¿Dónde ubicamos el mal en el orden de las
cosas? ¿Cómo comprender su existencia y al mismo tiempo creer en un
Dios benevolente y todo poderoso? ¿Por qué Dios ha creado un ser capaz de causar
el horror del siglo XX y de los siglos pasados? ¿Por qué no interviene para
impedirlo? Desde Lactantius y Epicuro el argumento del mal ha servido para
negar la existencia de Dios. En la versión de Pierre Bayle…
"Dios
desea eliminar el Mal y no puede.
O él puede o no quiere hacerlo.
O él no quiere
y no puede.
O él quiere y
puede.
Si él quiere y
no puede, es débil, lo que no puede ser
afirmado de Dios.
Si él puede y
no quiere, entonces, es envidioso, lo
que es contrario a la naturaleza de Dios.
Si él no quiere
y no puede, es envidioso y débil y, por
tanto, no puede ser Dios.
Pero, si él
quiere y puede, la única posibilidad que concuerda con la naturaleza de Dios,
de donde, entonces, proviene el Mal?
Aquí hay tres proposiciones que no pueden
co-existir simultáneamente...
El Mal existe.
Dios es
benevolente.
Dios es
omnipotente.
De cualquier
forma que las ordenemos, es imposible
mantenerlas unidas. Una de ellas tiene que desaparecer. Pero, si desaparece
terminamos con una u otra forma de
herejía.
La respuesta de
la Teodicea es que la existencia del mal
es compatible con la existencia de un Dios benevolente y justo. Dios es responsable de todo lo que hacemos,
pero el no es el autor del mal moral.
Según San Agustín el mal surge del mal uso de la libertad de elección. Dios nos creo con una teleología racional,
incluyendo el potencial para conocer y actuar correctamente. La capacidad
de pensar y actuar, de afirmar la propia existencia y si mismidad, nos hace responsables de nuestras acciones. Sin Dios,
no existiríamos. Pero, tampoco
existiríamos si Dios no nos hubiese creado
libres y responsables. El nos da la libertad para dirigir nuestras vidas hacia
la perfección moral, pero es lógicamente imposible pensar que El debiera obligarnos a dirigirnos hacia ese fin. Si lo hiciera seriamos semejantes a marionetas
manejadas por el titiritero.
Mantener hoy
día esta noción de libre albedrio a la luz de la evidencia de la fenomenología, psiquiatría y neurología
científica, es problemático. Bajo
condiciones normales, por ejemplo, muchos actos los realizamos sin la debida
atención o conciencia, como en las
conductas automáticas de andar en
bicicleta o manejar un automóvil. En el ámbito de la actividad creadora muchos individuos
describen el proceso como un estado de volición alterada, procesos no
conscientes que producen respuestas a
problemas creativos que subsecuentemente acceden a la conciencia…
“A veces, cuando estoy cantando, no tengo ninguna sensación en mi
garganta. Se siente como si una influencia externa hubiese tomado control”,
dice la cantante Sheila Chandra.
Según el
pianista Thelenious Monk… “Solo toco lo que viene a mi mente”.
Einstein hablando de la teoría de la
relatividad cuenta que …“Estaba en la oficina de patentes de Berne cuando de
pronto se me vino un pensamiento: si una persona cae libremente no sentirá su propio peso. Me sorprendió. Este
simple pensamiento produjo una gran impresión en mi. Me llevo hacia la teoría de la gravitación”.
En estos pocos
testimonios de una basta literatura la experiencia subjetiva
de acción voluntaria es disminuida o
ausente. A pesar de que todos son
físicamente responsables de sus respectivos actos ellos no los
experimentan como acciones libremente
elegidas. En los casos patológicos las enfermedades mentales pueden
disturbar profundamente las acciones voluntarias. En depresiones con ilusiones
nihilistas y retardación sicomotora el
ámbito de elección voluntaria se restringe al máximo…
“Estoy muerto. No tengo sentimientos ni
voluntad”, según la expresión de un paciente. En la esquizofrenia el sujeto
experimenta sus pensamientos, acciones, sentimientos e impulsos, no como suyos,
sino como fenómenos determinados por agencias externas…
“Yo nunca grito, fueron las cuerdas vocales las
que gritaron por mi. Las manos se mueven para allá y para acá, pero yo tampoco las
guio y no puedo pararlas”, según otro paciente.
Un ingeniero de
26 años vació el contenido del urinal en
el carro de la comida. El dijo… “de pronto tuve el impulso de que debía
hacerlo. No fui yo, el impulso vino del departamento de rayos X que fue donde
tuve los implantes ayer. El no tuvo nada que ver conmigo” (Mellor 1970)
La
importancia de estos síntomas en relación al libre albedrio es que ellos revelan un trastorno en la experiencia de la si
mismidad y en la acción voluntaria. Aquí
no podemos hablar de libre albedrio.
La cosa es
esta… ¿La libre elección, para ser libre, requiere ser consciente? Si es así… ¿qué relación temporal debe existir entre la intención consciente y la iniciación
de la acción? Para que la elección sea real la decisión para
actuar tiene que ser anterior a la iniciación del acto… ¿Cierto?
En los
años 80’s del siglo pasado el neurólogo Benjamin
Libet condujo un experimento en el que le pidió a cada sujeto elegir un momento al
azar para mover la muñeca mientras el
media la actividad cerebral. Para determinar cuando el sujeto sentía la
intención de mover la muñeca el le pidió
mirar el segundero de un reloj y reportar su posición cuando sintiera la
voluntad para moverla. Libet
encontró que la actividad neurológica inconsciente que lleva a la decisión
consciente del sujeto para mover su muñeca empieza aproximadamente medio
segundo antes que el sujeto sintiera que
el había decidido moverla. Es decir, la decisión para actuar es posterior a la iniciación del acto.
El experimento,
a pesar de que ha estado sujeto durante
todos estos años a una variedad de criticas, ha sido replicado por estudios
recientes que han encontrado que las neuronas del individuo se disparan dos segundos antes de que la voluntad para actuar fuera
reportada. Itzhak Fried replico los resultados de Libet en el
2011 a la escala de una sola neurona con la ayuda de un voluntario que sufría
de epilepsia y que, para evaluación y
tratamiento, se le implantaban
electrodos en el cerebro. Otro
equipo de investigadores (Chun Siong Soon,
Anna Hanxi He, Stefan Bode Y John-Dylan Haynes) condujo un estudio en el 2013 que fue capaz de predecir la elección de suma o resta
antes que el sujeto reportara la elección. El uso de MIR machine ha permitido
predecir hasta con 7 segundos de anticipación
si el sujeto va a presionar el botón de la izquierda o el de la derecha,
con un 60% de exactitud.
Libet concluye
que la actividad voluntaria se inicia independientemente de la conciencia. La evidencia esta en que toma
medio segundo de actividad neuronal para producirla. Medio segundo en términos
cerebrales es bastante tiempo si pensamos que un estimulo proveniente de un
brazo toma mas o menos una centésima de segundo para alcanzar el cerebro. Pero, a pesar de ello, el retiene el libre albedrio porque el sujeto
todavía tiene el poder de vito sobre la
acción. Un acto puede iniciarse sin la conciencia, pero puede ser rechazado una
vez que entra en la conciencia.
El asunto, sin
embargo, es que… si consideramos que el
evento neuronal precede al fenómeno subjetivo, la retención del libre albedrio
se hace difícil de mantener porque la
decisión consciente de actuar o no actuar es ella misma el resultado una actividad neuronal previa.
De acuerdo con la literatura concerniente con
los procesos de información humana y la evidencia del cognitivismo
neurocientifico “uno es consciente de un
estimulo solamente después que uno lo ha analizado y seleccionado y uno es consciente de la
propia respuesta solo después que uno la ha ejecutado” (Velmans, 1991) Lo que
esto pone en duda es la compatibilidad del libre albedrio con la ciencia
neurológica. Si creemos que para el libre albedrio es fundamental que la consciencia de elección
sea anterior a la actividad neuronal, entonces, la evidencia refuta el libre albedrio. Las
investigaciones citadas indican que la
experiencia de la libre elección ocurre
después que la actividad neuronal ha iniciado la actividad. Según Sean A.
Spence la evidencia demuestra que el ser
humano puede perder la experiencia de control sobre aspectos de su conducta o que
su experiencia de control puede ser alterada en los procesos normales de creación y en la pasividad de
fenómenos esquizofrénicos. Cuando
consideramos la correlación neuronal de fenómenos encontramos que la
experiencia consciente es siempre temporalmente
posterior a la actividad neuronal
y, según el entendimiento corriente, significa que es causada y no causal. El sicólogo Daniel Wegner, después de una
serie de experimentos, concluye que la
libertad de elecciones es una ilusión
que ocurre en tres etapas. Primero, nuestro cerebro empieza a planear una
acción. Segundo, esta actividad cerebral
da lugar a pensamientos acerca de esta acción. Tercero, la acción ocurre y
concluimos que nuestros pensamientos consientes causaron la acción… ¿No equivale todo esto a decir que mis
decisiones son hechas antes que yo las haga? Si yo no fui el ultimo autor de
mis acciones ¿como podría ser moralmente responsable de ellas? Y si yo no lo soy ¿quién o que es responsable?
Con lo que nos
quedamos al final es con un enigma. Si excluimos la conciencia de la libre elección, si relegamos
cualquier libertad al ámbito de lo no consciente… ¿tenemos que concluir que los actos
humanos son previstos por eventos
neuronales, que nuestra consciencia no
es necesaria para una conducta
intencional? ¿Es el ego individual mas que el yo consciente? Cuando Einstein experimenta el pensamiento
de “ si una persona tiene una caída libre
no sentirá su propio peso”… ¿cuál es la causa de ese pensamiento? Según Spence, si no
es el concepto o la razón
que tiene en la conciencia en ese
momento, entonces es un proceso que
ocurre fuera y antes de la conciencia, en la parte no consciente de el… ¿es,
entonces, la libertad de elección una ilusión común útil que el paciente esquizofrénico ha perdido? Desde un punto de vista evolutivo no importa
que el centro de la voluntad sea una
ficción, en tanto sea una ficción útil.
Hasta ahora la mayoría
de los investigadores aceptan los
resultados del experimento de Libet. Donde no concuerdan es en la “correcta
interpretación”. Cualquiera sea el
sentido que se le de al libre albedrio lo cierto es que no se puede desconocer que es una noción problemática y que estamos bien lejos de
resolver las paradojas que presenta. Si,
técnicamente el libre albedrio es una ilusión, hay que reconocer que es una
ilusión bien poderosa ya que el sentimiento de libertad continua incluso
para quienes teóricamente ya no creen que es verdad.
Nieves y Miro
Fuenzalida.
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