Sunday, October 23, 2011

En medio del gentio

La ciudad late con movimiento. Carreteras y desvíos pampean un flujo continuo de seres a través de sus arterias. Atascando e hinchando en exceso conexiones y esquinas. Inundando el paisaje cercano con expresiones rítmicas que vagan por las veredas, se sientan en cafés y holgazanean en bares… la muchedumbre se disemina por todos lados. Nosotros  siempre nos encontramos en el medio del gentío, de bandas y de hordas. Vivimos entre otros y necesariamente tomamos posición dentro de la manada, sumergidos y sofocados….tirados desde todas las direcciones y entrenados a buscar  por lobos vestidos con piel de corderos… nunca a simpatizar con el Otro… a mantenerlo a distancia. Y, sin embargo, algunos de nosotros somos, seducidos por el misterio... incitados por el deseo visceral y casi instintivamente propulsados hacia un afuera… un mero acto claustrofóbico… una suerte de perversión. Los actos que unen nuestras vidas solo pueden ser constituidos como puntos de tensión; puntos que se sostienen en los talones de la diferencia y que perpetuamente se ordenan a si mismos como funciones de un "desorden local"… flotando al compás de murmullos y ondas temporales. Una batalla constante entre  hiperventilación y sofocación se libra (es tan difícil respirar a veces). Toda la cuestión viene a ser un problema de ubicación: donde podemos encontrar las bolsas de aire, las válvulas de escape… las líneas de fuga? La posición que uno toma en relacion a la masa es de importancia extrema. En un sentido, contribuye a la distribución general de flujos y senderos que emergen de su interior… desde cuernos estridentes, ruidos prolíficos y aires contaminados que abundan. Nos perdemos en la confusión... sin aliento y moldeados por los movimientos erráticos del enjambre multitudinario. En los márgenes y bordes de la horda el aire es refrescante y suficientemente fuerte para llevarnos lejos. Agorafóbicos, cuidado! En las extremidades vislumbramos suaves y bastas expansiones... desiertos, océanos, praderas, espacios ilimitados. La amenaza de ser barridos siempre flota vagamente en la inmensidad de la Noche. Un cordón de seguridad, una conexión siempre debe ser mantenida con la horda. Para complicar más la cosa, este sistema en el cual estamos inmersos esta perpetuamente deslizando y cambiando nuestras extremidades y cordones umbilicales, forzándonos a permanecer conectados, a estar "enchufados". Como podemos ver, un alto nivel de tensión define la impredictibilidad de la horda y nuestra relacion a ella, ya que cada uno de nosotros esta en constante movimiento... siendo traído y llevado en todas direcciones… empujados y desviados. El desafió esta siempre en recorrer los bordes… ser completamente parte de la horda y al mismo tiempo permanecer fuera de ella. En breve, ser parte pero no de ella… un verdadero acto de magia.

                                                    Ariel.

                                                        02/01.


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