“Sabemos muy bien lo que estamos haciendo y,
sin embargo, lo seguimos haciendo”… ¿Que es lo que sabemos?... Que las cosas, en este
momento, son mortalmente serias y que lo
que esta en la balanza es nuestra propia sobrevivencia como especie.
Lo curioso es que, aunque lo sabemos,
continuamos actuando como si el peligro ecológico no tuviera
consecuencias permanentes en nuestra vida.
Y, por el otro
lado, los que que ven la crisis ecológica como algo trágico responden
con una actividad rayana en lo obsesivo… El psicoanálisis dice que el obsesivo neurótico se las arregla
para mantenerse frenéticamente activo, trabajando sin descanso todo el tiempo
¿Para que? Para evitar que alguna catástrofe inusual sobrevenga si su actividad
se detiene, actividad que pareciera estar basada en la presunción de que si no
hace esto- el ritual compulsivo- algo espantosamente horrible ocurrirá. Para el
movimiento ecológico, ese algo horrible será la perturbación fatal del ritmo natural, el fin de la biosfera.
Y los otros, los que ven la crisis del sistema ecológico como una “respuesta de
lo Naturaleza”, como un signo que contiene un mensaje a ser leído operan en la misma forma que la “mayoría moral,” para quienes SIDA, por ejemplo, es un castigo divino por
nuestros pecados mundanales. La crisis ecológica aparece como un castigo o
respuesta de la naturaleza por nuestra explotación desmesurada de ella, por el hecho de tratarla
como un mero deposito de nuestros deshechos y no como lo otro con lo que
tenemos que entrar en dialogo para sustentar nuestro ser.
En el movimiento de la “Ecología Profunda” es posible distinguir una
doble tendencia. Un anti-antropocentrismo sin compromiso para el que todas las
formas vitales son estrictamente equivalentes. Los derechos de todos los entes naturales,
incluyendo los ríos y las rocas, poseen
el mismo peso que los derechos humanos. Y por otro lado, un animismo espiritualista a lo “New Age” que ve el universo como un
organismo viviente cuyo desarrollo ha culminado hoy en el ser humano, su guardián y custodio, su
punto-Omega que esta al borde de otro salto espiritual que lo liberara de su patético
egoísmo, inaugurando una nueva era de
Solidaridad e Igualdad Universal.
Ambas tendencias afirman una declarada actitud
anti-humanista, desechando todo intento de ubicar al animal humano en una
posición central privilegiada o trascendente, intento que solo ha ocasionado,
según va la historia, el desastre ecológico
que hoy sufrimos.
¿No es el caso que, en ambos lados de este
movimiento, es posible notar una profunda ambivalencia que subrepticiamente
trae de vuelta el privilegio humano? Según Zizek, la paradoja de la ecología
profunda, basada en una visión espinosista,
radica en que su rechazo antropocéntrico hace a la especie humana depositaria del deber de subordinar
sus estrechos intereses a los intereses de toda otra forma de vida, incluyendo
la totalidad de la biosfera. ¿No es esto, en el fondo, la elevación del ser
humano a la categoría de Funcionario de la Vida, “Ser Universal”, en el que la
totalidad de la existencia se hace consciente de si misma? Dicho de otra manera…
los animales, las plantas, los ríos o las rocas no son capaces de afirmar sus
propias causas. La ecología profunda de ninguna manera escapa a la acusación de
antropocentrismo, ya que la mera exigencia dirigida al ser humano de
sacrificarse por el interés de la totalidad de la biosfera, dice Zizek, le
confiere estatus excepcional, vale decir, la habilidad de auto-separarse de su
limitada situación y auto-objetivarse, de mirarse a si mismo como una parte insignificante de una totalidad mas
basta … ¿ no es esto, justamente, lo que nuestra creencia estándar considera la
mas alta y exclusiva capacidad espiritual
del ser humano? Con lo que nos encontramos aquí es con
el mismo antropocentrismo del que
trataba de escapar al concebir al animal humano como el Punto Omega
del universo entero, reafirmando asi un sujeto pre-moderno que es la corona de la creación, el eslabón mas alto
en la cadena de los seres en donde el
Organismo Global, finalmente, arriba a la auto-conciencia. Uno de los temas mas
populares de la tecno-ideología a la “New Age” es la de creer que estamos en el umbral de una transformación de la inteligencia en
algo mas que humano, en una entidad de orden mas alto, en un mega-cerebro que
nos llevara a un nuevo estadio en la evolución cósmica.
La atención puesta
en Espinosa no es exclusiva de la Ecología
Profunda. Espinosa, junto con Batalle, también proporcionan al esquizo-análisis
de Deleuze y Guattari con una alternativa a la filosofía hegeliana de la
historia y al dualismo cartesiano de sujeto-objeto.
Cada forma vital o
forma social se expande en la medida en que la producción, apropiación y consumo
de los recursos naturales es posible dentro de los límites impuestos por el
ambiente. El Capitalismo desafía la ley de la “historia natural” en el sentido
de que su forma de organización social subordina el gasto (anti-produccion) a
la producción de plusvalía. La conciencia
socio-histórica de esta subordinación es el “productivismo”. El Capitalismo al
desarrollar sus fuerzas productivas en persecución de la plusvalía cuenta como
medios y fuerzas productivas solo aquellas que pueden registrarse en su sistema
de contabilidad y ganancias,
notablemente, el trabajo y la tecnología. Las “fuerzas productivas” de la
naturaleza, tales como el agua y el aire, las reservas energéticas, la diversidad de las
especies y la integridad del sistema ecológico son, en su mayor parte, dejados
fuera de la ecuación, situación que, en un analisis materialista, obligaría a cualquier movimiento ecológico a
considerar al capitalismo como elemento significativo en sus análisis.
Si partimos del
supuesto de que el desarrollo del capitalismo no es ilimitado, la pregunta obvia que se plantea es la de si
su límite es, principalmente, económico o ambiental. El sistema de producción
mercantil trata o convierte todo en mercancía a pesar de que mucho de lo que
entra en el sistema no es producido como tal. El trabajo humano se paga como
mercancía a pesar de que es reproducido fuera de la esfera de producción (familia,
sistema educacional). Los recursos naturales, como el agua por ejemplo, no pueden calcularse en términos de costo de producción,
porque tales recursos no son producidos como mercancías. Los seres humanos y
los recursos naturales, en un sentido primordial, son
pre-condiciones de la producción
que entran al sistema desde fuera de su lógica y procesos.
La explotación
capitalista, como Marx demostró, es parte inherente de la producción mercantil
cuando el trabajo se transforma en mercancía. A pesar de que los seres humanos
se reproducen fuera del sistema productivo, su poder laboral es reproducido, en
verdad, a través de mercancías. El poder laboral tiene un valor de mercado en
sentido estricto, al igual que cualquier otra mercancía, que es igual al valor
de las comodidades que se requieren para producirlo. Solo que este valor
mercantil es siempre menor que el valor que el poder laboral contribuye a
producir. La apropiación privada de esta diferencia queda en manos del
capitalista. Pero no solo para su disfrute exclusivo. Inevitablemente, la competencia
mercantil lo obliga a re-invertir la
plusvalía en nuevos medios de producción desencadenando una dinámica que empuja al sistema a un proceso
productivo infinito integrando cada vez mas áreas del planeta y de la vida
humana dentro del sistema mercantil.
La cuestión clave,
dentro de este sistema productivo, es la de si este contiene limites inherentes a su dinámica económica. De acuerdo
a la interpretación marxista estándar los hay y, por tanto, el derrumbe
capitalista es históricamente inevitable. Hoy día, esta visión teleologica de
la historia se hace cada vez más difícil de sostener. Durante la última
centuria hemos visto que el Capitalismo es capaz de desplazar continuamente
cualquier límite a su crecimiento al expandir
su sistema de produccion. Cuando limites biológicos o políticos se presentan
como obstáculos a la extracción de plusvalía absoluta (supresión brutal de
salarios, extensión de las horas de trabajo) el capital transforma la tecnología para aumentar la
productividad dentro del sistema, de tal forma que mas valor –plusvalía
relativa- pueda obtenerse con el mismo salario y el mismo numero de horas de
trabajo. O cuando el poder comprador se reduce al punto de desencadenar una crisis
de sobre-produccion, correciones de
mercado y propaganda se agregan para crear una mayor demanda. Hoy día, la extensión
del sistema capitalista a escala global renueva la extracción de plusvalía absoluta,
es decir de la explotacion laboral en
algunos lugares y en otros provee mercados adicionales para la re-distribución
de plusvalía relativa, todo lo cual indica que el sistema de producción
mercantil no posee limites económicos intrínsicos al desplazar cualquier limite
aparente en su proceso de expansión e intensificación.
¿Que pasa si los
limites no provienen desde dentro del sistema, sino desde fuera, de sus
pre-condiciones, de sus relaciones con aquello que se origina mas allá de su lógica,
en otras palabras, de sus fuentes humanas y naturales ?
En tanto el
sistema más se desarrolle, más y más deberá introducir los recursos naturales y
la población humana del planeta dentro del ciclo de la mercancía, producción y
consumo. El problema es que estos recursos no son infinitos y su continua reproducción de
ninguna manera esta garantizada. La conclusión paradójica es que
la crisis ecológica ocurre, no tanto porque el Capitalismo gasta y derrocha
demasiado, sino porque gasta muy poco mientras acumula demasiado. Su economía
se enfoca primariamente en desarrollar fuerzas productivas capaces de generar
ganancias en detrimento de las fuerzas productivas de la biosfera lo que lo
convierte en una fuerza opuesta a las
capacidades del planeta… El desarrollo continuo, eventualmente, se vuelve
imposible de sostener.
Cuando el desarrollo capitalista exceda los límites ambientales de nuestra
biosfera y cuando la declinación de las
fuerzas productivas de la vida del planeta… ¿Seremos capaces de crear otro
tipo de relacion más productiva con la tierra? ¿ Una relacion que reconozca la identidad del animal humano con la
naturaleza y un modo de desarrollo industrial que favorezca la conciliación de la producción social con la
producción de deseos?... ¿Seremos capaces?
Nieves y Miro Fuenzalida
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