Sunday, November 6, 2016

Siguiendo al animal.


¿Cómo conocemos a un animal?...  El modo preferido   es  el de transformarlo en un  objeto de clasificación y análisis para aumentar el conocimiento humano.  Pero,  no siempre. La filosofía animal de Chuang Tzu sigue otro camino.  Uno no debe, dice,  tratar de alcanzar ninguna cosa. No debe buscar una unidad conceptual,  un conjunto de proposiciones  o una serie de argumentos. No debe aspirar a construir otro discurso filosófico antropocéntrico.  Uno simplemente debe seguir al animal.

¿No es este seguir al animal algo parecido al “ devenir  animal “ de Deleuze  y Guattari, como observa  Irving Goh?

 En un texto bastante conocido del filosofo chino se lee que  una vez Chuang Tzu soñó que era una mariposa  volando de flor en flor  bajo el sol, feliz consigo misma. De pronto despierta y ahí estaba el,  solido y, sin lugar a dudas, Chuang Tzu…  ¿Es Chuang Tzu el que soñó que es una mariposa  o  es una mariposa soñando que es Chuang Tzu?

Este es un sueño bien diferente de los que comúnmente  tenemos. Uno no sale de este sueño para recuperar el sentido de la subjetividad consciente. Aquí la conciencia,  por decirlo así, esta trastornada, desquiciada, porque la  gran incertidumbre que permanece no es la inhabilidad para distinguir entre realidad e ilusión, como a veces nos ocurre  después de tener un sueño vivido, sino la ansiedad de ya no saber  quien o que uno es. No hay manera de decir si uno es el humano que soñó  ser una mariposa o si, en realidad, es la mariposa soñando que es un ser humano… ¿No estaría, este sueño,  indicando   que nuestra actual forma humana es continuación  del sueño animal?

Algo ha ocurrido entre la mariposa y Chuang Tzu.  Un impacto, o un afecto en el sentido de Deleuze y Guattari,  ha cruzado entre ellos  que desencadena cambios radicales en la constitución corporal humana.  Es la pequeña mariposa, en el evento del sueño,  la que  desraíza a Chuang Tzu de la humanidad, la que,  por un instante, planta  la  duda en  la certidumbre de la subjetividad y agencia humana,  la que desorganiza e interrumpe las categoría ontológicas usuales… ¿soy Chuang Tzu o soy la mariposa?  Si el duda la certidumbre de si mismo, también duda si es humano, sintiéndose ahora un animal en la forma de  mariposa.  Este es el comienzo del devenir  animal  que no hay que entenderlo  como  el surgimiento  de una nueva entidad  singular producida por  la  inserción de una dentro de la otra  a costa de  las dos primeras.  Las dos entidades iniciales, dice Deleuze, permanecen, excepto que,  después del encuentro, cada una  de ellas deviene en  algo diferente de acuerdo a sus propias característica.   En devenir animal,  el animal y el ser humano “de ninguna manera son la misma cosa”.   En el deslizamiento  entre la mariposa y Chuang Tzu, entre el  animal y el humano,  también  “debe haber alguna distinción”.

¿Por qué seria  importante  desraizarse de la humanidad?  Según  el filósofo chino  la vida tiene limites, pero el conocimiento tiene aun mas.  Si usamos lo que es limitado para captar lo que es ilimitado corremos  un grave peligro.   Seguir al animal o devenir en animal  sugiere un camino  que   puede llevar a un  lugar diferente desde el cual  se podría  atisbar al otro lado del limite.  Un camino que  puede deja atrás  al sujeto humano  incapaz de  captar el ilimitado evento de la vida. Un camino que  se aleja de las instituciones gubernamentales,  de la virtud burocrática, del oficio político,  de la buena conducta que impresiona  al jefe.  Es decir, de la política que impone limites. 

Creemos ser “animales políticos”  capaces de un discurso racional, con la habilidad  de organizar la vida   dentro de espacios civilizados como la ciudad y  la nación  en donde la vida diaria  es ordenada y manejada por  normas y leyes.  El “animal político” vive para asegurar el orden y perpetuidad  de la economía política del espacio que habita, y del que, prácticamente,  es imposible salir.  El animal  salvaje es lo que escapa a esta totalización política.  Seguir al animal, o devenir animal,  es, entonces,  desaparecer de la política y entrar en un territorio desconocido e incognoscible, según Chuang Tzu. Olvidar  la política es  mantener y asegurar la vida en su simplicidad y libertad.  El animal deja al mundo tranquilo, tal como es, y no lo  organiza o transforma  con otros animales de acuerdo con su juicio.  Simplemente existe,  vagando libremente en la naturaleza, lejos de la explotación humana.  

Obviamente, esta  no es una filosofía animal útil para  la especie human.  Su propósito no es educar,  no es  ayudar en la constitución  de un ser humano mas responsable, ni  tampoco es  una ontología animal.   En este sentido la filosofa animal de Chuang Tzu es  políticamente inútil, a diferencia de la filosofía animal de Peter Singer  que  posee una  utilidad practica, especialmente en el tratamiento ético del animal.  Nada de esto se encuentra en el filosofo chino.  No interés al servicio del entendimiento humano.  Su relación con el  animal  es  parecida  a la de Derrida que tampoco  se aproxima al animal con el afán de conocerlo desde la perspectiva humana.  El secreto y enigma del animal se mantiene  como muestra de respeto por lo que no puede ser entendido. Como dice Irving  Goh,  es humildad frente  a lo que no comprendemos.  Nunca  entendemos al animal.  Uno nunca  puede saber que piensa o como piensa. Ni siquiera  podemos estar seguros  de si piensa.

El repudio de la política, sin embargo,  no  lleva a un estado apolítico,  como ingenuamente se podría pensar.  El olvido o la resistencia en contra de la política estatal  y sus limites  es también política. El gol en devenir animal en Deleuze  es resistir, escapar o volverse imperceptible  para los aparatos de la burocracia estatal , devenir que,  en el fondo,  es una trayectoria política. Hay toda una política en devenir animal, dice Deleuze, que se produce  “en ensamblajes que no son los de la familia, la religión, ni el  Estado”.  Seguir al animal o devenir animal,  es  ponerse en contacto con  energías, visiones, sentidos y vitalidades que  rompen  los limites  antropocéntricos  y cuestionan el pensar.  Es tener una “relación animal con el animal”.   La connotación política aquí, se podría decir,  esta en la desviación del poder  del Estado o del  Sujeto que bloquean  la capacidad para generar  afectos o ser afectado en una variedad de formas.  Esta no es una política dirigida al poder legislativo o a los creadores de programas gubernamentales.  La adopción de leyes para la preservación de la vida salvaje no tiene nada que ver con las capacidades intrínsecas de afectabilidad entre el animal y el humano que son independientes de  las regulaciones políticas.  La cosa no es defender los derechos del animal o la planta o promulgar la ética de la compasión, sino  abrirse a una actitud de solidaridad con afectos  que no son  los  producidos por los humanos . Mas que una ética,  esta es una etología  que llama la atención hacia los signos afectivos comunes  que hay entre animal y  humano.

La experiencia de la primatologista Bárbara Smuts,  que durante dos años  viajo 12 horas al día, 7 días a la semana, con una  tropa de 135 babuinos,  muestra como su relación con los babuinos altero su  interacción con otros animales… “ en el proceso de ganar su confianza, casi todo cambio acerca de mi, incluyendo la forma en que caminaba y sentaba, la forma de sostener el cuerpo y la forma en que usaba mi voz y ojos. Estaba aprendiendo una nueva forma de ser en el mundo… la forma del babuino. No estaba  literalmente  moviéndome como el babuino. Mi morfología diferente lo impedía, pero estaba respondiendo a las señales  que los babuinos usaban para indicar   unos a otros sus emociones, motivaciones  y gradualmente estaba aprendiendo a enviar tales señales de vuelta a ellos”  Este es el devenir en un animal de manada…    “crecientemente  sentía la tropa como nosotros en lugar de sentirla como ellos”…”podía saber si íbamos a viajar una distancia larga o corta ese día, sin saber como lo sabia”.  ¿No es este el índice de que la paleontóloga había sido infectada por la manada?...  Una corriente de afectos viaja de ida y vuelta   entre la manada y Bárbara.

La  tropa o manada  es la tierra fértil por excelencia del devenir.  Obliga a sus miembros  a entrar en involuciones y alianzas.  La experiencia de Smuts  indica que nosotros también podemos  estar sujetos a alianzas similares con otros animales que pueden asegurar un florecimiento mutuo.

 El  seguir al animal  de Chuang Tzu y el devenir  animal de Deleuze  no tratan , por supuesto, con la dialéctica histórica ni con  su significado.  Aquí no encontramos leyes históricas que puedan explicar el devenir o revelar totalmente su significado.  La historia no deviene.  Lo que deviene  es lo sempiterno, lo que escapa al reconocimiento, a la legislación histórica, a la identificación  y a lo  familiar.  Devenir es un estado de cosas  que expresa fuerzas impersonales que transforman las fuerzas estables, que de otra manera permanecerían insensibles.  Las cosas, en lugar de persistir en su propio ser, se abren a la experimentación de zonas comunes  entre los  reinos  animal, mineral, humano o vegetal.  La orquídea  atrae a la avispa  al emitir sustancias químicas que se asemejan a  la feromona de la avispa femenina  que, al  volar  de flor en flor, ayuda  a la polinización de la planta.   En este ensamblaje el  punto esencial es este… por cualquier medio o elemento,  la emisión de corpúsculos  entra en una relación de movimientos que crea una zona de proximidad a nivel molecular entre  el vegetal y el animal.  Aquí  la  vieja idea metafísica de la identidad sustancial da paso  al ensamblaje, las alianzas y las relaciones  junto con el devenir entre seres y cosas.  El devenir ocurre como  un evento  independiente  de la elección intencional,  del  libre albedrio o del  acto voluntario.   Cualquier cosa, lo mas inesperado o  insignificante,  puede lanzarnos al devenir.  Un devenir que siempre   puede  contener el riesgo de  un ensamblaje  fallido.

Esta es una posición anti humanista que va  mayormente en contra  de  las ciencias sociales que tradicionalmente enfatizan la distinción jerárquica  entre humanos y animales, en lugar de  afirmar  una zona común  de afectabilidad.  La concepción  tradicional  contiene una visión imperialista de la naturaleza  basada en una serie de valores trascendentes que Deleuze  trata de desconstruir con la intención  de de-jerarquizar radicalmente   las relaciones en el mundo  de lo viviente  y, así,  alejarnos  del poder de dominación que contiene el menor grado de afectabilidad.  


Devenir animal es olvidar  la  rigidez de nuestros hábitos físicos y emocionales para expandir la experiencia del mundo.

No comments:

Post a Comment