Pedazos
De
Cavernas
Platónicas
Recuerdo
Que
Se
Escondían
En
Los abismos
De
Los bolsillos
De
Tu vieja
Cacharpa beige
Entremedio
De
Mendrugos
De
Petalos
De
Azules
Margaritas.
Nieves.
Pedazos
De
Cavernas
Platónicas
Recuerdo
Que
Se
Escondían
En
Los abismos
De
Los bolsillos
De
Tu vieja
Cacharpa beige
Entremedio
De
Mendrugos
De
Petalos
De
Azules
Margaritas.
Nieves.
En el Manifiesto Comunista Marx expreso que... “Todo lo que es solido se disuelve en el aire...” imagen que evoca una era capitalista en donde las costumbres, practicas, tradiciones e instituciones en las que la gente había confiado dejan de existir o permanecen solo como parodias monetizadas de si mismas. Esta disolución que Marx vio en su época, sin embargo, va mucho mas allá de lo meramente social y alcanza el centro mismo de la materia de la que todo depende.
El pensamiento budista, ese que los intelectuales occidentales nunca han considerado seriamente, hace ya mas de dos milenios, mucho antes que la física quántica, afirmaba que el vacío es la naturaleza ultima de todas las cosas. Todos los fenómenos del mundo y todo lo que vemos a nuestro alrededor carece de existencia permanente, intrínseca o autónoma. Un vacío que no debemos confundir con la nada que es solo un concepto definido en relación a la existencia. No tiene en si misma la mas mínima realidad. Si algo aparece es porque el potencial para manifestarse ya estaba eternamente presente. Y si ya estaba presente el problema de la creación deja de ser tal al eliminar la idea de origen.
En el corazón del budismo yace la idea de la interdependencia, similar al concepto de inseparabilidad en física quántica, que cuestiona el sentido común que nos hace pensar que las cosas tienen un significado real, una independencia objetiva y una identidad intrínseca. Una mirada analítica mas cercana, sin embargo, nos indica que esta manera de ver los fenómenos es una construcción mental. Las cosas no existen por si mismas sino en relación con otras. Un evento solo puede ocurrir porque depende de otros eventos o, como ellos dicen, debido a una codeterminación o causalidad mutua. El mundo es un vasto flujo de eventos vinculados entre si en donde cada uno de ellos se refleja en los otros. Toda la realidad, podríamos decir, esta presente en cada una de sus partes. Hoy día no es raro, por ejemplo, que respiremos núcleos atómicos del incendio de 1666 que desbasto la ciudad de Londres o algunas de las moléculas del ultimo suspiro de Sócrates. Cuando un organismo vivo muere y se desintegra sus átomos se liberan de nuevo al medio ambiente y se integran en otros organismos. Nuestros cuerpos contienen alrededor de mil millones de átomos que alguna vez pudieron pertenecer a los dinosaurios que poblaron el planeta 248 millones de años atrás o a los bosque que una vez existieron en la Isla de Pascuas. Comprender la interdependencia es comprender el vacío, que no significa que las cosas no puedan funcionar, sino que que carecen de una realidad absoluta. La ultima naturaleza de los fenómenos, como dice el Dalai Lama, es la unión de apariencia y vacío.
Si esta manera de considerar el vacío como la ultima realidad fundamental nos parece extraña, no lo es tanto para la física cuántica. Desde la Grecia antigua el concepto de átomo ha sido una de las piedras angulares de la ciencia. Si una catástrofe hiciera desaparecer el conocimiento científico, el único concepto que debiéramos preservar, dice el científico Richard Feynman, es el de que “todas las cosas están hechas de átomos, pequeñas partículas en perpetuo movimiento”, idea que se remonta al siglo VI a.C. cuando Leucipo y Demócrito introdujeron la noción de que toda la materia esta compuesta de partículas eternas e indivisibles, idea que, después de un largo paréntesis debido a su reemplazo aristotélico con la teoría de los cuatro elementos... tierra, aire, fuego y agua... vuelve a resurgir en 1869 cuando el químico ruso Dmitri Mendeleyev organizo los elementos según su peso atómico en lo que hoy llamamos tabla periódica basada en la convicción de que cada elemento químico consta de solo un tipo especifico de átomos. Y muy luego, la historia le dio la razón.
Y esta idea, la de que la materia consiste de átomos contiguos, esta en acuerdo con la física moderna y, por extraño que parezca, con la idea del vacío del budismo. Ahora sabemos que los átomos son, casi completamente, puro vacío. El núcleo representa el 99.9 por ciento de la energía de un átomo, pero su masa ocupa solo una milésima de una billonésima parte de su volumen. Ocupa el mismo espacio que un grano de arroz en un estadio de futbol. El resto esta ocupado por una nube de electrones. Si la materia nos parece continua es porque nuestros ojos no pueden ver el nivel atómico. Todo lo que nos rodea, la mesa, la silla y las paredes, por ejemplo, está compuesto casi completamente por el vacío. La única razón de que no podemos atravesar las paredes es porque los átomos están unidos por la fuerza electro magnética.
Esta teoría atómica no refuta la idea budista del vacío como ultima realidad aunque, por ahora, la teoría estándar sostiene que los quarts son las ultimas partículas indivisibles a nivel atómico porque explican exitosamente las propiedades de los cientos de partículas conocidas. Si así fuera, si realmente fueran las ultimas partículas indivisibles, tendríamos nuevamente una visión cosificada de las partículas, lo que no es del todo claro porque ellas solo viven una minúscula fracción de segundos, no aparecen en la materia que nos rodea y nacen durante las colisiones entre partículas en aceleradores. Y, para peor, no sabemos si realmente existen o son solo entidades teoréticas. Nunca hemos visto uno y de acuerdo a los experimentos no existen independientemente. Sin embargo, a pesar de ello, algunos físicos piensan que ciertas partículas serian eternas si se las dejara a su suerte, si no fueran bombardeadas por otras partículas. De los cientos de partículas conocidas solo unas pocas serian inmortales, como el electrón, el fotón y el neutrino, mientras permanezcan encerradas dentro del núcleo. Si no fuera así nuestros cuerpos se desintegrarían en un cuarto de hora. Cierto. Pero esto no significa que no cambien. Cuando un fotón solar inter actúa con la materia, digamos cuando un rayo de sol alumbra esta mesa, pierde parte de su energía que se convierte en calor. Su naturaleza ha cambiado e, incluso, hasta puede perder toda su energía y desaparecer. Aquí topamos con el limite de la inmortalidad. Todo, incluyendo las partículas, es contingente y, tarde o tempano, todo desaparece de acuerdo con la segunda ley de la termodinámica que establece que el universo tiende, con el tiempo, a la desintegración o desorden.
No diferente de la idea budista de impermanencia sutil. Sin cambio las cosas quedarían atrapadas en su forma actual y nada podría pasar. La causa de su destrucción para el budismo radica en su nacimiento mismo lo que descarta cualquier posibilidad de una ultima piedra fundamental o de una primera causa que posea una permanencia absoluta, sea Dios, una partícula elemental o, incluso, “las supercuerdas”, de las que hoy se habla, que prácticamente no tienen posibilidades de ser comprobadas experimentalmente. En su lugar lo que tenemos es una causalidad mutua o co-emergencia, como dice el budismo, similar al concepto de inseparabilidad en física cuántica. El mundo, en verdad, es un vasto flujo de eventos vinculados y condicionados entre si y la creencia de que las cosas preceden a sus relaciones es una mera ilusión. La forma de ser de los fenómenos es simplemente en relación de unos con otros, nunca en si mismos y es esta interdependencia la que actualmente permite que la realidad aparezca.
La ciencia también ha venido rebelando esta interdependencia, tanto a nivel macro cósmico como sub atómico. En 1998 Nicolás Gisin y sus colegas produjeron un par de fotones. Uno fue enviado a través de un cable de fibra óptica hacia el norte y el otro hacia el sur a seis millas de distancia. Una vez al final del cable eligieron al azar una ruta corta o una larga la mitad de las veces y, curiosamente, ambos partículas eligieron siempre la misma ruta... ¿como una “sabe” instantáneamente lo que la otra esta haciendo, sin trasmisión de información, según el reloj atómico? Este es un problema si pensamos que la realidad esta fragmentada y localizada en cada fotón. El problema desaparece si admitimos que una y otra son parte de una realidad inseparable y no necesitan enviar ninguna señal porque constantemente permanecen en contacto. Otro fascinante experimento de física que muestra la interdependencia a nivel cósmico es el péndulo de Foucault. El físico francés Leon Foucault en 1851 colgó un péndulo del techo del Panteón de Paris. Una vez en movimiento el péndulo siempre cambiaba gradualmente de posición a medida que pasaba el tiempo. Si se colocaba de norte a sur, después de unas horas, oscilaba de este a oeste y en veinte cuatro horas daba un giro completo. Según Foucault, esto muestra que el movimiento es ilusorio. El péndulo siempre oscila en la misma dirección. Es la Tierra la que gira. La respuesta, sin embargo, fue incompleta. El movimiento absoluto no existe. Un movimiento solo puede ser descrito en comparación con un punto de referencia fijo. Si encontramos una estrella inmóvil entonces el péndulo orientado en su dirección siempre oscilara hacia ella. Si se mueve, entonces se alejara lentamente de la oscilación del péndulo. Comparada con el Sol, la galaxia Andrómeda, situada a 2 millones de años luz, se mueve mas lentamente, lo que indica que a mayor distancia el desplazamiento tiende a cero. Solo las galaxias mas distantes, situadas al borde del universo, a miles de millones de años luz, no se alejan desde el plano inicial de oscilación del péndulo. La conclusión es extraordinaria. El comportamiento del péndulo y lo que ocurre en la Tierra, no se basa en su entorno local, sino en las condiciones de las galaxias mas distantes o, en verdad, en todo el universo, lo que prueba la existencia de una cadena causal sin comienzo ni fin, que la teoría del Big Bang parece confirmar. El universo, según la teoría, nació del vacío cuántico o campo Higgs que no es un vacío tranquilo y pacifico, sino uno lleno de campos de energía, de fluctuaciones cuánticas, que pueden describirse como ondas de diferente índole. Un vacío lleno de partículas virtuales que al azar saltan a la existencia por una fracción de tiempo al tomar energía del vacío que devuelven inmediatamente al desaparecer, sin violar la ley de la conservación de energía. Si algo siempre sale del vacío es porque el vacío es inherentemente inestable lo que lleva a la hipótesis de un universo cíclico... un Big Crunch, lo opuesto al Big Bang, o, si no hay suficiente materia, una expansión continua hasta el fin de los tiempos quedando nuevamente en lugar del universo un inmenso vacío cuántico del que surja otro universo.
El punto de todo este largo relato es que la perspectiva cósmica enfatiza nuestra interdependencia. Los problemas ambientales que están destruyendo nuestra “casa”, junto con la pobreza, la guerra y la hambruna que trascienden las barreras de raza, cultura o religión podríamos resolverlos si nos damos cuenta que nosotros somos interdependientes y que nuestra felicidad esta inextricablemente ligada a la de los demás. Obvio... ¿cierto? El asunto es que, por obvio que esto sea, la raza humana desde hace largo tiempo esta embarcada en la persecución de su propia autodestrucción.
Nieves y Miro Fuenzalida.
El atardecer
Se
Desplomo
En
La cama de la noche
Exhausto
Por
El caminar
De
Los amantes.
Nieves.
Vivimos en los tiempos en que la humanidad, de acuerdo a todos los signos, entra en la etapa de su auto destrucción. Dirigidos por una oligarquía sedienta de poder y riqueza personal, por una clase que ha saqueado la tierra y asolado el planeta durante siglos, la respuesta, a pesar de ello, es que el mundo necesita ser salvado. Digamos, el mundo humano. Ya sea en el cine, la novela y la imaginación colectiva los horrores del pasado y el presente parecieran generar un deseo mas intenso de derrotar el pesimismo y pensar en una nueva y mas brillante humanidad. La inminente destrucción de la civilización, según algunos, cambia todo y la ilusión de que la presente caída nos llevará a un mundo mejor tiene en verdad una larga historia que empieza en la teología, sigue en el liberalismo y continua en el pos humanismo. El mensaje implícito es que la especie humana tiene el derecho absoluto a la vida y raramente nos preguntamos como llegamos a esta conclusión, a pesar de nuestro terrible impacto en el planeta. Considerando que somos una peste para la vida terrestre... ¿vale la pena salvar a la humanidad? ¿o, por el contrario, hay algo valioso que pueda justificar la continuación de nuestra especie en el futuro?
Según algunos este algo, que esta mas allá de los otros animales, es la habilidad humana de experimentar, crear y relacionarnos con la belleza, el saber y la búsqueda de la buena vida que tienen un valor en si mismas. Un mundo sin ellas se empobrecería. Por tanto, la razón, que es la que nos permite crear el arte, la ciencia y abrirnos el camino hacia la verdad es lo que puede justificar la continuación de nuestra existencia. Es la que nos permite reflexionar sobre que tipo de vida merece la pena vivir y luego intentar vivirla. Este es nuestro fin y lo que nos distingue del resto de la creación. Y para que nuestras vidas tengan pleno sentido tenemos que creer que la humanidad continuara.
Por supuesto, todo esto presupone un punto de vista meramente humano... ¿cierto? Desde el punto de vista del animal y el planeta, si pudiéramos imaginarlo, la cosa es bien distinta. La pregunta obvia que deberíamos plantearnos, entonces, es la de si la búsqueda de la buena vida es suficiente para justificar el sufrimiento y desbastación que causamos.
Considera solo esto. Estados Unidos con una población de 330 millones sacrifica anualmente 130 millones de cerdos, 8 mil millones de pollos y 32 millones de vacas que viven en condiciones infernales en las granjas industriales. Cada estadounidense consume, en promedio, un tercio de un cerdo, veinticuatro pollos y una vaca por año. Suponiendo que un estado unidense vive aproximadamente alrededor de setenta y cinco años, sesenta y cinco de los cuales se dedica al consumo de carne, esto equivale a casi 22 cerdos, 1 560 pollos y 65 vacas. El consumo mundial de carne alcanzo 272 millones 249 mil toneladas este año. Y a medida que China e India se vuelvan mas prosperas el consumo continuara aumentando y con el, el sufrimiento animal, la desbastación ecológica y la crisis climática.
Y esto ni siquiera incluye el sufrimiento que infligimos a otros cien millones de animales que se utilizan anualmente en experimentos científicos, los que sufren a causa de la deforestación y la eliminación de plásticos que invaden y destruyen la vida de los océanos. La conclusión inevitable, nos guste o no, es la de que la existencia humana produce un extraordinario sufrimiento y destrucción natural y su extinción, aunque trágica para nosotros, no seria una mala noticia. Si no somos capaces de encontrar una manera mas moralmente sensible para vivir en el mundo, el mundo estaría mejor sin nosotros.
Pero, por otro lado, si esto justificara la extinción humana... ¿qué importa, por ultimo, si los eco sistemas existan o no, si ya no estaríamos aquí? ¿son estos, digamos, buenos en si mismos, buenos solo para nosotros o algo mas? A diferencia de la obra de arte que es mayormente un objeto inorgánico con un valor que esta solo en relación con los seres humanos, los eco sistemas, como dice el teórico y escritor Todd May, son una maravilla de redes de seres vivos que evolucionan con el tiempo y que podemos apreciar, pero que no necesitan de nuestra aprecio para ser tal maravilla. Ellas son un bien en si mismas, independientes de nuestra existencia. Y a pesar de que somos parte inseparable de esas redes, nuestra historia es la de intentar subyugarlas y, a menudo, destruirlas, desde la selva tropical brasilera hasta los arrecifes de la costa australiana... ¿podría ser esta otra razón para no continuar nuestra existencia como especie y preservar un bien natural cuyo valor reside en si mismo? El mero hecho de plantear la pregunta es, para decir lo menos, alarmante. Podemos entender el sacrificio personal, pero no el sacrificio de toda la espacie humana, de todas las vidas que actualmente están comprometidas con el mundo y entre si. La mayoría de los seres humanos, además, somos solo mínimamente responsables del daño causado a otros seres vivos y ecosistemas. La crisis climática y los desastres ambientales son en gran medida producto de los europeos y sus descendientes. Los países en desarrollo han hecho bien poco o nada para contribuir a la crisis climática... ¿por qué, entonces, deberían merecer la extinción? Ciertamente que no... y, sin embargo, aunque la raíz de los problemas ambientales se encuentra en un grupo relativamente pequeño de la población humana, en ultima instancia, la gran cantidad y el consiguiente consumo plantean una amenaza a la existencia y florecimiento de otros seres vivos y ecosistemas. Individualmente la mayoría de los humanos contribuyen bien poco a las dificultades del planeta, pero colectivamente representamos una amenaza enorme. No son solo los privilegiados los que participan en la deforestación o incluso los que apoyan políticas que la fomentan. Y no solo los privilegiados se benefician de la experimentación científica con otros animales con fines que no son realmente necesarios para nosotros. Y hay evidencias de que a medida de que aumenta la riqueza, también lo hace el consumo de carne de granjas industriales. Hoy día hay una creciente proporción de la humanidad que participa en actividades y practicas que tienen consecuencias atroces para otros seres vivos con los que compartimos este planeta.
La verdad de las cosas es que al final de todo la decisión probablemente no va a ser nuestra, si descontamos la aniquilación nuclear que hoy vuelve a estar en el tapete. Tarde o temprano, si consideramos la historia natural, todas las especies se extinguen y nosotros no somos una excepción. Y si esto es así... ¿como nuestra extinción va a ocurrir? Hay diferentes escenarios, algunos mas realistas que otros. La crisis climática es el mas cercano que, con seguridad, eliminara la existencia humana, junto con varias otras especies. Pero dejaría espacio para que muchas de las especies existentes evolucionen o se recuperen y, al mismo tiempo, pondría fin a la amenaza de una degradación ambiental llevada acabo por nuestra especie. Otra es la amenaza de una pandemia mundial que afectaría especialmente a los humanos causada por un virus que nos seria imposible de contener.
Tal vez, con un mínimo de esfuerzo, podemos también imaginar el escenario de la novela del autor ingles Pd James y luego la película “Children of Men” que pintan un mundo de infertilidad. El recuento de espermatozoides de los hombres ha caído a cero y con el ha surgido la posibilidad de la extinción humana. Un escenario no tan descabellado si consideramos que las toxinas ambientales están reduciendo el recuento de espermatozoides. Hagai Levine, un epidemiólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén y sus colegas publicaron un análisis en el 2017 y una actualización en 2022 que evaluó un total combinado de mas de 200 estudios que usaron una cámara de conteo. Estos dos documentos encontraron una disminución del 50 por ciento en la concentración de espermatozoides, mas notablemente en los países occidentales, desde la década de 1970, aunque el descenso también es posible observarlo en Sudamérica, Asia y Africa. Según opinión de otros investigadores la fertilidad esta disminuyendo, pero aun no sabemos exactamente cual sea la causa.
Otros escenarios serian los de un mundo en el que los recursos disminuyen y los humanos entran en continuos conflictos violentos por las necesidades básicas hasta que no quede nadie con quien luchar. Algo que veríamos como resolución final de la crisis climática.
Por ultimo están los escenarios cósmicos totalmente realistas de una destrucción planetaria a través de la expansión gradual del sol. Algo que eventualmente va a suceder y con el nuestra extinción, si es que duráramos tanto tiempo. Y si no, siempre existe la posibilidad de que un asteroide gigantesco, como el que elimino a los dinosaurios, haga lo mismo con nosotros.
Si hubiera alguna reserva con todos estos escenarios distópicas, podrimos entonces imaginar otra alternativa. No pareciera haber razón, dice Todd May, para creer que, aparte del cataclismo nuclear, seremos eliminados por completo. En lugar de nuestra extinción, podríamos terminar, por ejemplo, con una marginación humana. Habrá seres humanos, pero en pequeños grupos alejados entre si, dispersos por todos lados y tal vez con pocas probabilidades de comunicarse.
Pero, dado suficiente tiempo, se encontraran, formaran comunidades mas grandes y revisitaran una historia humana similar. Para sostener comunidades mas grandes se necesita agricultura, lo que genera comunidades aun mas grandes que requieren mas alimentos, lo que conduce a la industrialización, luego a los viajes aéreos, terminando nuevamente con un consumo excesivo. En ese momento, estaríamos en camino a otra crisis climática.
Nieves y Miro Fuenzalida.
El amanecer
Con
Su Señora
La madrugada
Y
Sus hijas
La alborada
Y
La alba,
Son
Las encargados
De
Abrir
El dia
Con
La llave
De
Su porton.
Nieves.