¿Es aun posible hablar de la Verdad en estos días?
Esa Verdad que propele tantas mentes
curiosas y caprichosas en la búsqueda delirante
de un soporte ontológico. Una búsqueda cuyo objetivo establece las trampas en
las cuales tantos falsos aspirantes tropiezan. Pero... ¿que tal si la Verdad en
si misma es la seductora?
¿Que tal si la monstruosidad yace escondida en
sus mismas profundidades? Un dragón de múltiples
cabezas seduciéndonos en las profundidades del abismo... pacientemente
esperando tragar cada ser que cruce su sendero. La Verdad espumea en la boca;
charcos de saliva se forman donde las hordas se congregan...
Ariel
08/00
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