¿Para que voy a comprar diarios o revistas si puedo tener noticias sin filtro
en mi I phono, mi I pad o mi laptop? Y con mi cámara digital, con el correo
electrónico, con facebook, You Tube y
tweeter yo mismo puedo ser fuente de
información… ¿No es esto puro periodismo ciudadano, libre del poder
gubernamental y del dinero corporativo?
En los años 90s el
Internet se presentaba como un medio
inherentemente anti jerárquico capaz de realizar
el ideal habermesiano de la esfera publica en donde los ciudadanos se juntan
espontáneamente para entrar en debates racionales acerca de los asuntos del momento. Algo así como una de esas ágoras de las que hablaba Sócrates, pero con la inclusión de los esclavos,
las mujeres y los extranjeros. Los más optimistas todavía lo ven como un medio democrático que desafía
el poder oligárquico y proclaman que las funciones editoriales ejercidas
por una elite han sido devueltas al lector… ¿No es este viraje una alternativa
a los medios corporativos? Los límites entre la masa ordinaria de consumidores
y la elite de productores culturales tienden a desaparecer creando con ello un tremendo impacto cultural y político. La tecnología, dice
Rupert Murdoch, esta quitándole el poder a los editores, al establishment y a la elite periodística. Ahora es la gente la
que esta tomando control. Los portones que
restringían el acceso a la
información se han abierto y las noticias ya no son solo lectura sino, también, conversación. La difusión tradicional de noticias da paso a las
redes sociales. Sitios como los Blogs ahora ofrecen un grado de apertura y
accesibilidad sin precedente generando nuevas formas de comunidad y capital
social. En breve, los medios de comunicación social ahora proveen al individuo con un nuevo
instrumento de poder… ¿No fue la
primavera árabe y la coordinación de las
protestas en el occidente un elocuente
testimonio de ello?
Frente a esta narrativa un poco de escepticismo no estaría mal, especialmente cuando vemos que algunos de sus promotores
son parte de corporaciones periodísticas internacionales como Newsweek, la BBC
o magnates del periodismo como Rupert Murdoch dueño de las mas grandes cadenas
informativas en Australia, Inglaterra y Estados Unidos. La BBC celebra la cooperación y alianza con el nuevo
periodismo especialmente después de los
reportajes del ataque terrorista del metro en el 2005. Murdoch reconoce la
declinación y pérdida de confianza en los periódicos, especialmente en las
nuevas generaciones y aprecia las
oportunidades que el Internet le ofrece
a los lectores para generar su propio contenido y dialogar
públicamente. En la práctica, sin
embargo, el periodismo ciudadano califica como tal solo si pasa el control editorial de los medios
profesionales. En verdad, en lugar de ser una alternativa al sistema es más que
nada un complemento del periodismo
convencional. El Premio de Periodismo Ciudadano del 2006 en UK, por
ejemplo, incluyo tomas de incendios, desastres naturales, fenómenos
climatológicos extremos, explosiones, accidentes aéreos y la imagen de
celebridades. La naturaleza del material que se incluye, al igual que en otros países, es bien limitado y el interés corporativo y comercial en el
reportaje aficionado tendríamos que verlo a la luz de los recortes de personal
y presupuestos que el periodismo tradicional viene sufriendo.
Si aceptamos la idea de la
devolución de las funciones editoriales al lector lo menos que se podría decir
es que el hecho plantea importantes
problemas en términos de confianza y credibilidad. Desde hace bastante tiempo
se ha venido argumentando que la blogosfera no es más que una Torre de Babel
digital, un caótico dialogo de sordos, un espacio en donde los Blogs, hablando
de nuestra vida privada, nuestra vida sexual, nuestra vida soñada o nuestra falta de vida, aparecen con la misma velocidad con que
desaparecen y bien pocos o nadie leen el
contenido que generan. Al parecer, con lo que nos quedamos al final, como siempre, es con el
predominio de la elite socio económica que lo transforma en un medio comercial
cuya sobre vivencia depende de la
publicidad.
Muchos sitios alternativos han
empezado a abandonar la política de espacio abierto porque los lectores
necesitan editores en los que puedan confiar para filtrar e interpretar la masa
de información. El culto del periodismo aficionado, que hasta no hace mucho era
objeto de elogio, ha sido puesto bajo el microscopio y lo que vemos no es muy alentador. Lo que pasa por periodismo
son en realidad opiniones en lugar de hechos, rumores en lugar de reportajes,
insinuaciones en lugar de información y
adjetivaciones en lugar de análisis. Sin compromiso ético y carente de
entrenamiento profesional, que requiere de sus buenos años, el periodista aficionado ya no necesita ser
responsable frente al gobierno ni frente a los lectores.
¿Es esto, en realidad, la revitalización de la democracia o es solo otro síntoma de la cultura del
individualismo exhibicionista? Para
muchos críticos el periodismo ciudadano es un concepto bien atrayente pero que,
eventualmente, va a tener drásticas consecuencias porque, al igual que una burbuja, va a explotar dejándonos con una comunicación
de masas carente de fuentes de noticias y con una multiplicidad de historias sin corroboración.
¿En que queda, entonces, la idea de que el ciudadano común y corriente
crea su propio periodismo? ¿Solo un mito? La cuestión clave pareciera ser que
es lo que cuenta como periodismo. Ciertamente es algo más que reportar noticias
y lo que es noticia depende, en gran medida, de quien la recibe. En todo caso,
cualquiera sea el medio que se emplee no
habría que juzgar el periodismo de acuerdo con alguna misión grandiosa a la cual se supone estar
dedicado. Blogs, vlogs o YouTube no son menos
periodismo que el periodismo con galardones. El problema es que si es cierto que el acceso a la
tecnología se hace mas fácil , no es menos cierto que el acceso a las habilidades, a la capacidad
para investigar, escribir, hacer entrevistas, filmar y editar, en cambio, no lo
es tanto y su distribución es bien
dispareja. Editar es una habilidad que necesita ser aprendida y el aprendizaje
requiere tiempo. El manejo de un paquete de software es relativamente fácil de
aprender comparado con la formulación de sentencias coherentes o con la
creación de la narrativa de imágenes movibles que tengan algún interés. Aquí la
pregunta obvia seria… ¿Por qué alguien va a querer dedicar tiempo, esfuerzo y dinero en todo esto si es bien poco probable
que alcance una audiencia significativa
si consideramos que 100 horas de video se suben
cada minuto y que hay 634 millones de paginas web? Una consecuencia
inevitable de la creciente accesibilidad a la tecnología del video es que rápidamente
se ha convertido en un medio banal, cotidiano o común. Ahora que la cámara es
parte del teléfono móvil y los videos son distribuidos rutinariamente “online” eventualmente su destino, como factor
periodístico, sea su desaparición o su
transformación en una forma rutinaria de comunicación como la escritura.
A la larga, lo mas probable es que
todas estas actividades periodísticas que tanto optimismo despertaron queden relegadas a los que siempre la han
hecho, a aquellos que tienen los recursos y el poder para ser escuchados y
observados. Y si es así… el cambio radical
que esperábamos en la balanza del poder periodístico se ve bien
nebuloso. Después de todo, el Internet no gobierna el mundo. Los gobiernos más
poderosos lo hacen imponiendo estados de emergencia en el occidente,
intervenciones en el medio oriente, en
África y otras partes del mundo y un estado de vigilancia y espionaje electrónico global. La pregunta no
estaría demás… ¿Es cierto que todo
empieza a cambiar con la revolución
digital o ella solo trae mas de lo mismo?
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