Sunday, November 27, 2016

La puerta


Y, allí,
detrás
de
la puerta aromática
del tiempo,
guardo
los ayeres
de
                                                                          lo que fui
y
voy siendo,
de
lo que hice
y
voy haciendo,
como
perfumes horizontales
de
besos.


Nieves.

Sunday, November 20, 2016

La idiotez del conformismo.


La democracia es un sistema político bastante popular. Y más  aun cuando  se sufre su ausencia. En el momento en que —como ahora— su existencia se hace más precaria, cuando se transforma en una grotesca caricatura de si misma en aquellos países que  dicen ser  su paradigma necesitamos someterla a una  constante interrogación. La relación entre cuestionamiento y poder  es algo que encontramos en el corazón mismo de la democracia.

 El cuestionamiento del gobierno, sus instituciones, la educación, la justicia, la economía, los partidos y nosotros mismos. La razón es bastante simple. Parte del poder que el ciudadano tiene en un sistema democrático viene de su habilidad y deseo de preguntar. El mero hecho de preguntar ¿Por qué? inicia un proceso de descubrimiento, análisis, evaluación y aproximación de cómo las cosas funcionan  en la sociedad en que se vive.

Esta práctica hoy día la reemplazamos por la certidumbre que nos dan los medios de información, el gobierno, los políticos, los sacerdotes, los gurús, las celebridades y Google.

Preferimos  ubicar la verdad, no su descubrimiento. La respuesta, no el proceso que lleva a ella.

Lo primario es cómo navegar el sistema, no cómo cambiarlo. La pregunta que aquí cabe es: si, después de todo, sólo aprendemos a obtener información y no a interpretarla, ¿cómo podríamos llegar a pensar nuevos pensamientos?

La rigidez ideológica, el pensamiento grupal, la relación con solo aquellos que comparten nuestras ideas nos protege del riesgo de la crítica y nos asegura la corrección de nuestras creencias, que podemos seguir repitiendo con absoluta confianza porque son la verdad… ¿para que investigar mas?
Además, el cuestionamiento pone en peligro el orden de las cosas y socava su estabilidad. La Inquisición tuvo su razón de ser.

Pero… ¿si vivimos en gettos ideológicos de donde podría venir la motivación para investigar? El cuestionamiento social y el ejercicio del pensamiento crítico, lejos de ser una mera cuestión de curiosidad intelectual, tiene directa relacion con la forma en que arreglamos nuestras vidas.

En los últimos treinta años las políticas neoliberales  han dirigido un ataque total al sistema de bienestar y a las organizaciones obreras y, a pesar de que su fracaso económico ha causado desempleo, pobreza, miseria y desesperación, continúan imponiéndose como las únicas alternativas realistas ¿Podría  ser esto posible sin el apoyo de las mismas masas que sufren sus consecuencias?

Si la respuesta es  no, ¿por qué, entonces,  las mayorías están dispuestas a apoyar y contribuir a mantener un sistema injusto que las empobrece? ¿a conservar una estructura social que solo  beneficia a una minoría? ¿a mantener la pasividad y no a rebelarse?

La cultura del consentimiento es bastante compleja y no hay una sola explicación que de cuenta de ella. La más obvia seria la referencia a  los aparatos  represivos y su sistema legal, que funcionan para preservar el sistema de relaciones  económicas  que privilegia la propiedad privada y la estratificación social. Toda su estructura  esta organizada  para aumentar las ventajas de los grupos  de poder.

La amenaza y acción coersiva brutal que esta maquinaria estatal ejerce fomenta el miedo y el consentimiento y lleva a pensar  que la desigualdad es natural y no el resultado  de una mala construcción  social.

Menos obvia que la amenaza legal y la violencia física ilimitada de los agentes del orden es la presión social que se ejerce a través de  la desaprobación, la perdida de influencia de las amistades, riesgo de desempleo  y el ostracismo. Esta presión no es nunca para cambiar el orden, sino para adaptarse a el, para hacer y decir lo que todos hacen y dicen.

Muchos, incluso, llegan a negar la evidencia de sus propios  sentidos para ajustarse a lo que todos dicen. Ciertamente que hay elecciones, pero solo dentro del círculo de lo común.

Otra forma de conformismo mucho más común que la violencia y el ostracismo, decía Marx,  es la monótona compulsión de las relaciones económicas. La necesidad de alimento, techo y ropa requiere reproducir diariamente las relaciones de producción, porque ellas, a pesar de que  nos succionan toda nuestra energía, también nos sostienen. Nuestras vidas están llenas de rutinas, obligaciones y tareas necesarias. Ocupados como estamos  para mantenernos ¿quien tiene tiempo y energías para rebelarse? ¿O, mas aun, para arriesgar lo poco que nos sostiene?

La inseguridad laboral y el desempleo son una amenaza y preocupación  constante de los trabajadores. Los agitadores rápidamente son eliminados de sus empleos  y reemplazados por otros desesperados por ser contratados. Por eso el capitalismo siempre se asegura de tener un excedente de mano de obra junto a una clase laboral fragmentada y micro jerarquizada.

En un estudio bastante citado en Estados Unidos a un número de sujetos se les mostró la fotografía de un grupo de personas en el metro. Un hombre  blanco sostenía una pistola. Cuando, posteriormente, se les pregunto quien sostenía el arma, la gran mayoría identifico a un negro como el malhechor… ¿No es  la osificación de las creencias que adquirimos en nuestra infancia las que luego forman el núcleo de nuestros prejuicios y creencias básicas  que juegan un papel crucial en la forma en que apreciamos la realidad social?

Su tenacidad  hace casi imposible erradicarlas. Son el lente que distorsiona  la percepción y la memoria. Una tendencia humana, que según  el cognotivismo científico,  reinterpreta la experiencia de acuerdo a nuestras creencias fundamentales. Aquí no seria exagerado decir que el mensaje al que sucesivas  generaciones, desde la segunda guerra mundial, han venido recibiendo a través del cine, la radio, la prensa, la televisión, la escuela o la iglesia es el de que el capitalismo es el mejor sistema socio económico que el mundo ha conocido.

A nivel subliminal en Europa y Norteamérica este mensaje ha adquirido  el estatus de creencia fundamental. Aqui es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo.

El productor de cine estadounidense Samuel Goldwyn una vez dijo “Cuando yo quiera tu opinión, te la daré” ¿No es esta exactamente la fuerza y poder de los medios de información?

Seis conglomerados  dominan el ambiente informativo (General Electric, Time Warner, Walt Disney, News Corporation,  CBS y Viacom controlan la radio, la televisión, el cine y la industria de la prensa escrita) Estas megas corporaciones, que son parte de las elites dirigentes,  manipulan  los deseos  y las noticias con el fin de  reproducir el sistema y obtener  la máxima ganancia.

En un mundo caótico y lleno de información  queremos respuestas fáciles y rápidas para  ocupar nuestro lugar en el orden de las cosas. La investigación y el cuestionamiento del poder pasan a segundo término. Las  personalidades y los expertos que nos dicen lo que tenemos que pensar reemplazan el reportaje y análisis de las últimas noticias.
Su popularidad, si  las encuestan indican algo, es índice de que preferimos la opinión y el info-entretenimiento  a la pregunta  del “por que” de las cosas.

La era de la internet nos ha obligado a cambiar la forma en que vemos  la información  y el mundo que nos rodea. ¿Cuándo hubiéramos pensado que todo el conocimiento imaginable del mundo iba a estar en la punta de nuestros dedos?

Navegar la autopista de la información, sin embargo, no es lo mismo que navegar la biblioteca de nuestra  ciudad. Si pensamos que la sabiduría es algo que descubrimos por nosotros mismos después de una larga jornada llena de dificultadas y no algo que recibimos, uno podría preguntar: ¿es esta jornada a la que la cultura de la internet nos invita? No, realmente.

A lo que nos invita es  a creer que la sabiduría es accesible si somos capaces de  encontrar la página-web adecuada. Y para ello ya no necesitamos la jornada intelectual. Es mucho más rápida  la habilidad de recuperar información.

En 2008 hubo cerca de 550 millones de búsquedas en el Internet, cifra que ha continuado aumentando. Uno podría decir que este ya no es solo un instrumento, sino todo un ambiente. Pero, si este es un ambiente… ¿es uno que valora el cuestionamiento? La información ciertamente esta ahí…. ¿Y  la habilidad para evaluar la información?

En Google confiamos. Su infinita sabiduría sabe lo que queremos y nos lo da.

¿Es este cambio de hábitos mentales que  la web trae una amenaza a nuestra habilidad de cuestionar? Los investigadores del proyecto “La Generación Google” del Colegio Universitario de Londres, después de rastrear  millones de huellas dejadas por  visitantes de las bibliotecas virtuales, llegaron a la conclusión de que los usuarios de la red buscan información horizontal mas que vertical, muestran escasa  concentración y un mínimo intento para involucrarse con el contenido. Lo que se busca es la gratificación instantánea de la respuesta.

¿Y que? ¿Hay algún problema con esto?...Depende.

Si queremos un  sistema democrático, y no su caricatura, entonces necesitamos ciudadanos que puedan procesar, interpretar y cuestionar la credibilidad de la información que  reciben. Esta habilidad es básica para influir en el sistema y ejercer cambios sociales.

¿Como se podría  responder al conformismo? La respuesta pareciera ser  bastante simple. Disentir. Rehusar el apoyo a lo que todos apoyan.

Una de las formas mas efectivas de socavar el poder  siempre ha sido la de  unir al agitador con otros agitadores. Si el consentimiento tiende a reproducir el consentimiento, por la misma razón  el disentimiento tiende a reproducir disentimiento.

No importa cuan grande sea la mayoría, la presencia de un agitador siempre reduce la conformidad.

——

Sunday, November 13, 2016

La mesa redonda.

  
La soledad escupe
gnomos
de
angustia
sentada
en
la punta
de
una mesa
redonda.


Nieves.

Sunday, November 6, 2016

Siguiendo al animal.


¿Cómo conocemos a un animal?...  El modo preferido   es  el de transformarlo en un  objeto de clasificación y análisis para aumentar el conocimiento humano.  Pero,  no siempre. La filosofía animal de Chuang Tzu sigue otro camino.  Uno no debe, dice,  tratar de alcanzar ninguna cosa. No debe buscar una unidad conceptual,  un conjunto de proposiciones  o una serie de argumentos. No debe aspirar a construir otro discurso filosófico antropocéntrico.  Uno simplemente debe seguir al animal.

¿No es este seguir al animal algo parecido al “ devenir  animal “ de Deleuze  y Guattari, como observa  Irving Goh?

 En un texto bastante conocido del filosofo chino se lee que  una vez Chuang Tzu soñó que era una mariposa  volando de flor en flor  bajo el sol, feliz consigo misma. De pronto despierta y ahí estaba el,  solido y, sin lugar a dudas, Chuang Tzu…  ¿Es Chuang Tzu el que soñó que es una mariposa  o  es una mariposa soñando que es Chuang Tzu?

Este es un sueño bien diferente de los que comúnmente  tenemos. Uno no sale de este sueño para recuperar el sentido de la subjetividad consciente. Aquí la conciencia,  por decirlo así, esta trastornada, desquiciada, porque la  gran incertidumbre que permanece no es la inhabilidad para distinguir entre realidad e ilusión, como a veces nos ocurre  después de tener un sueño vivido, sino la ansiedad de ya no saber  quien o que uno es. No hay manera de decir si uno es el humano que soñó  ser una mariposa o si, en realidad, es la mariposa soñando que es un ser humano… ¿No estaría, este sueño,  indicando   que nuestra actual forma humana es continuación  del sueño animal?

Algo ha ocurrido entre la mariposa y Chuang Tzu.  Un impacto, o un afecto en el sentido de Deleuze y Guattari,  ha cruzado entre ellos  que desencadena cambios radicales en la constitución corporal humana.  Es la pequeña mariposa, en el evento del sueño,  la que  desraíza a Chuang Tzu de la humanidad, la que,  por un instante, planta  la  duda en  la certidumbre de la subjetividad y agencia humana,  la que desorganiza e interrumpe las categoría ontológicas usuales… ¿soy Chuang Tzu o soy la mariposa?  Si el duda la certidumbre de si mismo, también duda si es humano, sintiéndose ahora un animal en la forma de  mariposa.  Este es el comienzo del devenir  animal  que no hay que entenderlo  como  el surgimiento  de una nueva entidad  singular producida por  la  inserción de una dentro de la otra  a costa de  las dos primeras.  Las dos entidades iniciales, dice Deleuze, permanecen, excepto que,  después del encuentro, cada una  de ellas deviene en  algo diferente de acuerdo a sus propias característica.   En devenir animal,  el animal y el ser humano “de ninguna manera son la misma cosa”.   En el deslizamiento  entre la mariposa y Chuang Tzu, entre el  animal y el humano,  también  “debe haber alguna distinción”.

¿Por qué seria  importante  desraizarse de la humanidad?  Según  el filósofo chino  la vida tiene limites, pero el conocimiento tiene aun mas.  Si usamos lo que es limitado para captar lo que es ilimitado corremos  un grave peligro.   Seguir al animal o devenir en animal  sugiere un camino  que   puede llevar a un  lugar diferente desde el cual  se podría  atisbar al otro lado del limite.  Un camino que  puede deja atrás  al sujeto humano  incapaz de  captar el ilimitado evento de la vida. Un camino que  se aleja de las instituciones gubernamentales,  de la virtud burocrática, del oficio político,  de la buena conducta que impresiona  al jefe.  Es decir, de la política que impone limites. 

Creemos ser “animales políticos”  capaces de un discurso racional, con la habilidad  de organizar la vida   dentro de espacios civilizados como la ciudad y  la nación  en donde la vida diaria  es ordenada y manejada por  normas y leyes.  El “animal político” vive para asegurar el orden y perpetuidad  de la economía política del espacio que habita, y del que, prácticamente,  es imposible salir.  El animal  salvaje es lo que escapa a esta totalización política.  Seguir al animal, o devenir animal,  es, entonces,  desaparecer de la política y entrar en un territorio desconocido e incognoscible, según Chuang Tzu. Olvidar  la política es  mantener y asegurar la vida en su simplicidad y libertad.  El animal deja al mundo tranquilo, tal como es, y no lo  organiza o transforma  con otros animales de acuerdo con su juicio.  Simplemente existe,  vagando libremente en la naturaleza, lejos de la explotación humana.  

Obviamente, esta  no es una filosofía animal útil para  la especie human.  Su propósito no es educar,  no es  ayudar en la constitución  de un ser humano mas responsable, ni  tampoco es  una ontología animal.   En este sentido la filosofa animal de Chuang Tzu es  políticamente inútil, a diferencia de la filosofía animal de Peter Singer  que  posee una  utilidad practica, especialmente en el tratamiento ético del animal.  Nada de esto se encuentra en el filosofo chino.  No interés al servicio del entendimiento humano.  Su relación con el  animal  es  parecida  a la de Derrida que tampoco  se aproxima al animal con el afán de conocerlo desde la perspectiva humana.  El secreto y enigma del animal se mantiene  como muestra de respeto por lo que no puede ser entendido. Como dice Irving  Goh,  es humildad frente  a lo que no comprendemos.  Nunca  entendemos al animal.  Uno nunca  puede saber que piensa o como piensa. Ni siquiera  podemos estar seguros  de si piensa.

El repudio de la política, sin embargo,  no  lleva a un estado apolítico,  como ingenuamente se podría pensar.  El olvido o la resistencia en contra de la política estatal  y sus limites  es también política. El gol en devenir animal en Deleuze  es resistir, escapar o volverse imperceptible  para los aparatos de la burocracia estatal , devenir que,  en el fondo,  es una trayectoria política. Hay toda una política en devenir animal, dice Deleuze, que se produce  “en ensamblajes que no son los de la familia, la religión, ni el  Estado”.  Seguir al animal o devenir animal,  es  ponerse en contacto con  energías, visiones, sentidos y vitalidades que  rompen  los limites  antropocéntricos  y cuestionan el pensar.  Es tener una “relación animal con el animal”.   La connotación política aquí, se podría decir,  esta en la desviación del poder  del Estado o del  Sujeto que bloquean  la capacidad para generar  afectos o ser afectado en una variedad de formas.  Esta no es una política dirigida al poder legislativo o a los creadores de programas gubernamentales.  La adopción de leyes para la preservación de la vida salvaje no tiene nada que ver con las capacidades intrínsecas de afectabilidad entre el animal y el humano que son independientes de  las regulaciones políticas.  La cosa no es defender los derechos del animal o la planta o promulgar la ética de la compasión, sino  abrirse a una actitud de solidaridad con afectos  que no son  los  producidos por los humanos . Mas que una ética,  esta es una etología  que llama la atención hacia los signos afectivos comunes  que hay entre animal y  humano.

La experiencia de la primatologista Bárbara Smuts,  que durante dos años  viajo 12 horas al día, 7 días a la semana, con una  tropa de 135 babuinos,  muestra como su relación con los babuinos altero su  interacción con otros animales… “ en el proceso de ganar su confianza, casi todo cambio acerca de mi, incluyendo la forma en que caminaba y sentaba, la forma de sostener el cuerpo y la forma en que usaba mi voz y ojos. Estaba aprendiendo una nueva forma de ser en el mundo… la forma del babuino. No estaba  literalmente  moviéndome como el babuino. Mi morfología diferente lo impedía, pero estaba respondiendo a las señales  que los babuinos usaban para indicar   unos a otros sus emociones, motivaciones  y gradualmente estaba aprendiendo a enviar tales señales de vuelta a ellos”  Este es el devenir en un animal de manada…    “crecientemente  sentía la tropa como nosotros en lugar de sentirla como ellos”…”podía saber si íbamos a viajar una distancia larga o corta ese día, sin saber como lo sabia”.  ¿No es este el índice de que la paleontóloga había sido infectada por la manada?...  Una corriente de afectos viaja de ida y vuelta   entre la manada y Bárbara.

La  tropa o manada  es la tierra fértil por excelencia del devenir.  Obliga a sus miembros  a entrar en involuciones y alianzas.  La experiencia de Smuts  indica que nosotros también podemos  estar sujetos a alianzas similares con otros animales que pueden asegurar un florecimiento mutuo.

 El  seguir al animal  de Chuang Tzu y el devenir  animal de Deleuze  no tratan , por supuesto, con la dialéctica histórica ni con  su significado.  Aquí no encontramos leyes históricas que puedan explicar el devenir o revelar totalmente su significado.  La historia no deviene.  Lo que deviene  es lo sempiterno, lo que escapa al reconocimiento, a la legislación histórica, a la identificación  y a lo  familiar.  Devenir es un estado de cosas  que expresa fuerzas impersonales que transforman las fuerzas estables, que de otra manera permanecerían insensibles.  Las cosas, en lugar de persistir en su propio ser, se abren a la experimentación de zonas comunes  entre los  reinos  animal, mineral, humano o vegetal.  La orquídea  atrae a la avispa  al emitir sustancias químicas que se asemejan a  la feromona de la avispa femenina  que, al  volar  de flor en flor, ayuda  a la polinización de la planta.   En este ensamblaje el  punto esencial es este… por cualquier medio o elemento,  la emisión de corpúsculos  entra en una relación de movimientos que crea una zona de proximidad a nivel molecular entre  el vegetal y el animal.  Aquí  la  vieja idea metafísica de la identidad sustancial da paso  al ensamblaje, las alianzas y las relaciones  junto con el devenir entre seres y cosas.  El devenir ocurre como  un evento  independiente  de la elección intencional,  del  libre albedrio o del  acto voluntario.   Cualquier cosa, lo mas inesperado o  insignificante,  puede lanzarnos al devenir.  Un devenir que siempre   puede  contener el riesgo de  un ensamblaje  fallido.

Esta es una posición anti humanista que va  mayormente en contra  de  las ciencias sociales que tradicionalmente enfatizan la distinción jerárquica  entre humanos y animales, en lugar de  afirmar  una zona común  de afectabilidad.  La concepción  tradicional  contiene una visión imperialista de la naturaleza  basada en una serie de valores trascendentes que Deleuze  trata de desconstruir con la intención  de de-jerarquizar radicalmente   las relaciones en el mundo  de lo viviente  y, así,  alejarnos  del poder de dominación que contiene el menor grado de afectabilidad.  


Devenir animal es olvidar  la  rigidez de nuestros hábitos físicos y emocionales para expandir la experiencia del mundo.