Richard Dawkins,
profesor de Oxford, biólogo y científico, es el herético mas popular del grupo de los nuevos ateos (Sam Harris,
Christopher Hitchens, ya fallecido, y Daniel Dennett) Los críticos de este nuevo ateismo dicen que la corriente religiosa que Dawkins y los
otros condenan es limitada y no
representa la verdadera religión.
Fe, en última
instancia, es la fe en la existencia de contenidos mentales que no ofrecen evidencia o criterios de si
corresponden necesariamente al estado de cosas existentes fuera de la mente. El
filosofo Ronald De Sousa, en algún
momento, describió a la Teología como
“un tenis intelectual sin red”. Puedo imaginar, sentir y creer en una infinidad
de objetos. En algún lugar del Amazonas hay un pequeño hoyo en el suelo y si caemos
en el nos llevara directamente a un universo de una sola dimensión.
Nadie lo ha visto. Pero, la enseñanza de los sacerdotes y los textos sagrados
así lo dicen y por eso creo en su existencia
¿cual es la diferencia con la creencia en el Paraíso? Ninguna. Poseen el mismo
estatus epistemológico. Y este es el problema con la fe. Podemos decir,
imaginar, sentir y creer un infinito numero de cosas. Pero, no me permite
discriminar entre ellas… De ahí que la pregunta que hace Dawkins es relevante… ¿Vale la pena matar o morir por lo que dice
un libro lleno de contradicciones que se escribió hace miles de años atrás?
¿Por qué la
pretensión de un universo con un súper intendente encargado de sus asuntos no
puede ser una materia de revisión científica?... ¿Qué conocimiento aporta la Teología
a las cuestiones cosmologicas mas profundas comparada con la ciencia? Obviamente,
esta no ha respondido a todos los misterios
cosmológicos. Este es el momento en que hemos alcanzado el límite de la
ciencia…Ah! Ah! Entonces, es hora de que le pasemos el problema al sacerdote.
La fe, en sentido religioso, es “la seguridad en las cosas por venir”, “la
convicción de cosas no vistas” (Hebrews 11.1) De acuerdo con este pasaje la fe
es auto justificante. Uno cree en algo que aun no llega o en algo para lo cual
no tengo evidencia (cosas no vistas)… ¿Qué es esto, sino el producto de una
cultura que ha elevado una creencia, en
ausencia de toda evidencia, al lugar mas alto en la jerarquía de las virtudes
humanas? (“Benditos sean los que no han visto y creen”, John 20:29) ¿Hay
alguien que pueda decir por que debemos suspender el juicio frente a una creencia injustificada? ¿Por
qué lo irracional, en cuestiones que tienen
relacion con los últimos fundamentos de la realidad, es una mejor opción que la
razón y la ciencia? Hay un infinito numero de problemas, profundos y
significativos, que están mas allá del alcance de la ciencia y que, tal vez,
nunca podremos resolver. La teoría quántica nos abre una rendija a lo
improbable. Pero, si la ciencia o la razón no pueden responder a estas ultimas
cuestiones… ¿porque se cree que la religión pueda hacerlo? ¿O que la
irracionalidad nos provee una mejor alternativa? Es cierto que la experiencia
irracional abre otros mundos en nuestros espacios interiores, pero ello no
es evidencia de contacto con seres divinos
transcendentes.
Tolerancia es respeto a la divergencia
cultural. Pero, no es suspensión del juicio. Desde el momento en que las
instituciones religiosas poseen una dimensión política sus afirmaciones y
creencias forman parte del mercado ideológico, de la competencia mimética y de
la crítica. Esta competencia es parte del proceso democrático. Y su crítica no
significa intolerancia. Intolerancia, en sentido político, es el silenciamiento
o destrucción de los que profesan concepciones diferentes… el fanático
religioso que decreta la muerte del infiel, el fascista que elimina al
adversario político.
Vivimos con
dogmas, ilusiones, esperanzas,
deseos y muchas otras cosas. La religión existe y no sabemos si seguirá
existiendo para siempre. El mercado religioso, por lo menos en Occidente,
ofrece en estos momentos una variedad increíble de productos religiosos
que cada vez tienen menos en común y de los que la clientela puede elegir de
acuerdo con su estilo de vida. Las consecuencias de la revolución
informática aun están por verse, especialmente en relacion a las nuevas formas
de subjetividad y al surgimiento de nuevas identidades basadas en
fuentes diferentes a las tradicionales. Lo que no debemos olvidar, sin embargo,
es que la historia de amor que traen las religiones fácilmente se transforma en
la historia de la miseria e ignorancia humana… en
la desvalorización de la vida sexual, la caza de brujas, la represión
intelectual y la hoguera o prisión para
los disidentes, la santificación de la persecución, subyugación y exterminación de las poblaciones
indígena de las colonias, la aceptación de la esclavitud, el silencio cómplice
en la exterminación nazi de los judíos, el abuso pedofilico…
Miles de seres
humanos hasta el día de hoy siguen muriendo por creencias religiosas y mitos antiguos y pre modernos. Por respeto
religioso se guarda silencio frente a esta tragedia. Considérese los siguientes conflictos…Palestina (judíos v
musulmanes), Los Balcanes (Serbios ortodoxos, croatas católicos, Bosnianos y
Albaneses islámicos), Irlanda del Norte (protestantes y católicos) Kashmir
(Hindúes v islámicos) Sudan (islámicos v
cristianos y animistas) Nigeria (Islámicos v cristianos) Etiopia e Iratria
(islámicos v cristianos) Sri Lanka (Singaleses
v Hindúes). Y este escenario parcial aun no termina de desplegarse.
Tendríamos que agregar los poderes nucleares de Pakistán e India. En todos
estos lugares las creencias religiosas han sido unos de los factores motivantes en la muerte de millones de seres
humanos en los últimos años. Si la historia nos revela alguna categoría de
verdad se podría decir que es la insuficiencia de evidencia la que expone,
generalmente, lo peor que hay en nosotros.
¿Cual es el temor
de empezar a hablar de lo absurdo de nuestras creencias religiosas?
Probablemente, este temor continuara por largo tiempo. Solo es de esperar que
algún día, en un futuro cercano, confrontemos
la absurdidad de matarnos por libros que supuestamente contienen la palabra de
un ser sobrenatural de existencia improbable.
Los que están
dispuestos a masacrar a la población civil creen profundamente que tienen la
verdad y que realizan la voluntad de
Dios. El error es que ellos creen, que tienen fe y que es esta fe la que los
orienta. No se trata de que la mayoría de los creyentes estén dispuestos a
hacer algo tan terrible. Pero, dice Dawkins, hay una lógica que lleva de la fe
religiosa a la realización de actos horrorosos. Aceptamos que hay un Dios. Aceptamos
que el participa en los asuntos mundanales. Aceptamos que el libro sagrado es
su palabra. Cuando acumulamos todo esto en nuestra cabeza, entonces, una
persona razonable puede progresar, paso a paso, a la conclusión de que lo
correcto es destruir al herético.
Comparados con la
agudeza de un escolástico al estilo de Etienne Gilson o de un teólogo como Paul
Tillich o con el hambre por justicia social de un Boff los argumentos de los “nuevos
ateos” son demasiado crudos y faltos de discriminación intelectual y no le hacen justicia al papel progresista que la
religión ha tenido. Ignoran la fineza y complejidad del pensamiento de los
grandes teólogos y se concentran solo en
la lectura literal de los libros sagrados, en la intervención divina, en los
milagros, el fundamentalismo, los tele evangelistas, los terroristas y otros elementos
marginales. El arzobispo de Canterbury expreso recientemente que lo que aquí se
ataca como pensamiento religioso no es
lo que forma parte de sus creencias. Séller Vickens, en “The Times” de Londres,
afirma que la mayoría de los cristianos están bien concientes de que la Biblia
es una miscelánea de historias, cartas polémicas,
fábulas y enseñanzas morales junto a prejuicios sociales inaceptables y pasados
de moda, por lo que es perfectamente aceptable elegir y descartar lo que uno lee
en este texto. Lo que los nuevos ateos presentan es el retrato de un
fundamentalismo religioso de ultra derecha y no el espíritu del cristianismo o
el islamismo.
La “Gallup Poll”, sin embargo, indica que cuatro
de cada diez americanos cree que Dios creo al hombre diez mil años atrás. Solo
el 30% cree que, probablemente, es falso y solo el 15% cree que la Biblia es un
libro de fábulas antiguas. Esto no es solo
una creencia norteamericana. Semejante proporción la encontramos, también, en Canadá y América Latina. Y en el mundo musulmán,
si alguien se atreve a afirmar que el Coran es solo un libro de fábulas y
preceptos morales escritos por hombres, arriesga la vida.
En el espectrum de
la fe encontramos ateístas como Dawkins que están dispuestos a mirar cualquier
evidencia que se les ofrezca, pero no creen en aquello que no se pueda probar.
Los Deístas piensan en un creador de todas las cosas que coloca en movimiento al
mundo y no interfiere en su funcionamiento posterior. Luego, están los que, seleccionando y descartando textos, creen en la intervención de Dios en el mundo,
en mayor o menor grado. Y, finalmente, la versión dura que afirma la intervención de
Dios en todos los asuntos de la vida y la
literalidad de los llamados textos sagrados,
sin importarles si estos desafían toda forma de razón. Son a estos últimos a los que el arzobispo de
Camterbury considera marginales. Pero, considérese la lógica de Dawkins, que
hace posible moverse a lo largo del
espectrum, paso a paso, a conclusiones cada vez más crueles e irracionales.
Recientemente el Dalai Lama dijo que todas las religiones enseñan la compasión
y la creencia. Solo se transforman en un problema cuando los creyentes no son
realmente serios, no son sinceros… ¿no es este, justamente, el problema? Son,
exactamente, los creyentes más sinceros y más serios los que viajan más lejos
en el espectrum.
La vehemencia con
que Dawkins argumenta en contra de la oscuridad de los misterios religiosos…
¿no sugiere la aparición de una cierta ansiedad
frente al retorno de Dios? En los siglos XVII y XVIII los filósofos humanistas tuvieron que
atacar al catolicismo para asegurar la legitimidad de la ciencia. Hoy día,
a pesar de que la ciencia se encuentra
precariamente situada frente al vasto compromiso religioso que vemos a través
del mundo, la amenaza no es la misma que
ellos tuvieron que enfrentar. La ortodoxia religiosa ya no es un sistema
ideológico hegemónico que ponga en peligro los criterios científicos. El
problema, podríamos decir, ya no es epistemológico, sino, político.
Nieves y Miro Fuenzalida.
Ottawa, Canada
No comments:
Post a Comment