Sunday, April 10, 2016
La identidad posthumana.
Implicita en ellas estaba la idea
humanista de moldear al individuo a través de la experiencia social para
desplegar su esencia y lograr la
madurez. El gótico, la novela de detectives y la de ciencia ficción son la
contrapartida de este género literario. En el gótico presenciamos la herencia
podrida que se encuentra debajo de la superficie del mundo burgués. La
perversión de los chupadores de sangre, la corrupción eclesiástica o los restos
supernaturales del viejo mundo. La
historia de detectives, enmarcada en el orgullo burgués del progreso y la
racionalidad, apunta hacia el corazón corrompido de la ciudad que, aunque oculto
y omnipresente, existe en las ciudades modernas. Y las historias de la ciencia
ficción rompen con la promesa del mundo
burgués para abrirse a una multitud de mundos utópicos o diatópicos posibles.
Los tres géneros llaman la atención a las tres fuentes temporales posibles de
corrupción. El pasado, el presente y el futuro. Sus mecanismos son lo
supernatural, lo cotidiano y lo tecnológico.
Lo común, además de la condena de la sociedad moderna, es el rechazo al
modelo de la identidad contenido en la
novela humanista.
En una visión post humana el
individuo ya no se ve como la expresión de una si mismidad coherente y es la
coherencia misma la que pasa a ser el problema central de la historia. Aquí no se
trata del triunfo de la voluntad sobre los obstáculos externos, sino que la voluntad
misma se forma gracias a los efectos de las fuerzas exteriores. Ellas pueden
mantener los relatos de educación y crecimiento, pero su fin es tratar de
estabilizar al sujeto y construir una representación del yo que sea consistente con las expectativas de la circunstancia social. El
protagonista del nuevo relato posthumano, Segun Davin Heckman, conserva
las nociones modernistas de la comprensión del sujeto y también cuentan
historias de cómo el individuo se
transforma en una persona completa de acuerdo al consenso social. Pero,
difieren de manera significativa en los medios y fines de llegar a la madurez.
Cuando Susan Boyle se presento al concurso de televisión inglesa
“Britain’s Got Talent” se transformo, después de su primera canción, en una
celebridad mundial instantánea. 200 millones de espectadores escucharon su voz y desde ese momento la
tranquila vida de solterona que
disfrutaba en la compañía de su gato se transformó en un torbellino
incontrolable ¿No es este un índice de la tremenda popularidad que los programas de “reality television” han
alcanzado hoy en todos los grupos demográficos? Junto a los temas centrados en el auto mejoramiento, los logros
personales, la vida profesional, las citas amorosas, la autodisciplina o las
prácticas de consumo, la cocina es posible notar operando en todos ellos un principio más básico. Los individuos que
producen “la realidad” son sujetos
que supuestamente están viviendo en
frente de las cámaras el momento tal y como se da. Y es aquí donde radica su atracción ( En la TV
inglesa Super Nany, Big Brothers, American Idol, Extreme Makeover, Fear Factor,
Survivor, que luego se copian en el resto del mundo) Pero, si miramos con más
atención pronto notamos que sus subjetividades
son, inevitablemente, construidas enteramente por contextos, montajes y consumismo.
Caracteres desarrollados por un editor y un sofisticado aparato sociocultural.
El hecho de que “Reality TV” juegue un
papel crucial en la audiencia contemporáneo
al proporcionar instrucciones que antes eran dadas por la literatura tradicional indica que a través de la popularidad del
medio televisivo entramos en contacto
con nuevas técnicas de dominación que ejercemos en nosotros mismos y en otros
para lograr una integración más completa en los sistemas de poder vigentes. “Reality
TV”, en lugar de ofrecer una representación naturalistica del mundo tal como se
presenta a nuestros sentidos, educa al espectador en la construcción de la una identidad compatible
con la cultura de consumo.
En el género cinematográfico, dice Heckman, hay también una corriente en la que encontramos la misma idea de “reality TV” al jugar con la idea del
supuesto carácter real, no prefigurado de “reality TV”, pero invertida. Aunque no exactamente acerca de “reality TV” las
historias se nutren del mismo método. Vigilancia, montaje e imágenes ocupan un
papel prominente en el desarrollo del personaje. En las novela de detectives
que acostumbrábamos a leer el protagonista navegaba a través de diferentes narraciones que
competían entre ellas para ocupar el lugar de la verdad. En esta nueva
corriente cinematográfica, en cambio, el protagonista debe descubrir su
identidad a través del curso de la narración. (“Memento’s Leonard”, “Minority
Report”, “Paycheck”, “A Scanner Darkly”, “Blade runner”, “Total Recall”) La
idea común a todas ellas es que la
identidad puede ser codificada, borrada y re escrita nuevamente con las
imágenes, objetos e informaciones que la rodean.
En “Memento”, debido a una herida
cerebral, el personaje central no puede recordar nada de su pasado y cada día se le presenta como un misterio.
Para descubrir quien es el y como su mujer fue asesinada se ayuda con “mementos”, pequeñas claves en
la forma de fotografías, tattoos, instrucciones, notas. A través de ellas
construye una autobiografía para recordarse a si mismo quien es. En “Blade
Runner”, la versión cinematográfica de
una novela del legendario autor Philip K. Dick, se describe un mundo diatópico en el año 2019 en Los Angeles. Unos seres
genéticamente manufacturados y
visualmente indistinguibles de los humanos llamados replicantes, se sublevan obligando a la fuerza policial especializada
conocida como “blade runner” a cazarlos
y eliminarlos. Rick Deckard, un blade runner semi retirado, es llamado para
ayudar en la mision que acepta
a regañadientes. Para su sorpresa, al final descubre que el mismo estaba
implicado desde el comienzo en el objeto de su aventura al conocer que el
también era un replicante que erróneamente se percibía a si mismo como ser
humano inconsciente de su verdadero estatus. La implicación con la que nos
topamos en el universo de Blade Runner va más allá de la mera idea de que el
ser humano es un replicante que no sabe que lo es. La tesis, en verdad, es la
de que cada contenido sustancial
positivo, incluyendo nuestras mas intimas fantasías y recuerdos no son nuestros,
sino implantados. En este mundo la recuperación de la memoria designa algo
incomparablemente más radical que la perdida total de la identidad simbólica
del héroe. En ultima instancia este se ve forzado a reconocer que el no es lo
que pensaba que era. Si algún consuelo nos queda es el hecho de que a pesar de que las memorias
mas intimas son implantadas los replicantes se subjetivizan a si mismos
combinando estas memorias en un mito individual, una narrativa que les permite
construir su lugar en el mundo. Lo que es propiamente de ellos es la forma única
en que cada uno las subjetiviza, como las integra en el universo social.
¿No son también nuestras memorias humanas implantadas en el sentido de
que todos tomamos prestado los elementos de nuestros mitos individuales del
ambito cultural? Los medios de comunicación están concientes de que nuestra
percepción de la realidad, incluso de la realidad de nuestras experiencias mas
intimas, depende de ficciones simbólicas. En la revista Time un articulo afirmaba que
las historias son preciosas e
indispensables. Cada uno debe tener su historia. Uno no sabe quien es hasta que
uno posee una versión imaginativa de si mismo. Sin ella uno solo existe a
medias.
En este genero no somos sujetos definidos por
una autenticidad esencial que la voluntad actualiza en lucha con los obstáculos del mundo
material. La intención no es descubrir nada mas autentico o profundo, sino permanecer en la
superficie del proceso. En lugar de la búsqueda de aquello que se oculta debajo
de la superficie, los personajes se
componen con elementos externos y ensamblajes de signos exteriores más que por estados interiores. Un género
radicalmente diferente. Si antes
era una cuestión acerca de lo bueno y lo
malo, ahora es una batalla acerca de la
existencia misma de la identidad del yo. Si alguien todavía presupone la
existencia de un conocimiento capaz de revelar una realidad inherentemente interna, de una humanidad
enajenada que necesitamos recuperar, estos nuevos caracteres parecieran no saber de su existencia o no
tener conciencia de ella.
Ortega y Gasset afirmaba que el
ser humano no tenía naturaleza, sino historia. Pero, a pesar de ello, trato de salvar un centro interior al afirmar que solo tenemos una relacion intima con una sola cosa.
Esta cosa es nuestra individualidad, nuestra vida. La intimidad es el verdadero
ser de cada cosa, lo único suficiente. El yo autentico es un proyecto, una
pretensión, un programa vital, un personaje novelesco. Pero, un personaje
novelesco que no se elige gratuitamente. Nos sentimos llamados a ser alguien, a
cumplir nuestra vocación y destino que
no es impuesto, sino propuesto. Uno no elige su destino, por eso es destino.
Pero, uno elige entre serle fiel o no, entre aceptarlo o rechazarlo. El ser
autentico es el ser que quiere su destino, el que adhiere a si mismo.
Lo que encontramos en la
narrativa post humana es algo diferente. En ella, los protagonistas desarrollan
una personalidad libre de la historia, de la interioridad o de un ser esencial que confirma y da forma a la idea posthumanista que sugiere que la persona es el punto en donde distintos
discursos convergen en lugar de ser la expresión de un estado inmutable o
eterno. La identidad personal es, más que ninguna otra cosa, una interpretación
basada en una subjetividad culturalmente construida. Esta noción libera al ser
humano del esencialismo… Pero, también lo libera de su propia autonomía.
Nieves y Miro Fuenzalida.
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