A pesar de todas las
crisis el capitalismo posee una tremenda
capacidad de adaptación y fácilmente transforma cada catástrofe economica en
una oportunidad de inversión,
competencia y solución mercantil. Lo que impulsa esto es la confianza en los mecanismos del mercado, en la mano
invisible que garantiza que la
competencia del egoísmo individual contribuye al bien común. Por mucho
tiempo, dice Zizek, las leyes o la lógica interna del proceso histórico proporcionaron
el medio y el fundamento a las
intervenciones humanas. Cualquier cosa que los líderes políticos o los movimientos sociales
intentaban realizar se justificaba por los llamados objetivos historicos. Era cuestión de seguir el curso de la
historia, su impulso inmanente, que se orientaba hacia un objetivo ultimo. El
juicio final, el despliegue del Espíritu, la dialectica historica, la sociedad
sin clases, el estado liberal, el punto omega.
En contra de esta lógica lo que hoy día surge
como posibilidad real es la intervención directa de la voluntad del ser humano en la dirección de la historia y la naturaleza modificando su curso
al desencadenar una catástrofe ecológica, una mutación genética fatal, la aniquilación nuclear o la apertura a un nuevo
mundo. Ya no podemos confiar en que la historia continuara su curso, no importa
lo que hagamos. La acción de un solo agente político puede alterar, interrumpir
o terminar con el proceso histórico mundial. La sustancia histórica da paso al sujeto
histórico.
Dentro de este contexto el capitalismo empieza a perder
su estatus privilegiado. Una serie de fenómenos
han empezado a aparecer que muestran las paradojas de la propiedad privada. La insistencia de
Napster de permitir libre acceso a la
música contenida en el Internet mostró
la relación antagónica entre la lógica de la ganancia y la industria digital al plantear el problema
de como mantener la propiedad privada (derecho de autor) en un medio de
circulación libre. Según el poder judicial norteamericano no hay necesidad de distinguir
entre seres vivos y objetos inanimados. Un organismo genéticamente diseñado
debe ser considerado como una invención en la misma forma que una computadora. Las
comunidades locales de América Latina, África o India pueden descubrir de
pronto que ciertas plantas medicinales usadas por cientos de años ahora son
propiedad de compañías farmacológicas extranjeras o compañías biogenéticas que patentizan
genes adquiriendo derecho de propiedad de una especie vegetal o animal en su
totalidad. La investigación y trabajo de incontables generaciones de campesinos
y científicos potencialmente son negados por una decisión legal que equivale a
un secuestro económico. El conocimiento tratado como si fuera una propiedad
tangible. ¿No es la concentración monopolística del poder en las manos de un
solo individuo o corporación un indicio de la necesidad de repensar la relacion
entre propiedad privada y democracia? Si en las próximas décadas se hace
realidad la creación de un aparato único que concentre las características de
la inter-acción informática, el teléfono, la televisión y el audio video y el
video no hay nada que impida que una
Corporación privada logre transformarse en dueña absoluta de este medio universal que le
permitiría controlar, no solo el
lenguaje usado en el, sino también las condiciones de su aplicabilidad… ¿no estaríamos llegando aquí a la
escalofriante situación en que un solo agente, independiente del control
publico, dominaría la estructura comunicacional básica de nuestras vidas,
transformándose en un poder mas fuerte que cualquier gobierno? Cuando una
corporación biogenética patenta nuestros genes, haciéndolos su propiedad… ¿no
esta dando origen a la misma paradoja de poseer las partes mas profundas de
nuestro cuerpo transformándolo, en cierta forma, en propiedad de la
corporación? Es esta referencia a la
propiedad común la que trae de vuelta la hipótesis comunista de una sociedad
poscapitalista como alternativa. Sin este horizonte, sin esta idea alternativa
no hay nada en el transcurso histórico político de interés fuera de la
preocupación con nuestros propios
asuntos. La mantención de esta hipótesis no significa la vuelta a la propiedad
estatal. Esta, de alguna manera, también fue privada, controlada por la
burocracia administrativa, la estructura
partidista y los aparatos ideológicos.
El desafío que el presente le impone a una nueva izquierda es darle a
esta hipótesis una nueva forma de existencia. El peligro de una sociedad
poscapitalista, sin embargo, es la emergencia de nuevas formas de jerarquía directamente fundadas en
cualidades individuales cancelando, incluso, la igualdad y libertad formal
burguesa. En tanto el factor determinante del poder social este basado en la exclusión de unos y
la inclusión de otros a ámbitos privilegiados (conocimiento, control directivo)
tenemos que esperar un aumento en las formas de exclusión que pueden llegar
hasta el racismo ¿Qué forma tendrá una sociedad pos capitalista? ¿Estará basada
en la igualdad o será jerárquica? ¿Quiénes serán sus agentes? Estos serán los
más importantes problemas políticos en las luchas por venir.
El 9 de Noviembre
de 1989 la muralla de Berlín es derrumbada señalando el triunfo del capitalismo y la futura democracia liberal.
El 11 de Septiembre caen las Torres Gemelas trayendo de vuelta las murallas (Israel y Palestina,
México y Estados Unidos Unidos, La Unión Europea) y el miedo. Pero, el fenómeno
realmente nuevo de nuestro tiempo, dice Zizek, es el crecimiento explosivo de
las poblaciones marginales de las mega ciudades del mundo que contienen el potencial de transformarse
en un sujeto político capaz de llenar el
vacío revolucionario dejado por la clase proletaria. Libres de amarras
sustanciales, fuera de la regulación policial del Estado. Una inmensa
colectividad arrojada a una situación nueva desde donde tiene que inventar alguna forma de unión sin
el soporte de formas de vida tradicional. En una sociedad en donde el
control total es prevalente las poblaciones marginales son espacios que, a
pesar de estar dentro del territorio nacional, se ubican fuera de la ley. El control estatal
se suspende y la policía raramente se atreve a internarse por sus callejuelas.
Es esta masa, privada de todo y situada en los márgenes de las grandes ciudades
industriales, la que puede transformarse en la fuerza política futura. En el
siglo XIX se produce la politización del
proletariado. En el siglo XX, el despertar político de la población rural del Asia y Africa. En el siglo XXI los
habitantes de las poblaciones marginales tienen el potencial de romper la
inercia política y transformarse en agentes de cambio ¿No lo hemos visto en Venezuela? Uno de los logros más
importantes de Hugo Chávez fue la organización y movilización de los pobladores
que, incluso para su propia sorpresa, lo salvaron de un golpe de Estado.
El antagonismo es constitutivo de la condición
humana. No podemos escaparnos de el. Lo que queda es reconocerlo y cambiar la forma en que
se da, la estructura que lo entorna para articular una nueva forma de vida, una
nueva relacion de producción. El antagonismo crucial en este momento, el punto
de referencia de todos los otros es el antagonismo entre excluidos e incluidos.
Es una división que atraviesa todas las
otras divisiones basadas en la política de la identidad. Sin el todos los otros pierden su lado
subversivo. Uno honestamente puede luchar por mejorar el ambiente, apoyar una
noción más amplia de propiedad intelectual, oponerse al derecho de propiedad
genética sin cuestionar el antagonismo o
contradicción social básica. Pero, el resultado, despues de todo, es que la ecología se transforma en un
problema de desarrollo sostenible, la
propiedad intelectual en un complejo desafío legal y la biogenética en una
cuestión ética. Con lo que terminamos es solo con la eficiente administración
de la vida. Y en un mundo despolitizado, carente de grandes causas sociales la
única forma de movilizar a la gente es
el miedo, la ideología predominante del actual capitalismo mundial.
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