Sunday, October 23, 2022

El ser es una maquina

 

Obviamente  una  maquina  es  un auto, una locomotora, un tanque, un tractor, una bicicleta, una grúa, una impresora, una radio, una computadora y un teléfono, entre muchas otras cosas. Y no hay duda de que yo y tu, Dios, las ideologías, las Meninas de Velázquez, el Proceso de Kafka, la semiótica, el Himno a la Alegría de Beethoven, las callampa mágicas, el jinete y su caballo, el gato negro, el arroz con lentejas, la rosa del jardín y la mariposa blanca que se posa en sus pétalos, no lo son... ¿cierto? Por supuesto.

 

Pero... si pensamos otra vez, pareciera que la cosa no es tan clara y que es posible verlas de otra manera. Las maquinas, en verdad, no tuvieron que esperar la aparición de un genio para ser creadas, porque los seres  nunca han consistido en otra cosa que en maquinas. Según el teórico Levi Bryant, la naturaleza o el ser consiste en nada mas que fabricas, micro y macro maquinas, a menudo  envueltas unas dentro de otras, absorbiendo  flujos materiales de otras maquinas y produciendo nuevas formas en el curso de sus operaciones. En este sentido el famoso Ser de la filosofía es un conjunto o ensamblaje de maquinas. Según el Diccionario ingles de Oxford las maquinas consisten en “una estructura material o inmaterial que componen la tela del universo”. “Máquina” es el nombre dado a cualquier entidad, material o inmaterial, corpórea o incorpórea, que existe. Entidad, objeto, existente, sustancia, cuerpo y cosa, son todos sinónimos de “maquina”.   

 

De acuerdo con esto, entonces, lo que  tenemos que desechar, dice Bryant, es la creencia de que todas las maquinas son “rígidas”, compuestas de partes fijas de material, caracterizadas por funcionamientos rutinarios e incapaces de aprender, crecer y desarrollarse, como los camiones o las jugueras eléctricas y su solo destino es la entropía. El asunto, sin embargo, es que si todos los seres que existen son maquinas, las maquinas rígidas pasan a ser solo una subespecie de las maquinas. A diferencia de los autobuses y los semáforos, las plantas crecen y se desarrollan, las orugas se transforman en mariposas, los planetas pasan por distintas faces climáticas y los animales y las organizaciones sociales son capaces de aprender y cambiar su comportamiento en diferentes grados. Y, mas aun... no todas las maquinas son de naturaleza material. Todas las entidades lingüistas, a pesar de que requieren un cuerpo material, sea el habla o la escritura para existir, poseen una dimensión incorpórea que les permite permanecer latentes durante largo tiempo, solo para actuar sobre otros seres en otro momento. La Constitución no es un ser compuesto de partes materiales fijas como  el destornillador y, no obstante, es una maquina. Una receta no tiene en si misma ningún ingrediente, pero sigue siendo una maquina para operar con ingredientes. La novela no contiene en si misma personas, arboles, animales, ciudades o armas atómicas, pero igualmente actúa sobre otras maquinas como personas, instituciones y economías. La deuda no es algo que podamos identificar en el mundo como algo material, pero es una maquina que organiza y esclaviza la vida de millones de personas. Una flor no es menos maquina que un helicóptero y una constitución no es menos maquina que una grabadora. Por tanto, si todos los seres son maquinas, con lo que nos quedamos es con que las maquinas rígidas son solo un tipo de maquinas entre otras. Lo que Bryant propone es un concepto de maquina mas amplio.

 

Por siempre ha existido el prejuicio de que las maquinas son diseñadas por un ser racional y el mundo por Dios, sin el cual no podríamos explicar el orden y la teleología en la naturaleza. Es cierto que después de la revolución de Darwin pocos todavía creen en el argumento teleológico, pero cuando hablamos de maquinas es difícil disociarlas de un diseñador humano que las concibió y fabrico. Por supuesto que un subconjunto de maquinas están diseñadas por humanos, pero los arboles, los planetas, los átomos y el resto de seres que componen el mundo son instancias de maquinas y ninguna de ellas ha tenido un diseñador. Estas surgen de otras maquinas sin ninguna intencionalidad que guie su emergencia. Uno de nuestros mas recalcitrantes prejuicios es creer que las maquinas tienen un propósito intrínseco. Si el cuchillo o la peineta tienen un propósito, este no el caso para todas las cosas. Entidades tan diversas como neutrinos, semillas, agujeros negros y ardillas son maquinas y, sin embargo, no tienen un propósito en el sentido de las peinetas o cuchillos.  Si bien la ardilla tiene objetivos por si misma, no tiene un propósito intrínseco que yace mas allá de si misma, como servir de alimento para el águila o descomponer la vida vegetal al digerirla en aras de crear un suelo fértil  para otras plantas. Ciertamente estos usos pueden servir para otras maquinas, pero no son parte de su ser como maquina. Todas las maquinas, sean fabricadas por humanos o no son pluripotentes al poseer una gama de posibles devenires que pueden generar distintas formas y funciones. Un articulo científico no es solo una serie de proposiciones para ser juzgadas como verdaderas o falsas, sino que también una maquina que propone ciertas operaciones. Una rana es una maquina que se dedica a todo tipo de operaciones para cazar insectos... una maquina que canta para atraer a sus congéneres y calla para advertir la presencia de depredadores... una maquina que produce dióxido de carbono y otros desechos que sirven de insumos para otras maquinas como las algas, nenúfares y totoras. Y, también, una maquina que produce copias de si misma.   

 

Las maquinas no tienen un propósito o uso, sino que asumen uno cuando están acopladas estructuralmente a otras maquinas, como ya habían indicado  los investigadores chilenos Maturana y Varela, un acoplamiento que puede ser unidireccional, en donde una afecta a la otra sin ser afectada o bidireccional, cuando ambas son afectadas.  El sol afecta a la flor sin que el sol sea afectado. En el caso del depredador y la presa ambos están atados, de tal manera que se influyen mutuamente en los devenires de sus especies.   

 

El mundo, a todas luces, esta compuesto doblemente de maquinas corpóreas hechas de materia que ocupan un tiempo determinado y un lugar discreto... rocas, lagos, casas, planetas, etc. por ejemplo,  y de maquinas incorporales que se definen por la iterabilidad, la eternidad potencial y la capacidad de manifestarse en una variedad de diferentes espacios conservando su identidad... música, números, ecuaciones, teorías, identidades culturales, etc. son ejemplos de maquinas incorpóreas. Estas, sin embargo, no hay que confundirlas con las ideas platónicas subsistiendo en otro reino. Una maquina puede que sea incorpórea, pero, así y todo, necesita de un cuerpo corpóreo para existir en el mundo... números ocurren en el cerebro, bancos de datos en una computadora y notas musicales en una pauta o en un piano. La incorporeidad de una maquina incorpórea consiste en no ser un fantasma inmaterial, sino en la capacidad de ser instanciadas, iteradas o copiadas de forma múltiple, reteniendo al mismo tiempo su identidad.

 

Si bien es cierto que las maquinas no tienen un propósito en si, este, no obstante, lo pueden adquirir al acoplarse estructuralmente con otra maquina... el propósito de un lápiz no es el de escribir. Solo adquiere esta función en relación con una persona. Es decir, una maquina funciona como medio para otra maquina cuando ambas se unen. Medio, aquí, no es solo algo que amplifica nuestros sentidos como los anteojos, sino, mas importante, algo que modifica la actividad o el devenir de cualquier otra maquina. El café funciona como un medio para nuestro cuerpo cuando modifica nuestro estado de ánimo y el teléfono móvil como medio en la medida que modifica las actividades en la que nos involucramos. Ahora enviamos textos y revisamos constantemente nuestro correo electrónico, actividades compulsivas a las que antes no nos dedicábamos. Igualmente una teoría funciona como medio cuando modifica nuestras conductas, como es el caso de la teoría de los gérmenes de la enfermedad que nos impulsa a lavarnos las manos constantemente.

 

Todo esto esta muy bien ¿cierto? Pero... ¿porque llamarles maquinas a cosas tan alejadas de ellas como el perro de mi vecino, la receta del pastel de choclo, Violeta Parra o el Capital de Marx, cuando ya tenemos los viejos términos de objeto y sujeto? Y, mas aun...¿no es un poco indignante llamarle maquina al abuelo, y peor aun, a la amada?

 

El problema con el termino “objeto” es que lleva a pensar en un sujeto que observa el objeto. Pensamos el objeto como lo que se opone a un sujeto y, por tanto, como algo  necesariamente unido al sujeto que lo experimenta. Esta asociación se evita con el concepto de maquina. Podemos imaginar una maquina operando en el mundo sin nadie allí para experimentarla, lo que nos permite escapar a la tradición filosófica sedimentada en torno a objetos y sujetos. Otro inconveniente con estos dos conceptos es que animan a pensar en términos de sujeto y predicado. Pensamos un objeto como sujeto de predicación, como algo que posee un conjunto de cualidades o propiedades que hacen de él el sujeto que es... el árbol que ahora miro es un sujeto de predicación, un objeto que posee cualidades como el color de sus hojas, su forma, la composición de sus ramas, su raíz, sus frutos, etc.  que son las propiedades que hacen que el sea lo que es y, a pesar que algunas de ellas cambian con las estaciones, el árbol sigue siendo el mismo... ¿como puede cambiar y seguir siendo el mismo? Porque distinguimos propiedades y cualidades invariantes que constituyen la esencia del árbol. Una concepción  maquínica lleva a pensar en entidades de una manera bien diferente. Frente a una maquina , nuestro primer pensamiento no es acerca de sus cualidades o propiedades, sino el de sus operaciones... no las cualidades del árbol, sino las operaciones que realiza y como se estructuran, los productos que produce y los flujos de agua, nutrientes, luz y dióxido de carbono que pasan a través de el. Así, en una ontología maquínica, el ser esta compuesto de maquinas hasta el final.

 

Con lo que nos encontramos aquí es con  la continuación de una nueva ontología que ya habían iniciado Deleuze y Guattari, cuyo antecedente lo encontramos en el pragmatismo y que luego han continuado Bruno Latour, Quentin Meillassoux y Graham Harman, entre otros, desde diferentes perspectivas. Esta es, a diferencia de la ontología clásica, la investigación de los acoplamientos estructurales entre maquinas  y como modifican los devenires, actividades, movimientos y formas en que las maquinas acopladas se relacionan con el mundo que las rodean, sin que ninguna de ellas sea la condición o fundamento del mundo. Una nueva visión que no trata de ver como las cosas son, sino como funcionan.

 

Nieves y Miro Fuenzalida.

No comments:

Post a Comment