El paciente se
quejaba diciéndole al psiquiatra que se sentía insignificante. Y el psiquiatra contesto…
“haz hecho un verdadero avance. Tú eres
insignificante.”
Más allá de los
bordes del sistema solar un fonógrafo y un disco de oro viajan en la nave “voyager” en busca de inteligencia
extra terrestre. En algún lugar del espacio infinito del universo el mensaje
humano encontrara su destinatario. Un encuentro cósmico que experimentaremos
como el acontecimiento más excitante de la historia humana.
Dogmas religiosos
milenarios, el ideal Iluminista del progreso y el humanismo secular moderno
contienen la idea de que la evolución es el despliegue hacia una mayor complejidad cuyo clímax es la
inteligencia humana. La presuposición común es la noción premoderna de la gran
cadena de seres que va de la ameba, al mono, al hombre. De formas de vida inferiores
a formas de vida superiores.
El biólogo Ernest
Mayr ha señalado que desde el momento en que solo una de las cincuenta millones
de especies que habitan la tierra ha desarrollado una civilización, la probabilidad
de vida en un planeta dado que incluya una especie inteligente es ínfima. El astrónomo
Frank Drake, entusiasta del proyecto SETI (search for extra terrestrial
intelligence), respondió diciendo que la primera especie en desarrollar una
civilización inteligente descubrirá que es la única especie... ¿puede ser esto una sorpresa? Alguien tiene
que ser primero y ser primero no dice nada acerca de cuantas otras especies
tienen o no tienen el potencial para desarrollar civilizaciones inteligentes en
el futuro. En la misma forma, entre varias civilizaciones, una será la primera
y, temporalmente, solo una desarrollara
una tecnología electrónica ¿Cómo podría ser de otra manera? La evidencia
sugiere que se necesita la existencia de sistemas planetarios que contengan
circunstancias suficientemente benignas por unos pocos billones de años para que una especie tecnológica evolucione.
El cerebro humano
es un órgano extremadamente complejo que evoluciono solo una vez. La trompa del
elefante, que transporta troncos, desraiza árboles, recoge monedas, traza rayas
con un lápiz y empolva el cuerpo con tierra es un órgano complejo que
evoluciono solo una vez. El cerebro y la trompa son productos de la misma
fuerza evolucionaria, la selección natural ¿podríamos imaginar la existencia de
trompas extra terrestres? La primera
especie en desarrollar una trompa descubrirá
que es la única especie con esta cualidad. Alguien tiene que ser la
primera especie…Desde la perspectiva del
elefante la evolución no solo produjo la
trompa, sino que se orientaba a producirla. Debido a que nosotros no somos chovinistas acerca de la
trompa podemos ver que esta evoluciono, pero que su evolución no es inevitable.
Gracias a pre condiciones fortuitas en los ancestros del elefante ciertas
fuerzas selectivas y un cierto grado de fortuna la trompa evoluciono como una solución
funcional para estos animales en ese momento. Otros animales no desarrollaron trompas
porque en sus cuerpos y
circunstancias no significaba ninguna
ayuda ¿puede pasar otra vez aquí o en otro lugar? Tal vez, pero la proporción
de planetas en que esto sea posible es extremadamente ínfima.
Nosotros somos
chovinistas en relacion a nuestro cerebro y creemos que este es el objetivo
final de la evolución. Desde un punto de vista darwiniano la selección natural
esta muy lejos de luchar por la consecución
de la inteligencia como objetivo supremo. El proceso, más bien, esta
dirigido por las diferencias en el promedio de sobrevivencia y reproducción de
organismos replicantes en medios ambientales particulares. A lo largo del
tiempo los organismos adquieren diseños
que los adaptan a las
circunstancias en que les toca vivir. Cuando se mueven a nuevos ambientes, su
descendencia sufre transformaciones, pero el organismo que quedo atrás en el
ambiente original prosperará sin cambiar. La vida no es una escalera. Es un
matorral denso lleno de ramas y los organismos son sus puntas.
¿Pero, no es un
hecho que los animales se han hecho más complejos con el paso del tiempo? ¿Y
que la inteligencia es la culminación de este proceso? En algunos linajes los
animales se hacen más complejos. Pero, en muchos otros, no. Cuando el organismo
alcanza un punto óptimo se queda allí, a veces, por cientos de millones de
anos. Y los que se hacen mas complejos no siempre se hacen más inteligentes. Se
hacen más grandes, más rápidos, más venenosos, más fecundos, más sensitivos.
Cualquier cosa que les permita funcionar. La evolución pudo, en verdad, haber
convergido en una inteligencia semejante a la humana, varias veces. Pero,
la evolución es acerca de fines, no de medios. Y el fin es replicarse.
La inteligencia es solo una opción. Cuando el cuerpo sustrae materia y energía
para el desarrollo de un órgano debe sustraerla de otro. Un órgano evoluciona
solo cuando su beneficio es mayor que el costo. En el caso del animal humano, el
diseño cerebral logra resultados cuyo beneficio sobrepasa el costo de vivir como el primate africano del
pleistoceno. Pero, este costo esta aun
por verse.
Al final de los 50s
Teilhard de Chardin trato de reconciliar su religión con su creencia en la evolución
al proponer una visión de la evolución que coloca a la humanidad, la inteligencia tecnológica, en el centro del universo, el “punto omega” hacia
el cual la evolución se orienta… ¿no es, justamente, este deseo de
reconciliación el intento de negar la
idea darviniana fundamental, y
terriblemente peligrosa, de que la evolución
es un proceso algorítmico sin mente y
sin propósito?
La fantasía de que
la inteligencia es el fin de la evolución es la misma fantasía que la ve como una esencia divina o un tejido
maravilloso que concentra todos los principios matemáticos. Si pensamos que la
inteligencia tecnológica es el “punto omega” del universo… pensemos otra vez.
Nieves y Miro Fuenzalida.
Ottawa. Mayo,
2008.