Sunday, October 23, 2016

Quien es periodista?


¿Para que voy a comprar diarios  o revistas si puedo tener noticias sin filtro en mi I phono, mi I pad o mi laptop? Y  con mi cámara digital, con el correo electrónico,  con facebook, You Tube y tweeter  yo mismo puedo ser fuente de información… ¿No es esto puro periodismo ciudadano, libre del poder gubernamental y del dinero  corporativo?

En los años  90s  el Internet se presentaba  como un medio inherentemente anti jerárquico capaz de  realizar el ideal habermesiano de la esfera publica en donde los ciudadanos se juntan espontáneamente para entrar en debates racionales acerca de los asuntos  del momento. Algo así como una de  esas ágoras de las que hablaba  Sócrates, pero con la inclusión de los esclavos, las mujeres y los extranjeros. Los más optimistas todavía  lo ven como un medio democrático que  desafía  el poder oligárquico y proclaman que las funciones editoriales ejercidas por una elite han sido devueltas al lector… ¿No es este viraje una alternativa a los medios corporativos? Los límites entre la masa ordinaria de consumidores y la elite de productores culturales tienden a desaparecer creando con ello  un tremendo impacto  cultural y político. La tecnología, dice Rupert Murdoch, esta quitándole el poder a los editores,  al establishment y a  la elite periodística. Ahora es la gente la que esta tomando control. Los portones que  restringían el acceso  a la información se han abierto y las noticias ya no son solo lectura  sino, también, conversación. La  difusión tradicional de noticias da paso a las redes sociales. Sitios como los Blogs ahora ofrecen un grado de apertura y accesibilidad sin precedente generando nuevas formas de comunidad y capital social. En breve, los medios de comunicación social  ahora proveen al individuo con un nuevo instrumento de  poder…  ¿No fue la  primavera árabe y la coordinación de las  protestas en el occidente un elocuente  testimonio de ello?

Frente a esta narrativa  un poco de escepticismo no estaría mal,  especialmente   cuando vemos que algunos de sus promotores son parte de corporaciones periodísticas internacionales como Newsweek, la BBC o magnates del periodismo como Rupert Murdoch dueño de las mas grandes cadenas informativas en Australia, Inglaterra y Estados Unidos. La BBC  celebra la cooperación y alianza con el nuevo periodismo  especialmente después de los reportajes del ataque terrorista del metro en el 2005. Murdoch reconoce la declinación y pérdida de confianza en los periódicos, especialmente en las nuevas generaciones y aprecia  las oportunidades que el Internet le ofrece  a  los lectores para  generar su propio contenido y dialogar públicamente.  En la práctica, sin embargo, el periodismo ciudadano califica como tal solo si  pasa el control editorial de los medios profesionales. En verdad, en lugar de ser una alternativa al sistema es más que nada  un complemento del periodismo convencional. El Premio de  Periodismo Ciudadano del 2006 en UK, por ejemplo, incluyo tomas de incendios, desastres naturales, fenómenos climatológicos extremos, explosiones, accidentes aéreos y la imagen de celebridades. La naturaleza del material que se incluye, al igual que  en otros países,  es bien limitado  y el interés corporativo y comercial en el reportaje aficionado tendríamos que verlo a la luz de los recortes de personal y presupuestos que el periodismo tradicional viene sufriendo.  

Si aceptamos la idea de la devolución de las funciones editoriales al lector lo menos que se podría decir es que el hecho  plantea importantes problemas en términos de confianza y credibilidad. Desde hace bastante tiempo se ha venido argumentando que la blogosfera no es más que una Torre de Babel digital, un caótico dialogo de sordos, un espacio en donde los Blogs, hablando de nuestra vida privada, nuestra vida sexual, nuestra vida soñada   o nuestra falta de vida,  aparecen con la misma velocidad con que desaparecen y bien pocos  o nadie leen el contenido que generan. Al parecer, con lo que nos  quedamos al final, como siempre, es con el predominio de la elite socio económica que lo transforma en un medio comercial cuya sobre vivencia depende de  la publicidad.

Muchos sitios alternativos han empezado a abandonar la política de espacio abierto porque los lectores necesitan editores en los que puedan confiar para filtrar e interpretar la masa de información. El culto del periodismo aficionado, que hasta no hace mucho era objeto de elogio, ha sido puesto bajo el microscopio y lo que vemos no  es muy alentador. Lo que pasa por periodismo son en realidad opiniones en lugar de hechos, rumores en lugar de reportajes, insinuaciones  en lugar de información y adjetivaciones en lugar de análisis. Sin compromiso ético y carente de entrenamiento profesional, que requiere de sus buenos años,  el periodista aficionado ya no necesita ser responsable frente al gobierno ni frente a los lectores.

 ¿Es esto, en realidad,  la revitalización de  la democracia o  es solo otro síntoma de la cultura del individualismo exhibicionista?  Para muchos críticos el periodismo ciudadano es un concepto bien atrayente pero que, eventualmente, va a tener drásticas consecuencias porque,  al igual que una burbuja,  va a explotar dejándonos con una comunicación de masas carente de fuentes de noticias y con una multiplicidad de  historias sin corroboración.  

¿En que queda, entonces,  la idea de que el ciudadano común y corriente crea su propio periodismo? ¿Solo un mito? La cuestión clave pareciera ser que es lo que cuenta como periodismo. Ciertamente es algo más que reportar noticias y lo que es noticia depende, en gran medida, de quien la recibe. En todo caso, cualquiera  sea el medio que se emplee no habría que juzgar el periodismo de acuerdo con alguna  misión grandiosa a la cual se supone estar dedicado. Blogs, vlogs o YouTube no son menos  periodismo que el periodismo con galardones. El problema  es que si es cierto que el acceso a la tecnología se hace mas fácil , no es menos cierto que   el acceso a las habilidades, a la capacidad para investigar, escribir, hacer entrevistas, filmar y editar, en cambio, no lo es tanto y  su distribución es bien dispareja. Editar es una habilidad que necesita ser aprendida y el aprendizaje requiere tiempo. El manejo de un paquete de software es relativamente fácil de aprender comparado con la formulación de sentencias coherentes o con la creación de la narrativa de imágenes movibles que tengan algún interés. Aquí la pregunta obvia seria… ¿Por qué alguien va a querer  dedicar tiempo, esfuerzo  y dinero en todo esto si es bien poco probable que  alcance una audiencia significativa si consideramos que 100 horas de video se suben  cada minuto y que hay 634 millones de paginas web? Una consecuencia inevitable de la creciente accesibilidad  a la tecnología del video es que rápidamente se ha convertido en un medio banal, cotidiano o común. Ahora que la cámara es parte del teléfono móvil y los videos son distribuidos rutinariamente “online”  eventualmente su destino, como factor periodístico, sea su desaparición  o su transformación en una forma rutinaria de comunicación como la escritura.

A la larga, lo mas probable es que todas estas actividades periodísticas que tanto optimismo despertaron  queden relegadas a los que siempre la han hecho, a aquellos que tienen los recursos y el poder para ser escuchados y observados. Y si es así… el cambio radical  que esperábamos en la balanza del poder periodístico se ve bien nebuloso. Después de todo, el Internet no gobierna el mundo. Los gobiernos más poderosos lo hacen imponiendo estados de emergencia en el occidente, intervenciones en  el medio oriente, en África y otras partes del mundo y un estado de vigilancia  y espionaje electrónico global. La pregunta no estaría  demás… ¿Es cierto que todo empieza a  cambiar con la revolución digital o ella solo trae mas de lo mismo?


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