Sexo y terrorismo
¿Porque los
terroristas musulmanes suicidas se sienten tentados a cometer crímenes masivos
y destruirse a si mismos en el proceso? ¿No será que la violencia que estos
actos contienen esta dirigida, doblemente, en contra del enemigo externo y, al
mismo tiempo, en contra de la falta de libertad de los propios actores? ¿Un
puro acto sado-masoquista?
Un pequeño sector de la izquierda, en el siglo
pasado, dirigió su atención a la dimensión psico-sexual de las acciones
políticas. Hoy día, frente a la ansiedad generalizada provocada por los cambios
en la cultura sexual, este tipo de
análisis ha sido eliminado de la conversación política. El sexo no tiene cabida
en los comentarios responsables de la política internacional. Y sin embargo...
¿podríamos entender, no solo lo que paso el 11 de Septiembre, sino toda la
historia del siglo XX, sin la inclusión de los aspectos psico-sexuales de la
violencia política? Segun E. Willis ("The Mass Psychology of
Terrorism", 2001) no se trata de reemplazar las cuestiones económicas y
geopolíticas cruciales y profundamente reales que han configurado las
condiciones sociales del Medio Oriente y el Sur del Asia, desde el legado del
colonialismo, el petróleo y la guerra fría hasta la ascendencia del neo-liberalismo
con la discusión de políticas psico-sexuales.
Lo que se propone, mas bien, es que el tipo particular de crisis que el
fundamentalismo islámico representa irrumpe cuando los problemas geo-políticos
y económicos convergen con conflictos culturales y psico-sexuales. El paradigma
de estas crisis no es solo peculiar al Medio Oriente. También lo hemos visto en
la explosión de fuerzas destructivas en Europa, desde el Holocausto hasta la
limpieza étnica de Bosnia.
El modernismo que
lleva ya poco mas de 200 años, se puede ver como una revolucion cultural que incluye el asalto
del capitalismo, la ciencia, la tecnología y los movimientos democráticos en
contra de la organización social del patriarcalismo despotico que, en una u
otra modalidad, ha dominado la cultura humana por mas de 5000 años.
El impacto global
de este proceso no esta libre de
contradicciones. Si el capitalismo y el imperialismo lo han impulsado,
igualmente lo han hecho el socialismo, el comunismo y los movimientos
anti-imperialistas. Y también, en ocasiones, tanto el capitalismo y los
movimientos anti-imperialistas, oportunisticamente, se han aliado con
reaccionarios patriarcales o han impuesto su propia versión neo-patriarcal.
Pero, cualquiera sean las contradicciones que el proyecto iluminista posee, inicia la lucha por el secularismo
democrático, la tolerancia religiosa y las libertades individuales en contra de
la autoridad patriarcal religiosa, cultural y moral, desencadenando en
forma ineludible una revolución cultural cuyos efectos dislocatorios amenazan
toda la estructura de la vida sexual, de la familia y de las nociones de
feminidad y masculinidad.
El impulso básico
del patriarcalismo es el de dominar la naturaleza que requiere del control de la sexualidad (la
naturaleza dentro de nosotros), el control sobre las mujeres y niños
(sobre quienes la anarquía de la naturaleza y la sexualidad es proyectada) y
jerarquías sociales que presumen la inhabilidad de los individuos a gobernarse
a si mismos. El deseo es ligado al egoísmo, la agresividad y la violencia y la
moralidad es equiparada con la auto-negación, represión de los deseos y
sumisión a la autoridad. La función de la familia es la aculturación de cada
nueva generación en este sistema de creencias y code moral. Los conflictos psicológicos,
la ansiedad y las tensiones que acompañantes
este sistema de creencias irrumpen,
en ciertas ocaciones, con una violencia fuera de control. Las religiones
patriarcales han servido para re-enforzar este sistema moral basado
en la idea de Dios como el último padre y la recompensa final de
la inmortalidad. Donde retienen la autoridad social o el poder político,
su llamado a las fuerzas internas de la conciencia es respaldado por sanciones
comunales y legales.
Paradójicamente
su condena y prohibición del crimen y las diferentes formas de agresión predatorias que
amenazan la sociedad crean, de hecho, una violencia endémica que es sancionada
por la autoridad del Estado, la familia o la autoridad religiosa. Según estas
instituciones de poder, la violencia ilícita es un producto infortunado
de la naturaleza humana, en tanto que la violencia lícita es una defensa
necesaria en contra de las conductas anti-sociales. La pregunta que cabe
aquí es… ¿en que medida esta violencia legal o socialmente sancionada (la
guerra, la pena de muerte, la violencia física en contra de la mujer en el
circulo familiar, el castigo de las costumbres inmorales tales como el sexo
fuera del matrimonio o el uso de drogas) es una salida que permite expresar la rabia que acompaña la
auto-negación del placer y, al mismo tiempo, disminuir el sentido de culpa al
proyectar nuestros deseos obscenos en una victima social? ¿No será que la
motivación que encontramos en la violencia religiosa, en particular, es la
combinación de un anhelo de trascendencia espiritual y sentido de culpa
transmutado en fariseísmo y rencor
racionalizado como servicio a Dios?
En una época de
comunicación y migraciones masivas, de globalización económica y tecnológica,
los puntos de fricción entre modernidad y sus antagonistas han aumentado,
especialmente cuando las fuerzas liberadoras de la revolución cultural eroden la
represión que mantiene el resentimiento inconsciente y los mecanismos sociales
que controlan la violencia.
Wilhelm Reich
("The mass psychology of facism", 1946) sostiene que los movimientos
fascistas son una mezcla de emociones rebeldes e ideas sociales reaccionarias.
La ineficacia política y la ruina económica pueden explicar porque los alemanes
querían rebelarse, pero no explican porque su rebelión opto por el apoyo a un
genocidio sadista totalitario que, incluso, estaba en contra de sus propios
intereses. ¿Porque opto por una fantasía racial paranoica, que persigue a los
judíos, al capitalismo internacional, a los comunistas, a los socialistas, a
los libertinos sexuales, a los homosexuales, a las mujeres emancipadas, a la
mezcla de razas y a todas las fuerzas contaminantes de la modernidad? Dicho de
otra manera... ¿por que el proletariado y la clase media alemana rehusaron la
lucha por sus intereses económicos y políticos concretos y eligieron la
auto-sumisión a Hitler?
Reich y la
Escuela de Frankfurt se separan de la sabiduría económica convencional de la
izquierda europea. De acuerdo con ellos el liberalismo de Weimar incito los
deseos de libertad reprimida - y el rencor por su supresión- que los individuos
formados en los valores patriarcales no podían admitir. Si el rencor fue
alentado y legitimado por reclamos políticos reales, el miedo sub-consciente a
la liberación del deseo les impidió contemplar la revolución real. Hitler les
ofrece la solución a este impase al presentarse como una autoridad paternal que
exige sumisión y ofrece un escape legitimo a la rebelión violenta al apoyar y
participar en la persecución y el crimen masivo. La fantasía social hitleriana
tiene un atractivo especial, particularmente, para aquella juventud cogida
entre la sumisión a la familia y el sentido de culpa por los deseos de libertad
y placer sexual. Los deberes patrióticos les permiten descargar y negar su odio
inconciente a los valores represivos de la tradición religiosa patriarcal al
dirigir su agresión hacia los supuestos enemigos de la patria. Su sexualidad
contenida puede encontrar una expresión distorsionada en el placer sadistico de
la crueldad actual o vicaria, en el sometimiento al líder y en el éxtasis
religioso de las concentraciones y espectáculos masivos.
La
hipótesis freudiana de los conflictos inconscientes ayuda a encontrarle un
sentido al hecho de porque una Nación completa sucumbe a una ideología
irracional. Lo interesante de esta hipótesis es que su análisis del nazismo
permite descubrir que este fenómeno social que sigue a la primera Guerra
Mundial es potencialmente inherente a toda sociedad patriarcal. No mucho
después que Fukuyama declarara el "fin de la historia", esta retomo
el curso que había suspendido en 1945. El colapso del comunismo mostró el
espectáculo de las expectativas eufóricas del Occidente. Pero, también expuso su lado más oscuro. El
ejemplo es Yugoslavia, un país superficialmente moderno y profundamente
patriarcal con una población sexualmente reprimida. El llamado nacionalista de
S. Milosovic aprovecha la rebeldía y decisión del pueblo para mantener la
unidad yugoeslava. El resultado es una guerra genocida insana en la que la
gente dirige su violencia y frustración en contra de sus propios vecinos con
los que hasta ese momento habían vivido pacíficamente. Violaciones,
mutilaciones y sadismo sexual caracterizaron la guerra yugoslava. ¿Podemos, en
realidad, encontrarle algún sentido a todo ello culpando solo al acto de
algunos individuos malévolos y al odio étnico ancestral?
Bajo esta luz
el extremismo musulmán muestra un modelo ya conocido en la historia del siglo
XX. Es el resurgimiento paranoico causado por la promesa y amenaza de la
modernidad y la opresión política de los gobiernos nacionalistas. El rápido
surgimiento del totalitarismo musulmán no es ajeno a la atracción populista de
los resentimientos de clase y los sentimientos de subordinación y humillación
política. Pero, también estos sentimientos se mezclan con violentas reacciones
defensivas en contra de la tentación de la liberación libidinal.
El odio al imperialismo Estado Unidense, según las
declaraciones de los propios lideres del terrorismo islámico, se debe al hecho
de que exhorta y simboliza la decadencia moral del Occidente, mas que a su
política exterior, como los izquiedistas quisiéramos creer. La sabiduría
convencional afirma que estas respuestas religiosas extremas llenan el vacio
dejado por el fracaso de los movimientos seculares progresistas del Medio
Oriente para mejorar las condiciones económicas o terminar con la corrupción
política. La oposición permanente de la política exterior americana a cualquier
proyecto político izquierdista fue y continúa siendo un factor importante en
este fracaso. Pero todo esto no explica porque tanta gente se siente atraída
por un movimiento que no tiene programas concretos para resolver sus problemas
económicos y políticos y que esta, por el contrario, al servicio de una
fantasía que promueve el crimen suicida al servicio de una guerra santa
dirigida en contra de los infieles y al establecimiento de un estado religioso
policial. ¿Es esta una alternativa al
sistema capitalista y la democracia liberal?... ¿Podríamos dar cuenta de esta
fantasía religiosa sin referencia a su dimensión patriarcal que gobierna la
vida sexual y domestica de la mayor parte de la población que vive en el mundo
islámico?
Lo que mayormente
determina las políticas neo-liberales son las consideraciones económicas,
geo-políticas y militares, en tanto que la democracia y los derechos humanos
son invocados solo para justificar alianzas o antagonismos actualmente
existentes. La supresión brutal del disentimiento y la opresión extrema de las
mujeres en las teocracias islámicas nunca han sido objeto de discusión seria en
los debates de la política internacional. Las cuestiones culturales no solo son
cuestiones políticas. Como lo hemos visto en Saudia Arabia, Afganistán, Paquistan
o Irán también son cuestiones de vida o muerte. La defensa de los derechos
humanos, del feminismo y la separación de la Iglesia y el Estado debieran ser
parte integral de cualquier programa de izquierda y no ser relegados, e incluso
ignorados, al enfatizar, exclusivamente, el anti-imperialismo norteamericano.
Si este es el único criterio que define nuestras acciones políticas, no
seria raro que la izquierda termine simpatizando con movimientos
ultra-reaccionarios. Hasta el momento el fundamentalismo musulmán ha venido
ganando la batalla por la hegemonía musulmana. Y esto no tiene porque ser así.
Nieves y Miro
Fuenzalida
No comments:
Post a Comment