Sunday, October 22, 2017

Sexo y terrorismo.


Sexo y terrorismo

¿Porque los terroristas musulmanes suicidas se sienten tentados a cometer crímenes masivos y destruirse a si mismos en el proceso? ¿No será que la violencia que estos actos contienen esta dirigida, doblemente, en contra del enemigo externo y, al mismo tiempo, en contra de la falta de libertad de los propios actores? ¿Un puro acto sado-masoquista?

 Un pequeño sector de la izquierda, en el siglo pasado, dirigió su atención a la dimensión psico-sexual de las acciones políticas. Hoy día, frente a la ansiedad generalizada provocada por los cambios en la  cultura sexual, este tipo de análisis ha sido eliminado de la conversación política. El sexo no tiene cabida en los comentarios responsables de la política internacional. Y sin embargo... ¿podríamos entender, no solo lo que paso el 11 de Septiembre, sino toda la historia del siglo XX, sin la inclusión de los aspectos psico-sexuales de la violencia política? Segun E. Willis ("The Mass Psychology of Terrorism", 2001) no se trata de reemplazar las cuestiones económicas y geopolíticas cruciales y profundamente reales que han configurado las condiciones sociales del Medio Oriente y el Sur del Asia, desde el legado del colonialismo, el petróleo y la guerra fría hasta la ascendencia del neo-liberalismo con la discusión de políticas psico-sexuales.  Lo que se propone, mas bien, es que el tipo particular de crisis que el fundamentalismo islámico representa irrumpe cuando los problemas geo-políticos y económicos convergen con conflictos culturales y psico-sexuales. El paradigma de estas crisis no es solo peculiar al Medio Oriente. También lo hemos visto en la explosión de fuerzas destructivas en Europa, desde el Holocausto hasta la limpieza étnica de Bosnia.

El modernismo que lleva ya poco mas de 200 años, se puede ver como  una revolucion cultural que incluye el asalto del capitalismo, la ciencia, la tecnología y los movimientos democráticos en contra de la organización social del patriarcalismo despotico que, en una u otra modalidad, ha dominado la cultura humana por mas de 5000 años.

El impacto global  de este proceso no esta libre de contradicciones. Si el capitalismo y el imperialismo lo han impulsado, igualmente lo han hecho el socialismo, el comunismo y los movimientos anti-imperialistas. Y también, en ocasiones, tanto el capitalismo y los movimientos  anti-imperialistas, oportunisticamente, se han aliado con reaccionarios patriarcales o han impuesto su propia versión neo-patriarcal. Pero, cualquiera sean las contradicciones que el proyecto iluminista posee,  inicia la lucha por el secularismo democrático, la tolerancia religiosa y las libertades individuales en contra de la autoridad patriarcal religiosa, cultural y moral,  desencadenando en forma ineludible una revolución cultural cuyos efectos dislocatorios amenazan toda la estructura de la vida sexual, de la familia y de las nociones de feminidad y masculinidad.

El impulso básico del patriarcalismo es el de dominar la naturaleza  que requiere del control de la sexualidad (la naturaleza dentro de nosotros), el  control sobre las mujeres y niños (sobre quienes la anarquía de la naturaleza y la sexualidad es proyectada) y jerarquías sociales que presumen la inhabilidad de los individuos a gobernarse a si mismos. El deseo es ligado al egoísmo, la agresividad y la violencia y la moralidad es equiparada con la auto-negación, represión de los deseos y sumisión a la autoridad. La función de la familia es la aculturación de cada nueva generación en este sistema de creencias y code moral. Los conflictos psicológicos, la ansiedad y las tensiones que acompañantes   este sistema de creencias irrumpen, en ciertas ocaciones, con una violencia fuera de control. Las religiones patriarcales han servido para re-enforzar este sistema moral basado en la idea de Dios como el último padre y la recompensa final de la inmortalidad. Donde retienen la autoridad social o el poder político, su llamado a las fuerzas internas de la conciencia es respaldado por sanciones comunales y legales.

Paradójicamente su condena y prohibición del crimen y las  diferentes formas de agresión predatorias que amenazan la sociedad crean, de hecho, una violencia endémica que es sancionada por la autoridad del Estado, la familia o la autoridad religiosa. Según estas instituciones de poder, la violencia ilícita  es un producto infortunado de la naturaleza humana, en tanto que la violencia lícita es una defensa necesaria en contra de las conductas anti-sociales. La pregunta que cabe aquí es… ¿en que medida esta violencia legal o socialmente sancionada (la guerra, la pena de muerte, la violencia física en contra de la mujer en el circulo familiar, el castigo de las costumbres inmorales tales como el sexo fuera del matrimonio o el uso de drogas) es una salida que permite  expresar la rabia que acompaña la auto-negación del placer y, al mismo tiempo, disminuir el sentido de culpa al proyectar nuestros deseos obscenos en una victima social? ¿No será que la motivación que encontramos en la violencia religiosa, en particular, es la combinación de un anhelo de trascendencia espiritual y sentido de culpa transmutado en  fariseísmo y rencor racionalizado como servicio a Dios?

En una época de comunicación y migraciones masivas, de globalización económica y tecnológica, los puntos de fricción entre modernidad y sus antagonistas han aumentado, especialmente cuando las fuerzas liberadoras de la revolución cultural eroden la represión que mantiene el resentimiento inconsciente y los mecanismos sociales que controlan la violencia.

Wilhelm Reich ("The mass psychology of facism", 1946) sostiene que los movimientos fascistas son una mezcla de emociones rebeldes e ideas sociales reaccionarias. La ineficacia política y la ruina económica pueden explicar porque los alemanes querían rebelarse, pero no explican porque su rebelión opto por el apoyo a un genocidio sadista totalitario que, incluso, estaba en contra de sus propios intereses. ¿Porque opto por una fantasía racial paranoica, que persigue a los judíos, al capitalismo internacional, a los comunistas, a los socialistas, a los libertinos sexuales, a los homosexuales, a las mujeres emancipadas, a la mezcla de razas y a todas las fuerzas contaminantes de la modernidad? Dicho de otra manera... ¿por que el proletariado y la clase media alemana rehusaron la lucha por sus intereses económicos y políticos concretos y eligieron la auto-sumisión a Hitler?

Reich y la Escuela de Frankfurt se separan de la sabiduría económica convencional de la izquierda europea. De acuerdo con ellos el liberalismo de Weimar incito los deseos de libertad reprimida - y el rencor por su supresión- que los individuos formados en los valores patriarcales no podían admitir. Si el rencor fue alentado y legitimado por reclamos políticos reales, el miedo sub-consciente a la liberación del deseo les impidió contemplar la revolución real. Hitler les ofrece la solución a este impase al presentarse como una autoridad paternal que exige sumisión y ofrece un escape legitimo a la rebelión violenta al apoyar y participar en la persecución y el crimen masivo. La fantasía social hitleriana tiene un atractivo especial, particularmente, para aquella juventud cogida entre la sumisión a la familia y el sentido de culpa por los deseos de libertad y placer sexual. Los deberes patrióticos les permiten descargar y negar su odio inconciente a los valores represivos de la tradición religiosa patriarcal al dirigir su agresión hacia los supuestos enemigos de la patria. Su sexualidad contenida puede encontrar una expresión distorsionada en el placer sadistico de la crueldad actual o vicaria, en el sometimiento al líder y en el éxtasis religioso de las concentraciones y espectáculos masivos.

 La hipótesis freudiana de los conflictos inconscientes ayuda a encontrarle un sentido al hecho de porque una Nación completa sucumbe a una ideología irracional. Lo interesante de esta hipótesis es que su análisis del nazismo permite descubrir que este fenómeno social que sigue a la primera Guerra Mundial es potencialmente inherente a toda sociedad patriarcal. No mucho después que Fukuyama declarara el "fin de la historia", esta retomo el curso que había suspendido en 1945. El colapso del comunismo mostró el espectáculo de las expectativas eufóricas del Occidente.  Pero, también expuso su lado más oscuro. El ejemplo es Yugoslavia, un país superficialmente moderno y profundamente patriarcal con una población sexualmente reprimida. El llamado nacionalista de S. Milosovic aprovecha la rebeldía y decisión del pueblo para mantener la unidad yugoeslava. El resultado es una guerra genocida insana en la que la gente dirige su violencia y frustración en contra de sus propios vecinos con los que hasta ese momento habían vivido pacíficamente. Violaciones, mutilaciones y sadismo sexual caracterizaron la guerra yugoslava. ¿Podemos, en realidad, encontrarle algún sentido a todo ello culpando solo al acto de algunos individuos malévolos y al odio étnico ancestral?

Bajo esta luz el extremismo musulmán muestra un modelo ya conocido en la historia del siglo XX. Es el resurgimiento paranoico causado por la promesa y amenaza de la modernidad y la opresión política de los gobiernos nacionalistas. El rápido surgimiento del totalitarismo musulmán no es ajeno a la atracción populista de los resentimientos de clase y los sentimientos de subordinación y humillación política. Pero, también estos sentimientos se mezclan con violentas reacciones defensivas en contra de la tentación de la liberación libidinal.

El odio  al imperialismo  Estado Unidense,  según las declaraciones de los propios lideres del terrorismo islámico, se debe al hecho de que exhorta y simboliza la decadencia moral del Occidente, mas que a su política exterior, como los izquiedistas quisiéramos creer. La sabiduría convencional afirma que estas respuestas religiosas extremas llenan el vacio dejado por el fracaso de los movimientos seculares progresistas del Medio Oriente para mejorar las condiciones económicas o terminar con la corrupción política. La oposición permanente de la política exterior americana a cualquier proyecto político izquierdista fue y continúa siendo un factor importante en este fracaso. Pero todo esto no explica porque tanta gente se siente atraída por un movimiento que no tiene programas concretos para resolver sus problemas económicos y políticos y que esta, por el contrario, al servicio de una fantasía que promueve el crimen suicida al servicio de una guerra santa dirigida en contra de los infieles y al establecimiento de un estado religioso policial.  ¿Es esta una alternativa al sistema capitalista y la democracia liberal?... ¿Podríamos dar cuenta de esta fantasía religiosa sin referencia a su dimensión patriarcal que gobierna la vida sexual y domestica de la mayor parte de la población que vive en el mundo islámico?

Lo que mayormente determina las políticas neo-liberales son las consideraciones económicas, geo-políticas y militares, en tanto que la democracia y los derechos humanos son invocados solo para justificar alianzas o antagonismos actualmente existentes. La supresión brutal del disentimiento y la opresión extrema de las mujeres en las teocracias islámicas nunca han sido objeto de discusión seria en los debates de la política internacional. Las cuestiones culturales no solo son cuestiones políticas. Como lo hemos visto en Saudia Arabia, Afganistán, Paquistan o Irán también son cuestiones de vida o muerte. La defensa de los derechos humanos, del feminismo y la separación de la Iglesia y el Estado debieran ser parte integral de cualquier programa de izquierda y no ser relegados, e incluso ignorados, al enfatizar, exclusivamente, el anti-imperialismo norteamericano. Si este es el único criterio que define nuestras acciones políticas,  no seria raro que la izquierda termine simpatizando con movimientos ultra-reaccionarios. Hasta el momento el fundamentalismo musulmán ha venido ganando la batalla por la hegemonía musulmana. Y esto no tiene porque ser así.

Nieves y Miro Fuenzalida

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