¿De
que manera, uno podría preguntarse, Parménides, Descartes, Sartre, Marx o
Fanón podrían ayudar a atrapar el oxido
de carbono? La acidificación de los océanos, la extinción de las especies o el derretimiento de los
hielos en los polos y en la cumbre de las montañas son problemas que las humanidades, con su
tendencia a los análisis filológicos, a las discusiones esotéricas y las
interminables interpretaciones,
parecieran estar mal equipadas para confrontar esta nueva realidad.
O
tal vez no. Los problemas existenciales que la época presenta siempre han
estado al centro de las discusiones humanistas... ¿qué significa vivir? ¿cuál
es el sentido de la vida? ¿que es la verdad? ¿de donde venimos? ¿a dónde vamos?
son ahora cuestiones que adquieren una nueva dimensión y
presentan nuevos problemas a la ética, la
política, la ontología y la epistemología al desafiar nuestras prioridades y
hábitos intelectuales. ¿Qué significa la guerra de tarifas entre EU y China
frente al posible colapso de la civilización global? ¿qué decisiones
significativas tendríamos que tomar para vivir en un futuro lleno de amenazas?
Estas son preguntas que no tienen respuestas empíricas o lógicas. Son cuestiones
netamente filosóficas. Ni siquiera el Big Data
puede ayudar aquí, porque estos
problemas no se pueden graficar o cuantificar.
Según
el teórico y académico estadounidense Roy Scranton, no es fácil pensar que esta
civilización basada en la energía fosilizada se acaba y con ello, la humanidad tal como la
conocemos. Sicológicamente nos rebelamos a la idea de nuestro fin porque tenemos la tendencia a
creer que el mañana será como hoy.
Nuestra conducta a través del mundo indica que creemos que podemos continuar
indefinidamente quemando petróleo, matando a los animales de la tierra, el aire
y el mar y envenenando los ríos y los océanos sin que nada nos pase, a pesar de
que la creencia se ve constantemente interrumpida por la intromisión climática.
¿Por qué los teóricos han empezado a hablar
del fin de la especie humana? ¿No será que toda esta especulación es demasiado
prematura? Después de todo, nadie sabe exactamente que va a pasar en el futuro.
Cierto,
no lo sabemos, pero si sabemos lo que esta pasando en el presente. Sabemos que
la civilización humana ha florecido en lo que ha sido el intervalo de clima mas
estable en los últimos 650 000 años. Sabemos que este intervalo llegara a su
fin si la temperatura promedio sobrepasa en 1.5 grados C los niveles de la
época pre industrial. Según la Organización Meteorológica Mundial la
temperatura promedio puede aumentar de 3 a 5 grados C para el 2100, incluso si se cumplen las promesas del acuerdo
de Paris. Y sabemos, dada la política global, que una prohibición mundial de la
emisión de CO2, es una pura fantasía. El
crecimiento y estabilidad económica del capitalismo depende de energía barata y
eficiente. De carbonizar la economía, sin el reemplazo de una fuente de energía
alternativa eficaz, significaría desconectar aproximadamente el 80% de la
capacidad energética que causaría una
crisis económica como nunca vista. En este momento la población mundial no esta
dispuesta a cambiar el crecimiento económico por una menor emisión de CO2,
especialmente cuando el poder económico
es el índice mas importante de estatus
global.
El
capitalismo con su utopía tecnológica ha prometido un crecimiento e innovación
infinitos y, paradójicamente, todo indica que va a ser incapaz de salvar la humanidad
del desastre que ha creado, a pesar de toda la retorica ambientalista de
algunos de sus lideres. Dentro del marco capitalista, por ejemplo, varias
soluciones se han venido ofreciendo, pero por el momento ninguna de ellas pareciera
funcionar. Según el reporte del Panel Internacional del Cambio Climático del
2014 es posible evitar lo peor del calentamiento global con una pequeña
disminución del crecimiento económico de no mas de .06% si se transfiere la
inversión del petróleo y el carbón a la
investigación y desarrollo de la energía renovable, la energía nuclear y la captura y secuestración del
carbono.
Muchos
críticos, sin embargo, cuestionan la posibilidad de que la energía renovable
sea una alternativa factible a la energía fosilizada porque la transición va a
ser mucho mas difícil de lo que comúnmente se piensa debido, entre otras cosas,
a la menor densidad de la energía
renovable, a la intermitencia de sus
flujos, a la distribución desigual de sus recursos y, especialmente, al hecho
de que va a tomar décadas el desarrollo e implementación de la infra estructura
que estos sistemas requieren, décadas que como sabemos no tenemos. Según los
informes científicos del Panel Internacional se estima que el 2035 es el
limite. Mas allá seria demasiado tarde.
La
dificultad mayor con la energía renovable es que el viento y el sol no son lo
suficientemente confiables para
suministrar la energía necesaria para
mantener los aparatos eléctricos, como
ampolletas, equipos médicos o medios digitales, funcionando sin intermitencia. En
el próximo futuro la energía renovable no será una fuente suficiente de energía
eléctrica. Hoy día hay un amplio consenso entre expertos en energía que las únicas dos opciones realistas para
eliminar la emisión de CO2 son la captura y secuestración de carbono
y la energía nuclear.
La
energía renovable ciertamente jugara un
papel en el futuro, pero no lo suficiente para proveer energía barata y confiable
capaz de sostener la economía global. Teoréticamente, dicen algunos científicos, es posible estabilizar el
clima sin la energía nuclear, pero prácticamente no seria posible sin su
inclusión. El problema con estas opciones es que, por un lado, la fisión
nuclear presenta el problema insoluble
de sus residuos y para reducir lo suficiente la emisión de carbono por
debajo de 450 ppm habría que construir mas de 12 000 plantas nucleares, el equivalente
a “una nueva planta cada día hasta el año 2050”. Bien poco probable, especialmente si
consideramos los desastres de Three Mile Island, Chernobyl y Fukushima. Y, por
otro lado, la captura y secuestración del carbono es una tecnologia nueva y
cara que no tiene muchas posibilidades de ser desarrollada
rápidamente a escala global porque hay
bien poco incentivo comercial por parte de la empresa privada y ausencia total
de cualquier tipo de regulación
proveniente de los gobiernos influenciados por la poderosa industria del
carbón y el petróleo. Los cuatro proyectos existente en el 2013 secuestraron alrededor de 50 millones de CO2
y al mismo tiempo se emitieron 200 veces esa cantidad. Los reportes mas
recientes de la Agencia Internacional de Energía indican que el progreso en la
captura y secuestración no inspira confianza.
La
extracción del dióxido de carbono del aire
como solución técnica tampoco ha
logrado desarrollarse y, aunque seria importante hacerlo, no es una solución
fácil o, incluso, viable según algunos expertos debido a la ausencia de datos experimentales, al uso
de energía que va a requerir y al costo
de ingeniería.
Y,
por ultimo, el enfriamiento artificial del planeta o geo ingeniería, como otros
proponen, posee fallas bastantes serias. La idea es crear una cortina de
sulfuro en la estratosfera para aumentar la reflexividad de la tierra. Mientras
el procedimiento es barato y al alcance de corporaciones y países pequeños, la
toxicidad del sulfuro podría degradar las capas de ozono o hacernos mas
vulnerables a las consecuencias de las
erupciones volcánicas que con la adición de aerosol crearían una gruesa capa
atmosférica capaz de producir un enfriamiento masivo catastrófico para la
agricultura que causaría una hambruna
generalizada.
El
calentamiento global no ofrece ninguna solución clara, solo respuestas malas o
peores. Uno de los problemas mas difíciles de tratar es que requiere de una
acción colectiva. Y esto es bien difícil de lograr. Cualquier gobierno que
trate de liberar su economía de la dependencia del carbón y petróleo no tiene
muchas probabilidades de sobrevivir porque la austeridad necesaria que ello
implica traería depresión y pobreza económica o una masiva redistribución de la
riqueza o ambas. A nivel global todo el mundo tendría que trabajar junto. El
problema es que el petróleo y el carbón es el que conecta el mundo e integra su
economía. Sin la información, la energía, la transportación y la
infraestructura sostenida con la energía fósil no habría civilización global.
Para
expertos en política y científicos del clima la cuestión no es si existe el
calentamiento global o como podemos prevenirlo, sino como nos vamos a adaptar a
la vida en el mundo caliente y volátil que hemos creado. Como dice Roy Scranton,
el capitalismo impulsado por el carbono es un sistema zombi, voraz y estéril. Un sistema toxico,
caníbal, auto destructivo e insostenible, tanto en si mismo como en
respuesta al catastrófico cambio
climático.
No
hemos podido evitar el calentamiento global y la civilización capitalista tal
como la conocemos esta llegando a su fin. Afortunadamente, el capitalismo
impulsado por el carbono no es la única forma en que los humanos pueden
organizar sus vidas. La humanidad puede sobrevivir y puede adaptarse al nuevo
mundo del Antropoceno si acepta sus limites y la fugacidad de la vida como verdades fundamentales. Aprender a morir
como individuo, dice Scranton, significa dejar de lado nuestras
predisposiciones y miedos. Aprender a morir como civilización significa dejar
ir esta forma particular de vida con sus ideas de identidad, libertad, éxito y
progreso. Las posibilidades de que la humanidad sobreviva, sin embargo, son bien
escazas. Las dificultades en la que nos encontramos son demasiado tremebundas
para manejarlas bien.
Es
el momento en que nuevamente la especie humana se ve frente a una tarea que es
demasiado difícil de resolver y de la que no puede escapar. El futuro dependerá de la habilidad para confrontarlas con la negación y el
pánico o con paciencia, reflexión y amor.
Nieves
y Miro Fuenzalida.
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