Sunday, April 22, 2018

El panóptico digital.


Facebook es la vitrina al narcisismo humano con sus amistades definidas por algoritmos, por la idolatría de las imágenes, el exhibicionismo patético  y el robotismo de los “likes”.  Una parodia de la amistad, la comprensión y los sentimientos compartidos.  Lo cierto es que no se necesita ser un genio para saber que desde hace mucho tiempo Facebook explota económicamente la privacidad y que es un vehículo de vigilancia al servicio de los aparatos de seguridad... una concentración de fotos personales, hábitos, actividades, itinerarios, etc. gratuita y voluntariamente  proporcionados en un sistema altamente centralizado... que mejor. Los servicios de inteligencia no necesitan meter las manos directamente en Facebook porque los archivos son públicos.  Según un ex agente de la CIA la agencia ha venido usando Facebook desde el 2006 como una herramienta de reclutamiento para servicios clandestinos, entre otras cosas.  Lo que es sorprendente es que, a propósito del escandalo de Cambridge Analytica, la gente se sorprenda que otras agencias usen los datos de Facebook para manipular las conductas políticas y consumistas.

A finales del siglo pasado entusiastamente se vio la red digital como un ejercicio de libertad y movilidad  ilimitada. Hoy día lo menos que uno podría decir  es que el entusiasmo inicial fue demasiado prematuro y  la libertad que traía ha dado paso al control y vigilancia total. Como dice el filosofo coreano-alemán Byung-Chu Han en  lugar del panóptico disciplinario hoy nos encontramos con el panóptico digital que es mucho mas eficiente. Aquí la entrega de datos no ocurre por coacción, sino por una necesidad interna, por un desnudamiento voluntario. La gente sube a la red todo tipo de información sin saber quien, ni que, ni cuando, ni en que lugar se sabe de uno. Un nuevo instrumento psicopolítico que permite lograr un conocimiento integral de la dinámica  que acompaña a la sociedad de la comunicación.

Para controlar la población el estado ha venido desarrollando  aparatos ideológicos mucho mas sutiles que la pura fuerza bruta.  Uno de los mas recientes según Foucault ha sido el poder disciplinario o sistema de normas que surge en la sociedad industrial para ajustar el cuerpo a la producción mecánica. Las disciplinas son los métodos que permiten el control minucioso de las operaciones del cuerpo con el fin de garantizar la sujeción constante de sus fuerzas e imponer una relación de docilidad y utilidad.  En otras palabras, un poder normativo compuesto de preceptos y prohibiciones que elimina  desviaciones o anomalías  y que opera sobre el cuerpo y la mente para crear sujetos obedientes. La fabrica, la cárcel, el colegio, el hospital, el cuartel, la oficina son los lugares disciplinarios típicos de la sociedad industrial. Dentro de este marco la biopolitica es la que se ocupa de la reproducción, las tasas de natalidad y mortalidad, los niveles de salud y la esperanza de vida que se convierten en objetos de control y regulación. 

En el régimen neoliberal estas técnicas son totalmente inadecuadas y no describen lo que actualmente ocurre. La biopolitica que se sirve de las estadísticas de la población  no tiene acceso a la psique. La demografía no es una psicografia. Y esta es la diferencia con el Big Data que posibilita la construcción y explotación del psicodrama individual y colectivo.  Un conocimiento de dominación que permite intervenir en la psique y condicionarla a un nivel prereflexivo.  Aquí es donde  se produce el giro de la biopolitica a la psicopolítico, de el disciplinamiento corporal a la optimización mental. El neoliberalismo no se ocupa primariamente de lo biológico, corporal o somático. Su interés esta en la psique porque es allí donde encuentra una nueva forma de producción capitalista inmaterial e incorpórea, como son la información y los programas. La psicopolítico, a diferencia de la biopolitica, es capaz de llegar a los  procesos psíquicos de manera mucho mas rápida, segura  y eficaz.

Según el lema, en el régimen neoliberal el individuo es empresario de si mismo... ¿realmente?... en  la practica, lo que realmente vemos es al individuo que  se transforma en un  sujeto que se explota a si mismo en forma voluntaria. Esta es la magia del sistema... el poder, en lugar de apoderarse directamente del individuo, opera  sutilmente para  que el mismo reproduzca el estado de dominación que interpreta como libertad. La entrega de datos, por ejemplo, no sucede por coacción, sino por una necesidad interna. Finalmente la libertad y la explotación  llegan a coincidir plenamente.  El viejo  poder disciplinario constreñía  de forma violenta con preceptos y prohibiciones en contraste con el panóptico digital que es mas seductor que represor y  en lugar de operar en contra de la voluntad de los sujetos,  dirige esa voluntad en su favor. No impone silencio, sino que exige compartir, participar y comunicar nuestras opiniones, necesidades, deseos y  preferencias que luego se traducen  en Datos. Una técnica de poder que, en lugar de negar la libertad, la explota y rediseña. La decisión libre ahora se transforma  en la libre elección entre distintas ofertas... “me gusta”, “no me gusta”. 

En el capitalismo del consumo se venden significados y valores emotivos. El sistema neoliberal usa las emociones  para estimular la producción y el rendimiento. La racionalidad, que fue el medio típico de la sociedad industrial,  se considera ahora demasiado rígida e inflexible y en su lugar la sociedad de la información  prefiere la emocionalidad y el libre despliegue de la personalidad. Lo propio de la racionalidad es la objetividad, la generalidad y la permanencia a diferencia de la emocionalidad  que  es subjetiva, situacional y variable. La economía neoliberal en beneficio del incremento de la producción diseña e impulsa la emocionalización  del proceso productivo y  la inestabilidad y destrucción de la continuidad.  La manipulación de las emociones en esta nueva economía sirve para estimular la compra y generar nuevas necesidades. Las emociones reguladas por el sistema límbico, que es la sede de los impulsos, son el fundamento energético de la acción que operan  en un nivel prereflexivo, semi inconsciente. Es en este nivel somático donde la psicopolítica neoliberal  opera a través del Big Data para influir en nuestras acciones sin que nos demos cuenta.

Según la convención prevalente, especialmente en la comunidad cibernética, el dataismo inaugura una segunda Ilustración. En la primera, la estadística liberó el pensamiento de la mitología. Según Voltaire la estadística significaba ilustración, un conocimiento objetivo fundamentado por números y movido por números, opuesto a la narración mitológica. En la segunda Ilustración los datos pasan a ser  el lente trasparente y confiable y todo debe ser convertido en datos e información para liberar el conocimiento de toda ideología... ¿Cierto? No exactamente porque la pretensión de superar la ideología es en si misma una ideología. El Big Data supone liberar el conocimiento de toda traza subjetiva y de toda intuición que, en ultima instancia, solo suple la falta de datos objetivos. En situaciones complejas, según el datismo, la intuición es ciega y la teoría cae bajo la sospecha de ser una ideología. Si tenemos los datos la teoría sobra... olvida la lingüística, la sociología, la ontología y la sicología. La cuestión no es por que la gente hace lo que hace, sino que la gente lo hace y que podemos seguir y medir  lo que hace con una fidelidad sin precedentes. Si tenemos suficientes datos, ellos hablan por si mismos.  
 
El problema es que, si recordamos la primera Ilustración la razón desplazo la imaginación, la corporalidad y el deseo con resultados bastante problemáticos. La misma dialéctica, según B. C. Han, amenaza la segunda Ilustración que favorece los datos, la información y la transparencia generando una nueva forma de violencia.  La Ilustración que surgió para  eliminar los mitos, acabo enredada en la mitología. En virtud de la misma dialéctica, la segunda Ilustración, que se opone a la ideología, acaba convirtiéndose en una ideología... incluso en una “barbarie de los datos” . Si miramos bien, tendríamos que decir que los números y los datos no son narrativos, sino aditivos.  Y esto es bien importante, porque el sentido radica en una narración.... ¿qué pasa, por ejemplo, cuando la si mismidad del individuo se reduce a algo puramente cuantificable? Obviamente no responde a la mas importante pregunta... ¿quien soy yo? Los datos y los números, por muy exactos que sean, no proporcionan el autoconocimiento, no cuentan nada sobre el yo. El dataismo no tiene nada que decir sobre esto porque, en el fondo, es una técnica de control que busca estabilizar y reproducir el sistema dominante por medio de una propagación y control psicológico... cada palabra, cada búsqueda, cada habito, cada clic que hacemos se registra reproduciendo toda nuestra vida en la red. Los datos se recopilan, se compran y se  interrelacionan para generar perfiles que proporcionan una visión sobre la vida privada de cada uno. Una memoria digital total en la que todos estamos atrapados.

En la biopolitica no había acceso a la psique. En la psicopolítica digital el Big Data  es capaz de hacer legibles incluso los deseos de los que  nosotros mismos  no somos conscientes, de proporcionar acceso al reino inconsciente de nuestras acciones e inclinaciones. Visto de este modo es posible una psicopolítica que pueda intervenir y explotar lo profundo de nuestra psique y poner de manifiesto patrones de conductas colectivas que permitan el acceso  al inconsciente colectivo. A esta altura la psicopolítica digital es capaz  de apoderarse del comportamiento de las masas a un nivel que escapa a la conciencia...  Cambridge Analítica es solo un ejemplo de lo que ocurre.

La estadística fue el Big Data del siglo XVIII... contar, medir y comparar todo. El Romanticismo de la época fue la resistencia a la razón estadística, la aversión hacia la media y la normalidad. A lo estadísticamente probable opuso lo singular, lo improbable,  lo repentino, lo raro, lo extremo. Nietzsche preguntaba... “¿Cómo se entiende que la estadística muestra la existencia de leyes históricas? ¿Leyes? Lo cierto es que demuestra cuan vulgar y repugnantemente uniforme es la masa”.  A lo que aquí apuntaba Nietzsche es que los números estadísticos solo prueban que los humanos somos animales gregarios y que con el tiempo aumentamos en igualdad... ¿no es esta uniformización la que caracteriza a la actual sociedad de la información?

Algo siempre escapa a la somnolencia  de la horda. A la violencia del consenso, a la convención inflexible del neoliberalismo se opone el hereje.  La otredad y la extrañeza perturba la comunicación de lo igual. El hereje es el que se libera de la coacción de la conformidad, el que resiste la dictadura del consenso y la vigilancia total.  El que se niega a ser una mercancía en Facebook y, en su lugar, construye espacios libres en los que sea posible  cultivar lo diferente.


Nieves y Miro Fuenzalida.

No comments:

Post a Comment