De
acuerdo al concepto teórico de Marx la lucha de clases es la tensión o antagonismo que existe en la
sociedad debido a la competencia de los intereses socioeconómicos entre los
individuos de diferentes grupos... ¿Esta tensión o antagonismo ha desaparecido
hoy día o desaparecerá en algún momento?
El
fin de la lucha de clases, como algunos proclaman, es un mito bien conveniente...
“sociedad sin clases” decía John Major. “La lucha de clases se acabo” repetía Tony
Blair. Marx esta muerto y enterrado, proclama el neoliberalismo. Hoy vivimos en
la sociedad sin clases, repiten los políticos. Todos somos productores y
consumidores, dicen las Corporaciones... ¿No es esta la visión que la elite
financiera trata de vender en el mercado
ideológico? La prolongada crisis de la economía global y el desempleo masivo,
las deudas estratosféricas y la
estagnación de los salarios alrededor
del mundo, agravados con la pandemia, trae de vuelta la critica de Marx... “el
sistema es inherentemente injusto y auto destructivo”. El sistema inevitablemente empobrecerá a las
masas en tanto que la riqueza mundial se
concentrara en unas pocas manos que causara crisis económicas y agudización de
los conflictos entre ricos y pobres. La acumulación de la riqueza en un polo
será al mismo tiempo la acumulación de miseria, agonía, esclavitud, ignorancia,
brutalidad y degradación mental en el otro...
¿Alguien podría negar que esto no esta ocurriendo? Entre 1983 y 2010, el
74% de las ganancias en EEUU fue al 5% , mientras el 60% sufrió una disminución
en sus ganancias. Una situación que se
repite a través del mundo.
Los
trabajadores buscan mejores condiciones... ¿pero, la lograran dentro del
sistema? Según el economista norte americano Richard Wolff “la diferencia de ingresos esta provocando un nivel de
tensión nunca visto durante mi existencia”.
Y es esta diferencia la que Marx predijo
y la que trae la lucha de clases de vuelta. La ferocidad de esta lucha la podemos ver hoy día mismo en las calles de
Francia, Grecia y Chile, en las factorías chinas y en la disfuncionalidad del
sistema político norteamericano. La tensión es la misma, no importa la fuerza política en el poder, sea la izquierda o la derecha,
socialistas o neoliberales, democráticos o autoritarios.
El
concepto de clase es tan importante que su definición determina como se entiende y lleva a cabo la acción
social. Su debate teórico es una cuestión practica, tanto para los activistas
como para los teóricos. Lejos de ser inofensivo es, por el contrario, un
concepto peculiarmente explosivo y peligroso. A pesar de todos los intentos que
el neoliberalismo ha hecho para negarlo, muchos miembros del mundo corporativo
reconocen las clases y la lucha de clases a tal punto que Warren Buffet, uno de
los ejecutivos mas ricos del mundo, orgullosamente proclama que “hay lucha de
clases y es mi clase, la clase de los ricos, la que esta ganando” .
El
espectro de la lucha de clases de alguna manera también se introduce en la
academia y círculos políticos, aunque estos evitan el análisis marxista
tradicional y mayormente usan el lenguaje de clases para referirse a
estilos de vida, ingresos económicos o categorías ocupacionales, desconociendo
las relaciones de poder y dominación basadas en las instituciones económicas
capitalistas. Para ellos, las clases en sentido marxista ya no existen y en su
lugar encontramos una proliferación de pequeños dueños de propiedades, negocios,
acciones y dinero en los fondos de pensiones. La lucha por los derechos civiles
y la acción afirmativa de grupos de mujeres y minorías raciales y culturales
ha reemplazado las luchas basadas en posiciones de clase. Si esta tiene
todavía algún sentido para ellos es uno separado radicalmente de la teoría
marxista. La idea de que la contradicción básica es entre capitalistas y
proletarios, según Francis Fukuyama, ha sido resuelta en los países de economía
avanzada lo que hace a la teoría marxista obsoleta.
Un pequeño grupo de
teóricos agrupados en torno al Marxismo Analítico y al Pos-estructuralismo
todavía hablan de clases en sentido marxista, aunque manteniendo una actitud
critica hacia su tradición que, al final,
termina destruyendo el principio central de la teoría marxista de clases, creando
en su lugar alternativas que en la practica lo empobrecen. Los pecados
capitales del marxismo según esta critica son el fundacionalismo, el reduccionismo,
el materialismo, el economismo, el estructuralismo, el objetivismo, el universalismo,
el teleologismo, el eurocentrismo y el esencialismo. Otros Pos-marxistas (David
Harvey, Daniel Bensaid, Leo Panitch) critican la idea de que la contradicción
capital-trabajo sea la contradicción central y la mas poderosa escisión social
y que la clase trabajadora, como agencia de las transformaciones socialistas,
necesita ser problematizada. Lazzarato, del grupo autonomista de Italia, sostiene una posición
similar. Lo que todos ellos comparten es el escepticismo acerca del poder de la
clase proletaria para guiar la lucha anticapitalista.
Es curioso este
escepticismo justamente en el momento en que hay una guerra de clases al interior
de cada país y entre países en la forma de medidas de austeridad, ataque a los
salarios, al estándar de vida, a los derechos democráticos de las masas, al
asalto imperialista a las regiones mas débiles del mundo, al control completo
de la clase capitalista sobre los medios de producción y subsistencia y de
sujeción de la clase trabajadora a
niveles de total explotación a escala mundial. Según Raju Das, profesor de
economía política radical de la Universidad York en Toronto, lo que en algún
momento fue un instrumento teórico para entender el mundo social de una manera
rigurosa y para su posible transformación a través de un proyecto político ha
sido sometido a un continuo ataque
intelectual, velado o abierto. El consenso, desde el colapso de la Unión
Soviética, es que los filos del marxismo se han mellado y su legado intelectual
es mas o menos inservible.
Este ataque a la teoría de
clases es, en el fondo, un ataque a la clase trabajadora.
Obviamente hay otros grupos
y segmentos sociales aparte de las clases, pero esta es la determinación
primaria de cosas como la comodidad material o la capacidad económica para
llevar una vida sin privaciones esenciales y sin discriminación racial o de
genero. No todas las sociedades son iguales y difieren según el lugar y el
tiempo, según su desarrollo económico y cultural y según su historia política.
Pero, la base explicadora común a todas ellas es que poseen un sistema de
clases que puede ser objeto de un análisis objetivo que revela la explotación
de clases como característica clave de todas estas sociedades. Esta centralidad
de las clases, dice Marx, no significa exclusividad, ya que dentro de la
totalidad social ellas interceptan a nivel concreto con todas las otras
identidades. Las relaciones no clasistas (raza, etnicidad, genero, etc.)
necesitan ser consideradas seriamente porque la explotación clasista de razas y
géneros es la que causa mas sufrimiento.
Las clases, como nota Raju
Das, tienen mucho que ver con el poder, no el poder del que habla Foucault, que
ciertamente existe, sino el poder en sentido material, digamos, aquel que se da
en la esfera del intercambio, la producción y la distribución y, sobre todo, en
el manejo de los asuntos comunes de la sociedad, incluyendo el ejercicio de los
mecanismos represivos. La clase capitalista tiene poder sobre la propiedad, la
forma en que ella es usada en los lugares de trabajo y en la sociedad en general. La clase trabajadora no
tiene poder o uno muy reducido en todas estas áreas. Hablar de clases,
entonces, es hablar acerca de la unidad de las relaciones de los procesos
económicos y del poder político a nivel de grupos mayoritarios. En sentido
marxista la clase es primariamente una relación enraizada en la producción, el
intercambio y las relaciones de propiedad y no una posición del sujeto. Lo que
el análisis de clase muestra es como los mecanismos mas generales que
configuran la vida de grupos específicos de individuos los definen de acuerdo a
sus relaciones de propiedad y producción y como estos mecanismos benefician a
una clase mucho mejor que a otra. En todas las sociedades de clase, no importa
la forma que adopten, el hecho concreto es que el control efectivo sobre los
medios de producción esta en las manos de una minoría que controla el excedente
social.
Lo que distingue al
capitalismo de los otros sistemas, por ejemplo, es la relación
empleador/empleado que implica un intercambio de salarios o sueldos por la
capacidad del empleado para trabajar por un cierto periodo de tiempo de acuerdo
a los fines especificados por el empleador. En todos los lugares de trabajo
(industrias, oficinas, tiendas) una minoría de propietarios, juntas directivas
y altos ejecutivos ejercen un poder casi absoluto para decidir que, como, donde
producir y que hacer con los ingresos producidos por los empleados que,
finalmente, son los que tienen que vivir con los resultados de esas decisiones.
Y es esto, que esta a la raíz del capitalismo, lo que lo hace profundamente antidemocrático.
La teoría marxista de
clases es, de acuerdo a su mejor tradición, economía desde el punto de vista
del antagonismo de clases. La economía política sin la teoría de clases puede
sufrir los peligros del objetivismo que habla acerca de necesidades históricas
sin considerar los antagonismo de clase, en tanto que una teoría de clases sin
la economía política puede sufrir de los peligros del sociologismo,
politicismo, voluntarismo y, ciertamente, reformismo.
El
objetivo de la lucha proletaria no es solo el incremento de salarios o algún
tipo de mejoramiento de las condiciones de vida en el capitalismo, sino la
lucha en contra de la existencia misma de las relaciones de clase capitalistas que
obliga a los trabajadores a que luchen
por pequeñas migajas que a regañadientes se les otorga hoy y se les quita
mañana. El objetivo de la revolución es la de crear una situación en donde la
clase trabajadora no tenga que rogarle a la clase capitalista por el
mejoramiento de sus condiciones de vida, que no tenga que depender de la clase
de magnates que en este momento monopoliza todas las ventajas sociales y que, en
el proceso, crea miseria, opresión, degradación y explotación en todo el mundo.
Es la lucha en contra de las causas que amenazan la existencia misma de la
humanidad. La revolución es la respuesta a la incompetencia de la clase
empresarial para asegurar la existencia
de las mayorías y la sobrevivencia de la humanidad.
Uno
no promueve la lucha de clases o elije participar en ella. La lucha de clases
simplemente es. En una forma u otra todos estamos involucrados en ella. Lo que
si podemos elegir es en que lado de la lucha nos vamos a ubicar.
Nieves
y Miro Fuenzalida.
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