De alguna manera se podría decir que el nacimiento de Cristo y su celebración es la
respuesta cristiana al problema de la
relacion entre lo Universal y lo Particular.
En occidente se puede notar que desde largo tiempo existe la creencia
de que hay una línea que separa
lo Universal de lo Particular y lo
Universal es accesible a la razón. Este
es el ambito en el que se movió, por
ejemplo, la Filosofía Clásica Antigua. O lo particular realiza en si mismo lo
Universal, es decir, se elimina a si mismo como Particular y se transforma en
un medio transparente a través del cual lo Universal opera. O niega lo Universal al afirmar su
particularidad. El problema es que en
este ultimo caso lo Particular es lo puramente irracional, lo que no tiene
identidad propia y únicamente puede
existir como corrupción del ser.
La llegada del cristianismo, dice el argentino Laclau, inaugura una nueva relacion entre lo Universal y lo
Particular. Aquí, al igual que antes, también existe un punto de vista que implica
totalidad, pero este no es el nuestro, sino el
de Dios y solo el de Dios, de tal
manera que no es accesible a la razón humana. Lo Universal pasa a ser un puro evento dentro de una sucesión escatológica,
accesible solo a través de la revelación... ¿no es esta una concepción
enteramente diferente de la relacion entre estos dos términos? La línea
divisoria en el crisianismo ya no es, como en el pensamiento clásico griego,
entre racionalidad e irracionalidad, entre una capa profunda y una capa superficial,
entre lo que percibimos y lo que es dentro de las cosas. Esta línea, por el
contrario, la encontramos en el
cristianismo entre dos series de eventos... aquellos que pertenecen a la sucesión
finita y contingente y aquellos que forman parte de la serie escatológica.
Debido al hecho de que los designios de Dios son inescrutables, las capas mas
profundas no pueden constituir un mundo atemporal de formas racionales, sino
una sucesión temporal de eventos esenciales que son opacos a la razón humana. Y,
porque cada uno de estos momentos universales tiene que realizarse a si mismo
en una realidad finita que no tiene medida común con ellos, la relacion entre
los dos órdenes también es opaca e incomprensible. El nacimiento de Cristo es
uno de estos eventos. Y el nombre que recibe este tipo de relacion es el de encarnación.
Dios es el mediador único y absoluto. Una lógica sutil que ha tenido una profunda
influencia en la tradición intelectual del occidente dando origen a la idea del
"agente privilegiado de la historia" (la iglesia y su burocracia
sacerdotal, por ejemplo), agente cuyo cuerpo particular ha sido la expresión de
una universalidad que lo transciende.
¿No son, igualmente, las varias formas de euro centrismo los
efectos lejanos de esta lógica de la encarnación?
En cierto sentido se podria decir que si, pero con una
diferencia. La famosa Modernidad, en su punto más álgido, intento interrumpir
la lógica de la encarnación. Dios, como la fuente absoluta de todo lo
existente fue reemplazado, en su función de garantizador universal, por la razón, la misma que encontramos en la
Grecia clasica antes del cristianismo. La razon, como fuente y base de nuestro
pensamiento tiene una lógica propia que es muy diferente de aquella que
proviene de la intervención divina. De partida los efectos racionales tienen
que ser completamente trasparentes para la razón humana. Y, obviamente, este
requisito es completamente incompatible con la lógica de la encarnación. Si
todo tiene que ser transparente para la razón, la conexión entre lo Universal y
el cuerpo que lo encarna también tiene que serlo... por tanto, la inconmensurabilidad
entre lo Universal que va a ser encarnado y el cuerpo que lo encarna tiene que
ser eliminada. Tenemos que postular un cuerpo que, en y por si mismo, es lo
Universal.
La completa asimilación y desarrollo de las implicaciones
que esto contiene, dice Laclau, llevo varias
centurias que van desde Descartes a Hegel y Marx. Con ellos llegamos
a la completa afirmación de la transparencia total de la realidad para la razón.
El cuerpo del proletariado, clase universal para Marx por ejemplo, ya no es un
cuerpo particular en el cual una universalidad externa a él tiene que ser
encarnada. Por el contrario, el
proletariado es un cuerpo en el que la distinción entre lo Particular y lo
Universal se cancelan, erradicando con ello la necesidad de toda encarnación.
Una dificultad, sin embargo, permanece en este racionalismo
universalista. Lo Universal ha encontrado su propio cuerpo, pero, este todavía
es un cuerpo contaminado con lo particular.
La cultura europea del siglo XIX es un buen ejemplo. Esta es una cultura particular que se presenta como la expresión de la esencia
universal. La cuestión crucial aquí es el hecho de que no habiendo medios
intelectuales para distinguir entre el particularismo europeo y las funciones
universales que se supone expresa, este construye su identidad a través de la cancelación
de la lógica de la encarnación, universalizando su propia particularidad. Es así
como la expansión del imperialismo europeo finalmente se presenta como una función
civilizadora, progresista y modernista. La resistencia por parte de otras culturas el eurocentrismo la define como parte de una
lucha entre lo Universal, que es Europa
y lo Particular, que son las otras naciones y pueblos, y no como luchas entre diferentes
particularidades y culturas. Los otros representan pueblos sin historia, sin la
capacidad de representar lo universal. La expresión práctica de esta argumentación
se ha expresado en una variada gama de darwinismos sociales y versiones más "progresistas", como también,
en la creencia de que la tarea civilizadora de Europa (o, mejor dicho, de la Unión Europea) finalmente culminara con el
establecimiento de una sociedad universalmente libre.
La conclusión de toda esta historia pareciera ser la de que un abismo inevitable existe entre lo
Particular y lo Universal. Este último no es más que lo Particular que en un
momento dado se transforma en dominante, en imposición totalitaria haciendo imposible la
reconciliación social. Si hoy miramos el espectáculo de la lucha social y política
solo vemos la proliferación de particularismos en donde el punto de vista de lo
Universal se percibe cada vez mas como un fin o anhelo regresivo y
totalitario. Pero, igualmente la afirmación de un puro particularismo
tampoco es la respuesta o la solución a los problemas que encaran las sociedades
contemporáneas... lo que queda es volver
a re-pensar la relacion entre uno y otro.
Nieves y Miro
Fuenzalida.
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