Sunday, October 13, 2024

La roca que siente

 

Shirley, una ingeniera de Apple, inventa una nueva tecnología de “enlace mental” que le permite a uno experimentar directamente los pensamientos de los demás. Cuando dos individuos ingieren “cantidades de microgramos de pares de átomos de carbono entrelazados”, entran en contacto telepático directo. Shirley espera seducir a Rick, su compañero de trabajo, fusionando sus mentes. Desafortunadamente el tiene otros planes. Ella ingiere una cantidad de partículas de carbono, pero el arroja su lote  sobre una roca. En lugar de ponerse en contacto con Rick, ella descubre que “la mente a la que se había vinculado era inhumana... densa, taciturna, cristalina, serena, hermosa”. Ella falla en su búsqueda de sexo y contacto humano mas profundo, pero encuentra consuelo a través de la intimidad con un “amistoso trozo de granito gris”. Que bueno saber que una roca tenia mente...  Esta es la historia que cuenta Rudy Rucker en uno de sus cuentos de ciencia ficción.

 

Suena a pansiquismo... ¿cierto?... esa fantasía pre moderna que ve a todas las cosas como teniendo mente o cualidades semejantes a la mente, mas precisamente, la creencia de que los constituyentes básicos del universo tienen propiedades mentales, sean o no partes de organismos vivos.

 

El ver a la mente como algo fundamental para la naturaleza de la existencia y del ser es algo bien extraño para nosotros, acostumbrados a ver la naturaleza a través de la herencia cartesiana y al pansiquismo como una mera superstición primitiva. La tradición  intelectual que va desde el cogito cartesiano al sujeto trascendental kantiano y mas allá, se centra en la idealización de la mente humana, o mas estrictamente, en la racionalidad que se supone es uno de los poderes de la mente humana. Incluso pensadores mas recientes como R. Rorty, J. Ranciere y S. Zizek insisten en la excepcionalidad humana basada en la centralidad de las formas lingüísticas. Según esto, los animales no humanos no piensan, porque son incapaces de hablar o porque no tienen conciencia de la mortalidad o porque supuestamente carecen de la capacidad de hacer inferencias racionales. Esta, en breve, según afirman, es la esencia de la diferencia entre nosotros y ellos.

 

Recientemente tanto las afirmaciones filosóficas como la opinión común se han desplazado a favor del reconocimiento de la mentalidad de, a lo menos, los animales superiores, como mamíferos y aves, y la mayoría están de acuerdo que los perros y los gatos tienen mente... piensan y sienten, tienen experiencias cualitativas internas, registran el placer y el dolor y toman decisiones... ¿y que pasa con el cangrejo y la araña? ¿con el árbol y la hierba? De hecho existe buena evidencia científica de que todos los organismos vivos, incluidos los sin cerebro como las plantas y las bacterias, exhiben  un cierto grado de sensibilidad, cognición y voluntad... Pero, la cuestión es esta... ¿qué pasa con las cosas que no están vivas? ¿cuántos, sin estar borrachos, estarían dispuestos a creer que una roca o un neutrino tiene mente? Bien pocos... Lucrecio dice como un átomo luce a otro átomo y Leibniz, como un átomo se siente consigo mismo. Estos no son juicios empíricos que puedan verificarse experimentalmente, sino que, por el contrario,  son afirmaciones ontológicas. Como nota el critico cultural Steven Shaviro, la cosa no es de hacer hablar realmente a una roca o un neutrino, sino de reconocer que esa mentalidad o experiencia interna no depende de la capacidad de hablar. La mentalidad de otras entidades en el mundo implica la autonomía de todas esas entidades de nuestra capacidad de aprehensión. Cuando el pansiquismo habla de la mentalidad de otros entes lo que significa es que estas entidades existen tanto “para si” como “en si”. Son centros autónomos de valor. No se trata solo de cómo valoramos las moscas, los protones o la roca, sino también de las formas en que estas entidades se valoran a si mismas por el mero hecho de persistir o durar en el tiempo, y como ellas valoran de manera diferente cualquier otra entidad con la que puedan encontrarse.

 

¿Antropomorfismo? ¿No será que aquí le estamos imputando categorías humanas a entes no humanas?  

 

No realmente si pensamos que la acusación de antropomorfismo se basa en la suposición de que el pensamiento, el valor y la experiencia son esencialmente, o exclusivamente humanos, para lo cual no hay ninguna justificación. Nuestras propias actividades de valor surgen de, y aun permanecen en continuidad con, actividades no humanas, como ya mostro Darwin.

 

Cuando Thomas Nagel pregunto ¿como es ser un  murciélago?  argumentaba que el hecho de que un organismo tenga experiencia consciente significa, básicamente, que hay algo que se siente al ser ese organismo... “como es” no significa a que se parece, según nuestra experiencia, sino como es para el sujeto mismo. La experiencia olfato céntrica de un perro es tan diferente de la oculocéntrica de los humanos que nunca seremos capaces de sentir literalmente, o de entender por completo, como es ser un perro. Lo mejor que podemos hacer es crear metáforas y símiles que aludan a la existencia canina o quiróptera. Lo que no debemos hacer es modelar sus experiencias en base a las nuestras. Reconocer que ellas son radicalmente diferentes y que poseen su propia riqueza y complejidad que nunca podremos entender. 

 

Según el filosofo británico Galen Strawson la mentalidad de algún tipo, sea experiencia, consciencia, sentimiento o sensación, es el “fenómeno cuya existencia es mas cierta que la existencia de cualquier otra cosa”. En contraste con Descartes, que separa completamente la mente de la materia, Strawson hace lo contrario. Dada la realidad evidente de lo mental, debemos rechazar, dice, la suposición común de que lo físico, en si mismo, es un fenómeno esencialmente no experiencial. Si rechazamos el dualismo y el sobre naturalismo, entonces nos quedamos con que la mentalidad misma debe ser completamente física. La materia, como afirman los nuevos materialistas, no es inerte y pasiva, sino inmanentemente activa, productiva y formativa.

 

¿Como, entonces, la sensibilidad podría surgir de alguna materia inicialmente no sensible? La física ni siquiera puede comenzar a explicar como la sensibilidad pueda surgir de alguna materia inicialmente no sensible. Incluso si descubriéramos los correlatos neurales de la conciencia, no nos diría nada acerca de cómo y por que la experiencia interior es materialmente posible. Según el principio ontológico de Whitehead  de que la creatividad o “el principio de la novedad” es “el universal de los universales que caracteriza la ultima cuestión de hecho” que depende siempre de algo anterior, como el DJ que crea música re mezclando pistas ya existentes. Similarmente, si se parte del principio de que nada puede surgir ex nihilo, Strawson insiste en que la sensibilidad ya debe haber estado presente, al menos potencialmente, desde el principio, lo que lo lleva a rechazar cualquier forma de dualismo, emergentismo o eliminativismo, adoptando el postulado ontológico de que la mentalidad ya debe ser un aspecto o cualidad básica de todo lo que existe. Todo es físico y reducible a sus últimos micro componentes y la mentalidad es real y por tanto física, como cualquier otra cosa, pero completamente inaccesible a las explicaciones científicas porque no hay forma de cerrar la brecha entre las perspectivas de la primera persona, que tiene acceso directo a sus experiencias, y la  tercera persona que no lo tiene.

 

La experiencia, por tanto, no puede limitarse a los seres humanos, ni siquiera a los seres vivos en general. Es la dimensión interna y oculta de todo. Toda la materia física es energía, de una forma u otra, y toda energía, el postula, es un fenómeno que implica experiencia. Similarmente Whitehead, antes que el, decía que si sustituimos el término energía por el de estado especifico de sentimiento,  y recordamos que vector significa trasmisión desde otra parte, vemos que esta descripción metafísica de los elementos mas simples en la constitución de las entidades actuales concuerda absolutamente con los principios generales en los que se enmarcan las nociones de la física moderna. Tanto uno como el otro colocan la experiencia enteramente dentro del mundo natural que describe la física, aunque tal experiencia en si misma no pueda ser explicada por la física. Esta es la razón de que la conciencia subjetiva es espectral e incalificable pero, no obstante, completamente actual.

 

¿Es esto posible? Según Sam Coleman, otro filosofo de la mente, argumenta que  la pregunta “como es ser un murciélago” , no solo se aplica a los seres vivos en particular, sino que también debe estar en el corazón de la ontología. Los conceptos de la física, dice, solo expresan la naturaleza extrínseca de los elementos  a los que se refieren. La cuestión de su naturaleza intrínseca queda sin respuesta por parte de la teoría, con una descripción puramente formal de micro ontología. La física contemporánea solo describe un átomo en términos de sus cualidades relacionales extrínsecas, pero no que es un átomo, intrínsecamente, por si mismo. Debido a que la naturaleza intrínseca es desconocida para la física, concluye que ella simplemente no existe... “nada tiene un interior irreducible. Postular uno es hacer una inferencia ilegitima que prioratiza la intuición racional por sobre los descubrimientos científicos. La ciencia física es exclusivamente relacional. Cualquier cosa no determinada por estas relaciones debe ser eliminada”.

 

Para lo nuevos materialistas, sin embargo, este “relacionismo radical” es insostenible e insisten en que las entidades deben tener una naturaleza o propiedades intrínsecas de algún tipo. Pero... ¿de que tipo? La interioridad de las cosas, dicen, no es un Algo, pero tampoco una Nada. Según Whitehead todo en el universo es tanto publico como privado. El neutrino es extremadamente difícil de detectar y su presencia solo puede inferirse indirectamente a través de su raras interacciones con los núcleos atómicos, lo que es suficiente para definirlo como una entidad  interaccional y relacional. Pero, al mismo tiempo debemos concebir la privacidad del neutrino, su estatus como una “entidad no observable”, con sus propias experiencias intrínsecas, por extraño que parezca, porque de hecho es “como algo” ser un neutrino, lo que indica que hay un nivel de ser mas allá o por debajo del nivel epistemológico. En palabras de Whitehead... “nada hay en el mundo real que sea simplemente un hecho inerte”.

 

Nieves y Miro Fuenzalida.


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