"Dios ha muerto" . Nietzsche
"Nietzsche ha muerto". Dios
Este viejo graffiti nuevamente adquiere actualidad. Atrapados como estamos dentro del marco
exclusivo del mercado financiero global, las pasiones comunitarias, nacionalistas
y religiosas se han extendido y exacerbado de tal manera que hoy han empezado a
llenar el vacio dejado por la ausencia de todo otro proyecto político universal
viable.
Si tomamos cualquier escrito de los líderes intelectuales de la centuria
pasada nos encontramos con que estos creyeron firmemente que la modernización económica
y social llevaría progresivamente a la desaparición de la religión como un
aspecto significativo y fundamental de la existencia humana. Para unos, esta
era una ganancia positiva. Para otros, en cambio, algo deplorable. Pero, por sobre
todo, para el Racionalismo Iluminista la idea era que el secularismo
modernista, al expandir la ciencia, el racionalismo y el pragmatismo, eliminaría
la superstición, la irracionalidad, los mitos y los ritos que forman el corazón
de la existencia religiosa. La nueva sociedad se orientaría hacia la
tolerancia, la racionalidad y el progreso. La garantía de que todo ello
ocurriera se encontraba en la separación del Estado y la religión. Una de las ideas implícitas en
la noción de modernidad, que la diferencia de la pre-modernidad, es la de que
en el orden social es la ciencia y no la religión la que provee las
explicaciones básicas del mundo. La prueba de ello la podemos encontrar en el
hecho de que la imaginación tecnológica que actualmente nos caracteriza no podría
dominar la fantasía social contemporánea si la ciencia no ocupara el lugar
dominante que hoy posee en el campo cognitivo. La ciencia depende de la
libertad. La religión, en cambio, pone límites a la investigación científica.
Donde la religión es la explicación dominante del mundo, la progresión (o regresión)
infinita de la ciencia depende del Libro Sagrado. La dinámica del desarrollo científico
moderno no puede mantenerse sin la garantía de la libertad como principio básico.
Y es esta dinámica, que cuestiona y libera el "significado de la
vida", la que hizo perder a la religión su posición dominante en la explicación
del mundo transformándola en una mas de las lenguas de la imaginación histórica.
Pero, según Huntington, bien entrados en la segunda mitad del
siglo pasado, empezamos a ver que estas esperanzas eran infundadas. Al mismo
tiempo que la modernización económica y social se hacia global podíamos ver también la resurrección global del
fundamentalismo religioso que se extendía
a cada continente, a cada civilización y, literalmente, a cada país. Esta nueva
aproximación religiosa busca la recuperación de una fundación sagrada de la organización
social. Es la separación de Dios lo que ha hecho fracasar al modernismo y lo
que se requiere ya no es "aggiornamiento", sino una segunda Evangelización
de Europa o la islamizacion de la
modernidad, según la versión religiosa preferida. Los movimientos
fundamentalistas surgen con el objeto explicito de purificar las doctrinas e
instituciones religiosas y re-configurar las conductas personales, sociales y
publicas de acuerdo a normas divinas. Su impacto político tiene el potencial de
acarrear una enorme significación social.
Sin lugar a dudas, la desecularizacion del mundo, dice G.Weigel, es uno de los hechos sociales
de nuestro tiempo. Su emergencia obliga
a preguntarnos... ¿que es lo que explica este fenómeno, este sobrante
pre-moderno, esta insistencia orgánica que se hace presente en el universo pos-tradicional?
Paradójicamente el proceso de modernización social, económica y cultural
que causo la retirada de la religión, ha causado también, al apoderarse del
mundo en la segunda mitad del siglo 20, su retorno. El proceso de globalización
des-ensambla las fuentes tradicionales de identidad y los sistemas de
autoridad. La gente se mueve del campo a la ciudad, de ciudad a ciudad y de país
a país, separándose de sus raíces al tratar de buscar nuevos trabajos. Esta
nueva situación obliga a interactuar con
un mayor numero de personas y ser expuestos a nuevas relaciones que fuerzan a
buscar nuevas fuentes de identidad, nuevas formas estables de comunidad y
nuevos preceptos morales que permitan
volver a llenar la vida de significado y propósito. En un mundo de transformación
rápida y caótica, sin consideración por la suerte del individuo, la religión se
ofrece, nuevamente, como la guía espiritual capaz de satisfacer estas
necesidades. Es la respuesta pre-fabricada que proporciona la ilusión de
descubrir o crear nuevas identidades históricas al proponer una distinción básica
entre creyentes y no creyentes, entre la superioridad espiritual y moral de
pertenecer al grupo y la inferioridad de los que se ubican fuera de él. En un
sentido más amplio, la revancha religiosa a través del mundo es una reacción en
contra del secularismo, el consumismo, la diversidad y el anti-esencialismo metafísico,
frente a los cuales intentan reafirmar el valor del orden, la disciplina, el
trabajo y la solidaridad humana. Los grupos religiosos encuentran su
oportunidad al responder a las necesidades que el estado burocrático neo
liberal ha dejado de atender.
Para Samuel Hungtinton, este movimiento anti-secular y anti-universal
es, a excepción de su manifestación cristiana, anti-occidental. Aceptan la
inevitabilidad de la ciencia y la tecnología y los cambios en estilos de
vida que ellos acarrean, pero rechazan la idea de ser occidentalizados. Según
muchos de sus líderes, la religión es el motor del desarrollo y solo un islamismo
purificado podrá jugar un papel importante en la era contemporánea, similar al
protestantismo ético occidental. Sus activistas provienen de la clase
media, de los grupos profesionales y los miembros del gobierno y del comercio.
Tanto en el medio Oriente como en la India, el retorno fundamentalista es la manifestación
mas poderosa en contra de la "occitoxificacion". Es una declaración
de independencia cultural. En el orden mundial que surge después de la guerra fría,
la cultura es, al mismo tiempo, una fuerza unificadora y divisoria.
Durante la mayor parte de la
existencia humana los conflictos entre civilizaciones fueron intermitentes o no
existentes.Todo esto cambia a partir del siglo XV. Primero, el Occidente
constituye un sistema internacional multipolar desde el cual conquista y
coloniza al resto del mundo. Luego, en
el siglo XX, durante la guerra fría, la política se hace bipolar y el mundo se
divide en tres partes... el occidente, los países socialistas y el "tercer
mundo", que es el escenario en donde los dos primeros desarrollan sus
conflictos. Con el fin de la guerra fria, una distincion importante para los pueblos y naciones, junto con la ideologia, economia o
politica, es la distincion cultural. Lo que los pueblos
cogidos en la dislocacion global tratan de responder es la pregunta mas
basica que los humanos puedan encarar... ¿Quienes somos ? y la respuesta
la buscan en la forma tradicional en que los seres humanos siempre la han
encontrado ...haciendo referencias a las cosas que son mas significativas,
tales como la ascendencia, el lenguaje, la historia, las costumbres, las
instituciones y la religion. La identificacion se define a partir de grupos
culturales y sabemos quienes somos solo cuando sabemos quienes no somos y,
frecuentemente, cuando sabemos en contra de quienes estamos. Las conductas del
Estado-Nacion, al igual que en el pasado, continuan siendo modeladas por la
busqueda del poder y la riqueza. Hoy dia
tambien deberiamos agregar, a diferencia del pasado, las preferencias
culturales, las semejanzas y las diferencias.
Para Hungtinton las agrupaciones de estados mas importantes ya no son
los 3 bloques de la guerra fria, sino las 7 u 8 civilizaciones mayores que hoy
constituyen nuestra historia (“Sinic, Japoneses, Hindues, Islamic, Ortodoxos,
Western and Latinamerican”) Para los pueblos que buscan su identidad y la
re-invencion de su etnicidad los enemigos son esenciales y las enemistades mas
peligrosas ocurren a lo largo de las lineas que separan una civilizacion de otra. Actualmente el conflicto más cercano,
dice Hungtinton, es entre el radicalismo islamico y el secularismo occidental.
¿Realmente?… ¿no es esta nocion del choque de civilizaciones bastante cuestionable? De acuerdo con Zizek, esta es
una idea que tenemos que rechazar. Lo que hoy estamos viviendo no es un choque
de civilizaciones. Lo que vivimos es un
choque dentro de cada civilizacion. Una pequeña dosis del vilipendiado
reduccionismo economico no vendria mal aqui. En lugar de sumergirnos en el
analisis infinito del fundamentalismo islamico y su intolerancia a la
democracia liberal... ¿no seria mejor re-dirigir nuestra atencion al trasfondo
economico del conflicto, al choque de intereses economicos y geopoliticos de
sus actores? En lugar de ver la intolerancia islamica inscrita como algo
inherente al islamismo como tal… ¿no seria mejor verlo como el resultado de las
condiciones socio-politicas modernas? Cada caracteristica atribuida al Otro
esta tambien ya presente en nosotros. El fanatismo del islamismo fundamentalista
facista tambien lo encontramos en la ultra derecha occidental que se expresa como racismo ultra-nacionalistas en
las calles de las capitales de Europa, en el bombardeo de Oklahoma en Estados
Unidos y en los evangelistas como Jerry Falwel y Pat Robertson ( el 11 de
Septiembre fue el castigo de Dios por el hedonismo americano). No estaría demás recordar que, incluso, el mismo presidente
Bush admitio que lo mas probable fuera que los causantes de los ataques de
antrax se encontraran, no en el islamismo, sino, en el fundamentalismo cristiano
y populista de la ultra-derecha
americana que hoy abarca mas de 2 millones de individuos ...
El verdadero choque cultural no deberiamos buscarlo entre diferentes culturas sino dentro de cada cultura, entre el
facismo fundamentalista y la democracia,
entre las fuerzas neoconservadoras y los anhelos progresista de las mayorias
explotadas.
No comments:
Post a Comment