Sunday, July 3, 2022

La nueva izquierda... otra vez?

  

“Cambiaremos la economía de la muerte por la economía de la vida”... dijo el nuevo dirigente electo en Colombia. “No podemos aceptar que la riqueza y las reservas de divisas  provengan de la exportación de tres de los venenos de la humanidad... el petróleo, el carbón y la cocaína”. El problema es que siendo estos los mayores ingresos de exportación del país, no será una transición fácil, o posible, de implementar o vender al publico, especialmente en un país como Colombia.   

 

Pero... la cosa es que Petro no es un político ordinario. Como ex guerrillero es intrépido y se expone  una y otra vez sin temor a las criticas y a las amenazas de muerte. Rompió con sus colegas en 2009 para formar un nuevo partido. Como miembro del parlamento expuso tratos corruptos entre sus compañeros senadores y revelaciones que implicaban al gobierno conservador de Uribe, como a las agencias de espionajes del país. No es poca cosa considerando que en los últimos 35 años cuatro candidatos presidenciales fueron asesinados, tres de ellos de izquierda. Su Vice-Presidenta electa Francia Márquez ha sido igualmente valiente. Ambientalista y ganadora del Premio Goldman, lidero la lucha en contra de la minería ilegal de oro en Colombia. Esto, que podría ser simplemente un trabajo desafiante en otro país, es extraordinariamente arriesgado en Colombia donde 138 defensores de los derechos humanos fueron asesinados el año pasado.

 

En la era del cambio climático y de la polarización política, Petro y Márquez en Colombia y Gabriel Boric en Chile son los recién llegados que tratan de abrirse camino a través de las diversas capas de la izquierda latinoamericana, ayudando a construir un nuevo movimiento progresista que es significativamente diferente de la vieja izquierda de Castro en Cuba y la nueva izquierda de Lula en Brasil.

 

Como nota John Feffer, un observador y estudioso de la política internacional, desde sus albores la izquierda, centrada en la justicia económica, ha puesto su fe en el rápido crecimiento de la economía para lograr una distribución mas igualitaria de la riqueza y el poder. La Unión Soviética sentó el precedente al transformar una sociedad  mayoritariamente agraria en un gigante industrial. Igualmente los gobiernos socialdemócratas en Europa apoyaron el crecimiento económico para impulsar las tasas de empleo y tener mas recursos disponibles para los programas de bienestar social. Sin embargo, 30 años atrás expertos de todo el mundo emitieron una severa advertencia de que el planeta no podrá soportar el crecimiento exponencial de la actividad humana debido a los limites de la tierra cultivable, los recursos minerales para la industria y las consecuencias de la contaminación. Hoy día nuestros bosques se están reduciendo, los casquetes polares se están derritiendo, los corales se están muriendo, los suelos se están erosionando, el agua dulce esta disminuyendo y los desiertos están avanzando. A excepción de los Verdes, que en el continente latinoamericano nunca han despegado, los progresistas han tardado en aceptar los limites del crecimiento económico.

 

Cuba siguió el modelo soviético de rápido crecimiento con una economía dirigida y empresas estatales que eventualmente tuvieron que abandonar debido a la desintegración de la Unión Soviética que les proporcionaban los subsidios para sostener el desarrollo económico. Y Hugo Chávez adopto un modelo similar con la ayuda del petróleo. Igualmente la nueva izquierda comprometida a operar dentro de los marcos institucionales, comenzando con Allende en Chile, asesinado por los militares en 1973,  y siguiendo con el Partido de los Trabajadores en Brasil, también equipararon el crecimiento económico sin limites con el progreso. Bajo Lula la tasa de crecimiento se disparo del 1,9 % al 5,2% y el superávit comercial se duplico con creces. En la Argentina Néstor Kirchner impulso la expansión de la economía en sus primeros años devaluando el peso y acabando con la dependencia del país del FMI. Uruguay, durante el Frente Amplio, experimento una importante expansión económica, especialmente en la primera década de su poder. En Bolivia, Evo Morales impulso las industrias extractivas y logro un crecimiento promedio de casi el 5% anual durante sus 13 años de gobierno.

 

Desde hace algún tiempo, sin embargo, ha empezado a surgir, comenzando con Rafael Correa en Ecuador, un tipo diferente de izquierda que refleja las demandas de los indígenas y de los ambientalistas al presentar  al mundo en el 2007 una propuesta sin precedentes. El Presidente se comprometía a dejar el petróleo en la tierra si la comunidad internacional  presentaba una compensación de 3,600millones de dólares, que aproximadamente correspondía a la mitad de la venta del petróleo. La recaudación alcanzo al 10% y luego el esfuerzo fracaso y el gobierno finalmente se asocio con una empresa china, una asociación que se ha expandido bajo el actual gobierno conservador. A pesar de ello, el enfoque inicial de Correa alumbraba un nuevo progresismo que no colocaba el crecimiento sin limites en el centro de su programa. Esta nueva aproximación ha encontrado eco en Uruguay en donde, a pesar de las políticas económicas convencionales, el gobierno de izquierda hizo enormes inversiones en energía limpia, con "casi el 95% de la electricidad provista por fuentes renovables en el 2015". Este mismo camino de decarbonización  ha seguido Costa Rica bajo lideres progresistas.

 

La nueva ola izquierdista de Petro, Márquez y Boric  se enfrentan con los desafíos del cambio climático y la precariedad económica agravada por la inflación y la posible recesión mundial de la economía. No hay aquí mucho margen de maniobra, especialmente cuando se ven enfrentados a la intromisión de Estados Unidos  y a un populismo de extrema derecha como el de Bolsonaro en Brasil, José Antonio Kast en Chile y Rodolfo Hernández en Colombia  que siguen siendo poderosos y listos para demolerlos si flaquean.

 

Petro y Boric han puesto por primera vez el ambientalismo en la primera pagina de sus agendas. Uno de los primeros actos de Boric fue revertir la política de la administración anterior al firmar el Acuerdo de Escazú que se enfoca en el acceso a la información y la justicia ambiental y nombro a científicos en los principales cargos de su administración, como la climatóloga Maisa Rojas en el ministerio del Medio Ambiente. El problema del clima no es una discusión abstracta  en Chile, país que ha experimentado una sequia de una década, además de otras condiciones agravantes debido al calentamiento global. Ha prometido nacionalizar el litio, una de las reservas mas grandes del mundo, lo que le permitiría regular las minas de manera mas rigurosa en términos de consideraciones laborales y ambientales y crear mas procesamiento de valor agregado, en lugar de simplemente exportar materias primas. Y cambios  tambien vienen en Codelco. Sectores de la izquierda no están muy contentas con la voluntad del presidente de hablar con sus adversarios políticos, que el considera esencial en una política democrática... “No importa a quien le moleste, nuestro gobierno tendrá un compromiso total con la democracia y los derechos humanos, sin ningún apoyo a ningún tipo de dictadura o autocracia”.  Maduro lo califico de miembro de la “izquierda cobarde”. Cobarde, sin embargo, no es exactamente la palabra que podría describir a Boric, quien ha mostrado que no tiene ningún temor en abrir un sendero totalmente diferente para Chile.

 

En opinión de Maristella Svampa y Enrique Viale, ambientalistas argentinos, la victoria colombiana esta oxigenando una política latinoamericana que se ha caracterizado por la falta de visión, como se ha visto en el obstinado progresismo

en Argentina, Bolivia y muy probablemente también en Brasil si Lula triunfa en las próximas elecciones. Son estos ambientalistas los que ayudaron a crear el Pacto Eco social del Sur que desafió el paradigma del crecimiento, critico las tendencias autoritarias de la vieja izquierda, puso el ambientalismo al frente y al centro e insistió en amplificar las  voces de los movimientos sociales de las comunidades indígenas, feministas, LGBTQ y anti racistas. Todo esto esta muy bien, pero... ¿como los ambientalistas van a resolver el dilema entre el desafío del paradigma del crecimiento y el logro de la justicia económica? Todavía no lo sabemos. La historia no es de mucha ayuda en un mundo que necesita pasar del “crecimiento” a la sostenibilidad. Aqui estamos en terreno desconocido.

 

 En 2010 Fidel Castro dijo que “López Obrador será la persona con mayor autoridad moral y política en México cuando el sistema se derrumbe y, con el, el imperio”. El triunfo de Morena en uno de los países mas grandes de latinoamérica abrió un ciclo de esperanzas entre las fuerzas progresista de la región.  El incremento en la diplomacia internacional de López Obrador ha sido paulatino y bien calculado y gradualmente los ha venido  introduciendo en el debate político nacional. Cada mañana en su conferencia de prensa introduce muchas de estas ideas. Su compromiso de construir una revolución de conciencia ha transformado la diplomacia mexicana, discutida antes a puertas cerradas, en un fenómeno publico en donde discute el bloqueo de Estados Unidos a Cuba, su guerra económica contra Venezuela, la violenta política antiinmigrante de Estados Unidos y la guerra entre Rusia y Ucrania, cosa que le ha ayudado a construir un consenso entre grandes sectores de la población, incluida la decisión de no asistir a la Cumbre de las Américas, debido a la decisión de EEUU. de no invitar a Cuba, Nicaragua y Venezuela, que claramente viola el principio de no intervención en los asuntos de otros países. Lo mas importante de la Cumbre fue la reacción de los diferentes lideres, a excepción de los conocidos de siempre, que se sumaron a la muestra de dignidad de México y desplegaron la fuerza del poder popular y asumieron posiciones de apoyo a una nueva forma de organización regional  que no requiere del apoyo de Estados Unidos.           

 

Tal vez, y solamente tal vez, con la adición de Petro, Márquez y Boric, empujados desde abajo por el Pacto Eco social, el continente tenga la oportunidad de deshacerse del desajuste endémico que históricamente ha existido entre las necesidades del momento y las capacidades de sus lideres.

 

Nieves y Miro Fuenzalida.


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