Sunday, January 7, 2024

Propagada

 

Viviendo bajo la dictadura de Pinochet, el asesinato de Salvador Allende y el golpe de estado durante nuestra juventud aprendimos en carne propia que ningún sistema que usurpe la autonomía de las personas puede ser aceptable, incluso si es en nombre de una mayor eficiencia social o del bien común o lo que sea. La lección, sin embargo, no ha sido universal.

 

Un gran numero de personas a través del mundo continúan apoyando lideres políticos autoritarios y dictadores que amenazan con cancelar los pocos derechos democráticos y servicios sociales que la lucha popular ha logrado conquistar en el ultimo siglo e, incluso, en los llamados países mas democráticos la tendencia es apoyar la cultura corporativa o gerencial en la que los jefes de corporaciones multinacionales tienen el control político de facto sobre los individuos y los gobiernos, bastante diferente de lo que  podría ser una cultura democrática... ¿como podemos explicar esta voluntad de servidumbre, esta tendencia de las masas negativamente privilegiadas a aceptar la ideología de las elites? ¿La propaganda estaría implicada en esto? Arendt en su tiempo notaba que Hitler y Stalin, mas que nadie, desarrollaron la propaganda política a niveles casi perfectos para conquistar y mantener el poder y si consideramos en nuestro tiempo que los Estados aparentemente democráticos usan el lenguaje democrático para enmascarar una actitud antidemocrática, uno podría decir que si, que la propaganda o, mejor aun, la retorica política, juega un importante papel en las decisiones políticas y, como tal, un problema para la democracia.

 

El argumento, desde los tiempos de Platón y Aristóteles hasta Pareto, Carl Schmitt y Noam Chomsky va mas o menos así... ciertas formas de propaganda, especialmente las asociadas con demagogos, plantea una amenaza existencial a la democracia, porque su naturaleza misma le impide prohibir declaraciones propagandísticas dado su compromiso con la libertad de expresión. Pero, y esto es lo curioso... si consideramos  que los humanos tienen debilidades racionales y son susceptibles a la adulación y manipulación, permitir la propaganda tiene una alta probabilidad  de conducir a la tiranía o, a lo menos, a mantener la misma elite gobernante que causa la injusticia social. Al final, en uno u otro caso, terminamos sin democracia o con una democracia meramente formal. Aristóteles, hace ya mas de 20 siglos atrás, escribía que la inestabilidad característica de la democracia provenía de demagogos que incitan a la gente para ganar su favor. Y Platón en la Republica describía al demagogo como el tirano que siembra miedo para luego presentarse como el protector del pueblo con la intención de explotarlo. Y hoy, al igual que ayer, la propaganda  bloquea las aspiraciones democráticas mas profundas de la gente como, por ejemplo, pasar de una distribución injusta de bienes a una mas  justa. Los medios de comunicación masiva, como decía Eduardo Galeano, justifican los fines de un sistema de poder que impone sus valores a escala global.

 

Las democracias existentes hasta ahora se definen por el sistema capitalista cuyo objetivo es la maximización y la incesante acumulación de capital en contextos cada vez mas oligopólicos. Debido a esto no es extraño  que los contenidos y estructuras de los medios de comunicación masiva sean moldeados por las corporaciones y los poderes estatales orientados a la producción de ganancias y la reproducción de las sociedades de clase. Desde el momento en que nuestro conocimiento acerca de los acontecimientos que se desarrollan en un lugar u otro es indirecto, fabricado por sistemas de medios, su centralidad en la configuración y visiones del mundo no puede subestimarse porque es a través de ellos que adquirimos las imágenes que moldean nuestros marcos cognitivos y emocionales.

 

Históricamente los medios de comunicación democráticos se han desarrollado y utilizados  como herramientas útiles para la resistencia y el cambio social, especialmente a través de los llamados medios nuevos o alternativos, aunque parecen en su mayoría ineficaces para contrarrestar la hegemonía actual de los grandes  medios de comunicación corporativos    que ayudan a consolidar el sistema. Comte, el sociólogo francés, ya había notado que la nueva sociedad industrial requería una acción adaptada a las necesidades del sistema económico, independientemente de los valores humanos o su conveniencia para la mayoría de la población. La mente del publico, decía, era necesario readaptarla a las crecientes demandas del capitalismo industrial de manera que el cerebro de la gente refleje el orden externo, evitando así que los hombres y mujeres pudieran contemplar las posibilidades de cambio social basado en valores humanos compartidos y atiendan, en contra de sus propios intereses, la mantención del nuevo sistema capitalista.  El marxista italiano Antonio Gramsci a comienzos del siglo XX igualmente sostenía que cualquier orden social o bloque histórico dominante se basa no solo en la violencia y coerción, sino principalmente en la consolidación de la hegemonía cultural que conduce a las clases subordinadas a adoptar la cosmovisión e intereses de las clases dominantes. Y en Estados Unidos a comienzos del siglo XX una serie de expertos en comunicación, entre ellos Walter Lippmann, expresaban que se necesita un sofisticado sistema de propaganda para persuadir a las masas para cumplir con los intereses de las clases dominantes. Las instituciones representativas hoy operan, dice, para satisfacer los intereses de las elites políticas y estatales que trabajan en simbiosis con las elites financieras y económicas que ejercen un estricto control sobre la economía y la formulación de políticas gubernamentales, ideas que posteriormente en los años 80’s sirvieron a Chomsky y Herman de fundamento histórico para construir su Modelo de Propaganda.

 

La forma mas eficaz de controlar los medios de comunicación no es a través del control directo, la coerción o las decisiones centralizadas como en los sistemas autoritarios o totalitarios, sino a través de mecanismos políticos y de mercado menos visibles que tienden a filtrar la información y a excluir periodistas críticos. Según Chomsky y Herman los filtros permiten identificar las condiciones económicas, políticas e ideológicas en la producción de medios y desentrañar la alianza entre el capital y el Estado. La prensa libre de propiedad privada funciona a través de una serie de filtros que impiden que ideas políticamente peligrosas lleguen a su audiencia. Los mas importantes entre ellos son la propiedad concentrada de los medios que reflejan la voluntad y las premisas  ideológicas de sus propietarios corporativos y anunciantes  que amenaza a los periodista que se salgan de la raya. Difícilmente los que no enmarcan los eventos dentro de los parámetros y perspectivas de la elite van a tener buenas perspectivas  futuras en la organización.

 

No es que deliberadamente la industria trate de desacreditar a sus oponentes o silenciar a la mayoría. Aunque estos son sus efectos reales, no necesitan estar conscientemente formulados y estratégicamente planeados, porque su implementación toma lugar automáticamente. Según el lingüista británico Roger Fowler no es una cuestión de conspiración entre los periodistas, editores, propietarios y empresas para presentar ideas no-capitalistas en una luz inevitablemente negativa. Es la forma en que el sistema ha sido diseñado por los dueños de los medios de información para legitimar el capitalismo. De manera similar Norman Fairclough, lingüista critico noruego, sostiene que “las instituciones construyen sus sujetos ideológicos y discursivos de tal manera que imponen restricciones ideológicas como condición para calificarlos como sujetos.” Si los periodistas dan una visión unificada sobre ciertos temas, no significa que todos estén de acuerdo o crean que la posición es cierta. Significa que están obligados como miembros de la institución del periodismo a producir los mismos discursos. Si ellos dicen, por ejemplo, que no están bajo la influencia de sus propietarios o anunciantes, no significa necesariamente que no estén bajo tal influencia. Admitirlo no esta permitido dentro del discurso periodístico. Herman y Chomsky, por su parte, en su Modelo de Propaganda, partieron de la hipótesis de que la propiedad corporativa, el tamaño y la orientación hacia las ganancias de los principales medios de comunicación y su dependencia del dinero de los anunciantes produce una sistemática parcialidad a favor de las empresas y del gobierno en la cobertura de los medios, especialmente cuando los intereses cruciales están en juego. Una posición bien distinta  a la divulgada por el periodista estado unidense Lester Holt proclama que la “prensa y los medios informativos generalmente son nuestro control sobre los abusos del poder que asegura una relación de confrontación continua entre el gobierno y los ciudadanos y entre los individuos y las grandes empresas”.       

 

El Modelo de Propaganda de Chomsky y Herman, a pesar de sus críticos,  hoy día es mas relevante que nunca cuando la propiedad de los medios de comunicación esta súper concentrada en grandes corporaciones tecnológicas como Google, propietaria de YouTube y Meta, propietaria de WhatsApp e Instagram que son las que determinan a través del globo lo que vemos. Gigantes tecnológicos que, en realidad, son empresas de publicidad que heredan todas las limitaciones propias de la propaganda. Un algoritmo opaco, por ejemplo, controla lo que puedes acceder y operadores políticos con suficientes recursos pueden jugar con el algoritmo creando ecosistemas de enlaces y plataformas entre si.      

 

La aparición del Internet prometía un cambio histórico marcado por la conectividad humana, el entendimiento intercultural, la democratización, la paz y el desarrollo económico y los nuevos movimientos sociales y políticos tuvieron inicialmente la capacidad para organizar e influir movilizaciones sociales temporales. Sin embargo, desde una perspectiva histórica se puede observar que la evolución del Internet como una herramienta colaborativa para el libre intercambio de información e ideas muy luego ha dado paso a un espacio cada vez mas mercantilizado dominado por corporaciones en busca de lucro y  junto con el Estado han establecido un sistema de vigilancia y violación de la privacidad inimaginable. En lugar de la utopía humanista de fomentar la cooperación y el entendimiento mutuo libre del control comercial  ahora   nos encontramos con una distopia generalizada   

  

Con lo que nos quedamos en esta historia es con una democracia de espectadores en lugar de una democracia de ciudadanos. Con la ficción de promover debates plurales, e incluso de ser críticos con los poderes establecidos, pero que en el fondo solo circulan discusiones  dentro de limites bien estrechos que están bien lejos de cuestionar las estructura de carácter opresivo de la sociedad contemporánea o de intercambios que solo reflejan las divisiones tácticas entre los diferentes sectores de las elites. Cualquier opinión divergente del estatus quo es descartada inmediatamente como radical, extremista o, en el peor de los casos, terrorista.

 

La paradoja de la democracia es que sin libre expresión no hay democracia, pero, y esta es la cosa, la libre expresión es lo que constantemente la amenaza.

 

Nieves y Miro Fuenzalida.


No comments:

Post a Comment