El congreso italiano próximamente va a discutir si se le otorgan algunos derechos a los homosexuales. Considerando que Italia es uno de los últimos países en hacerlo es justo preguntarse si esta vez lograran escapar al lastre del Vaticano.
En su articulo, "El peligroso arco
iris", Eduardo Galeano expresaba la opinión de que la Iglesia Católica, en
vez de pedir perdón a sus victimas, repite las antiguas maldiciones. Recientemente,
agrega, la Santa Inquisición, que ahora se llama Congregación para la Doctrina
de la Fe, lanzo desde el Vaticano una campaña mundial en contra del matrimonio
de parejas homosexuales… "una grave inmoralidad que contradice el plan de
Dios y la Ley Natural". De inmediato, los altos funcionarios de la Iglesia
en el mundo hicieron eco. La llegada del Papa Francisco no cambia la doctrina
pero hsta ahora ha tratado de mantener
la homsexualida fuera de la discusión.
Hay algo en el
sexo y la sexualidad en general que perturba profundamente a la nomenclatura
del Bien inscrita en la Mayoría Moral y en la ortodoxia judía, islámica y cristiana. Aquí, las diferencias
desaparecen y pareciera que el interés ultimo fuera el de limitar, prohibir y
condenar la sexualidad hasta reducirla solo a su función reproductora. Aquello
que no conforma con el diseño universal, como la homosexualidad, cae en el
ambito de las fuerzas del Mal y su aprobación equivaldría a la legalización del
pecado... ¿No hay algo profundamente paradójico en esta posición? Según San Agustín,
Dios le dio al ser humano el regalo del libre albedrío y Dios no es responsable
por el mal uso que los humanos hagan de él. En lo que San Agustín no reparo es que la libertad genuina también es un poder
para el Mal. Y es aquí donde entramos en el terreno de las paradojas. Si la
libertad es también una capacidad para el Mal, entonces este debe tener una
fuente independiente de Dios, ya que Dios es el estándar del Bien. Pero, por otro lado, si
queremos que Dios permanezca como el único y solo origen de todo lo que existe,
entonces, la fuente del Mal, independiente de Dios, solo puede estar en Dios.
Cuando un
agente político, como en este caso la Iglesia Católica, proclama representar
los intereses universales de la especie humana en contraste con sus oponentes
que solo persiguen intereses personales, lo que en ultima instancia esta
haciendo es estructurar el espacio discursivo de tal manera que cada ataque a
él es un ataque al ser humano, o lo que es lo mismo, una desviación de su
esencia o naturaleza. La pretensión de
creer que mis palabras y acciones son la expresión directa de Dios es una presunción
que invierte las relaciones propias entre lo Particular y lo Universal. Cuando
me auto-proclamo Burócrata de la Humanidad lo que logro es exactamente lo
opuesto de lo que pretendía... rebajo la dimensión universal de la humanidad a
mi propia particularidad, ya que es mi propio punto de vista particular el que
decide sobre el contenido de esta humanidad… ¿No es esto, justamente, lo que
hacen los cristianos y musulmanes?
A los ateístas nos
gusta el compromiso que los herederos de la Ilustración alcanzaron con la religión.
Privatizarla y mantenerla fuera de las discusiones y decisiones publicas. La religión
es "algo que hacemos con nuestra soledad", más bien que algo que
hacemos en el mercado... ¿es esta exclusión injusta? En la tradición secular el
esfuerzo esta en crear un espacio de intercambio ideológico en el cual
individuos de muy diferentes puntos de vista puedan establecer una batalla ideológica
cuya existencia solo puede ser posible gracias a la elección de un conjunto de
convenciones dialogicas que todos acuerdan aceptar. La idea filosófica detrás
de esta posición es la de que a pesar de que todos nosotros poseemos diferentes
creencias, costumbres y prejuicios podemos, sin embargo, compartir ciertas
premisas morales que constituyan un denominador común mínimo.
Todos estos esfuerzos en limitar la conversación a premisas mantenidas en común
excluye a la religión. O lo que es lo mismo, excluye o separa a la Iglesia
del Estado. Un espacio político democrático no seria posible sostenerse a menos
que los creyentes religiosos estén dispuestos a la privatización de sus prácticas
y creencias como garantía de libertad religiosa.
¿Significa esto que la voluntad de
cualquiera de los filósofos de la tradición secular es mucho mas relevante, en
decisiones morales, que la voluntad de Dios? No necesariamente. Lo único que
significa es que las decisiones morales que un Estado pluralista y democrático
va a imponer son resultados de una discusión pública en que las voces que
proclaman ser la voluntad de Dios, o de la Razón, o de la Ciencia son puestas a
la par con todas las otras.
Nieves y Miro Fuenzalida.
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