Sunday, March 25, 2018

¿Aguien dijo genes?



En tiempos pasados acostumbrábamos a decir… “Te amo con toda mi alma” Hoy día, cuando los bordes entre la Teología, la Biología y la Tecnología empiezan a perder su nitidez, esta expresión, podríamos decir, ha quedado relegada al desván de la historia. Si quisiéramos encontrar algo equivalente tendríamos que decir…“Te amo con todos mis genes”.

En una de las películas mas populares de Stephen Spielberg, “E.T.”, vemos, en una de sus ultimas secuencias, al héroe extra-terrestre yaciendo en la mesa de operaciones en donde un equipo medico intenta desesperadamente  salvarle la vida. De pronto, uno de los científicos lanza un grito exclamando, “Tiene ADN…Tiene ADN…”

D.Nelkin y M.S. Lindee (autores de “The DNA Mystique: The Gene as a Cultural Icon”), al comentar la escena afirman que esta referencia, este descubrimiento de que el extra-terrestre posee genes al igual que nosotros refleja hoy día ideas familiares. Forma parte de una narrativa cultural en la que el gene es removido de la historia, el tiempo y el espacio. En breve, de toda contingencia y temporalidad. Esta molécula esencial es vista, no como consecuencia de las condiciones en las que se desarrollo en la Tierra, sino como una sustancia ultima presente en todo ser vivo, independiente de su planeta de origen.  El descubrimiento del ADN en el cuerpo de E.T. es algo así como encontrar la segunda edición de la Biblia  revisada,  actualizada y aumentada con el Nuevo Testamento, en la nave espacial de un marciano. El mensaje implícito en esta narrativa es el de que tal descubrimiento libera al texto molecular de la historia y lo transforma en algo verdaderamente universal.

Dime que genes tienes y te diré quien eres. M.Rothstein, al escribir el obituario de I. Asimov en el New York Time,  afirmo que “todo esta en los genes”. Y una biografía de J.Joyce contiene un diagrama con su diseño genético. Ya sea en  el melodrama televisivo, los comerciales, las revistas, los tabloides o los diarios , los genes aparecen como la ultima explicación de la criminalidad, las diferencias raciales, la timidez, la inteligencia, la homosexualidad, la obesidad, la pobreza, el alcoholismo o la flojera... Hay genes para todos los gustos. Genes de celebridad, de violencia, de ahorro, de pecado, de egoísmo.  Esta imaginación popular que colorea el mercado nos entrega una noción del gene como algo poderoso, deterministico y fundamental para comprender la conducta y desentrañar  el “secreto de la vida”. En los  anos 90 los genetistas vieron al genoma como la “Biblia”, “El Libro del Hombre” o “El Cáliz Sagrado”. Si es cierto que el gene es una estructura biológica, la unidad de la herencia, una secuencia del ácido deoxyribonucleico que especifica la forma de una proteína y transporta información que ayuda a formar y darle vida a las células y los tejidos, no es menos cierto que también se ha transformado  en un icono cultural, un símbolo y, prácticamente, en una fuerza mágica. El gene biológico, esa estructura nuclear con la forma de una escalera torcida, ha empezado a poseer  un significado cultural independiente de sus propiedades biológicas. Lo cierto es que hoy se ha convertido, doblemente, en un concepto científico y un poderoso símbolo social con poderes múltiples.

A pesar de toda la retórica Post-Modernista que proclama una abierta actitud anti-esencialista y, con ello la muerte del sujeto, nos encontramos  aquí con que las imágenes y narrativas del gene en la cultura popular entregan, por el contrario, un mensaje que contiene un  esencialismo genético al reducir la si mismidad a una entidad molecular, igualando al ser humano con toda su complejidad social, histórica y moral con sus genes que se transforman ahora en el equivalente secular del alma cristiana. Independiente del cuerpo, el gene aparece  en esta nueva narrativa como un elemento inmortal y  fundamental en la constitución de la identidad, capaz de explicar las diferencias individuales, el orden moral y el destino humano. Es el sitio de nuestro verdadero ser y, por  tanto, relevante en los problemas de la autenticidad personal planteados por nuestra cultura. En cierta forma pareciera que en esta narrativa popular, tanto el individuo como el orden social fueran la expresión directa de esta poderosa, mágica y, a veces, sagrada entidad.

Por milenios, gran parte de las culturas pre-modernas han reconocido alguna entidad que es relativamente independiente del cuerpo y que es lo que le da vida y poder. En diferentes culturas y en diferentes momentos se le ha llamado yalo, noos, hun, alma o espíritu y es algo que persiste  cuando el cuerpo se ha ido y, al contener todos sus elementos esenciales, puede ser usada para traerlo de vuelta –en el día de la resurrección y juicio final, por ejemplo. Mas aun, esta identidad también es central en la identidad o si mismidad del sujeto. El esencialismo genético, que hoy ha empezado a modelar gran parte de la imagologia popular, obtiene su poder, en gran medida, de estas raíces teológicas. El gene se ha transformado en una forma de hablar acerca de los límites de la personalidad, la naturaleza de la inmortalidad y el significado sagrado de la vida en formas que se asemejan a las narrativas religiosas. Así como el alma cristiana  ha proveído conceptos arquetípicos a través de los cuales ofrece entender la persona y la continuidad del ser, así también,  el gene aparece en la cultura popular como una entidad semejante al alma, una reliquia sagrada e inmortal, un territorio prohibido. Esta no es solo una semejanza lingüística o metafórica. Es mucho más que eso. El genoma ha empezado a reemplazar,  en el campo social y cultural,  las funciones que una vez tuvo el alma.

Imágenes genéticas aparecen en los lugares menos inesperados. El automóvil BMW tiene una “ventaja genética”. El Subaru es una “súper-estrella  genética” y el Toyota  tiene “un gran conjunto de genes”. Y, para no ser menos, los productores de Infinity definen su autenticidad en un comercial que afirma que “mientras  algunos sedanes de lujo lucen como sus antepasados, los nuestros poseen el mismo ADN.” Las imágenes habituales y las metáforas familiares proveen las formas culturales que permiten la comunicación de ideas. A través de la repetición forman los hábitos de pensamientos inconscientes y el conjunto de presunciones y creencias que configuran nuestro orden socio-conceptual. La cultura popular –como lo mostró T. Adorno en la década de los 40- nos ofrece la oportunidad de examinar los cambios de significado en nuestra sociedad, como también sus presupuestos. Las imágenes de los medios de comunicación no determinan  la conducta individual. Sus efectos en nuestras decisiones individuales, obviamente, están mediatizados por actitudes previas y por aquello que esperamos del futuro. Pero, la persistencia de las mismas imágenes nos revela el tipo de conductas que culturalmente valoramos, creando así un marco en donde nuestras expectativas se dan. La repetición hace posible la imposición de una hegemonía ideológica que define ciertas acciones y pensamientos como naturales, como una cuestión de hecho.

La razón de las crisis sociales puede ser atribuida a la acción de seres supernaturales, al destino, a la clase dominante o a las políticas inoperantes del Estado.  La elección de cualquiera de estas siempre va a reflejar, en mayor o menor medida, creencias culturales acerca de la naturaleza fundamental del ser humano, la relación entre el individuo y la sociedad o la responsabilidad del Estado. En la década de los 80, durante el apogeo mundial del neo-conservatismo, el énfasis en la responsabilidad individual empezó a jugar un papel más importante en las políticas culturales. Los individuos mismos empiezan a ser vistos como la fuente de problemas sociales y, consecuentemente, la adopción de la responsabilidad personal pasa a ser  la forma apropiada para resolverlos (“la pobreza podría terminar si los pobres se decidieran a trabajar”, “la población negra y los indígenas debe responsabilizarse por la actualización de sus vidas”…) Por supuesto, nada de malo hay en asumir la responsabilidad personal. Todo lo contrario. El problema es que, al poner el énfasis primariamente en la responsabilidad individual, el amplio espectro de fuerzas económicas y sociales dentro del cual el individuo actúa queda fuera de foco. Si concebimos lo social solo como una colección de sujetos completamente autónomos, entonces toda la responsabilidad, tanto por el progreso o por los problemas sociales, yace, no en la acción de grupos, en las organizaciones políticas, en las instituciones económicas o en los aparatos ideológicos, sino, en el individuo, ya sea para mejor o peor. Si el ser humano no es transformable, si su constitución es algo ya dado (y en la fantasía política contemporánea un trazo genético es un trazo que no puede ser afectado por las fuerzas del ambiente) entonces cualquier intento por cambiar o transformar las estructuras sociales puede considerarse irrelevante. Es poco lo que el Gobierno puede hacer para transformar o ayudar a aquellos que están programados para ser lo que son. Los programas sociales pierden su importancia cuando los problemas sociales derivan de la biología individual.

La atracción del esencialismo genético para el neo-conservatismo radica en la utilidad ideológica que le proporciona en su lucha en contra de las políticas igualitarias de la izquierda, en su uso como arma en contra del Estado de Bienestar y su intento de reemplazarlo por el sector privado. Las desviaciones genéticas liberan al Estado y a la sociedad de la responsabilidad colectiva por las condiciones sociales que promueven la violencia y la explotación.

 Y, sin embargo, a pesar de este énfasis individual, las explicaciones genéticas poseen un doble filo. Si remueven la responsabilidad del Estado y la sociedad, también la remueven del individuo, liberando a este de responsabilidad moral al proveer una excusa biológica por las causas de su acción. Los genes son agentes del destino. No somos mas que victimas de una molécula, prisioneros de nuestra herencia ¿No es esta una nueva forma de culpabilidad…una culpabilidad biológica? No soy yo, sino las deficiencias de mis padres que me pasaron genes malos o del doctor que no ordeno exámenes pre-natales. La narrativa biológica dentro de los valores neo-conservadores le permite a este ubicar problemas y soluciones dentro del individuo y definir efectivamente los términos del discurso público. Las explicaciones biológicas –“esta en mis genes”- reproduce las explicaciones teológicas- “el diablo me hizo hacerlo”.

La amenaza de una nueva pesadilla configurando nuestra realidad se hace cada vez mas evidente… ¿para que molestarnos con el arduo trabajo de enseñar, entrenar e investigar si, por lo menos en principio, defectos tales como las limitaciones en la habilidad para aprender pueden ser eliminadas y, quizás, reemplazadas por otras cualidades positivas a través de la selección e ingeniería genética? Avances en genética humana compiten con políticas educacionales o, mas precisamente, comienzan a hacer posible la planificación de programas vio-genéticos a largo plazo que tienen  una enorme ventaja a su favor…disminuyen los costos y reemplazan la incertidumbre de los resultados por la “eficiencia de la pre-planificación”. Mas aun, si seguimos extrapolando y anticipando, podríamos decir que todo lo que podría ocurrir, finalmente, ocurrirá. Las regulaciones del trabajo y las medidas de protección de los trabajadores, por ejemplo, podrán ser reemplazadas por exámenes  genéticos de empleo  que llevara a un pragmatismo selectivo voluntario en el estadio pre-natal. La consecuencia de todo esto no es difícil de imaginar… los individuos que posean ciertas propiedades susceptibles de ser discriminadas tenderían a desaparecer. En otras palabras, simplemente no nacerían.

¿Cual seria el futuro de la educación si los límites ya han sido definidos para los niños antes de entrar a la escuela primaria? ¿O de la jurisprudencia, si  al criminal  no se le da la posibilidad del arrepentimiento y la re-socialización? ¿O del mercado laboral si las huellas genéticas reemplazan al currículum vitae? ¿O de las compañías de seguros, si el monto mensual depende de cuantas mutaciones genéticas el cliente posee?

Un nuevo significante maestro esta a la espera para hegemonizar el campo socio-cultural…El que lo logre, solo el tiempo lo dirá.


 Nieves y Miro  Fuenzalida.

Sunday, March 18, 2018

Sunday, March 11, 2018

Pos-Verdad.


En una conversación entre Seinfeld y Costanza, el primero le pregunta... ¿le distes a ella una descripción de ti mismo a través del teléfono? Si... ¿Que le dijiste?... ¿Qué crees  que le dije?...No se... Le dije la verdad... ¿Cómo tu la ves?... Si, como yo la veo.

¿No es el caso que la verdad “como yo la veo” es la verdad  de la era de la Pos- Verdad? No la verdad empírica o racional, sino digamos, la verdad que proviene de una dimensión paralela no sujeta a un pensamiento racional.  El concepto de Verdad que sostuvo el Siglo de las Luces ha perdido su estatus de objetividad y con lo que nos quedamos es con “mi verdad” que es diferente a la tuya. Los hechos objetivos le ceden el lugar a las emociones y creencias personales. El deslizamiento de la verdad a lo que siento que es verdad. El prefijo pos no se refiere aquí  a un tiempo que viene después de una situación o evento, sino a un tiempo  en el que el concepto “verdad”  ha perdido importancia o se ha vuelto irrelevante. Al final nos quedamos con que nadie esta de acuerdo en que es la verdad... ¿Significa, entonces, que antes de la era de la Pos-Verdad hubo una en que la verdad prevaleció  y la mentira  no era mucha?  Uno quisiera creer eso, pero tal edad de oro nunca ha existido.

Lo inquietante es que, al parecer, no hay un fundamento ultimo en base al cual un argumento pueda ser aceptado definitivamente  como verdadero o falso. Lo que hoy día llamamos Pos-Modernismo es simplemente la observación o reconocimiento que nunca hemos tenido un punto Arquimidico que exista fuera del flujo de nuestras propias opiniones o teorías.  A través del tiempo hemos creado para nosotros mismos fundamentos universales y absolutos que todos reconocemos y aceptamos  y que nos sirven para construir verdades objetivas que se ubican mas allá de  nuestros intereses y sentimientos. El temor subliminal de nuestra época es que tales fundamentos, en ultima instancia,  son construcciones históricas. El secreto esta ahora expuesto a plena luz. Pero, cuidado...  El que vivamos dentro de lo que fabricamos y luego nos narremos a nosotros mismos estas fabricaciones  no nos lleva a la conclusión de que la realidad  es lo que decimos de ella y que la verdad yace donde  la vemos.  Ciertamente que fabricamos,  pero el mundo no esta de ninguna manera obligado a consentir. 

La perspectiva  posmodernista plantea importantes cuestiones filosóficas acerca de la naturaleza de la verdad, del significado de un texto, de los hechos históricos y de muchas otras cosas. El problema es que lo que es primariamente relevante para el discurso intelectual y la academia no siempre se traduce bien en el ámbito de la vida diaria. Si en un tiempo pasado las modas intelectuales se limitaban al pequeño ámbito universitario de profesores y discípulos hoy día se filtran en la cultura popular a través de la popularización de artículos y libros que  avalan un relativismo posmodernista a medio digerir.

El Posmodernismo en un sentido teórico es la situación en  que nos encontramos después de la descomposición del proyecto del “Siglo de las Luces”,  que se inicia en la segunda mitad del siglo XVIII y continua hasta el siglo XX. El objetivo era lograr el que diferentes personas vieran las cosas de la misma manera... que es la manera racional. Para estos pensadores había una sola posible respuesta para cualquier pregunta. Y si esto es así  entonces podemos concluir que es posible controlar y ordenar racionalmente el mundo  si logramos representarlo adecuadamente. La presunción es que existe un solo modo correcto de representación  que la ciencia y las matemáticas progresivamente van  revelando. Este no es solo un esfuerzo filosófico, sino una creencia en el progreso linear, en la verdad absoluta y  en la planificación de un orden social ideal.  Este modo de pensar implica una meta narrativa o un gran discurso acerca de la dirección de la historia... una historia suficientemente grande para unir la filosofía, la investigación científica, la política y el arte con un sentido unitario y direccional... así, por ejemplo, las historias cristianas acerca de Dios y el mundo, la historia marxista de las etapas históricas, el Destino Manifiesto de norte américa, etc.  El posmodernismo es el tiempo  en que estas historias ya no funcionan muy bien.

En las sociedades tradicionales se tenia la experiencia de la universalidad sin tener un concepto de ella. La gente pasaba sus días y sus vidas  sin encontrar otros seres humanos con una visión  diferente del mundo, por lo que no tenían que preocuparse mucho acerca del pluralismo. En el modernismo hay un concepto de universalidad basado en la esperanza de que algún genio o líder político encuentre  la solución para que todo el mundo este en la misma pagina. Lo que ha ocurrido, sin embargo, es que cada guerra, cada misión comercial, cada flujo de información  y cada migración ha traído un choque cultural. En el posmodernismo el concepto mismo de universalidad  se vuelve cuestionable al chocar con múltiples  realidades.  Todos los sistemas de creencias  mas influyentes del tiempo del modernismo todavía circulan, pero cada uno de  ellos experimenta una que otra dificultad que pone en peligro su existencia.  Muchos quisieran que estas dificultades junto con los ataques al concepto de la verdad objetiva y universal  desaparecieran. Y, en el hecho, algunos movimientos  del posmodernismo que hasta no hace mucho ocuparon la cúspide de la academia han empezado a perder su lugar  preeminente.  Algunos de ellos han venido y se han ido como siempre ocurre con los ismos.  Este es el posmodernismo que no debiéramos confundir con la posmodernidad que es la condición de nuestro tiempo, una etapa de transición y reformulación de los fundamentos  de la civilización que va a ocupar un largo tiempo.  

Viviendo con tantas verdades es imposible  evitar la revisión  del concepto mismo de verdad.  La verdad “como yo la veo” no nos lleva muy lejos, lo que obliga a pensar de nuevo. Según Richard Rorty seria mejor decir que la verdad es algo que hacemos, no algo que encontramos. Por sorprendente que parezca la idea no es nueva. La  encontramos hace 2500 años atrás en el Budismo y en el occidente aparece con Heráclito el Obscuro y se repite como una muletilla en el pensamiento posterior.  La idea no implica  que no haya nada “ahí afuera”. Solo implica que las historias acerca de lo que hay afuera, digamos los hechos científicos, las enseñanzas religiosas, nuestras creencias sociales, incluso nuestras percepciones personales son producto de la interacción entre la mente humana y el cosmos. A este lo encontramos, pero las ideas que nos formamos de el son hechas. Que el mundo esta ahí afuera  significa  que  no es nuestra creación, que las cosas que hay en el espacio y el tiempo son efectos de causas que no incluyen nuestros estados mentales. Decir que las verdades son hechas, en cambio, significa que donde no hay sentencias no hay verdad, que las sentencias son elementos del lenguaje y los lenguajes son creaciones humanas.  Según el consenso pos moderno las ideas no pueden ser entendidas aparte del sistema lingüístico, del esquema conceptual o de la visión del mundo que las produce.  

La cosa, entonces,  es que como hay mas de un esquema conceptual, mas de una visión del mundo, mas de una sola perspectiva hay también  mas de una versión de la verdad  acerca del mismo tema...  ¿significa, entonces,  que cada versión del tema es verdad? ¿puede uno ser pluralista  sin creer que cualquier cosa va?  Este es el problema que cualquier esfuerzo filosófico tiene que dar cuenta... realismo acerca de la verdad y pluralismo acerca del mundo. Un problema filosófico no solo de interés académico, sino también político... como incorporar diferentes puntos de vista en la propia  cultura. El problema es este... si sostenemos  el pluralismo cultural  la verdad no puede residir en la correspondencia con un mundo de hechos neutrales. Es cierto que la verdad implica la forma en que el mundo es, pero como esta forma  es relativa a un marco conceptual, entonces la verdad también es relativa. Si los hechos y el contenido son relativos... ¿cómo podemos evitar el relativismo acerca de la verdad? Si el pluralismo quiere retener una noción de la verdad que sea estable a través de los diferentes esquemas conceptuales, digamos de las diferentes culturas, entonces necesita  de un mecanismo  evaluativo.

Reconocer el pluralismo no es reconocer necesariamente que una visión del mundo es tan buena como cualquier otra... ¿por que?... porque  hay  unas que funcionan mejor que otras. Una visión viable  del  mundo es interdependiente, consistente, se ajusta a los datos empíricos.  Una no viable es fragmentada, inconsistente, ignora los datos y se equivoca con mas frecuencia. La clave es cual funciona mejor... ¿SIDA es una invención imperialista que se puede tratar con ajo, limón y aceite de oliva, como sostenía un personero  del gobierno de Sud Africa entre 1999 y 2008, o una enfermedad viral infecciosa que puede tratarse con un tratamiento anti viral? ¿cuál de estas visiones es mas viable?

En ultima instancia uno puede preguntarse... ¿cómo todo puede ser relativo a menos que lo relativo tenga una base?...  la relatividad de todas las cosas requiere de algo que no sea relativo, algo independiente de nuestros esquemas y conceptualizaciones, algo que los esquemas conceptuales son últimamente esquemas de. Nuestras  perspectivas  son perspectiva de una realidad compartida, de un mundo que nos afecta a todos.  Admitir que hay un solo mundo, que hay una realidad noumenal, es admitir que es independiente de cualquier punto de vista.  La diferencia entre un mundo de apariencias y uno transcendental no implica la diferencia entre dos mundos, sino la diferencia entre dos formas de considerar el mismo mundo, dos formas de concebir la misma realidad compartida, el mismo mundo en el que todos estamos. Nuestro mundo es el mundo.  Lo que el pluralismo aporta es que no una iniciativa, no un solo punto de vista tiene acceso a la verdad absoluta, no porque los otros  también lo tienen, sino porque no hay tal verdad absoluta. Describimos el mundo y al mismo tiempo, al hacerlo, describimos como el mundo se presenta a nosotros. En la practica ambos proyectos son inseparables.  

Kant decía... “si no podemos conocer las cosas como ellas son en si, podemos, sin embargo, conocerlas como ellas deben ser concebidas en una reflexión transcendental”.


Nieves y Miro Fuenzalida.

Sunday, March 4, 2018

Aromaticas metafisicas.


La albahaca,
El cilantro,
La menta
Nos traen
Aromaticas metafisicas
Envueltas
En
El papel verde
De
Sus hojas.


Nieves.