Sunday, January 13, 2019

El peligro de la empatia



En el año 1974 la artista Marina Abramovic filmo en cámara una escena en la que se veía ella parada en una sala en donde le permitió a la audiencia hacer con su cuerpo lo que quisiera sin oponer resistencia. Por seis horas  la artista sufrió humillación, tortura, manoseos, rasgaduras en su ropa, golpes e, incluso, alguien apunto una pistola a su cuello sin que nadie saliera en su defensa... Sorprendente?

 Lo que la escena muestra, como dice ella, es cuan rápido el ser humano esta dispuesto a herir a otro si las circunstancias son favorables, cuan fácil es deshumanizar al que no se defiende y cuan fácil le es a una persona común y corriente transformarse en un ser violento dispuesto a degradar, violar y mutilar a su semejante cuando se encuentra en una posición inferior o carente de poder.  La compasión del Dalai Lama, el amor de la predica cristiana o la empatía de los sicólogos están bastante lejos de ser moneda corriente en la era de la  mercantilización total del planeta. Y esto es extraño porque según la  neurociencia nuestro cerebro esta orientado hacia la empatía, hacia esa capacidad de sentir y pensar la vida interior de otra persona.

En 1992 un equipo de científicos italianos dirigidos por Giacomo Rizzolatti y Vittorio Gallese de la Universidad de Parma publicaron un ensayo  en donde daban cuenta de su descubrimiento de las neuronas espejos en el cerebro de los monos. Ubicada en el área F5 de la corteza premotora un subconjunto de cerca del 20% de estas neuronas se activaban no solo cuando el mono realizaba una acción especifica, sino también cuando observaba una acción similar. Las neuronas del  mono reflejaban la actividad que estaba observando lo que sugiere que el estaba respondiendo a la experiencia del otro, igual que  cuando nosotros experimentamos empatía por la suerte de un semejante. Posteriormente las imágenes funcionales de resonancia magnética permitieron  deducir  la existencia de las neuronas espejos en el cerebro humano. En Abril del 2010 Roy Mukamel y sus colegas  registraron la misma actividad en 1 177 neuronas en 21 pacientes y concluyeron que  estos hallazgos sugieren la existencia de múltiples sistemas en el cerebro  dotados con neuronas espejos que permiten la integración y diferenciación de los aspectos perceptuales y motores de la acción realizada por uno mismo y los otros. Las neuronas espejos en el circuito afectivo del cerebro son movilizadas automáticamente frente al sentimiento del propio dolor y el dolor de los otros y este circuito neuronal, que es la base de la conducta empatetica en relación a la aflicción del otro, es virtualmente instantánea. Ahora sabemos que sentir el dolor del otro no es solo una cuestión metafórica, sino que las neuronas espejos pueden  realmente sentirlo. Por supuesto no es que sintamos literalmente tu dolor. La hipótesis es que el circuito frontal inhibe y anula las señales de los receptores  lo que permite que la empatía ocurra sin la fusión incapacitadora y sin la perdida de la propia individualidad. Esto es lo que nos capacita para ver el mundo desde el punto de vista de otra persona  y para imaginar su estado afectivo. Esta habilidad para percibir, apreciar y responder a los estados afectivos de otro ser surge aproximadamente a los dos años  cuando el niño toma conciencia de la experiencia emocional. Según Ramachandran, director del Centro para el Cerebro y Cognición de la Universidad de California, el sistema de las neuronas espejos evoluciono para ayudar a producir la auto conciencia   y la conciencia de los otros, base de nuestra civilización. La empatía es el fundamento de la moralidad y, según esto, no viene de la autoridad religiosa o filosófica, sino de nuestra evolución biológica que precede nuestra evolución cultural.

¿Por qué, entonces, nuestra intuición moral no ha logado un mayor progreso en extender la empatía a vidas mas distantes, a los que están fuera del grupo y  a otros seres vivientes? Porque motivos culturalmente derivados pueden suplementar o anular conductas genéticamente programadas. Narrativas, metáforas, imágenes y la modelación de deseos son poderosas fuerzas que influyen como la gente piensa acerca de si mismo y su relación con otros. No podemos cortar la relación con nuestra biología, pero tampoco estamos encadenados a ella. Como el filosofo Searle dice no hay oposición entre cultura y biología ... cultura es la forma que la biología asume. La repetición de practicas culturales altera ciertas áreas del cerebro que resultan en diferentes nociones del yo, como las emociones son reguladas y como se piensa el mundo.  La empatía puede que tenga una base neurológica, pero la gente no actuara de acuerdo a ella a menos que cierto tipo de experiencias vitales configuren su orientación hacia otros seres humanos y hacia ellos mismos.

Según el autor político Gary Olson la ideología neoliberal que promueve globalmente el capitalismo de libre mercado es una de las fuerzas mas poderosas en modelar nuestra empatía. El Estado capitalista crea escasez y una cultura que la explica y justifica. Una de sus funciones principales es desensibilizar la capacidad empática del individuo  para beneficiar el lucro. Bajo el neoliberalismo el proyecto es destruir las estructuras colectivas que impiden la lógica del mercado bajo el pretexto  de administrar una economía racional y tecnocrática... desregulación, privatización, disminución o eliminación del gasto publico, desacreditación  o destrucción de las organizaciones  laborales y la eliminación de cualquier noción de comunidad en nombre de la eficiencia. El individuo, para avanzar socialmente, se supone que debe ser autosuficiente.  Al centro del Thatcherismo, por ejemplo, estaba la idea de que si los pobres existen se debe a su fracaso personal, a defectos del carácter. Estas ideas, con la ayuda de los medios de comunicación,  de los “think tank” y la política financiada por los ricos y poderosos se ha transformado en la ideología dominante.

Una de las consecuencias de esta política económica, dice Olson, es que la  perversa racionalidad en la persecución del propio interés favorece la mercantilización del yo como estrategia de sobrevivencia, el centralismo del narcicismo y la incapacidad para la empatía. Hoy día la mentalidad mercantil ha penetrado tan profundamente en la cultura, en la vida personal y en los espacios sociales que ha adormecido en la gran mayoría de individuos los impulsos empateticos.  Los procedimientos democráticos formales se mantienen por su atractivo ideológico reservando todas las decisiones significativas a las fuerzas del mercado. El gobierno no debe jugar ningún papel en el mejoramiento de la vida de los ciudadanos y las motivaciones empáticas son contraproductivas, sin cabida racional en la lógica inmutable del mercado.

Dentro de este marco  la empatía  no tiene cabida porque los perdedores merecen su fe y los grupos privilegiados su posición gracias a la patológica  ilusión  de esta ideología. La forma de venderla es hacer creer que ella coincide con la naturaleza humana...  con el principio darwinista de la sobrevivencia del mas fuerte que Darwin nunca aplico al campo social. Esta es la característica que hoy se asocia mayormente con el éxito y el avance social. La presión para sacrificar el amor al prójimo por el éxito económico  y responder a las demandas del sistema es abrumadora. El principio subyacente de la sociedad capitalista y el principio del amor son incompatibles.

En el 2005 una variedad de entrevistas y test sicológicos fueron conducidos en 39 ejecutivos y gerentes de negocios  y empresas británicas. En un ensayo titulado “Disordered Personality at Work” los autores descubrieron una sorprendente coincidencia entre  los trastornos de la personalidad  de los gerentes y los trastornos mentales de los criminales. Entre las características mas sobresaliente  de los gerentes  estaba la falta de empatía para los otros, característica primaria para elevarse al tope de la escala corporativa. Las habilidades  manipulativas y la capacidad para separarse emocionalmente de las decisiones que toman  contribuyen enormemente al éxito de los gerentes.

Como todos los afectos la empatía es un estado social  e individual sujeto a luchas políticas acerca de cómo se define y  experimenta. En los tiempos actuales la noción dominante  es la de que la empatía es algo que concedemos solo a los que están mas cerca de nosotros o a los que sufren en tierras bien lejanas cuyas imágenes  a veces vemos en la televisión. El problema con esta empatía contemporánea es que se acaba  tan pronto como interfiere con nuestros intereses.

Todo esto no tiene que ser así.  Las normas raramente son internalizadas sin conflicto y definiciones alternativas siempre circulan en la cultura para cuestionar las nociones dominantes.  Einstein decía que un ser humano es parte de ese todo que llamamos Universo. Sin embargo, el se siente a si mismo como algo separado del resto, una especie de engaño de la conciencia. Este engaño es una prisión que nos restringe a puros deseos personales y al afecto de unas pocos personas cercanas a nosotros. Nuestro cometido debe ser el de abarcar a todas las creaturas vivientes y a la naturaleza en toda su belleza. Nadie es capaz de lograr esto completamente, pero el intento es en si mismo parte de la liberación y el fundamento de la seguridad interna.


Nieves y Miro Fuenzalida

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