¿Tienen las plantas poder
sobre nosotros? ¿Somos nosotros o ellas las que están en control? Si pensamos que nos alimentan y envenenan, cautivan con sus colores, sus fragancias y sabores, nos calman o despiertan y en ocasiones cambian el contenido de nuestra
mente y la experiencia de nuestra conciencia, habría que decir que la respuesta
no es muy clara.
Hay harto en común entre los
insectos y nosotros. La abeja desciende en la flor del manzano, succiona el
néctar y escapa con el botín. Ella es la que esta en total
control. Por lo menos eso es lo que
cree, si es que las abejas tienen alguna creencia. Pero…
¿es esto lo que en verdad ocurre? ¿No será que es el
manzano el que astutamente manipula a la abeja para que lo visite? Visto desde
la planta descubrimos que ella atrae a la abeja desarrollando
el tipo y combinación correcta de moléculas. Color, forma y dirección
hacia el sol para atraer y gratificar a la abeja. Esto es
lo que llamamos co-evolución. Dos
especies trabajando juntas en beneficio mutuo.
No diferente de nuestra relación con el maíz. Este también
ha desarrollado el sabor, la
forma y el color para ganar un lugar en
los campos de cultivo agrícola y, eventualmente, en todo el continente. ¿No es esta una estrategia exitosa? No del
todo mal para el humilde origen del maíz.
Las plantas evolucionan para gratificar nuestros deseos y
las que domesticamos se reproducen mejor
y mucho mas rápido cuando diseminamos sus genes por todo el mundo. Aquí, la pregunta obvia es … ¿Quién domestica
a quien?... Si no queremos caer en el obscurantismo del New Age habría que reconocer que este proceso no es intencional. No hay un choclo maestro detrás de todo diciendo”
tratemos el color amarillo”. Todo esto,
si seguimos la evidencia de la biología genética, es el resultado de una
mutación accidental.
La vida es un
desafío. Las plantas, para responder a las dificultades de la falta de
movimiento han tenido que desarrollar, desde tiempos mas antiguos que los animales,
una estrategia diferente para mantener,
defender y expandir su reproducción. En reemplazo de la
locomoción usan una inmensa, riquísima y compleja variedad de químicos que las mantienen vivas. El cannabis es un buen ejemplo. La molécula THC, uno de los ingredientes
activos de la mariguana, es una molécula extremadamente compleja que
requiere un gran gasto metabólico por
parte de la planta para producirla. La mayor razón para hacer este gasto es gratificar nuestros deseos. En sentido
figurativo el cannabis trabaja en nuestra
mente para aprovechar la movilidad que
poseemos. Es el arte de la seducción
molecular. Por difícil que parezca, las
plantas son tan avanzadas como nosotros. Al final
del proyecto genoma el humano termino con 35 000 genes. La planta del arroz,
con 50 000. Tal vez no un
índice de superioridad, pero si de
complejidad.
Nuestra relación mas enigmáticas con
las plantas es la que tiene relación con el cambio de conciencia. Todas las culturas, excepto los Inuit, han
usado plantas que alteran la conciencia. El deseo por cambiar nuestros estados
mentales es uno de los impulsos mas poderosos
junto con el deseo por alimento, agua y sexo. Cambiar la química cerebral es una de nuestras
actividades favoritas. Según Steven
Pinker esta atracción por las plantas sicodélicas es el resultado de la unión de dos diferentes rasgos adaptivos. Cada vez que hacemos algo heroico o útil el
cerebro nos recompensa liberando
químicos que nos hacen sentir bien. Mas tarde,
esta recompensa la podemos repetir sin tener que darnos el trabajo de hacer
algo heroico o útil aprovechando solo la capacidad mental
para engañar al cerebro y hacer que secrete los químicos deseados. Las
plantas, o al menos ciertas plantas, fueron
la llave que libero el flujo químico. Si apretamos un poco las cosas habría que decir que supimos
de esta llave observando a otros
animales intoxicarse. Los pastores de cabras abisinios, por ejemplo, descubrieron el café observando a los
animales drogarse con las bayas rojas
del pequeño arbusto.
La guerra en contra de las
drogas pinta a las plantas psicoactivas
como la encarnación del pecado. La
verdad es que habría que ponerlas mas allá del bien y el mal. Como
ya sabían los griegos, la misma planta puede ser medicina o veneno. Su uso puede producir cambios catastróficos,
como la adicción, y también, una que
otra vez, crear algo que cambia todo.
Por lo que sabemos la
mariguana fue descubierta en Asia Central. De China se traslado a África y luego a América del Sur, todos lugares en
los que paso a ser parte de la tradición religiosa. ¿Fueron las plantas psicoactivas, desde los
tiempos mas remotos, un puente entre el
mundo natural y el mundo transcendente? ¿o, por el contrario,
son las que crearon la fantasía del mundo transcendente? No lo sabemos, pero lo cierto es que hubiera sido bien difícil pensar en el mundo del mas allá sin las plantas. El botánico Michael Pollan
dice que si pensáramos en una historia natural de la imaginación no se
podría dejar de lado el papel que las
plantas, las drogas y los hongos han tenido
en los diferente movimientos de la historia cultural. Muchos de los pensadores de la antigua Grecia
participaban en los festivales religiosos anuales de Deméter o en
los misterios de Eleusis en donde se consumían pociones alucinógenas… ¿Tuvieron estas experiencias
alguna influencia en la filosofía griega? ¿Fue la metafísica de Platón el
resultado de un viaje alucinogénico? Bajo la influencia de la droga, dice otro
escritor, una taza de café empieza a lucir como el ideal platónico de una taza
de café, un paisaje se transforma en la
pintura de un paisaje, un solo de guitarra se escucha como la música de las
esferas. Las plantas pueden hacer sentir
que se ha entrado al mundo de los arquetipos.
Para algunos críticos la experiencia mística que se se logra con
practicas espirituales como el ayuno, el rezo o la meditación es mas autentica que la que se logra con la ayuda de las plantas… ¿Realmente? Cualquier estado de conciencia alterado se
enfoca totalmente en el presente. El
presente es el fin de la meditación. Es la experiencia de la trascendencia. La puerta hacia la eternidad… “ Poseer toda
la vida en un instante, ahora y aquí, pasado, presente y por
venir”… “Despertar al presente es darse
cuenta que el infinito es lo finito en
cada instante” ¿Hace alguna diferencia que
los químicos que participan en estas experiencias sean endógenos o artificiales? Todas nuestras experiencia son químicamente
condicionadas. Si separamos algunas de ellas y decimos que son
auténticamente espirituales es solo porque no habíamos investigado el ambiente químico
en el que ocurrían. El uso del cannabis
libera los mismos químicos que las
practicas espirituales… ¿Por qué, entonces, unas podrían ser mas autenticas que
las otras?
En la tradición cristiana la
obtención de conocimientos espirituales
que provienen de la naturaleza es paganismo. Y la historia mítica que lo
condena se llama Génesis. ¿Cuál fue el
conocimiento al que Dios le
prohibió el acceso a Adam y Eva en el
paraíso? El contenido, dice Pollan, no
es tan importante como la forma, como el hecho de que las plantas puedan
darnos un conocimiento espiritual. El árbol en el jardín era una planta
psicoactiva y la nueva fe monoteísta buscaba quebrar toda ligazón con la magia
natural, desencantar el mundo vegetal y animal
y enfocar la atención exclusivamente en un solo Dios. Pero, el nuevo Dios no podía simplemente ignorar la existencia del árbol del conocimiento,
especialmente cuando generaciones y
generaciones adoraban y consumían la
planta. Así, Dios
le permitió al árbol del conocimiento
crecer en el Jardín del Edén,
pero como tabú. Cuando Adán y Eva rompieron el tabú y comieron del árbol
prohibido fueron severamente castigados.
Y el castigo fue la caída en la
historia y la vergüenza. Irónicamente esta
fue la primera victoria de los alucinógenos. La caída fue mas bien una subida.
Las plantas desafían la creencia
de la religión judío cristiana que
afirma que el origen de la conciencia se encuentra fuera de la naturaleza… ¿Que pasa si descubrimos que la transcendencia misma tiene sus raíces, no en el cielo, sino en las moléculas que danzan en el cerebro y en las
plantas que crecen en el jardín? ¿Qué pasa si algunas de las creaciones
culturales mas valiosas de la humanidad le deben su existencia a las plantas y los
hongos? Somos parte de la naturaleza
como cualquier otra cosa, aunque sea difícil de ver. Nuestra presunción de que somos diferentes es problemática. Dependencia mutua,
interdependencia es como la naturaleza funciona.
La intoxicación no es una
cuestión para tomarla ligera o frecuentemente.
Las plantas están al lado de Dionisos. Si recordamos a los griegos Dionisos
nos puede convertir en ángeles o en animales. Todo depende.
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