Pedazos
De
Cavernas
Platónicas
Recuerdo
Que
Se
Escondían
En
Los abismos
De
Los bolsillos
De
Tu vieja
Cacharpa beige
Entremedio
De
Mendrugos
De
Petalos
De
Azules
Margaritas.
Nieves.
Pedazos
De
Cavernas
Platónicas
Recuerdo
Que
Se
Escondían
En
Los abismos
De
Los bolsillos
De
Tu vieja
Cacharpa beige
Entremedio
De
Mendrugos
De
Petalos
De
Azules
Margaritas.
Nieves.
En el Manifiesto Comunista Marx expreso que... “Todo lo que es solido se disuelve en el aire...” imagen que evoca una era capitalista en donde las costumbres, practicas, tradiciones e instituciones en las que la gente había confiado dejan de existir o permanecen solo como parodias monetizadas de si mismas. Esta disolución que Marx vio en su época, sin embargo, va mucho mas allá de lo meramente social y alcanza el centro mismo de la materia de la que todo depende.
El pensamiento budista, ese que los intelectuales occidentales nunca han considerado seriamente, hace ya mas de dos milenios, mucho antes que la física quántica, afirmaba que el vacío es la naturaleza ultima de todas las cosas. Todos los fenómenos del mundo y todo lo que vemos a nuestro alrededor carece de existencia permanente, intrínseca o autónoma. Un vacío que no debemos confundir con la nada que es solo un concepto definido en relación a la existencia. No tiene en si misma la mas mínima realidad. Si algo aparece es porque el potencial para manifestarse ya estaba eternamente presente. Y si ya estaba presente el problema de la creación deja de ser tal al eliminar la idea de origen.
En el corazón del budismo yace la idea de la interdependencia, similar al concepto de inseparabilidad en física quántica, que cuestiona el sentido común que nos hace pensar que las cosas tienen un significado real, una independencia objetiva y una identidad intrínseca. Una mirada analítica mas cercana, sin embargo, nos indica que esta manera de ver los fenómenos es una construcción mental. Las cosas no existen por si mismas sino en relación con otras. Un evento solo puede ocurrir porque depende de otros eventos o, como ellos dicen, debido a una codeterminación o causalidad mutua. El mundo es un vasto flujo de eventos vinculados entre si en donde cada uno de ellos se refleja en los otros. Toda la realidad, podríamos decir, esta presente en cada una de sus partes. Hoy día no es raro, por ejemplo, que respiremos núcleos atómicos del incendio de 1666 que desbasto la ciudad de Londres o algunas de las moléculas del ultimo suspiro de Sócrates. Cuando un organismo vivo muere y se desintegra sus átomos se liberan de nuevo al medio ambiente y se integran en otros organismos. Nuestros cuerpos contienen alrededor de mil millones de átomos que alguna vez pudieron pertenecer a los dinosaurios que poblaron el planeta 248 millones de años atrás o a los bosque que una vez existieron en la Isla de Pascuas. Comprender la interdependencia es comprender el vacío, que no significa que las cosas no puedan funcionar, sino que que carecen de una realidad absoluta. La ultima naturaleza de los fenómenos, como dice el Dalai Lama, es la unión de apariencia y vacío.
Si esta manera de considerar el vacío como la ultima realidad fundamental nos parece extraña, no lo es tanto para la física cuántica. Desde la Grecia antigua el concepto de átomo ha sido una de las piedras angulares de la ciencia. Si una catástrofe hiciera desaparecer el conocimiento científico, el único concepto que debiéramos preservar, dice el científico Richard Feynman, es el de que “todas las cosas están hechas de átomos, pequeñas partículas en perpetuo movimiento”, idea que se remonta al siglo VI a.C. cuando Leucipo y Demócrito introdujeron la noción de que toda la materia esta compuesta de partículas eternas e indivisibles, idea que, después de un largo paréntesis debido a su reemplazo aristotélico con la teoría de los cuatro elementos... tierra, aire, fuego y agua... vuelve a resurgir en 1869 cuando el químico ruso Dmitri Mendeleyev organizo los elementos según su peso atómico en lo que hoy llamamos tabla periódica basada en la convicción de que cada elemento químico consta de solo un tipo especifico de átomos. Y muy luego, la historia le dio la razón.
Y esta idea, la de que la materia consiste de átomos contiguos, esta en acuerdo con la física moderna y, por extraño que parezca, con la idea del vacío del budismo. Ahora sabemos que los átomos son, casi completamente, puro vacío. El núcleo representa el 99.9 por ciento de la energía de un átomo, pero su masa ocupa solo una milésima de una billonésima parte de su volumen. Ocupa el mismo espacio que un grano de arroz en un estadio de futbol. El resto esta ocupado por una nube de electrones. Si la materia nos parece continua es porque nuestros ojos no pueden ver el nivel atómico. Todo lo que nos rodea, la mesa, la silla y las paredes, por ejemplo, está compuesto casi completamente por el vacío. La única razón de que no podemos atravesar las paredes es porque los átomos están unidos por la fuerza electro magnética.
Esta teoría atómica no refuta la idea budista del vacío como ultima realidad aunque, por ahora, la teoría estándar sostiene que los quarts son las ultimas partículas indivisibles a nivel atómico porque explican exitosamente las propiedades de los cientos de partículas conocidas. Si así fuera, si realmente fueran las ultimas partículas indivisibles, tendríamos nuevamente una visión cosificada de las partículas, lo que no es del todo claro porque ellas solo viven una minúscula fracción de segundos, no aparecen en la materia que nos rodea y nacen durante las colisiones entre partículas en aceleradores. Y, para peor, no sabemos si realmente existen o son solo entidades teoréticas. Nunca hemos visto uno y de acuerdo a los experimentos no existen independientemente. Sin embargo, a pesar de ello, algunos físicos piensan que ciertas partículas serian eternas si se las dejara a su suerte, si no fueran bombardeadas por otras partículas. De los cientos de partículas conocidas solo unas pocas serian inmortales, como el electrón, el fotón y el neutrino, mientras permanezcan encerradas dentro del núcleo. Si no fuera así nuestros cuerpos se desintegrarían en un cuarto de hora. Cierto. Pero esto no significa que no cambien. Cuando un fotón solar inter actúa con la materia, digamos cuando un rayo de sol alumbra esta mesa, pierde parte de su energía que se convierte en calor. Su naturaleza ha cambiado e, incluso, hasta puede perder toda su energía y desaparecer. Aquí topamos con el limite de la inmortalidad. Todo, incluyendo las partículas, es contingente y, tarde o tempano, todo desaparece de acuerdo con la segunda ley de la termodinámica que establece que el universo tiende, con el tiempo, a la desintegración o desorden.
No diferente de la idea budista de impermanencia sutil. Sin cambio las cosas quedarían atrapadas en su forma actual y nada podría pasar. La causa de su destrucción para el budismo radica en su nacimiento mismo lo que descarta cualquier posibilidad de una ultima piedra fundamental o de una primera causa que posea una permanencia absoluta, sea Dios, una partícula elemental o, incluso, “las supercuerdas”, de las que hoy se habla, que prácticamente no tienen posibilidades de ser comprobadas experimentalmente. En su lugar lo que tenemos es una causalidad mutua o co-emergencia, como dice el budismo, similar al concepto de inseparabilidad en física cuántica. El mundo, en verdad, es un vasto flujo de eventos vinculados y condicionados entre si y la creencia de que las cosas preceden a sus relaciones es una mera ilusión. La forma de ser de los fenómenos es simplemente en relación de unos con otros, nunca en si mismos y es esta interdependencia la que actualmente permite que la realidad aparezca.
La ciencia también ha venido rebelando esta interdependencia, tanto a nivel macro cósmico como sub atómico. En 1998 Nicolás Gisin y sus colegas produjeron un par de fotones. Uno fue enviado a través de un cable de fibra óptica hacia el norte y el otro hacia el sur a seis millas de distancia. Una vez al final del cable eligieron al azar una ruta corta o una larga la mitad de las veces y, curiosamente, ambos partículas eligieron siempre la misma ruta... ¿como una “sabe” instantáneamente lo que la otra esta haciendo, sin trasmisión de información, según el reloj atómico? Este es un problema si pensamos que la realidad esta fragmentada y localizada en cada fotón. El problema desaparece si admitimos que una y otra son parte de una realidad inseparable y no necesitan enviar ninguna señal porque constantemente permanecen en contacto. Otro fascinante experimento de física que muestra la interdependencia a nivel cósmico es el péndulo de Foucault. El físico francés Leon Foucault en 1851 colgó un péndulo del techo del Panteón de Paris. Una vez en movimiento el péndulo siempre cambiaba gradualmente de posición a medida que pasaba el tiempo. Si se colocaba de norte a sur, después de unas horas, oscilaba de este a oeste y en veinte cuatro horas daba un giro completo. Según Foucault, esto muestra que el movimiento es ilusorio. El péndulo siempre oscila en la misma dirección. Es la Tierra la que gira. La respuesta, sin embargo, fue incompleta. El movimiento absoluto no existe. Un movimiento solo puede ser descrito en comparación con un punto de referencia fijo. Si encontramos una estrella inmóvil entonces el péndulo orientado en su dirección siempre oscilara hacia ella. Si se mueve, entonces se alejara lentamente de la oscilación del péndulo. Comparada con el Sol, la galaxia Andrómeda, situada a 2 millones de años luz, se mueve mas lentamente, lo que indica que a mayor distancia el desplazamiento tiende a cero. Solo las galaxias mas distantes, situadas al borde del universo, a miles de millones de años luz, no se alejan desde el plano inicial de oscilación del péndulo. La conclusión es extraordinaria. El comportamiento del péndulo y lo que ocurre en la Tierra, no se basa en su entorno local, sino en las condiciones de las galaxias mas distantes o, en verdad, en todo el universo, lo que prueba la existencia de una cadena causal sin comienzo ni fin, que la teoría del Big Bang parece confirmar. El universo, según la teoría, nació del vacío cuántico o campo Higgs que no es un vacío tranquilo y pacifico, sino uno lleno de campos de energía, de fluctuaciones cuánticas, que pueden describirse como ondas de diferente índole. Un vacío lleno de partículas virtuales que al azar saltan a la existencia por una fracción de tiempo al tomar energía del vacío que devuelven inmediatamente al desaparecer, sin violar la ley de la conservación de energía. Si algo siempre sale del vacío es porque el vacío es inherentemente inestable lo que lleva a la hipótesis de un universo cíclico... un Big Crunch, lo opuesto al Big Bang, o, si no hay suficiente materia, una expansión continua hasta el fin de los tiempos quedando nuevamente en lugar del universo un inmenso vacío cuántico del que surja otro universo.
El punto de todo este largo relato es que la perspectiva cósmica enfatiza nuestra interdependencia. Los problemas ambientales que están destruyendo nuestra “casa”, junto con la pobreza, la guerra y la hambruna que trascienden las barreras de raza, cultura o religión podríamos resolverlos si nos damos cuenta que nosotros somos interdependientes y que nuestra felicidad esta inextricablemente ligada a la de los demás. Obvio... ¿cierto? El asunto es que, por obvio que esto sea, la raza humana desde hace largo tiempo esta embarcada en la persecución de su propia autodestrucción.
Nieves y Miro Fuenzalida.
El atardecer
Se
Desplomo
En
La cama de la noche
Exhausto
Por
El caminar
De
Los amantes.
Nieves.
Vivimos en los tiempos en que la humanidad, de acuerdo a todos los signos, entra en la etapa de su auto destrucción. Dirigidos por una oligarquía sedienta de poder y riqueza personal, por una clase que ha saqueado la tierra y asolado el planeta durante siglos, la respuesta, a pesar de ello, es que el mundo necesita ser salvado. Digamos, el mundo humano. Ya sea en el cine, la novela y la imaginación colectiva los horrores del pasado y el presente parecieran generar un deseo mas intenso de derrotar el pesimismo y pensar en una nueva y mas brillante humanidad. La inminente destrucción de la civilización, según algunos, cambia todo y la ilusión de que la presente caída nos llevará a un mundo mejor tiene en verdad una larga historia que empieza en la teología, sigue en el liberalismo y continua en el pos humanismo. El mensaje implícito es que la especie humana tiene el derecho absoluto a la vida y raramente nos preguntamos como llegamos a esta conclusión, a pesar de nuestro terrible impacto en el planeta. Considerando que somos una peste para la vida terrestre... ¿vale la pena salvar a la humanidad? ¿o, por el contrario, hay algo valioso que pueda justificar la continuación de nuestra especie en el futuro?
Según algunos este algo, que esta mas allá de los otros animales, es la habilidad humana de experimentar, crear y relacionarnos con la belleza, el saber y la búsqueda de la buena vida que tienen un valor en si mismas. Un mundo sin ellas se empobrecería. Por tanto, la razón, que es la que nos permite crear el arte, la ciencia y abrirnos el camino hacia la verdad es lo que puede justificar la continuación de nuestra existencia. Es la que nos permite reflexionar sobre que tipo de vida merece la pena vivir y luego intentar vivirla. Este es nuestro fin y lo que nos distingue del resto de la creación. Y para que nuestras vidas tengan pleno sentido tenemos que creer que la humanidad continuara.
Por supuesto, todo esto presupone un punto de vista meramente humano... ¿cierto? Desde el punto de vista del animal y el planeta, si pudiéramos imaginarlo, la cosa es bien distinta. La pregunta obvia que deberíamos plantearnos, entonces, es la de si la búsqueda de la buena vida es suficiente para justificar el sufrimiento y desbastación que causamos.
Considera solo esto. Estados Unidos con una población de 330 millones sacrifica anualmente 130 millones de cerdos, 8 mil millones de pollos y 32 millones de vacas que viven en condiciones infernales en las granjas industriales. Cada estadounidense consume, en promedio, un tercio de un cerdo, veinticuatro pollos y una vaca por año. Suponiendo que un estado unidense vive aproximadamente alrededor de setenta y cinco años, sesenta y cinco de los cuales se dedica al consumo de carne, esto equivale a casi 22 cerdos, 1 560 pollos y 65 vacas. El consumo mundial de carne alcanzo 272 millones 249 mil toneladas este año. Y a medida que China e India se vuelvan mas prosperas el consumo continuara aumentando y con el, el sufrimiento animal, la desbastación ecológica y la crisis climática.
Y esto ni siquiera incluye el sufrimiento que infligimos a otros cien millones de animales que se utilizan anualmente en experimentos científicos, los que sufren a causa de la deforestación y la eliminación de plásticos que invaden y destruyen la vida de los océanos. La conclusión inevitable, nos guste o no, es la de que la existencia humana produce un extraordinario sufrimiento y destrucción natural y su extinción, aunque trágica para nosotros, no seria una mala noticia. Si no somos capaces de encontrar una manera mas moralmente sensible para vivir en el mundo, el mundo estaría mejor sin nosotros.
Pero, por otro lado, si esto justificara la extinción humana... ¿qué importa, por ultimo, si los eco sistemas existan o no, si ya no estaríamos aquí? ¿son estos, digamos, buenos en si mismos, buenos solo para nosotros o algo mas? A diferencia de la obra de arte que es mayormente un objeto inorgánico con un valor que esta solo en relación con los seres humanos, los eco sistemas, como dice el teórico y escritor Todd May, son una maravilla de redes de seres vivos que evolucionan con el tiempo y que podemos apreciar, pero que no necesitan de nuestra aprecio para ser tal maravilla. Ellas son un bien en si mismas, independientes de nuestra existencia. Y a pesar de que somos parte inseparable de esas redes, nuestra historia es la de intentar subyugarlas y, a menudo, destruirlas, desde la selva tropical brasilera hasta los arrecifes de la costa australiana... ¿podría ser esta otra razón para no continuar nuestra existencia como especie y preservar un bien natural cuyo valor reside en si mismo? El mero hecho de plantear la pregunta es, para decir lo menos, alarmante. Podemos entender el sacrificio personal, pero no el sacrificio de toda la espacie humana, de todas las vidas que actualmente están comprometidas con el mundo y entre si. La mayoría de los seres humanos, además, somos solo mínimamente responsables del daño causado a otros seres vivos y ecosistemas. La crisis climática y los desastres ambientales son en gran medida producto de los europeos y sus descendientes. Los países en desarrollo han hecho bien poco o nada para contribuir a la crisis climática... ¿por qué, entonces, deberían merecer la extinción? Ciertamente que no... y, sin embargo, aunque la raíz de los problemas ambientales se encuentra en un grupo relativamente pequeño de la población humana, en ultima instancia, la gran cantidad y el consiguiente consumo plantean una amenaza a la existencia y florecimiento de otros seres vivos y ecosistemas. Individualmente la mayoría de los humanos contribuyen bien poco a las dificultades del planeta, pero colectivamente representamos una amenaza enorme. No son solo los privilegiados los que participan en la deforestación o incluso los que apoyan políticas que la fomentan. Y no solo los privilegiados se benefician de la experimentación científica con otros animales con fines que no son realmente necesarios para nosotros. Y hay evidencias de que a medida de que aumenta la riqueza, también lo hace el consumo de carne de granjas industriales. Hoy día hay una creciente proporción de la humanidad que participa en actividades y practicas que tienen consecuencias atroces para otros seres vivos con los que compartimos este planeta.
La verdad de las cosas es que al final de todo la decisión probablemente no va a ser nuestra, si descontamos la aniquilación nuclear que hoy vuelve a estar en el tapete. Tarde o temprano, si consideramos la historia natural, todas las especies se extinguen y nosotros no somos una excepción. Y si esto es así... ¿como nuestra extinción va a ocurrir? Hay diferentes escenarios, algunos mas realistas que otros. La crisis climática es el mas cercano que, con seguridad, eliminara la existencia humana, junto con varias otras especies. Pero dejaría espacio para que muchas de las especies existentes evolucionen o se recuperen y, al mismo tiempo, pondría fin a la amenaza de una degradación ambiental llevada acabo por nuestra especie. Otra es la amenaza de una pandemia mundial que afectaría especialmente a los humanos causada por un virus que nos seria imposible de contener.
Tal vez, con un mínimo de esfuerzo, podemos también imaginar el escenario de la novela del autor ingles Pd James y luego la película “Children of Men” que pintan un mundo de infertilidad. El recuento de espermatozoides de los hombres ha caído a cero y con el ha surgido la posibilidad de la extinción humana. Un escenario no tan descabellado si consideramos que las toxinas ambientales están reduciendo el recuento de espermatozoides. Hagai Levine, un epidemiólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén y sus colegas publicaron un análisis en el 2017 y una actualización en 2022 que evaluó un total combinado de mas de 200 estudios que usaron una cámara de conteo. Estos dos documentos encontraron una disminución del 50 por ciento en la concentración de espermatozoides, mas notablemente en los países occidentales, desde la década de 1970, aunque el descenso también es posible observarlo en Sudamérica, Asia y Africa. Según opinión de otros investigadores la fertilidad esta disminuyendo, pero aun no sabemos exactamente cual sea la causa.
Otros escenarios serian los de un mundo en el que los recursos disminuyen y los humanos entran en continuos conflictos violentos por las necesidades básicas hasta que no quede nadie con quien luchar. Algo que veríamos como resolución final de la crisis climática.
Por ultimo están los escenarios cósmicos totalmente realistas de una destrucción planetaria a través de la expansión gradual del sol. Algo que eventualmente va a suceder y con el nuestra extinción, si es que duráramos tanto tiempo. Y si no, siempre existe la posibilidad de que un asteroide gigantesco, como el que elimino a los dinosaurios, haga lo mismo con nosotros.
Si hubiera alguna reserva con todos estos escenarios distópicas, podrimos entonces imaginar otra alternativa. No pareciera haber razón, dice Todd May, para creer que, aparte del cataclismo nuclear, seremos eliminados por completo. En lugar de nuestra extinción, podríamos terminar, por ejemplo, con una marginación humana. Habrá seres humanos, pero en pequeños grupos alejados entre si, dispersos por todos lados y tal vez con pocas probabilidades de comunicarse.
Pero, dado suficiente tiempo, se encontraran, formaran comunidades mas grandes y revisitaran una historia humana similar. Para sostener comunidades mas grandes se necesita agricultura, lo que genera comunidades aun mas grandes que requieren mas alimentos, lo que conduce a la industrialización, luego a los viajes aéreos, terminando nuevamente con un consumo excesivo. En ese momento, estaríamos en camino a otra crisis climática.
Nieves y Miro Fuenzalida.
El amanecer
Con
Su Señora
La madrugada
Y
Sus hijas
La alborada
Y
La alba,
Son
Las encargados
De
Abrir
El dia
Con
La llave
De
Su porton.
Nieves.
A esta altura probablemente ya hayas visto un “Predictor”. Pero, si no, se trata de un pequeño dispositivo parecido al control remoto para abrir la puerta del automóvil. Sus únicas características son un botón y un emisor de luz verde que parpadea si presionas el botón. Específicamente, parpadea un segundo antes que presiones el botón. La mayoría dice que cuando lo prueban por primera vez, se siente como si estuvieran jugando un juego extraño en el que el objetivo es presionar el botón después de ver el destello. El problema es que cuando intentas romper las reglas, descubres que no puedes. Si intentas presionar el botón sin haber visto el destello, este aparece inmediatamente. Si esperas que aparezca, con la intención de no presionar el botón después, el destello nunca aparece. No importa lo que hagas, la luz siempre precede a la pulsación del botón. No hay forma de engañar al Predictor. La implicación inmediata es que el Predictor demuestra que no existe el libre albedrio...
Este es el comienza del pequeño cuento de ciencia ficción “What’s Expected of Us” del autor Ted Chiang, que sigue el ejemplo de Benjamín Libet que, en los 80’s del siglo pasado, demostró que la actividad neurológica inconsciente que lleva a la decisión consciente del sujeto para mover su mano empieza aproximadamente medio segundo antes que el sujeto sintiera que había decidido moverla. Es decir, la decisión para actuar es posterior a la iniciación del acto. Los estudios mas recientes con el uso de “MIR machine” han confirmado los hallazgos de Libet. La sensación de agencia llega después de que el cerebro ya se ha comprometido a realizar la acción. Es lo que llamamos determinismo.
¿Como esto es posible? Según la ciencia de los últimos siglos el comportamiento siempre ocurre porque algo que lo precedió lo causo... ¿significa entonces que el experimento de Libet constituye el fin del libre albedro?
No por si solo. Cuando nos enfocamos, no en el sujeto, sino en las causas previas llegamos a la conclusión de que la intención proviene de la biología interactuando con el medio ambiente.
Cuando trabajamos con la noción de que cada aspecto de la conducta tiene causas previas podemos decir que la conducta ocurrió debido a la acción de las neuronas en esta o aquella parte del cerebro en el segundo anterior, y minutos antes esas neuronas se activaron por un pensamiento, un recuerdo, una emoción o un estimulo sensorial. Y en las horas o días anteriores a la conducta, las hormonas en la circulación moldearon esos pensamientos, recuerdos y emociones y alteraron la sensibilidad del cerebro a determinados estímulos ambientales. Y en los meses anteriores o años anteriores, la experiencia y el entorno cambiaron el funcionamiento de esas neuronas, haciendo que algunas generaran nuevas conexiones y se volvieran mas excitables o provocando lo contrario en otras. Y si retrocedemos décadas tenemos que reconocer que durante la adolescencia todavía se estaba construyendo una región cerebral clave, moldeada por la socialización y la cultura. Y mas atrás, la experiencia infantil moldea la construcción del cerebro al igual que el entorno fetal. Y si, incluso, vamos aun mas atrás tenemos que tener en cuenta los genes que heredamos y sus efectos en el comportamiento... ¿de donde, entonces, viene la intención? De la biología interactuando con el entorno un segundo antes de la acción. Pero también de un minuto antes, una hora, un año, un milenio. Si bien es cierto que a veces parece que somos libres de hacer lo que queremos, nunca somos libres de querer lo que queremos.
Todas estas son variables sobre las que tenemos poco o ningún control. No somos nada mas ni nada menos que la suerte biológica y ambiental que nos ha tocado. Por supuesto no se puede refutar el libre albedrio basado en el resultado científico de una sola variable genética, neurológica o sociológica. Pero, y esto es lo increíblemente importante, si se juntan todos los resultados científicos, de todas las disciplinas relevantes, no hay lugar para el libre albedrio. Una mera fantasía que colocamos en nuestra vida. Para probar su existencia habría que demostrar que algún comportamiento simplemente ocurre de la nada. La verdad es que no hay ninguna neurona que inicie algún acto sin ser influenciada por otra neurona o por algún evento biológico previo. Esta acción sucedió, en realidad, debido a lo que vino justo antes, lo cual sucedió debido a lo que vino justo antes de eso y así sucesivamente. Como decía el Buda, nada viene de la nada.
No para Sartre. Nuestra inmersión en las estructuras físicas, biológicas, históricas y sociales, dice, no socaban nuestra libertad y esto no es lo único que determina nuestras intenciones. La libre elección es nuestra realidad y es esta la que nos condena a ser libres, queramos o no. Elegimos, pero no elegimos ser libres... “si pretendemos que el humano no es libre, la idea misma de opresión perdería todo sentido”.
Ciertamente... pero ¿como la libertad es posible dada la inmersión del para si en el en si? La cosa según Sartre es decidir si hay casos para los cuales no existe una causa previa o si no hay acción sin causa.
Si prestamos atención, descubrimos que toda acción es intencional, tiene un fin y el fin se refiere a una causa. La cuestión esencial, dice Sartre, se encuentra mas allá de la compleja organización causa-intención-acto-fin. Lo que debemos preguntar en realidad es como una causa se constituye como tal dentro de situaciones que no hemos elegido. Las acciones ciertamente tienen causas, pero son causas de un tipo especial. Si somos libres a pesar de las estructuras fácticas en las que estamos inmersos es porque estas carecen del poder de enunciar su propio significado. Lo dado se aprecia solo a partir de algo que todavía no existe. Mi facticidad puede surgir como adversa solo si elijo un proyecto con respecto al cual la existencia de ese dado es instrumentalmente relevante. Una montaña, por ejemplo, puede presentarse como un obstáculo si obstruye mi camino en medio del valle o una valiosa ayuda si quiero treparla para contemplar el paisaje. En si misma es neutra y solo se manifiesta como resistencia o no a la luz de mi proyecto. Nunca nos encontramos con la facticidad bruta, esta siempre esta teñida por nuestros programas de vida libremente elegidos. La resistencia que la libertad encuentra en el mundo, lejos de ser un peligro para la libertad es, por el contrario, lo que permite que esta exista. La libertad y la facticidad están inextricablemente entrelazadas. Fuera del contexto factico la libertad pierde todo significado. La libertad solo puede darse en seres finitos con un poder limitado, ya que la libertad es elección. Y toda elección supone eliminación y selección... “Toda elección es una elección de finitud”. Ella sirve de base para mi elección, pero no es suficiente para determinar mi elección. Ni siquiera en el estado de esclavitud.
¿Realmente? La resistencia ciertamente es una cosa, pero las barreras absolutas son otra... ¿Podríamos decir, por ejemplo, que un esclavo encadenado, impedido de realizar cualquier proyecto significativo, es libre? Obviamente no. Pero, para ser justos, Sartre no esta hablando del concepto empírico de libertad, de la capacidad de obtener los fines elegidos, sino de la libertad ontológica, de la autonomía de elección. Cualquiera sea la situación debemos preguntarnos... ¿qué debo hacer? ¿que es importante para mi? ¿qué defiendo? ¿cuales son mis valores? ¿quién soy? En suma... ¿qué quiero ser? Todas cuestiones relevantes tanto para el oprimido como para el opresor o el discapacitado. De una u otra manera, no importa quienes seamos, tenemos que elegir como constituimos nuestra situación.
Lo que queremos ser, entonces, es lo que finalmente organiza nuestros fines en una jerarquía coherente según la cual algunos se persiguen en beneficio de otros mas fundamentales que, a su vez, se persiguen en beneficio de aun otros mas primarios cuya fuente ultima es “la elección original”, aquella que permite, a lo menos en principio, explicar la vida personal. Si me levanto, por ejemplo, cuando el despertador suena es porque quiero llegar a la escuela y aprobar mis cursos para obtener mi titulo y así poder seguir la carrera que elegí y trabajar en lo que va a satisfacer mi vida. Desde un punto de vista puramente filosófico la realidad humana se identifica y define por los fines que se persiguen. Es por esto que Sartre dice que “la consciencia es lo que no es y no es lo que es”. El ser humano “no es lo que es” en el sentido que no es idéntico a lo que era en el pasado y “es lo que no es” en el sentido que aun no es lo que será en el futuro. El pasado es la solidificación del para-si, un ser en medio del mundo inundado por el en-si. No es que la consciencia se disocie de su pasado. Es solo que la consciencia presente es un para-si que nunca es idéntico con la consciencia pasada que se ha convertido en un en-si, es decir, en una realidad fáctica. Y el futuro es lo que tengo que ser y que aun no soy. El proyecto de un yo que va mas allá para convertirse en lo que es.
Muy bien. Pero... si vivimos en un mundo causal en donde nada surge sin una causa anterior como indica la ciencia... ¿como es posible un proyecto acausal? Y mas aun ¿de donde surge el proyecto original?
Lo que rompe la cadena causal, según Sartre, es la consciencia que rasga el ser-en-si-mismo, algo que tiene lugar cada vez que la consciencia se dirige hacia el objeto. Cuando la consciencia es consciente de algo, implícitamente es consciente de si misma como no siendo esa cosa. Cuando la consciencia percibe esta taza de café, por ejemplo, existe la aprehensión de la taza de café como el en-si que la consciencia no es. La taza de café existe, pero fuera de la consciencia. Por tanto, la consciencia es la nada en el sentido de no ser el ser-en-si y es consciente de su propia nada por medio de la autoconsciencia. El ser humano es el ser por medio del cual la nada viene al mundo.
En el cuento de Ted Chiang la gente,
después de perder el interés en el juego, no pudo evitar pensar en las
implicaciones de un futuro inmutable. Algunos se niegan a tomar decisiones y
dejan de participar en acciones espontaneas. Otros tienen que ser
hospitalizados porque ya no quieren alimentarse. El estado final es el mutismo
acinético. La capacidad de moverse permanece, pero la motivación desaparece.
Hasta no hace mucho la sospecha de que el libre albedrio no existe simplemente
no era dañina. Pero ahora... lo saben.
¿No es el caso de que, incluso si Sartre estuviera equivocado, cosa que no creemos, todavía necesitaríamos la ilusión del libre albedrio?
Nieves y Miro Fuenzalida.
Construíamos
Castillos
De
Arena
Con
Los baldes
De
La infancia.
Ahora
Los habitamos.
Nieves.
Es curioso el hecho de que a través de gran parte de la historia humana encontramos mitos y fantasías que advierten que la tecnología puede llevarnos a lugares catastróficos. Recordemos solo, entre otras, la historia griega del carruaje solar de Faetón, el Aprendiz de Brujo de Goethe, la leyenda moderna del doctor Frankenstein, de Mary Shelley, el Extraño Caso del Dr Jekyll y Mr Hyde, de Robert Louis Stevenson en las que el mensaje ha sido siempre el mismo... la creación de cosas poderosas tiene consecuencias no deseadas. Y, sin embargo, a pesar de lo obvio del mensaje, continuamos actuando como si nunca lo hubiésemos escuchado... ¿por qué, si sabiéndolo, seguimos en la persecución de lo que racionalmente no deseamos? ¿se debe, como algunos creen, a un defecto fatal de nuestra naturaleza, o es otra cosa?
En la mayoría de estas fantasías un solo individuo adquiere un enorme poder, pero luego es corrompido por la arrogancia y la codicia. La cosa, sin embargo, no es tan simple. Si miramos la historia vemos que la humanidad logra un enorme poder al construir grandes redes de cooperación, pero la forma en que se construyen predispone a usarlas de manera negativa. Según el popular historiador Yuval Harari, nuestro problema no es una cuestión individual, sino uno de red o, mejor aun, uno de información, que es lo que mantiene unidas a las redes. Durante miles de años hemos inventado y difundido historias, ficciones, fantasías, fabulas y delirios colectivos sobre dioses, vírgenes, paraísos celestiales, infiernos, escobas voladoras y muchas otras cosas que no son sobre la verdad sino técnicas para unir a los miembros y crear orden. Es así como se han construido los imperios mas poderosos y totalitarios desde la antigüedad hasta nuestros días. Y estas redes delirantes están adquiriendo hoy día un poder cualitativamente diferente.
La creencia común es la de que al reunir y procesar mas información las redes logran una mayor comprensión de la realidad que la hace, no solo poderosa, sino también sabia. Si bien es cierto que las redes delirantes pueden surgir ocasionalmente, a largo plazo están destinadas a desaparecer frente a rivales mas perspicaces y honestos. Una mayor información nos acerca cada vez mas a la verdad y en el libre mercado de información tarde o temprano la verdad prevalece. Y, ciertamente, hay numerosos casos en que la información nos ha capacitado para entender mejor el mundo y usar el poder en forma mas sabia.
Pero esto es solo parte de la historia. Las ultimas generaciones han experimentado el mayor aumento de información tanto en la cantidad como en la velocidad de trasmisión y, sin embargo, estamos mas cerca que nunca de aniquilarnos a nosotros mismos... ¿como así?
Según Harari, todos los inventos humanos anteriores han capacitado al ser humano porque, no importa cuan poderosos fueran, las decisiones quedaban siempre en muestras manos. La Inteligencia Artificial es la primera tecnología que puede tomar decisiones por si misma. Ya no es solo una herramienta sino también un agente. En las próximas décadas es probable que adquiera la capacidad incluso de crear formas de vida, ya sea escribiendo un código genético o inventando un código inorgánico que anime entidades inorgánicas.
Un mayor conocimiento de la historia, por tanto, es vital para entender que hay de muevo en la inteligencia Artificial y como difiere de los otros medios de trasmisión.
La información es el elemento mas básico de la realidad, mas elemental que la materia y la energía. En el uso cotidiano la información es asociada, no solo con símbolos creados por los humanos como la palabra hablada o escrita, sino también con signos naturales como cuando la paloma vuela sobre el arca de Noé con una rama de oliva indicando el fin del Diluvio, lo que indica que la “información” es una cuestión de perspectiva. Si consideramos que la verdad es una representación adecuada de la realidad, la mayor parte de la información en las sociedades humanas no representan ninguna cosa y su papel a través de la historia ha sido fundamentalmente la de crear nuevas realidades al unir cosas dispares, ya sean parejas o imperios. A veces representa la realidad y otras no. Pero siempre conecta. Desde la Edad de Piedra hasta la Edad del Silicón vemos un constante aumento de la conectividad, sin un aumento concomitante de la verdad o la sabiduría.
Si estuviéramos conectados solo por vínculos personales como en los monos nuestras redes se habrían mantenido bien pequeñas. Pero cambios en la estructura cerebral y las habilidades lingüísticas permitió contar y creer en historias que empezaron a tocar a un numero ilimitado de individuos. Esto fue lo que inauguro un nuevo tipo de cadena. Una misma historia ahora puede servir como conector central. Los 1400 millones de miembros de la Iglesia Católica, por ejemplo, están conectados por la Biblia. Mas de un billón de ciudadanos chinos por la ideología comunista y los 8 000 millones de miembros de la red comercial están conectados por historias sobre monedas, corporaciones y marcas. Al igual que el ADN las historias pueden crear nuevas entidades. Antes de su aparición el universo contenía solo dos niveles de realidad... la realidad objetiva que consiste en cosas como piedras, lagos y planetas y la realidad subjetiva como el dolor, el amor y los sueños. Las historias crean un tercer nivel... la realidad intersubjetiva. Mientras las cosas subjetivas existen solo en una sola mente, las intersubjetivas como las leyes, los dioses y las naciones existen en el nexo entre un gran numero de personas. Y estas historias a menudo van unidas a mentiras, errores y fantasías letales.
Las redes de información, para ser mas precisos, contienen dos distintas habilidades... descubrir la verdad y crear orden. Estos dos procesos, sin embargo, suelen ser contradictorios porque con frecuencia es mas fácil mantener orden a través de ficciones que mantener la verdad ¿qué sucede, por ejemplo, cuando una información socaba la mentira que mantiene la preservación del poder social? Solo recuerda a Giordano Bruno.
Una de las mas poderosas técnicas de información, aparte de la burocracia, ha sido hasta ahora la invención del Libro Sagrado, como la Biblia, el Corán o los Vedas, considerados infalibles y libres de todo error. Su historia ilustra las limitaciones de las redes de información y un aviso para nuestra época en el intento de crear IA.
Si los textos infalibles conducen a iglesias infalibles y opresivas ¿como, entonces, evitamos, el problema del error humano? La respuesta, según acostumbramos a creer, esta ciertamente en la libre circulación de information. Aunque no inevitablemente. La revolución de la imprenta en el siglo XV en Europa, por ejemplo, hizo posible la difusión masiva de textos. Todo tipo de herejes, revolucionarios y proto científicos podían difundir sus escritos. Al parecer, un triunfo de la libertad de expresión. Sin ella hubiera sido mucho mas difícil para Copérnico y Galileo difundir sus ideas. Pero su difusión fue mínima comparada con la propagación de fantasías religiosas, falsas noticias y teorías de conspiración mundial que condujeron a la caza de brujas satánicas a comienzos de la Edad Moderna culminando con la ejecución de mas o menos 50 000 personas inocentes.
Hoy día no es ninguna novedad saber que estamos en medio de una revolución informática sin precedente. Por primera vez en la historia el poder esta pasando en estos momentos de los humanos a algo diferente. Las imprentas, las radios y la TV eran herramientas pasivas. Las computadoras en cambio se están convirtiendo en agentes activos que escapan a nuestro control y comprensión al tomar iniciativas que pueden dar origen a nuevas formas de sociedad, historia o cultura. El primer ejemplo paradigmático fue el papel que desempeñaron las redes sociales en el 2016 cuando el algoritmo de Facebook ayudo a los fanáticos a avivar la violencia anti rohingya en Myanmar, que culmino con la limpieza étnica y su expulsión del país. Y, a principios del 2020, los algoritmos ya habían pasado la etapa de crear por si mismos noticias falsas y teorías conspirativas. Ellos pueden aprender por si mismos cosas que ningún ingeniero humano programo y decidir cosas que ningún ejecutivo previo. Esta es la esencia de la revolución de la IA y potencialmente el fin de la historia humana. No el fin de la historia, sino aquella historia dominada por humanos que ahora mismo esta siendo trastocada por las redes informáticas. No es extraño entonces que tanto las democracias como las dictaduras teman la aparición de agentes que no saben como controlar.Este reciente potencial político que las computadoras están acumulando es algo que merece la atención.
Por milenios los humanos hemos estado acostumbrados a ser vigilados... por otros animales, por otros humanos y por todo tipo de instituciones. Pero hasta ahora la vigilancia siempre había sido incompleta, incluso en los sistemas mas totalitarios. En el 2024, en cambio, ya nos estamos acercando a una red informática omnipresente que puede seguir a la población de países enteros las veinticuatro horas del día y acumular suficiente información para establecer un sistema de crédito social basado en un mayor o menor numero de puntos que gobiernos y corporaciones han empezado a usar. Buena conducta suma puntos. Mala conducta resta puntos. Y de acuerdo con el puntaje que se tenga uno gana o pierde privilegios. Un sistema que en poco tiempo puede crear una nueva clase social de “personas con bajo nivel de crédito” y aniquilar la poca privacidad que nos queda.
Y, como si esto no fuera poco, las implicaciones para la política internacional pueden tener un profundo impacto. Según Harari la dinámica económica y geopolítica puede dividir el mundo en dos imperios digitales reemplazando la Cortina de Hierro de la Guerra Fría con la Cortina de Silicio. El código de la computadora o teléfono inteligente, por ejemplo, determina en que lado de la cortina vives, que algoritmos dirigen tu vida y hacia donde fluyen los datos. China y Estados Unidos o Rusia y la UE usan cada vez mas redes, códigos, software, regulaciones y objetivos digitales diferentes. En China no se utiliza Google, Facebook o Wikipedia. En Estados Unidos no se utilizan WeChat, Baidu o Tencent. Estas diferencias tienen una tremenda influencia en gran parte del mundo ya que los países dependen de la tecnología de uno u otro. Durante siglos los procesos de globalización acercaron a personas de todo el mundo a un contacto mas estrecho. La actual tecnología de la información paradójicamente puede dividir la humanidad con el desarrollo de culturas, ideologías e identidades diferentes y contradictorias poniendo fin a la esperanza de una humanidad compartida.
Por supuesto, las diferencias humanas son una realidad y siempre traen algo nuevo. Pero, la cosa es que cuando los imperios compiten entre ellos,
el peligro es que pueden terminar en guerra catastróficas. La Guerra Fría nunca llego a una confrontación directa gracias a la doctrina de la destrucción mutua. En comparación, las armas cibernéticas son mucho mas versátiles. Pueden derribar la red eléctrica, los centros de investigación, bloquear un censor enemigo, avivar un escandalo político, manipular elecciones o piratear teléfonos eléctricos. Y todo ello de manera sigilosa.
Una IA fuera de control, al igual que un virus fuera de control, pone en peligro a los seres humanos de todas las naciones. Ningún colectivo humano, sea la nación o la humanidad, se beneficiara si el poder pasa de los humanos a los algoritmos.
Nieves y Miro Fuenzalida.