Nos preguntábamos, con Rosa, como podríamos hacer crecer un suspiro azul
...entremedio de los alambres de púas… que nos cerraban el mundo y
suspendían
nuestras vidas presentes en una realidad de cruel horror... Nuestras
mentes trabajaban por todos los rincones de sus laberintos para encontrar la
respuesta... y sonábamos, Rosa
y yo, ya con nuestro suspiro azul… que
se enrollaría en las púas dándonos belleza donde no la había… del solo hecho de imaginarlo nos daba fuerza
para enfrentar esa pesadilla surrealista... Rosa cerraba sus ojos de aceitunas maduras y
comenzaba a describir matemáticamente a nuestro
suspiro azul… como cuando nos traían a Arturo, a Roberto, a Rosa y a mi…
amarrados y cubiertos de vistas y Rosa iba contando en la camioneta
desconocida... las calles desconocidas que cruzábamos... y nos dijo que al parecer sabia con sus matemáticas
cartesianas por donde íbamos… al bajarnos nos dimos cuenta que le había achuntado medio a medio… Así
poco a poco iba creciendo nuestro suspiro azul… con su
suave piel de pétalo… bañado en la alba con gotas de rocíos helados ya
que estábamos cerca de los faldeos
de la cordillera… ¿sentiría tal vez el
frío que nosotras sentíamos al tomar esa maldita ducha helada todos los días
a las 5 de la mañana… que nos clavaban
como agujas que no bordaban manteles?... brr… .brr... Le preguntamos a la
mujer guardiana ...con nuestras mejores
sonrisas si podíamos hacer un pequeño jardín allí donde nos sacaban, si
no estábamos castigadas por pensar e imaginar un mundo diferente donde todos
viviríamos en paz trabajando nuestros sueños… y no la pesadilla de ese
entonces… Nos dijo que le consultaría a sus superiores... Esperamos días y días
la respuesta con el corazón apretado… pero por lo menos lo intentamos… Y
llego un día a la madrugada… y nos hizo felices a Rosa y a mi… Nuestras manos
se convirtieron en palas y harneros… nuestros dedos en azadones... convirtiendo
esa tierra pedregosa y arenosa en la almohada suave, geométricamente metafísica
donde pondríamos la semilla de nuestro suspiro azul... semilla que nos traerían
nuestros Papas, hermanos y Amado mío… ay… ay... un Sábado donde nos
venían a dejar los alimentos y cosas que necesitábamos para la semana… La
semilla, piedra preciosa, la guardamos en un pañuelo para que no desapareciera
como tantas piedras preciosas que habían desaparecido, entre ellas, Arturo,
cuya sonrisa amiga ya no volveríamos a ver jamás... Al próximo día la plantamos
y la regamos con el agua salada de todas las mujeres que estábamos en ese
infierno dantesco de "3 Álamos”… De repente apareció una hoja… y otra mas
...y otra mas… que se iban, como ballerinas, enredándose en las
púas… hasta que en una alba… fuerte… aromático…
bellísimo… nuestro suspiro azul nos miraba desde una púa… .Rosa siempre
presente en mi historia personal!!!
Love=Amor=Amour!!!
Nieves.
Canadá, Ottawa, 23 de Noviembre de 2012.
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