Tuesday, May 10, 2011

Las esquinas.

Las esquinas parecieran poseer una cierta hiper-dimensionalidad. No solo ellas se acercan a la geométrica abstracción Euclidiana, sino, también a un mas frenético y delirante anarquismo. Mi fascinación con las esquinas empezó con la escuela elemental. Puedo, incluso, debérselo a mi profesora del cuarto grado que acostumbraba enviarme al rincón. Tal vez su castigo tenía un presentimiento inconsciente o una cualidad casi Zen. Al hacernos mirar dentro del punto exacto donde estas dos supuestas líneas infinitas se encuentran, el rincón de la sala de clases originaba una corriente de pensamientos improvocados que vagabundeaban a través de la mente. Segregado del resto de los compañeros de clase  soñaba con paisajes astronómicos inexplorados, encuentros extraños y cohetes moviéndose en espiral hacia los bordes de la Vía Láctea. Fue durante los años de la escuela secundaria que las esquinas empezaron a adquirir características ligeramente subversivas y semióticas a través de su unión con el cigarrillo. La esquina de la escuela donde se fuma es algo así como el punto del intercambio. Rumores y chismes circulan naturalmente. El dato de una fiesta de fin de semana adquiere el estatus viral de una epidemia y los tempranos signos de la existencia del mercado negro hacen su primera aparición en la vida del adolescente. Todos estos incipientes aspectos de la esquina se transforman en un salto quántico una vez que nos movemos a las calles. La esquina es una juntura variable donde numerosos mundos chocan y entidades de dimensiones totalmente diferentes se codean por un instante pasajero. Una de las esquinas mas famosas de San Francisco es Haight and Ashbury. El supuesto epicentro de la generación del poder de las flores de los 60. Pero hoy, lo que fue una juntura imaginativamente fértil ha sido asaltada por las fuerzas del capital y transformada en una disneylandia turística de consumismo con  "Gap and Ben y Jernis" controlando el lugar físico. Otras esquinas de mi vida permanecen fuera del radar turístico, tales como la 16 ava y The Mission, que  despliegan diariamente la dinámica de fenómenos de otro mundo. Es en tales lugares donde la esquina toma vida propia. Prostitutas, traficantes, bandidos, predicadores, yuppies en transito, viejos con sombrero de "cowboy", borrachos, madres latinas con sus niños y una variedad de otras criaturas se mezclan. Un efecto sinergistico toma control del orden mareante de flujos. En su momento constructivo la esquina es un sitio ínter dimensional ajeno, un punto de intercambio, una juntura, un nudo. Es una intersección donde sistemas subterráneos de cambios libidinales proliferan. Extraños y extravagantes senderos se entrelazan y mutan antes de tomar nuevas direcciones. En ese cruce vendemos nuestra alma al diablo. Y sin embargo, cuando se abre... la esquina se transforma en un bulbo, enviando una serie de proliferas raíces y ramas, calles y senderos. Un proceso alquímico conjura una infinidad de posibilidades. El ingles se transforma en objeto de variaciones al ser fertilizado con una multitud de otras lenguas y sub-culturas. Algo siempre surge de la esquina. Una nueva jerga se genera. Mitos florecen.  Una raza de mutantes nace. Leyendas son narradas. Ven a encontrarme en la esquina… quien sabe que pueda cruzar nuestros senderos.

Ariel
Ottawa, 2000

                                                       

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