza humana. Este seria, nos imaginamos…  el ciudadano sin fronteras

¿Y que significa, en todo caso, ser ciudadano? Porque, si consideramos los antecedentes del pasado remoto, veremos que desde siempre los seres humanos se han movido atravesando tierras, mares y continentes. Según el pensador argentino W. D. Mignolo los términos ciudadano, extranjero y pasaporte tienen una corta historia y son parte  de la idea imperial de lo “humano”, lo “menos humano” y lo “no-humano”. La definición de “lo humano” dada por los cristianos letrados del Renacimiento es lo que  sirvió de base a los pensadores del Iluminismo para la construcción del modelo del “ciudadano”, el marco que les permitió distinguirlo  del extranjero que, en el fondo, no era más que la secularización de la noción cristiana de  paganos y gentiles. Si uno quisiera ir más atrás en busca del origen de la noción del “ciudadano” podría encontrarla en la noción romana  “civitas”  que luego lleva  a  la  concepción pos-revolucionaria  del ciudadano francés y de ahí a la noción  del cosmopolita de Kant.

Pero, por muy interesantes que sean  la historia y el  origen de esta noción… ¿no seria más útil develar las  contradicciones que hoy día hacen a la celebrada  idea  de “ciudadanía global” una mera  ilusión posmodernista?  Mignolo muestra como  la ciudadanía global esta inevitablemente marcada por diferencias coloniales e imperiales. Estas dos fronteras, dice, aparentemente invisibles e inconscientes, están profundamente enraizadas en el cerebro de los custodios de las fronteras  que separan el Sur del Norte, en las embajadas y consulados europeos y norteamericanos y en la sociedad civil. Si tú tienes un pasaporte peruano en Japón y no eres un empleado de la Embajada Peruana  o un ejecutivo de una corporación transnacional el estatus de tu ciudadanía esta lejos de ser flexible. Todo es relativo, como dice el proverbio, y la ciudadanía global solo se aplica a un pequeño porcentaje de la población mundial, a aquellos que solo tienen el privilegio de ser  parte de las elites económicas y políticas.  El resto, ya sea en el Congo, India, Filipinas o Bolivia  están sujetos a la herencia de las reglas diferenciales del imperio y las colonias. Si hay alguna duda es cuestión  de  ver la direccionalidad de las migraciones contemporáneas. Los capitales se mueven del Norte al Sur y la gente del Sur al Norte, de América  Latina a Estados Unidos, del Norte de Africa a Europa, en busca de mejores condiciones de vida. Solo que estas mejores condiciones no son más que un mito y una ilusión  para los inmigrantes de los países pobres que se topan con enormes barreras para disfrutar de los mismos  privilegios y  derechos que el resto de los nacionales.

 Mignolo sostiene que las relaciones entre capitalismo, ciudadanía y racismo han sido parte integral del modernismo. Ser pobre y blanco no es lo mismo que ser pobre y negro.  Desde que la pobreza no puede evitarse, desde el momento en  que  es parte del sistema   el racismo ha sido la condición bajo la cual los agentes del estado y el capital deciden quien será  pobre.

 Cuando la Iglesia y el Estado Monárquico fueron reemplazados por el Estado Secular la logica de exclusión que los cristianos aplicaban a los judíos, moros, indios y negros se reinscribe nuevamente en la imagen del extranjero. Kant, pensando en la sociedad ideal, reemplaza a Dios por la naturaleza que  pasa a  determinar el carácter nacional  inscrito, por decirlo así, en la sangre del individuo. Cada Nación europea adquiere, gracias a los lazos sanguíneos, una distinción propia. El Estado Secular une en la figura del individuo la ley y la sangre. El problema es que cuando uno sale de Europa la escala humana empieza a rodar cuesta abajo. El tetrágono etno-racial agrupa a la población humana en  amarillos que viven en Asia,  negros en Africa, rojos en América y  blancos en Europa. Siglos después la administración de Nixon crea el pentágono etno-racial al agregar a los hispánicos o latinos

 Si seguimos el pensamiento de Mignolo, una ciudadanía global efectiva necesariamente presupone la eliminación de la diferencia imperio-colonia. En otras palabras, que las chicanas en USA, los aymaras en Bolivia o los negros en Europa tengan el poder epistemológico para intervenir y cuestionar la naturalización de un orden basado en un racismo global que justifica  la superioridad imperial y el control de la población colonial. Los indígenas y africanos le dieron la oportunidad a los teólogos españoles de reconfigurar el mapa de la cadena de los seres humanos. Si no era claro para ellos  el grado de humanidad de los indígenas, en el caso de  los negros no había duda. Simplemente no eran humanos. Esta es la única forma de entender que ellos se transformaran en mercancías en el mercado mundial. Esta diferencia colonial que se articula en el continente Americano se vuelve a reinterpretar en la primera mitad del siglo XIX en África, Asia y el cercano Oriente.

¿Y no es esta línea divisoria, esta diferencia imperial y colonial basada en la clasificación racial de los seres humanos, la que hoy, a pesar de la retórica multiculturalista, continúa viva, la que previene la concretización de cualquier ciudadanía global?

 A esta altura de la historia para nadie es un misterio que la retórica explicita de la modernidad occidental ha sido la del desarrollo, la salvación, el progreso, el bienestar,  la democracia, los derechos humanos y la ciudadanía global. Su lado obsceno, que como tal no se discute mucho, ha sido la división  imperial  que mantiene la logica colonial de la opresión, dominación, explotación y marginalización. Es esta  creencia histórica que sobrevive hasta hoy la que se naturaliza  y se transmite como la verdad de generación a generación a través de las escuelas, colegios, universidades, instituciones estatales, agencias de turismo, la industria de la cultura popular y los medios de información. Es esta mentalidad, a pesar de las buenas intenciones  legislativas que  algunos  gobiernos  adoptan, la  que se desliza  en la subjetividad de la población blanca, en las regulaciones de los legisladores y en la actitud preferencial que decide quien entra al país y quien no.  El control de la circulación global de la gente, especialmente por parte de la Unión Europea y los Estados Unidos, se ejerce en las fronteras, en los consulados y embajadas de los países de origen en donde se realiza la primera selección. La estructura racial,  la existencia de la cadena de seres humanos que identifica a unos como  más humanos  que  otros,  fue el fundamento del poder colonial  y es el mayor impedimento que  hoy existe para creer seriamente en algo así como la “ciudadanía global”.

 La  condición  necesaria, entonces, para la existencia de una ciudadanía global es la del reemplazo de la perspectiva epistémica imperial, que no toma en serio ninguna otra, por la  descolonización de los seres humanos y del conocimiento.  Una   descolonización que desafíe la hegemonía de la mentalidad imperial.

 La logica implícita del capital y la logica implícita de la conciencia fueron el blanco de la crítica de Marx y Freud. A diferencia de la teoría tradicional, la teoría critica inicio el análisis de esta logica  y sus consecuencias en  los fenómenos sociales y en el conocimiento científico. Horkheimer y la escuela de Frankfur continuaron este sendero y expusieron el lado oscuro del modernismo del siglo XIX, la naturaleza explotativa del capitalismo y su influencia en la formación de la subjetividad.  Pero, ninguno de ellos tuvo  mucho que decir del colonialismo. Según Mignolo lo que nunca se considero en esta tradición europea fue la crítica del colonialismo iniciada en el siglo XVIII por Bartolomé de las Casas e  intelectuales indígenas como Waman Puma de Ayala en el virreinato de Perú. El poder imperial interno silencio la crítica de la modernidad desde la perspectiva del colonizado hasta aproximadamente la segunda guerra mundial en que aparecen los trabajos de Amilcar Cabral en las colonias portuguesas, Fanon y Aime Cesaire en las  francesas, Fausto Reynaga en Bolivia y Gloria Anzalda en Estados Unidos.

Uno de los aspectos que la  descolonización epistémica ha hecho resaltar hoy día  es la relacion entre geo-historia y epistemología por un lado y bio-política y epistemología por otro.

 El filosofo argentino Enrique Dussel, por ejemplo, da a conocer en 1977 su filosofía de la liberación cuestionando la relacion entre geopolítica y filosofía y establece una correspondencia entre economía y dependencia epistemológica en la historia del mundo colonial moderno. El filosofo italiano Franco Cassano, en 1990, se pregunta por la relacion entre el mar y la filosofía y el sociólogo portugués Bonaventura de Souza Santos propone la idea de una epistemología del Sur. Los tres proclaman que no hay conocimiento separado de la experiencia y los recuerdos del mundo colonial. No basta la critica interna. Es necesario desprenderse de la hegemonía Occidental y sus categorías  fundadas en el pensamiento griego y latino.

 La relacion entre  biopolitica y epistemología, en cambio, surge en Estados Unidos como consecuencia del movimiento por los derechos cívicos y lo que se cuestiona aquí es la relacion entre identidad y epistemología. Nuevas esferas de conocimiento surgen (estudios étnicos… afro-americanos, indo-americanos, latino-americanos, feminismo, orientalismo…) Lo común en todas ellas es que incorporan la memoria personal y colectiva de las comunidades configuradas en torno a la raza y el sexo. Todas introducen en la esfera social el conocimiento y la perspectiva de los marginados y los desposeídos por el racismo colonial y el patriarcalismo. Colocan el conocimiento, no al servicio de alguna autoridad como la iglesia, el monarca o el Estado, sino al servicio de la liberación y la descolonización de la subjetividad.

Los estudios humanistas, en realidad, pueden jugar un papel crítico en la descontruccion de las categorías racistas. Pero… no por si mismos. El aumento de la producción, la competencia y la acumulación, que son  la destinación final del ser humano según el sistema capitalista, implican el atropello, la explotación y el asesinato del otro. Sin la logica colonial la modernidad capitalista occidental no podría haberse desarrollado.  Sin la transformación actual de este sistema económico capitalista  la ciudadanía global, el ciudadano del mundo, se reserva solo para la elite política y económica.

Nieves y Miro  Fuenzalida.

Ottawa, Noviembre 2008

 

 

Monday, June 2, 2014

La Memoria





Dios estaba
parado
en
una esquina
del universo
fumándose
un cigarrillo
con
las manos
en
los bolsillos.
Vino
un viento.
Se le cayo
la memoria.