¿Como una
dictadura opera? ¿Puede un dictador gobernar solamente por la “fuerza”? Hitler,
Stalin, Pinochet o S. Hussein lograron mantenerse en el poder, no porque
fueran físicamente más fuertes que sus oponentes. Lo hicieron porque quienes los apoyaron fueron capaces de usar
los aparatos de seguridad para intimidar por la violencia y el terror al
resto de la población. ¿Que es lo que
hace posible la lealtad incondicional del círculo íntimo del dictador y el
sadismo que practican? No la habilidad del dictador de intimidarlos físicamente…
¿Cierto?
La respuesta estándar
es la del “miedo a la libertad”. El surgimiento de los gobiernos dictatoriales es la reacción en contra de la ansiedad
producida por el exceso de libertad de las llamadas “democracias liberales”. En
la misma línea freudo-marxista corre la tesis que postula que la base libidinal
del sistema dictatorial es la llamada
“personalidad autoritaria”, el individuo que encuentra satisfacción en obedecer
compulsivamente a la autoridad reprimiendo la energía libidinal por temor a la
inseguridad y responsabilidad personal... ¿Realmente?
La cuestión clave
aquí es la del paso de la tradición autoritaria al dictador o líder
totalitario. En ella no hay solo una
diferencia cuantitativa, sino algo muy diferente. Aparentemente
el Dictador impone rígidas
restricciones obligándonos a una vida de renuncia y sacrificio en honor de algún
objetivo histórico ultimo que encarna el valor y el sentido final de la
Historia. Para Pinochet, por ejemplo, la destrucción del Gobierno y sus Instituciones,
el asesinato y la tortura que sostuvo su poder se justificaban porque su misión
histórica era la de rescatar a la Patria del caos y los excesos del comunismo internacional. La
orden que es posible leer entre líneas, sin embargo, es exactamente lo opuesto. Es el llamado sin restricción
ni ataduras a la transgresión, la autorización privilegiada a colocarse más allá
de la Ley Primordial. Lejos de definir ciertos estándares para ser obedecidos incondicionalmente,
el amo político se transforma en la agencia que suspende el castigo moral a su círculo
inmediato. Durante el reinado de Pinochet la tortura se transforma y refina a niveles
sadisticos ilimitados. Ya no es un medio. Es el fin mismo. La tortura infinita
es el Objeto. Nada hay fuera de ella. La orden del Sistema, que es
posible leer entre líneas es... “Ahora tu puedes hacer lo que quieras”
En las democracias liberales la orden viene de los aparatos represivos… el
Pentagono, la CIA, el M5, la policia…
Café sin cafeina,
papas fritas sin grasa, cigarros sin
nicotina es la invitación del mercado a comer y consumir tanto como uno
quiera sin riesgo para la salud. Este mismo mecanismo opera durante el terror político.
La obediencia total al amo, la encarnación
suprema del obscuro súper-ego, es lo que
le permite al circulo intimo transgredir y violar toda prohibición
moral común, porque estas son solo excusas para mantener en control al
ciudadano medio. Todo lo obsceno y sucio que es posible soñar esta permitido...
violar, torturar y matar al enemigo sin castigo ni remordimiento. Es la suspensión
de la ley primordial, la compulsión
idiota a disfrutar, el ciclo infinito del deseo que ahora el Poder hace posible.
Nieves y Miro Fuenzalida
Ottawa
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