Sunday, January 24, 2016

¡Beatos del mundo, uníos!


 El congreso italiano próximamente va a discutir si se le otorgan algunos derechos a los homosexuales.  Considerando que Italia es uno de los últimos países en hacerlo  es justo preguntarse si esta vez lograran escapar al  lastre del Vaticano.

En su articulo, "El peligroso arco iris", Eduardo Galeano expresaba la opinión de que la Iglesia Católica, en vez de pedir perdón a sus victimas, repite las antiguas maldiciones. Recientemente, agrega, la Santa Inquisición, que ahora se llama Congregación para la Doctrina de la Fe, lanzo desde el Vaticano una campaña mundial en contra del matrimonio de parejas homosexuales… "una grave inmoralidad que contradice el plan de Dios y la Ley Natural". De inmediato, los altos funcionarios de la Iglesia en el mundo hicieron eco. La llegada del Papa Francisco no cambia la doctrina pero hsta ahora ha  tratado de mantener la homsexualida fuera de la discusión.

Hay algo en el sexo y la sexualidad en general que perturba profundamente a la nomenclatura del Bien inscrita en la Mayoría Moral y en la ortodoxia judía,  islámica y cristiana. Aquí, las diferencias desaparecen y pareciera que el interés ultimo fuera el de limitar, prohibir y condenar la sexualidad hasta reducirla solo a su función reproductora. Aquello que no conforma con el diseño universal, como la homosexualidad, cae en el ambito de las fuerzas del Mal y su aprobación equivaldría a la legalización del pecado... ¿No hay algo profundamente paradójico en esta posición? Según San Agustín, Dios le dio al ser humano el regalo del libre albedrío y Dios no es responsable por el mal uso que los humanos hagan de él. En lo que San Agustín no reparo  es que la libertad genuina también es un poder para el Mal. Y es aquí donde entramos en el terreno de las paradojas. Si la libertad es también una capacidad para el Mal, entonces este debe tener una fuente independiente de Dios, ya que Dios es el  estándar del Bien. Pero, por otro lado, si queremos que Dios permanezca como el único y solo origen de todo lo que existe, entonces, la fuente del Mal, independiente de Dios, solo puede estar en Dios.

Cuando un agente político, como en este caso la Iglesia Católica, proclama representar los intereses universales de la especie humana en contraste con sus oponentes que solo persiguen intereses personales, lo que en ultima instancia esta haciendo es estructurar el espacio discursivo de tal manera que cada ataque a él es un ataque al ser humano, o lo que es lo mismo, una desviación de su esencia o naturaleza.  La pretensión de creer que mis palabras y acciones son la expresión directa de Dios es una presunción que invierte las relaciones propias entre lo Particular y lo Universal. Cuando me auto-proclamo Burócrata de la Humanidad lo que logro es exactamente lo opuesto de lo que pretendía... rebajo la dimensión universal de la humanidad a mi propia particularidad, ya que es mi propio punto de vista particular el que decide sobre el contenido de esta humanidad… ¿No es esto, justamente, lo que hacen los cristianos y musulmanes?

A los ateístas  nos gusta el compromiso que los herederos de la Ilustración alcanzaron con la religión. Privatizarla y mantenerla fuera de las discusiones y decisiones publicas. La religión es "algo que hacemos con nuestra soledad", más bien que algo que hacemos en el mercado... ¿es esta exclusión injusta? En la tradición secular el esfuerzo esta en crear un espacio de intercambio ideológico en el cual individuos de muy diferentes puntos de vista puedan establecer una batalla ideológica cuya existencia solo puede ser posible gracias a la elección de un conjunto de convenciones dialogicas que todos acuerdan aceptar. La idea filosófica detrás de esta posición es la de que a pesar de que todos nosotros poseemos diferentes creencias, costumbres y prejuicios podemos, sin embargo, compartir ciertas premisas morales   que constituyan un denominador común mínimo. Todos estos esfuerzos en limitar la conversación a premisas mantenidas en común excluye a la religión. O lo que es lo mismo, excluye o separa a la Iglesia del Estado. Un espacio político democrático no seria posible sostenerse a menos que los creyentes religiosos estén dispuestos a la privatización de sus prácticas y creencias como garantía de libertad religiosa.

¿Significa esto que la voluntad de cualquiera de los filósofos de la tradición secular es mucho mas relevante, en decisiones morales, que la voluntad de Dios? No necesariamente. Lo único que significa es que las decisiones morales que un Estado pluralista y democrático va a imponer son resultados de una discusión pública en que las voces que proclaman ser la voluntad de Dios, o de la Razón, o de la Ciencia son puestas a la par con todas las otras.

Nieves y Miro  Fuenzalida.



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