Thursday, May 19, 2011

Picasso y el pasajero

En una de las tantas historias acerca de Picasso se cuenta que viajando en un tren un pasajero se le acerca preguntándole... ¿Por que no pintas las cosas como ellas realmente son?   Picasso, un tanto sorprendido,  le responde  que no entiende todo lo que el señor quiere decir. El pasajero en respuesta, saca de su billetera una fotografía de su mujer... Quiero decir, le responde, como esto. Así es como mi mujer es. Picasso, con cierta duda, la observa y dice… Ella es mas bien pequeña… ¿cierto?… y un tanto plana. (“Angel of fear”, G. Bateson)
 Hubo un tiempo en que el significado de la obra de Arte era algo que el autor creaba y ponía en un texto y el  observador o lector simplemente captaban.  Probablemente, una de las aproximaciones más simple y popular hacia el Arte es el que lo ve como "mimesis". El significado del Arte se encuentra en lo que representa. Es imitativo. Copia. Algo que existe en el mundo real. La dificultad con esta noción, tomada en si misma,  es que implica la idea de que en tanto mejor es la imitación, mejor es el Arte. Una copia perfecta, seria Arte perfecto. Una buena fotografía de identidad, seria igual a buen Arte.
Con el surgimiento de las interpretaciones formalistas y expresionistas la pregunta no es tanto que es el Arte, sino donde encontramos su significado. Bajo la influencia romántica la conclusión teorética básica fue que el Arte es, primero y sobretodo, la expresión de los sentimientos o intenciones profundas del artista. La expresión de una realidad interna (Croce-Collingwood-Tolstoy). Interpretación artística es la comprensión de la intención o visión original del artista. Y la hermenéutica es el arte y la ciencia de la interpretación (Schleiermacher-Dilthey-E.Betti-E.D.Hirch).
Con el advenimiento del Psicoanálisis, otra de las ramas del Romanticismo, se hace notar que muchas de estas intenciones o visiones son en realidad inconscientes y que se expresan en forma velada a través de símbolos, independientemente de la intención del autor. El crítico del Arte debe ser, también, psicoanalista. Al abrir espacio a las "interpretaciones inconscientes" las posibilidades interpretativas se expanden ilimitadamente porque las estructuras inconscientes son de diferente tipo, no solo freudianas. Los marxistas señalan que el artista vive dentro de estructuras técno-económicas y  la obra de Arte, de alguna manera, refleja la base económica de esta realidad. Toda interpretación tiene que considerar la estructura de clase en que la obra es producida. Las feministas continuaron esta línea y agresivamente sugieren que las estructuras subyacentes fundamentales son de género sexual que ocultan intenciones inconscientes de tendencias patriarcales. Y la lista puede continuar indefinidamente…racismo-sexismo-elitismo-antropocentrismo-imperialismo  ecologismo-logocentrismo… El punto es que el artista opera a partir de estructuras que están más allá de su intención conciente. Interpretación es la decodificación de intenciones veladas, ocultas o inconscientes.
Sin embargo, no son muchos los críticos que conceden que solamente la intención, consciente o no, define el valor del Arte. En su sentido más estricto, afirman que el valor del Arte radica en la forma. El significado se encuentra en las relaciones formales de los elementos de la obra misma, en muchos casos negando la significancia o intención del autor  que pasa a ser irrelevante. El análisis estructural se transforma en el único método interpretativo y la intención del autor no es necesaria para juzgar el Arte (Jacobson, Propp, Winsatt y Beardsley, Levis-Strauss, Foucault, Derrida, Paul de Man, Hartman, Lyotard...). Los elementos intrínsicos de la obra artística, considerados como un todo en si mismos, son lo que importa.
Si las teorías formalistas matan al autor, la nueva critica artística mata a la obra de Arte misma y se centra solamente en el observador del Arte. Para estas posiciones, que podemos denominar de "recepción y respuesta", el significado del Arte no esta en el artista ni en la obra. La fuente primaria del significado de la obra artística solamente se puede encontrar en las respuestas de los observadores mismos. Su naturaleza y significado solo se encuentra en la historia de estas recepciones y respuestas..."En verdad, el interprete, no el artista, crea la obra" (Passmore, 1991).
Y así, al final del ciclo, los mejores observadores llegan a ser críticos de Arte, posición casi parásita desde la cual y  por si solo se transforma en creador, fuente y determinador del sentido y significado artístico. Y cuando alcanza la posición de director de  Galería de Arte o editor adquiere el poder oficial de decidir que obra puede ser elevada a la categoría de Arte.
 Cuando uno  mira una obra de Arte ella tiene significado solo para uno. Cada vez que uno entra en contacto con ella y uno trata de comprenderla se produce lo que Gadamer llama..."fusión de horizontes”... Al contexto de la obra agrego mi propio contexto creando así un nuevo significado y una nueva unidad.  El significado no reside solo en mi respuesta particular.  Otras personas pueden tener diferentes respuestas. La idea es que el significado de la obra no puede separarse del impacto general que tiene en los observadores o lectores. En sentido estricto, observar simplemente significa el trasfondo cultural completo, sin el cual el significado no podría existir. Este trasfondo inter-subjetivo provee el océano de contextos en el cual el Arte, el artista y el observador necesariamente flotan. El artista, al iniciar su obra, tiene a alguien en su mente. El trasfondo cultural es ya un contexto en donde la intención subjetiva surge. La respuesta del observador ya esta presente  dándole forma a la obra desde sus inicios. Y cuando la obra de Arte se hace pública entra en una continua corriente de interpretaciones históricas, agregándoles nuevos significados que pasan a ser parte intrínseca de la obra misma. Significados dentro de significados que en el proceso mismo de integración se transforman a si mismo. El significado original de la obra no solo luce diferente, sino que es diferente a través de esta historia de recepciones y respuestas. No hay manera de evitar esta historicidad que es constitutiva de toda interpretación. La verdad parcial de la respuesta del observador es una parte de cualquier teoría artística. Pero, como con cualquiera otra aproximación, cuando pretende ser la historia completa y única, se transforma en una visión truncada.
  Nieves y Miro  Fuenzalida.
Ottawa, Abril 2010.

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