Sunday, March 10, 2019

La elite obscurantista


La elite, aquellos que forman la clase de los súper ricos, tienen  que ser protegidos a toda costa de los que quieren disminuir sus ingresos,  de los  que se atreven a amenazar su dominación, de los que quieren destruir la belleza de su fortuna. Ellos tienen bien claro que ya no es posible la orientación hacia un horizonte común en el que todos los humanos puedan  prosperar igualmente... el suelo que pisamos empieza a deslizarse.

No es posible entender la política de los últimos 50 años, dice el filosofo francés Bruno Latour, si no ponemos la cuestión del cambio climático y su negación en el centro de la discusión. Sin la idea de que hemos  entrado en un Nuevo Régimen Climático, no podemos entender la explosión de las desigualdades, la amplitud de las desregulaciones, la critica de la Globalización o, mas importante, el deseo neurótico de retornar a la seguridad de una Nación bien protegida de las inmigraciones y amenazas externas.  

Los eventos masivos de los últimos decenios indican que es imposible llevar a cabo  el gran proyecto modernista de los últimos dos siglos...  no hay Tierra capaz de contener el ideal del progreso y el desarrollo infinito que requiere mas energía, mas tecnología, mas sintéticos, mas productos manufacturados  y mas consumo. El planeta es demasiado estrecho y limitado  para seguir arrebatando, usando y abusando lo que en el hay. Si seguimos haciéndolo nada será como  fue antes. La elite enfocada paranoicamente en la seguridad de su inmensa  fortuna y la preservación de su bienestar ha escuchado claramente  este aviso y esta consciente de su amenaza.  Es obvio que la consecuencia que dedujo es que el precio de  este pandemonio es increíblemente  alto y  son los otros los que  lo van a pagar. Y para ello van a negar la existencia misma del Nuevo Régimen Climático.

Todo esto, según Latour, es parte de un solo fenómeno... como  no hay futuro  para todos la elite ha decidido deshacerse del peso de la solidaridad tan pronto como sea posible. De ahí la desregulación, el desmantelamiento del estado de bienestar y la explosión de la desigualdad. Para ocultar su profundo egoísmo, su decisión de no  compartir el mundo, ellos tienen que rechazar absolutamente la amenaza que esta al origen de su defensa. De ahí la negación del cambio climático. Una muestra... en 1990  Exxon-Mobil después de llevar acabo excelentes investigaciones científicos internas sobre el peligro real del cambio climático debido a la acumulación del CO2 en la atmosfera  inicio inmediatamente una campaña  frenética  para divulgar la creencia de que tal peligro no existe y masivamente empezó a invertir en la extracción de petróleo. Y, mas recientemente, en el 2017, Trump “International Golf Links & Hotel” en Irlanda obtuvo un permiso para construir dos muros  marítimos.  En la solicitud se cita como razón el cambio climático, la subida de los niveles del mar y las condiciones extremas del tiempo ¿no indica esto que están plenamente conscientes, pero no lo suficiente para compartirlo con el resto de la ciudadanía?    

Debido a esta negación  la gente tiene que vivir dentro de una burbuja  de desinformación sin que nadie les diga que el proyecto de la modernización del planeta ya no esta en las cartas y lo único que queda es un cambio de régimen. En ultima instancia la negación del cambio climático debido a la actividad humana es lo que organiza la política de la pos-verdad, la de los hechos alternativos y la del escepticismo político de los que ya no creen en nada.  Lo curioso es que la gente racional cree que los hechos  se imponen por si mismos, sin un mundo compartido, sin instituciones, sin una vida publica y que basta con educar a los ignorantes para que la razón triunfe una vez mas. Esto no es suficiente. La cosa no es como mejoramos las deficiencias cognitivas, sino como vivir en el mismo mundo, compartir la misma cultura y percibir el mismo paisaje que pueda ser explorado en conjunto. Se trata, en verdad, de un déficit de practicas compartidas mas que de un déficit intelectual. Y es aquí donde el problema radica actualmente...  hoy día hay varios mundos, varios territorios y todos ellos incompatibles.

El proyecto modernista que delinea el horizonte  científico, económico y moral se ubica en dirección del progreso  Global, es decir,  de la industrialización, urbanización y liberación de las fuerzas del mercado. Lo que hay que abandonar para llegar ahí es lo Local, que no tiene nada que ver con lo aboriginal o primitivo, sino con lo anti Global.  Esta es la línea divisoria...vamos  en dirección al ideal del progreso, producción y desarrollo continuo o hacia las viejas certidumbres,  identidades y hábitos ya conocidos. Hacia las promesas del futuro o hacia el pasado arcaico. Globalización o Nacionalismo. Y estas dos tendencias contradictorias son las que  generan  el conflicto. Las fuerzas que empujaban hacia la Globalización se transforman ahora en una fuerza contraria que empuja en la dirección opuesta. Lo Local nuevamente cobra atracción debido al  sentimiento confuso de que la Globalización beneficia solo a unos pocos. Es el anhelo de volver a la protección y seguridad de los limites nacionales y los bordes étnicos que, a decir verdad,  son solo una invención retrospectiva.  A lo largo de la línea de estos dos polos se ubica la distinción Izquierda/Derecha. En lo económico la derecha quiere la Globalización del libre mercado y la izquierda prefiere ponerle limites y proteger a los débiles de las fuerzas del libre comercio. Cuando se trata, en cambio, de la protección de identidades culturales y sexuales la Izquierda empuja la Globalización para defender los derechos de las minorías sociales.  Lo que hoy presenciamos es la total separación de estos dos polos que ha dado paso a la brutalización del discurso político y a la perdida de un horizonte común que hace difícil decidir donde se ubican los progresistas y donde los reaccionarios.

¿Es posible un mundo moderno, un progreso basado en la energía fósil, la explotación de la naturaleza y el trabajo, la producción y el consumo infinito? ¿Un capitalismo universal? En Octubre del 2019 el Panel sobre Cambio Climático de la ONU predijo que con el actual consumo de energía fosilizada la temperatura terrestre en las próximas décadas aumentara 1.5 grados Celsius sobre los niveles de la época pre industrial  que desencadenara sequias, inundaciones, pobreza y migraciones masivas  alrededor del mundo.

La elección con que el aumento de temperatura nos confronta es este... o tenemos modernidad, pero sin mundo, o tenemos un mundo verdadero, pero sin modernidad. Este dilema, según Latour, indica que hemos alcanzado el fin de un cierto arco histórico. La Globalización nos deja sin tierra y lo Local es la vuelta a un pasado que nunca existió... ¿donde quedamos?

 El Trumpismo es el intento de combinar  la Globalización con la retrotopia. Tal fusión solo es posible si  se niega el conflict entre ellos y si se niega  que, como  seres terrestres, dependemos de la naturaleza. El proyecto depende enteramente de la negación del Nuevo Régimen Climático y de la disolución de cualquier forma de solidaridad. Por primera vez un movimiento masivo ha dejado abiertamente de considerar seriamente las cuestiones de ecología política en beneficio exclusivo del máximo lucro.  La elite, que esta detrás de este fenómeno político,  ya hace  mas de dos decenios que llego a la conclusión de que no hay suficiente espacio para los nueve billones de humanos que se espera en el próximo futuro... ¿qué hacer, entonces? liberar el mercado de todo tipo de regulaciones y  controlar y extraer lo mas rápido posible todo el petróleo del mundo antes que esta historia  se acabe.  De ahí la actual  guerra en Yemen y la amenaza de invasión a Venezuela. Según el calculo que han hecho, quedan 40, 50 o 60 años de respiro. Tal vez 100... después  viene el colapso ecológico. A esa altura estaremos muertos de todas maneras. El Trumpismo, sin lugar a dudas,  es el fin de la política orientada hacia un gol y el inicio de la política sin objeto. Una política vaciada de toda sustancia.

El rápido surgimiento de un tercer polo de atracción  provee una orientación mas realista comparada con  la vieja línea  que transita  lo Local y lo Global.  Este tercer actor político, dice Latour, es lo Terrestre, un agente que reacciona y continuara reaccionando a las acciones humanas. Cuando tradicionalmente  se hablaba de geopolítica el prefijo “geo” designaba solamente el marco en que la acción política ocurría. Lo que ha cambiado es que ahora hemos descubierto que “geo” designa un agente que participa de lleno en la vida publica.  Ya no podemos decir simplemente que los humanos están en la tierra o en la naturaleza. El lugar donde estábamos  se vuelve en contra de nosotros y ahora nos encierra, domina y  sumerge en su propio sendero. Mientras la tierra permaneció estable podíamos ubicarnos dentro de su espacio  y reclamar un pedazo de territorio. El problema es que ahora el territorio empieza a participar en la historia y la historia se torna geo historia. O, como algunos dicen, entramos en la edad del Antropoceno. Según el reporte de los climatólogos no hay precedente para la situación actual. Ya no se trata de pequeñas fluctuaciones en el clima, sino de una convulsión que esta transformando completamente el sistema terrestre. Es la Tierra reaccionando a la acción humana.

¿Que hacer?  ¿Aprender de los antiguos? ¿de las pocas culturas pre modernas que aun quedan?  ¿de las viejas prácticas del pasado?  El asunto es que para ellos tampoco ha habido precedente…¿entonces?

Los movimientos ecológicos, los partidos verdes, han venido tratando de mover la vida publica hacia el tercer polo. Han logrado hasta ahora transformar todo en una vigorosa controversia...  la carne, el clima, el maiz, los pesticidas, el petroleo, la planificacion urbana, la deforestacion, etc. etc.  Exitosamente han introducido en la politica objetos que previamente no eran parte de la vida publica ampliando asi el ambito de la discucion. Y, sin embargo, a pesar de todo esto, los partidos verdes han fracasado.  Despues de cinco decadas la gente continua oponiendo la economía a la ecologia.  La razón, dice Latour, es que los ecologistas han tratado de evitar la polaridad izquierda/derecha o la de arcaicos/progresistas, pero sin salir de la trampa modernista. Para ello habria que modificar sustancialmente las causas que se van a defender.

Ecologico, en realidad, no es el nombre de un partido… es el lugar que habitamos, el territorio que abarca todo un conjunto de seres vivos cercanos o lejanos cuya presencia es indispensable para la sobrevivencia de un ser terrestre. “No se trata de defender la naturaleza. Somos naturaleza defendiendose a si misma”, como dicen los Zadistes en Francia. La nueva polaridad que hoy se impone con toda su fuerza es la de Moderno/Terrestre.  O, dicho de otra manera, consumo y explotacion o bio-memesis.

El siglo XIX inicio la edad de las cuestiones sociales. El siglo XXI, la edad de las cuestiones geo-sociales.    


Nieves y Miro Fuenzalida. 

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