Friday, October 17, 2014

La nueva poesia Mapuche-Huilliche.


Según el rumor que llega  desde el centro  de la tradición oral mapuche y sus instituciones  empieza a surgir  una poesía que lucha y afirma una forma de vida pluricultural y compleja que  expresa una nueva  literatura híbrida y critica que ya ha logrado captar la atención de la academia, la critica literaria, la cultura popular e, incluso, el Estado que le ha permitido captar posiciones significantes en los círculos literarios chilenos tan elitistas y xenofobicos. En un artículo académico del 2007, de la Universidad de los Lagos, el profesor  James Park explora el trabajo de un grupo de estos poetas con el afán de  delinear las diferencias que hay entre ellos y las formas mas tradicionales, diferencias  que, dice, parecieran indicar que importantes cambios culturales se avecinan en el sur de Chile.
Como creadores artísticos, continua, este grupo de poetas mapuches ha abierto una variante poética y política y la construcción de  una nueva identidad basada en  prácticas discursivas que son producto de sus exclusivas experiencias políticas y estéticas. A pesar de sus diferencias todos ellos se ubican en la periferia lingüística y étnica y sufrido el racismo y la intolerancia. Lo que los distingue de las generaciones más viejas es la  adopción de  una perspectiva diferente.
Lorenzo Aillapan Cayuleo, nacido en 1940 en la comunidad de Rukatraro cerca de Puerto Saavedra, es ampliamente conocido y frecuente invitado a eventos culturales dentro  y fuera del país. Ha publicado dos colecciones de poesía (Hombre Pájaro 1995 y Unumche: Hombre Pájaro 2003) Con el primero obtiene el Premio Casa de las Américas: literatura indígena, en 1994 que exponen evidencias lingüísticas del nexo histórico entre  los Mapuches y la tierra usurpada al final del siglo XIX. La insistencia en la geografía, en las prácticas comunales y las instituciones y  figuras  culturales (machi, longko, weupife, werken) predominan en su poesía que son  factores  claves en la identificación  de todos los poetas de esta región. Elicura Chihuailaf, nacido en 1952 al sur de Temuco, es uno de los más prolíficos autores de esta generación y sus trabajos han sido traducidos a múltiples lenguas y aparecidos en antologías nacionales e internacionales.

Tus palabras son como el sonido del kultrún
me están diciendo mis antepasados
pues se sujetan en el misterio de la sabiduría
Por eso con tu lenguaje florido conversarás
con los amigos
e irás a parlamentar con los winka
Montado sobre un arcoiris viajo por el mundo
los cuatro dueños del viento me acompañan
Tal vez en las nubes deba combatir
contra nuestros enemigos – voy pensando
tal vez un día con sangre pintaré
los caminos de mi pueblo

 Su poesía y posición política consistentemente han defendido la autonomía cultural  basada en conceptos y símbolos de proporciones místicas. Su misión personal es comunicarse con la cultura dominante  que ha maltratado y mal interpretado la propia. Su aceptación entre los escritores chilenos, la academia y el creciente  número de  seguidores internacionales lo ha transformado en una figura bastante popular  entre las generaciones artísticas mas jóvenes que se han beneficiado  al abrirles un pequeño sendero que les hace la jornada un poco mas fácil en torno a los obstáculos del elitismo cultural, el esnobismo literario y la política sexista propia de la sociedad chilena. Maria Isabel Lara Millapan es el ejemplo de una joven  poeta nacida al sur de Temuco en la comunidad indígena de Chihuimpilli, que desafía abiertamente esta tradición literaria sexista. En “Sueños de un Amanecer” (2002) ella explora los mismos conceptos tradicionales con versos enraizados profundamente en la cultura mapuche como los dos poetas anteriores, pero como dice James Park, en una forma notablemente diferente al  colocar muchos de ellos  primero en español y  luego en Mapuzugun lo que expresa una diferencia generacional más que de estilo. Sueños, dichos ancestrales y recuerdos pasan a ser claves en la preservación de la identidad cultural.

He salido a caminar por las montañas
y preguntado al viento
si guarda su voz entre los árboles,
entenderé cuando florezcan sus raíces
y no se marchiten los sueños,
cuando se unan nuestras palabras
y no nos distancie la tarde.
Hemos de retornar entonces con nuestros cantos,
cuando salga el sol,
hemos de permitir germinar el bosque
y anidar en la tierra nuestro espíritu,
para volver a vivir cerca de los ríos
hablar con las aves
palpar las hojas que sanan el dolor del tiempo
cuando queremos ser nosotros mismos.

¿No es esta  una identidad que se sumerge en el medio natural y que se sostiene con  la enseñanza del significado del silencio de los árboles, del canto de los pájaros, de las colinas y los esteros? Nuestro mundo ancestral, dice el autor del libro “Mundo Mapuche” Armando Marileo Lefio, fue concebido y estructurado por nuestros antecesores de una manera holística e integral, en que la naturaleza, el cosmos y las energías que sustentan la existencia forman un solo cuerpo y son transversales. Esta invocación  de la naturaleza y la topografía local, tan  común en estos poetas, es la continuación de un conocimiento cultural y geográficamente rico, vibrante y complejo característico de este grupo, como dice Park   
Las similitudes temáticas terminan cuando se exploran las expresiones literarias de los poetas mas sureños que se auto describen como Huilliche. Aquí encontramos una actitud menos reverente hacia las prácticas tradicionales y las identidades definidas por el territorio ancestral. Sus escritos van más allá de los referentes culturales de los poetas mencionados al incorporar análisis estilísticos y criticas estéticas de figuras literarias y políticas mundiales.
Bernardo Javier Colipan Filgueira, profesor de Historia y Geografía, nace en 1966 en la provincia de Osorno. Su poesía ha parecido en varias antologías y en el 2005 publica  su primera colección de poemas que se enfocan en la difícil y ambivalente negociación entre la vida rural y urbana, entre la cultura indígena y el estilo de vida occidental.  Como nota Park, el lenguaje indígena se asoma en medio del poema  no como una versión separada, sino como parte de el.

Una manta de castilla mojada de rocío.
Un pasaje de micro, un frasco con semillas.
Alas de ganso colgadas en la ventana.
Junto a la foto de un candidato a diputado, un poster
De Leo Dan.
En el brasero hierve un tarro
Con hojas de eucaliptus.
La radio toca una ranchera que habla de nosotros.
En un rincón el silencio juega un solitario.
Escribo "Kuifi rupai, kuifi rupai", en los vidrios
Empañados de la casa:
          (Mucho tiempo ha pasado
          mucho tiempo ha pasado).
Sólo quedan algunas migas esparcidas
En la mesa.
Te necesito.
Esta noche la soledad se niega
Dibujar una mujer a mi lado.

La lista de componentes occidentales, mestizos y rurales entregan una escena poética de la experiencia híbrida con la que el poeta trabaja. La exploración de la propia identidad y el cuestionamiento de su profesión es el tema de “Ese difícil oficio de leer a Encina”

 Por años estuvo en boca de muchos
      maestros de escuela,
Puzzles
      y varias calles aún
Llevan hoy su nombre.
      Todo lo aprendido
          Con buena razón fue olvidado.
      La historia es un ojo,
Sumergido en las noche,
                palabras
                para no ser dichas
Sino para mirarnos en ellas
                como si fueran
                un espejo roto.
Y fue difícil leer el lenguaje
                oculto
      detrás de lo nombrado.
      Hoy,
Bailamos purrún al mediodía
      sobre nosotros
Vuelo circular de gaviotas.
                Mañana
      tendremos respuesta
De cartas enviadas a parientes lejanos.
      Nuevamente
Se hablará del Séptimo de Línea.
                El silencio
      será lo más mano que se tenga.
También en los territorios del vacío
Se juega su sentido la palabra.


El famoso historiador oficial del país  es aquí disminuido como autoridad y cuestionado como fuente de conocimiento y significado. La tradición Huilliche  continúa estando  presente, pero queda relegada al trasfondo. La ironía  que el poeta despliega  lo separa de la poesía enraizada en la geografía y cultura tradicional de los poetas anteriores y se constituye en un importante  factor poético en la determinación de la identidad y la visión del mundo, como lo vemos también en Juan Paulo Wirimilla Oyarzo. Nacido en Calbuco en 1973 estudia en la Universidad de Los Lagos y se recibe de profesor de español y educación intercultural bilingüe. Enseña en la Universidad de Los Lagos  en Puerto Montt (campos Chinquihue) y en escuelas rurales. Con  “Ojo de vidrio” gana el premio de poesía regional en el 2002. El cinismo con que mira su propia profesión impregna su obra  al igual que Filgueira. Los estereotipos de cultura popular se transforman en el tema central de su crítica cultural, como podemos apreciarlo aquí.

Oh! Lector! Mi objeto de estudio
El más occidental del laberinto
Corrige esta baba tan espumosa
Porque poesía es un largometraje verde
De películas de Cowboy
Y tú eres el indio que nunca alcanzará
La diligencia
Porque John Wayne te ha puesto el rifle
Entre dientes
Y el cuchillo del cara pálida está
Muy escondido en esta escritura
Oh mi lector! Enemigo
Corre el reloj a tu izquierda
Las entrañas se te llenan de sangre.


Roxana Carolina Miranda Rupailaf,  la más joven de estos poetas, se recibe de la universidad  de Los Lagos de profesora de lengua castellana y comunicaciones. Gana el premio de poesía Luis Oyarzun con “Las tentaciones de Eva” publicado en el 2003. El mismo ano recibe una beca para estudiar en Alemania. En el 2006 gana la publicación de su segunda colección de poemas.  No es difícil notar el eroticismo y la actitud iconoclasta en este poema
Quiero sentir el calor de su boca
y el animal desatado de su lengua
y caminar sobre sus dientes,
desnuda.
Encontraré su aliento y volaré
siguiendo la paloma que cruza las palabras,
me tentará la manzana que cuelga en su garganta
y la ignoraré porque 2000 años
me han dado la experiencia.
Un suspiro me arrastrará por todo su pecho
y al fin, entre lágrimas rojas, encontraré a dios palpitando
                en su trono.

En “Julieta”, en cambio,  la actitud es de sarcasmo y  desprendimiento emocional  

¿Me traes flores del cielo Romeo?
                No las quiero,
                la luz se marchita y muere en las sombras.
¿Me traes bombones?
                Bonito, pero estoy a dieta.
¿Me traes canciones y versos Romeo?
                Tengo sueño y me duele un tanto la cabeza.
¿Me traes champaña para celebrar?
                No tengo sed.
Hay cascadas y olas en mi boca.
No quiero nada Romeo.
Sólo decirte una cosa:
                Se acabó.
Me cansé de esta pareja perfecta.


A pesar de que su poesía carece de referencias indígenas, dice Park, ella reclama su origen Huilliche y afirma que el discurso poético no tiene necesariamente que proyectar la identidad, porque esta puede ser mantenida independientemente. Su aparición en antologías Huilliches  indica la negociación de la identidad cultural y el cuestionamiento entre identidad y literatura.
La mayor parte, si no todos, los poetas urbanos de esta generación, segun James Park, exploran los lados más obscuros del yo en lugar del “azul” romantizado de los poetas del norte. Pluriculturales y  en continuo conflicto con la modernidad asumen una identidad mestiza  y a través de sus escritos proponen otra perspectiva de la sociedad fracturada en que viven con clara conciencia de sus propias contradicciones que ellos aceptan. Sus trabajos reflejan amplio conocimiento y excelente uso de la cultura académica y popular que expresan la relacion de amor –odio con la herencia  cultural española. Sus experiencias son diferentes a la de los poetas tradicionales  y pareciera que su entrelazamiento con la cultura nacional empieza a dar origen a la emergencia de una nueva identidad basada en tradiciones ancestrales, pero una que esta permanentente   renovándose y adoptando otras características  incongruentes con el mundo indígena de las Ameritas.  

Nieves y Miro Fuenzalida.
Ottawa 


  




 

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