Sunday, August 20, 2023

Pura ideologia

  

Quiere decir que la ideología es un error? Y si es un error... ¿por qué en estos momentos vemos el mundo atormentado por conflictos ideológicos, a pesar de que la noción aparentemente ha desaparecido de los escritos posmodernistas? Lo cierto es que nadie considera que su propio pensamiento es ideológico. La ideología es lo que las otra personas tienen. Esas que ven el mundo a través de un marco rígido de ideas preconcebidas que distorsionan la comprensión de la realidad, en lugar de verla como ella realmente es.... ¿y como realmente es?

 

Es bien difícil encontrar una sola definición adecuada de ideología, principalmente porque el termino tiene una amplia gama de significados útiles, a pesar de que no todos son compatibles unos con otros. Se dice,  por ejemplo, que “la ideología es un proceso de producción de significados, signos y valores en la vida social”. “Un cuerpo de ideas características de un grupo social o clase”. “Ideas que ayudan a legitimar el poder político dominante”. “Formas de pensamiento motivadas por intereses sociales”. “El proceso por el cual la vida social se convierte en una realidad natural”, y así  entre otras. Una línea central, que va desde Hegel a Marx siguiendo con Lukacs y los marxistas posteriores se han preocupado por ideas de cognición verdadera y falsa, con la ideología como ilusión, distorsión, mistificación y consciencia falsa, mientras que otra tradición alternativa ha sido menos epistemológica que sociológica, preocupada mas por la función de las ideas  en la vida social que con su realidad o irrealidad.

 

Las cuestiones epistemológicas en la tradición marxista clásica como la “falsa consciencia”  es hoy día algo bastante impopular porque contiene la suposición de que algunas de nuestras ideas coinciden o corresponden a la forma en que las cosas son, algo que para los críticos pos estructuralistas es una creencia ingenua porque implica la posibilidad de que existe alguna forma inequívocamente correcta de ver el mundo, lo que es bastante sospechoso. Debido a esto algunos teoristas prefieren simplemente abandonar la cuestión epistemológica,  favoreciendo en cambio un enfoque mas político de la ideología viéndola  como el medio con que las mujeres y los hombres libran sus batallas sociales al nivel de signos, significados y representaciones.

 

Y, sin embargo, a pesar de lo dicho existe el hecho de que las ideologías con bastante frecuencia contienen importantes proposiciones que son absolutamente falsas... los judíos son seres inferiores, las mujeres son menos racionales que los hombres, los indígenas son brutos y analfabetos, el homosexualismo es un pecado, la lucha de clases es una invención comunista, etc.   Si esto no es  “falsa consciencia”, entonces... ¿qué es?   

 

El filosofo marxista Althusser tiene una respuesta... se puede hablar de descripciones o representaciones del mundo, dice,  como siendo verdaderas o falsas. Pero, la ideología no es en absoluto  acerca de esto. La ideología no representa la realidad, sino la forma en que vivo mis relaciones con la sociedad en su conjunto. Como termino abarca todas las diversas modalidades políticas de tales relaciones, desde una identificación con el poder dominante a una postura de oposición hacia el. Con esta respuesta Althusser obviamente rompe con cualquier teoría racionalista de la ideología, con la noción de que esta es una colección de representaciones distorsionadas de la realidad y empíricamente falsas. Ella, mas bien, alude a nuestros afectos, a nuestras relaciones inconscientes con el mundo, a cómo experimentamos  la realidad a nivel pre reflectivo. Es subjetiva en el sentido de estar centrada en el sujeto, pero no se trata de un mero capricho privado. Decir que a uno no le gustan los gitanos, no es lo mismo que decir que a uno no le gustan las arvejas. En el primer caso hay razones conectadas con nuestra relación con el orden social dominante que nos hace denigrar a cierto seres humanos.  

 

Según esto la ideología es menos una cuestión de ideas que de sentimientos, imágenes y reacciones corporales.  Pero, sin lugar a dudas, las ideas a menudo también figuran de manera importante en ella. Lo que uno podría decir, en todo caso, es que el termino ideología es una forma conveniente de categorizar bajo un solo titulo un montón de cosas que hacemos con los signos. Y,  tal vez,  la respuesta mas común  es la que afirma que la ideología tiene que ver con el poder de un grupo dominante  o clase social que se  legitima a si misma naturalizando y universalizando  creencias y valores afines a ella que las hacen aparecer como evidentes y necesarias, obscureciendo las contradicciones y conflictos de la realidad social. Decir que un juicio es ideológico es afirmar que esta impulsado por un motivo ulterior ligado a la justificación de ciertos intereses en la lucha por el poder.   

 

El problema con esto,  sin embargo,  es que no toda creencia ideológica esta asociada con un poder político dominante... ¿ son, por ejemplo, el socialismo o el feminismo no ideológicos cuando  están en la oposición, pero ideológicos cuando están en el poder? Si la ideología esta confinada solo a las formas dominantes de pensamiento social el termino se vuelve bien confuso e inexacto. Por eso otras aproximaciones  la ven  como un conjunto de ideas con que las que mujeres y hombres postulan, explican y justifican fines y medios en la acción social y específicamente en las acciones políticas, independientemente de que dicha acción tenga por objeto preservar, enmendar, desarraigar o reconstruir un orden social dado. La ventaja aquí es que se mantiene fiel a una gran parte del uso común, pero a costa de eliminar una serie de elementos que algunos teóricos mas radicales  piensan que son centrales en el concepto, tales como el obscurecimiento y “naturalización” de la realidad social.

 

La verdad, en todo caso, es que la difusión de los valores y creencias dominantes entre los grupos oprimidos de la sociedad todavía juega un papel importante en la reproducción del sistema, a pesar del reclamo de que el capitalismo contemporáneo opera en gran medida sin ideología. La cosa, sin embargo, es que el concepto mismo de ideología  ahora intenta, en lugar de las fantasías míticas, religiosas o metafísicas del pasado reciente,  proporcionar subrepticiamente justificaciones racionales, técnicas y científicas para la dominación. Según sus teóricos, el sistema ahora funciona “por si mismo”, sin ninguna necesidad de recursos ideológicos y la educación, según esto, deja de ser una cuestión de auto reflexión para pasar a ser parte del aparato tecnológico, reducida solo a certificar el lugar que vamos a ocupar dentro de el.  A diferencia de los otros regímenes anteriores,  en el capitalismo la vida económica no esta sujeta a una continua supervisión política. Es la mera compulsión económica, la simple necesidad de sobrevivir la que mantiene a hombres y mujeres en el trabajo, divorciados de cualquier marco político o sanciones religiosas. En esta forma de vida la economía llega a operar “totalmente por si misma”, dando la ilusión de que el Estado burgués es neutral y desinteresado y que la mentalidad tecnocrática  es su ultima legitimación.

 

Dado esto... ¿como la clase obrera se va a tomar el poder en esta formación social donde el poder dominante es sutil, difundido a lo largo de las practicas cotidianas habituales, íntimamente entretejido con la cultura  e inscrito en  nuestras experiencias desde la escuela hasta el final de la vida? ¿como combatir un poder que se ha convertido en el sentido común de todo un orden social?

 

Lo cierto es que, por importante que sea, no basta con tomarse los lugares de trabajo o de educación o confrontar el Estado con marchas multitudinarias. Junto a ello habría que cuestionar toda el área de la cultura. Como nota el critico ingles Terry Eagleton, el poder de la clase dominante es tanto material como espiritual  y cualquier contra ofensiva debe ampliar su campaña en el ámbito de los valores, costumbres, discursos, hábitos y practicas rituales. Los hombres y mujeres, como decía Marx, no son solo el reflejo impotente de sus condiciones históricas, sino lo que los constituye como sujetos humanos es su capacidad de transformar sus propios determinantes sociales, de hacer su propia historia sobre la base de sus condiciones anteriores. Es en esta brecha estructural entre lo real y lo posible que la critica emancipatoria puede afianzarse.  Cuando hombres y mujeres, por ejemplo,  se ven envueltos  en luchas locales de resistencia política y entran en confrontación directa con el Estado,  se da la posibilidad de que sus consciencias políticas sean definitivamente alteradas. 

 

 

Según Marx, en ciertas condiciones sociales, poderes humanos, productos y procesos escapan del control humano y llegan a asumir una existencia aparentemente autónoma, distanciada de sus agentes. Tales fenómenos, entonces, llegan a ejercer poderes imperiosos sobre los hombres y mujeres que se someten a los productos de su propia actividad  como si fueran una fuerza ajena. Si las ideas, al igual que estos productos, se captan como entidades autónomas, entonces esto ayuda a naturalizarlas  y deshistorizarlas... y es justamente aquí donde radica el secreto de las ideologías. Por supuesto, no toda idea abstracta es ideológica. Las matemáticas, por ejemplo, no lo son. Pero, la desconexión del  pensamiento de la existencia practica, en formas que sirvan fines político objetables, es parte definitiva de la noción. 

 

La ideología, entonces, mas que una especie de subjetividad,  es una estructura material bien compleja. Cuando es dominante refleja no solo la visión del mundo de los gobernantes, sino también las relaciones entre las clases gobernantes y las dominadas como un todo social. Su tarea, según Eagleton, es recrear a nivel imaginario la unidad de toda la formación social. La relación entre la clase hegemónica y la ideología dominante es indirecta y pasa, por decirlo así, a través de la mediación de toda la estructura social. Tal ideología no puede ser descifrada de la consciencia del grupo gobernante tomado aisladamente, sino debe ser entendida  desde el punto de vista de todo el campo de la lucha de clases. 

 

Como la pobreza y la desigualdad, la ideología siempre esta con nosotros. Según Althusser la ideología es una estructura esencial en la vida de todas las sociedades que la secretan orgánicamente y las sociedades pos revolucionarias, si es que algún día llegamos a ellas,  no serán diferentes en este aspecto. Cuando la vida política se desprende de los mitos, las sanciones religiosas o metafísicas, la ideología pasa a ocupar su lugar. Si consideramos que la mente en si misma esta constituida por una distorsión crónica, entonces no es extraño que la ideología sea su hábitat natural.

 

Si la teoría de la ideología tiene algún valor, es para ayudar a iluminar los procesos por los cuales la liberación de las creencias mortíferas pueda  prácticamente ser efectuada.

 

Nieves y Miro Fuenzalida.


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