Sunday, May 28, 2023

La vigilancia social

 

Recientemente una nueva investigación ha descubierto que Google continua recopilando datos de ubicación de personas que visitan clínicas de aborto, a pesar de que se había comprometido a no hacerlo. Esta es una amenaza a la privacidad y la autonomía corporal de millones de personas que buscan atención de salud reproductiva en Estados Unidos donde los abortos están prohibidos o en espera de que lo estén. Las consecuencias son reales, ya que los fiscales están haciendo todo lo posible para utilizar estos datos confidenciales como munición para arrestar  incluso a las mujeres mas vulnerables. Google hambriento de ganancias no le importa la seguridad de sus usuarios, siempre que beneficie sus resultados.

 

Estamos entrando a un mundo en el que, por propia elección, los detalles minuciosos de nuestros cuerpos, nuestras vidas y nuestros hogares serán rastreadas y compartidos de manera rutinaria con el potencial, según se dice,  para una mayor comodidad y seguridad, pero también, y principalmente, para el abuso de los piratas informáticos, los ladrones de identidad, los vendedores sofisticados y, por sobre todo,  los que mantienen el poder económico y político. Cada vez mas nuestro mundo esta lleno de controles de ID, cámaras de vigilancia, escáneres corporales, base de huellas dactilares, filtros de correos electrónicos e interceptores de teléfonos móviles diseñados para asegurarse de que los rastros electrónicos no se pierdan, entre otros. Que el observador sean las agencias de represión política, las compañías telefónicas o las corporaciones, las consecuencias son las mismas... la desaparición de la vida privada, la manipulación de nuestras conductas y el control gubernamental. Lo que Orwell en su famosa novela no profetizo fue el hecho de cuan omnipresente la vigilancia sería, no solo en países dictatoriales, sino también  en el “Mundo Libre”.  El ejemplo lo encontramos  en su propio país. En las décadas del 70 y 80 los municipios empezaron a instalar circuitos cerrados de cámaras de televisión en las calles y parques, estaciones de transito, estadios y centros comerciales. En los 90 debido a los ataques del Ejercito Republicano Irlandés y el aumento de la delincuencia urbana provoco una masiva proliferación de CCTV. En las décadas siguientes se instalaron tantas cámaras que el gobierno perdió la cuenta. Actualmente se estima que el visitante medio de Londres es capturado en video 300 veces en un solo día. Según el sociólogo Clive Morris las cámaras se han vuelto tan omnipresente  que todos los británicos deben asumir que su comportamiento fuera del hogar esta siendo monitoreado.  El autor Ziya Tong da algunos ejemplos... “A la dama con el vestido marrón”, dijo la voz de la cámara de circuito cerrado de televisión, “pelo rubio, con el hombre del traje negro, ¿podrías recoger esa taza y tirarla a la basura?” La cámara que habla es una de una red  de 144 dispositivos de vigilancia en la ciudad de Middlesbrogh, Inglaterra. En el país hay mas de 20 ciudades donde el Gran Hermano vigila, da ordenes y literalmente te dice que hacer. En el norte de Londres se instalan cámaras similares en desarrollos de vivienda publicas, que son opresivas, especialmente cuando a las personas que se encuentran fuera de sus propias casas se les dice que están  holgazaneando. En Mandelieu-la-Napoule, una de las ciudades mas ricas de la Riviera francesa, se instalaron cámaras parlantes para reprender a las personas por infracciones que incluyen mal estacionamiento, no recoger los excrementos de perros, tirar basura y otros comportamientos antisociales. Una voz del cielo para advertirte que no te pases de la raya.

 

 Inglaterra  tiene hoy día el dudoso honor de tener la mayor cantidad de cámaras de vigilancia per cápita en Europa, con mas de seis millones de CCTV, aproximadamente una por cada 10 personas, superando a China. Pero, mas inquietante, en  China, en la ciudad de Guiyang, la base de datos contiene una imagen digital de cada residente. Las cámaras rastrean el rostro de una persona desde su tarjeta de identificación y siguen sus movimientos a través de la ciudad durante una semana. El sistema sabe quien eres y con quien frecuentemente te juntas. En ciudades de Estados Unidos, dice el sociólogo e investigador William Staples, se han instalado en los autobuses públicos  equipos con sofisticados sistemas de vigilancia de audio para escuchar las conversaciones de los pasajeros. Y en las Vegas, Detroit y Chicago se ha instalado el sistema Intellistreets, que son faroles con micrófono y cámaras integrados capaces de grabar en secreto las conversaciones de los peatones. Y en los lugares de trabajo los cubículos de las oficinas están cada vez mas invisiblemente  vigilados. El sistema les dice a los gerentes que tan productivas son la personas al analizar cuanto tiempo pasa un individuo socializando en el trabajo. Según el profesor Staples, las estrategias modernas de vigilancia son utilizadas tanto por las organizaciones publicas como privadas para influir en nuestras elecciones, cambiar nuestros hábitos, mantenernos en línea, monitorear nuestro desempeño, recopilar conocimiento o evidencia sobre nosotros, evaluar desviaciones y, en algunos casos, penalizar.

 

Australia, Canadá, Nueva Zelandia, Gran Bretaña y los Estados Unidos forman la alianza de inteligencia Five Eyes, con capacidades para vigilar  a vastas poblaciones en todo el mundo. Todavía no tenemos la forma de saber cuanto acceso tiene a nuestras comunicaciones privadas de video y audio, pero si sabemos que sus sistemas se vuelven mas sofisticados, mas expansivos y mas intrusivos cada año.

 

Estamos siendo vigilados, adentro y afuera, en el trabajo, en la casa, en las calles, los  parques y los centros comerciales. Y aunque nuestros temores tienden a dirigirse a los piratas informáticos, la observación mas grande y sistemática  a nuestras vidas privadas viene de ese agujero negro que son las cámaras web.         

 

Como  ya notaba Gilles Deleuze, lo que estamos viendo es el reemplazo de las sociedades disciplinarias por las sociedades de control. Las primeras se iniciaron en los siglos XVII y XIX y alcanzaron su apogeo en el siglo XX con el objetivo explicito de organizar vastos espacios de cerramiento, en donde el individuo nunca cesa de pasar de un entorno cerrado a otro, cada uno con sus propias leyes... primero la familia. Luego la escuela, en donde ya no estas en tu familia. Luego el ejercito, la fabrica o la oficina. De vez en cuando el hospital, posiblemente la prisión, la instancia preeminente del entorno cerrado. En cada uno de ellos el intento es  componer una fuerza productiva dentro del espacio y el tiempo cuyo efecto será mayor que la suma de sus fuerzas componentes. La fabrica, por ejemplo, es un cuerpo que contiene sus fuerzas internas en un nivel de equilibrio, el mas alto en términos de producción, el mas bajo posible en términos de salario. La corporación reemplaza hoy día en el occidente el modelo de la fabrica que es la que constituía a los individuos como un solo cuerpo con la doble ventaja en donde el patrón  inspeccionaba cada elemento dentro de la masa y los sindicatos  movilizaban una resistencia de masas. Pero este modelo, como reconoció Foucault, es fugaz. Sucedió al de las sociedades de soberanía cuyo objetivo y función era algo bien diferente como imponer impuestos en lugar de organizar la producción y gobernar sobre la muerte en lugar de administrar la vida. Es Napoleón el que efectuó la conversión de una sociedad a otra. Solo que esta, a su vez, también entra en crisis en beneficio de nuevas fuerzas. Las sociedad disciplinarias eran lo que fuimos  y que ya empezamos a dejar de ser, cualquiera sea el periodo de su expiración.

 

Es en este tipo de sociedades disciplinarias que empiezan a desaparecer  la firma designa al individuo y el numero o numeración administrativa indica su cargo dentro de una masa. Las disciplinas nunca vieron ninguna incompatibilidad entre uno y el otro porque el poder individualiza y masifica al mismo tiempo, es decir, constituye a aquellos sobre quienes ejerce el poder en un cuerpo y moldea la individualidad de cada miembro de ese cuerpo. En las sociedades de control, en cambio, lo importante ya no es una firma o un numero, sino un código, una contraseña. El lenguaje numérico de control esta hecho de códigos que marcan el acceso a la información o su rechazo. Una tarjeta electrónica puede levantar una barrera determinada, pero también puede ser rechazada con la misma facilidad. Lo que cuenta no es la barrera sino la computadora que rastrea la posición de cada persona, licita o ilícita.

 

Aquí ya no nos encontramos con el binomio masa/individuo, sino que los individuos, indivisibles, la unidad mas pequeña a la que puede reducirse la sociedad  y poseedores de cualidades únicas, ahora se han convertidos en “dividuos”, seres con múltiples perfiles, visibles y on-line todo el tiempo y, a su vez,  las masas  se convierten  en muestras, datos o “bancos”. La experiencia humana privada se convierte, entonces,  en materia prima gratuita para traducirla en datos de comportamiento  que luego se computan y empaquetan como productos de predicción y se venden en mercados de  comportamientos. El funcionamiento de los mercados se transforma así en el instrumento del control social que es a corto plazo y de rápida rotación, pero también continuo y sin limite, a diferencia de la disciplina que es de larga duración, infinita y discontinua.  El ciudadano ahora  ya no esta encerrado, esta endeudado.  

 

 ¿No indica  todo esto que estamos frente a la instalación de un nuevo sistema de dominación?

 

Nieves y Miro Fuenzalida.

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