Algo
enteramente nuevo ha ocurrido con el advenimiento del Antropoceno... la posibilidad de que la historia humana después de los humanos sea leída
en las heridas que ellos dejaron en la faz de la tierra. Esta mera posibilidad
obliga a revisar la pregunta acerca del pos humano. Si en algún momento el pos
humano apuntaba a un mundo de cyborgs, super hombres y vida inorgánica, hoy el
futuro promete un planeta en donde los
sistemas vivientes empiezan a fallar alterando irrevocablemente su composición
de fuerzas. Un futuro bien distinto en donde el pos humano no será el super
hombre del que hablaba Nietzsche, sino un pos humano significando el fin de su
existencia.
Los
teóricos Claire Colebrook y Jami Weinstein hacen notar en uno de sus escritos que
el ser humano siempre se ha imaginado a si mismo a través de lo que sobrepasa
lo humano, sea la razón universal, la vida o el espíritu. En su ultima versión
occidental, el humano es el ser que no tiene otro fin que el que se da a si mismo.
En este sentido el humano siempre ha sido pos humano al no aceptar ningún
supuesto fin, función o naturaleza que
pueda definirlo como otra cosa mas en el mundo. Como decía Marx el hombre es el ser que define su propia naturaleza al
transformar su mundo.
Desde las ultimas décadas
del siglo pasado el pos humanismo ha sido el intento de superar el humanismo,
de romper con el pasado apuntando a un futuro que va mas allá de lo orgánico.
Entre sus varios significados destacan dos
concepciones dominantes. Según Nick
Bostrom el pos humanismo es un predicado que será un suplemento beneficioso
para los humanos. Pos humano, dice, es la conquista de la muerte y la
superación de nuestra deficiencia moral
y cognitiva y todos nuestros recursos
debieran estar dirigidos al mejoramiento de la vida humana mas allá de
sus limites naturales. El pos humanismo es un nuevo evento hecho posible
gracias a las nuevas tecnologías. Mas que una teoría de lo humano es una
negociación de posibilidades futuras en una era marcada por el rápido
desarrollo tecnológico que ha creado las condiciones para expandir lo humano a
través de próstesis, inteligencia artificial, clonación y, tal vez,
inmortalidad. Ray Kurzweil y Hans Moravec, los mas populares representantes de
esta visión, creen que la tecnología digital emancipara a los humanos de sus
cuerpos fusionando la conciencia y la inteligencia racional con la maquina. En
ese momento, llamado “Singularidad”, no habrá distinción entre la maquina y el
humano, entre la realidad física y la realidad virtual. Al final de la centuria
la porción no biológica de nuestra inteligencia será trillones de trillones mas
poderosa que la inteligencia sin ayuda...
la mente cartesiana finalmente transcenderá el cuerpo. Es la promesa de la transformación orgánica
del humano en un futuro pos orgánico donde el humano se liberara de su origen
animal y devendrá finalmente en una
maquina espiritual. En la segunda concepción pos humana, conocida como
transhumanismo, se mantiene la materialidad corporal basada en el carbón, pero, al igual que en la
versión basada en el silicón, también se cree en la capacidad de transformación
gracias a las nuevas tecnologías, tales como la medicina regenerativa y
reproductiva, la terapia cloning, la ingeniería genética, la psicofarmacología,
la inter faz neural, las drogas que aumentan la memoria, etc. De acuerdo al
transhumanismo las tecnologías de mejoramiento humano ofrecen un enorme
potencial beneficioso como... periodos
de salud indefinidos, mejores facultades intelectuales, nuevas sensibilidades,
la habilidad de controlar nuestras emociones y mucho mas.
Lo común en estas dos
versiones, al igual que en el modernismo, es el paso del tiempo. El termino pos
humano presupone no solo un origen y una progresión teleológica que va de lo
pre a lo pos humano, del mono a lo ultra humano, sino también un futuro humano
que va mas allá de lo orgánico. Curiosamente, sin embargo, este proceso
escatológico perpetua la misma identidad humana fundada en valores e ideales
humanistas que es justamente lo que el
termino pos humano quería dejar atrás. Todavía
se cree que la razón, la autonomía, la inteligencia, la sensibilidad, la auto presencia, etc. son atributos
universales que permanecerán constantes, no solo a través del tiempo, sino
también a través de los cambios que nos liberaran del cuerpo y la materia.... ¿no
esta implícita en esta creencia la idea de que el humano, a pesar de que puede
ser transformado, continua siendo humano? ¿de que, a pesar de romper con lo
orgánico o de perfeccionarlo, todavía mantiene los valores humanistas? En
verdad, en estas dos versiones el pos humano continua valorando y privilegiando
una posición distintiva y absolutamente diferente de lo no humano reforzando lo que ya esta presente en el humanismo. El
animal no tiene lugar en este quiebre pos humano y la consecuencia es que el
concepto “pos humano” repite la misma
versión humanista que coloca al humano
en la cúspide de la jerarquía animal domesticando, dominando y controlando todo lo que esta debajo. Este
limite entre humano y animal, según Derrida, no solo lleva a la
subyugación del animal, sino también a
la homogeneidad del animal bajo la
etiqueta “Animal”, como si solo hubiera un solo limite, borde o margen entre
Animal y Humano. Lo que esta homogenización del “Animal” y el “Humano” falla en reconocer es que mas allá del reino
de lo humano hay una multiplicidad heterogénea de seres vivos, o mas
precisamente, una multiplicidad de organizaciones o falta de organizaciones
entre los reinos que hace mas y mas difícil disociarlos con solo la figura de
lo orgánico e inorgánico.
El advenimiento de la Edad
del Antropoceno, como notan Colebrook y Weinstein, obliga a revisar la cuestión
del pos humano con un significado diferente... habrá un tiempo pos humano, un
mundo sin y después de lo humano. A finales del siglo pasado el concepto del
pos humano fue, por su mayor parte, una creencia liberadora. En la visión de
Deleuze, por ejemplo, ya no tendremos que aprisionarnos en la identidad del
“hombre”. El “super hombre” será una expansión de las fuerzas vivientes mas
allá de la especie humana. El silicón sustituirá al carbón, los componentes
genéticos al organismo y la agramaticalidad al significante ¿Qué es el super
hombre? el compuesto formal de las fuerzas antiguas con las nuevas. El problema
es que, dado el actual estado de las cosas,
habría que decir que esta visión optimista del “fin del hombre” choca con la reducción de la vida a la mera
sobrevivencia de un numero creciente de
seres humanos y la idea de que el silicón sobrepasara a las formas de vida
basadas en el carbón no tiene lugar en la advertencia de los geólogos y climatólogos que vamos en dirección a un callejón sin
salida. La visión de un mundo de
cyborgs, super hombres y vida inorgánica se topa con un mundo futuro donde la
Tierra como sistema viviente comienzan a fallar y en su lugar empezamos a
avizorar un futuro inhóspito para los seres vivos. La creencia de que en la actualidad la
potencialidad del hombre puede extenderse y florecer como el es, es lógicamente
posible, pero no probable.
La próxima generación, como
dicen Colebrook y Weinstein, va a heredar deudas, agotamiento de recursos,
altos niveles ambientales de toxicidad, un planeta con temperaturas en aumento
y océanos acidificados. En este escenario no es difícil imaginar que las
condiciones que sostienen la sociedad de consumo desaparecerán y junto con ellas
también los derechos que han definido a los seres humanos.
Es posible describir una
serie de proyectos pos humanos... el pos
humano con una mejor capacidad
cognitiva, moral o emocional. El pos humano como una extensión tecnológica. El
pos humano como el abandono del excepcionalismo humano y, finalmente, el pos
humano como la imagen de una época histórica en donde puede haber vida
orgánica, pero no seres humanos.
Todos estos diferentes sentidos y tendencias del termino pos humano
señalan un problema que va mas allá de una simple cuestión de periodización.
Indudablemente hay algo así como especie humana y que su naturaleza distintiva
yace parcialmente en su insistencia en negar su ser como especie. El humanismo
siempre ha rehusado ver al humano como un evento biológico y, en su lugar, ha
preferido verlo como un ser racional, sentimental, técnico, espiritual,
cultural o, en breve, como el medio histórico para sobrepasar la vida. En
cierto sentido se podría decir que el humano siempre ha sido cyborg, siempre ha
sido suplementado por la tecnología y las prótesis y que las primeras formas de
humanismo ya eran formas de pos humanismo. Hoy día, desgraciadamente, en el
momento en que el excepcionalismo humano ha empezado a desplegar todo su poder dañino, la oposición entre el
deseo por extender y mejorar la vida y la visión de una humanidad terminal que
ha herido al planeta, se hace mas aguda.
Si el pos humano es
simplemente la negación del humano y que en su lugar imagina sobrepasar sus limites y continuar
viviendo a pesar de lo que ha sido y hecho, entonces, el pos humano no es nada
mas que lo que siempre ha sido. Pero, como dice Colebrook, si pensáramos al
humano como pudo haber sido, si lo pensáramos, por ejemplo, como un ser que no
disfruta del híper consumismo, la híper producción y el híper globalismo,
entonces el pos humano no tendría que imaginar su propia extinción. En su lugar, sobrepasar al “hombre”
pudo haber significado sobrepasar la noción parroquial de lo humano.
Hemos avanzado de la
carreta a la nave espacial, de las
señales de humo al teléfono móvil, del garrote a la bomba atómica. Pero… ¿sabemos
hacia donde vamos? Tenemos mas poder que nunca. Pero… ¿sabemos para que?
La ultima escena de la historia del homo sapiens pareciera estar
llegando a su fin… y aun no hemos respondido a ninguna de estas cuestiones.
Nieves y Miro Fuenzalida
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