La palabra Imperio se ha transformado hoy día en una de esas nociones indispensable dentro del vocabulario cotidiano y las similitudes entre la Roma antigua y los Estados Unidos proveen los elementos esenciales para construir la narrativa política y cultural contemporánea. En esta época de comunicación electrónica fácilmente podemos pasar horas visitando sitios con títulos tales como “Imperio Americano”o “América la Nueva Roma”. El periodista Martín Walker, del diario “The Guardian”, dice que la analogía se puede establecer fácilmente. El dominio militar de Estados Unidos se ejerce a través de 200 bases en el mundo, de la superioridad de su transporte militar aéreo, del dominio único de la nueva tecnología bélica y de la más avanzada economía tecnológica capaz de dominar la comunicación y el mercado financiero global. Desde diferentes rincones se afirma la noción de que Estados Unidos es un imperio global sin emperador. J. Rufus Fears, un oscuro profesor de estudios clásicos de la “Heritage Foundation”, declara que la Roma de los Cesares y Estados Unidos son los únicos súper poderes absolutos que han existido en la historia. No ha habido nación, desde Roma, dice Joseph Nye, que haya logrado un dominio tan vasto. Pero, agrega, al igual que Roma, pronto veremos su caída. Si Esparta y Roma se derrumbaron, la pregunta es… ¿que estado podría mantener un poder permanente? Curiosamente las comparaciones entre el Imperio Romano y Estados Unidos provienen tanto de la izquierda como de la derecha… Lo que nos queda por ahora es solo esperar la caída del Imperio.
¿Y que es un Imperio? Es bien difícil encontrar una definición capaz de abarcar las diferentes realidades históricas que se presentan con este nombre. La más cercana es la que dice que Imperio significa control ejercido por una unidad política sobre otra unidad política separada de ella. El control que una nación ejerce sobre otra puede ser económico, ideológico, religioso o tecnológico. Pero, en la noción de Imperio, el control, sea directo o a través de colaboradores es, básicamente, el control político que se impone sobre un territorio basto y diverso como, por ejemplo, en los Imperios clásicos de China y Roma (P. Schroeder).
Las intenciones y acciones pasadas y presentes de Estados Unidos… ¿caen dentro de la etiqueta imperial? Según el historiador marxista Even Hobsbawm, que escribe desde una perspectiva izquierdista sin compromiso, afirma que Estados Unidos nunca ha practicado el colonialismo. La toma de territorios durante el siglo XIX fueron incorporados en el estado federal (California, Nevada, Utha, Arizona y New Mexico) o dejados libres. Durante y después de las guerras americanas de independencia en contra del poder colonial español Estados Unidos tomo control temporario de Filipinas y Puerto Rico. En 1902 la Corte Suprema extendió la Constitución a las islas de Filipinas que luego se independizo en 1946. Puerto Rico repetidamente ha rechazado ser un estado federal o un estado independiente (1967, 1994, 1998). Hawai se transformo en el 50 estado en 1959. Todo lo cual no se ajusta exactamente con el atributo imperial clave de lo que es imperialismo y que es la dicotomía entre un centro dirigente y una periferia dirigida.
Después de la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos no anexo ningún territorio extranjero, ni tampoco impuso un poder militar permanente en los países derrotados. La ocupación Japonesa termino en 1952 y la de Alemania Occidental en 1954. A pesar de que un significante número de fuerzas militares permanecen en ambos territorios Estados Unidos no tiene control del proceso político ni autoridad legal sobre los ciudadanos de esos dos países. Incluso, en Latín América, el hemisferio definido en la doctrina Monroe como la esfera especial de influencia de Estados Unidos, difícilmente se puede hablar de control como lo muestran sus continuos fracasos desde los años 45 y la actual política independiente de la mayoría de los países del continente. Y no hay nadie que sostenga que China, India o Rusia estén bajo el control de Estados Unidos, países con dos quintos de la población mundial y con una economía combinada mayor que la de Estados Unidos.
¿Pero, no es el caso que Estados Unidos ha usado su poder militar y desarrollo tecnológico para obtener inmensos beneficios económicos en el mercado mundial en detrimento del resto del mundo? Ciertamente que nadie podría negar esto como tampoco el papel que ha tenido en el proceso de globalización. Según Vaclav Smil, profesor de geografía de la Universidad de Manitoba, sin la transformación en los sectores de la transportación, comunicación e información y sin las multinacionales (Boeing, IBM, Intel, GE, o Microsoft) esta no hubiera sido posible. Y nadie podría negar los tremendos beneficios obtenidos por estas Corporaciones. Pero, en el proceso, el país ha perdido millones de trabajos bien pagados, ha caído en una deuda externa que crece diariamente, exporta menos de lo que importa y su moneda ya no es el estándar indiscutible del comercio global.
Uno podría decir, sin embargo, que Estados Unidos es un imperio de facto porque para funcionar no necesita involucrarse directamente en la administración y política de otros países. Lo hace a través de la combinación de medios militares, económicos y culturales que le permiten crear la obediencia de los lacayos internacionales. Este, podríamos decir, seria el uso metafórico de la etiqueta imperial. Pero, si usamos la noción de imperialismo en este sentido, ella, como tal, se disuelve. Toda Nación poderosa siempre ha avanzado sus intereses combinando todos los medios que tiene a su disposición. Francia tiene tropas en Senegal, Gabon, Djibouti y bases militares en United Arab Emirate. India invade el este de Pakistán para conquistar a Bangladesh en 1971 con el fin de debilitar a su principal enemigo. China ocupa el Tibet y Rusia impide por la fuerza la independencia de Chesnia… califican estos estados como imperio?
La historia del siglo XX muestra que Estados Unidos ha sido muchas cosas diferentes, pero nunca ha logrado ser omnipotente en su intento de imponer su diseño y, a pesar de su extraordinario poder, su liderazgo es cuestionado incluso entre sus aliados más próximos. La deteriorisacion de los fundamentos económicos, que se ha venido produciendo en las dos últimas generaciones, continuara mientras dependa de la importación de energía. El 32.3% de su déficit comercial, por ejemplo, se debe exclusivamente a la importación de petróleo. Su economía es mantenida hoy día por otras naciones. Al final del 2008 cerca de $2.9 trillones de dólares de la deuda externa están en manos de China, Japón, el Reino Unido, los países del Golfo Pérsico, Brasil, Luxemburgo y los centros bancarios del caribe.
La guerra de Corea, su mayor conflicto después de la Segunda Guerra Mundial que no termina en derrota le costo, sin embargo, después de tres años de lucha, 137 000 bajas y $360 billones. En la trágica guerra de Vietnam, que duro más de una década, perdió 50 000 soldados y medio trillón de dólares para terminar en la mas vergonzosa derrota en 1975. Cuando el nuevo gobierno teocrático de Irán mantuvo, en 1979, 53 diplomáticos como rehenes en la embajada norteamericana en Teherán con completa impunidad por más de 14 meses no pudo hacer nada. La operación de rescate “Eagle Claw” culmino en un fracaso total dejando en evidencia la impotencia del supuesto imperio. El ataque suicida de Hizbullah en Beirut en 1983 en contra de la infantería norte americana mato 241 individuos. Unos pocos días después la infantería se retira de la costa y en Febrero del 84 abandonan el Líbano. En la batalla de Mogadishu en 1992 después de la muerte de 18 soldados y la humillación de sus cadáveres en las calles de la ciudad el presidente Clinton dio la orden de retiro inmediato y total. El ataque de 9/11 mostró la vulnerabilidad fatal del estatus de súper poder militar al no poder prevenir el desastre. Además de la pérdida de vidas, que fue mayor que en el ataque de Pearl Harbor, significo un enorme costo económico (95 billones para NY y cerca de 500 billones para el país) y la guerra en contra del terrorismo ha arruinado la economía nacional (La guerra de Irak y Afganistán, según el Congreso, ha costado hasta el 2010 mas de $1 trillón de dólares). Como dice Smil, en términos económicos, esta muy bien podría ser el ejemplo de guerra asimétrica más exitosa de los tiempos modernos. ¿Podría uno decir que este es el poder que domina al mundo? No hace mucho todos hemos visto en las pantallas de televisión al primer ministro Nuri al-Maliki abrazando a Mohammed Ahmedinejad, el enemigo declarado de Estados Unidos, en su visita a Bagdad y esta semana la misma escena abrazando a Karzai en Afganistán… ¿Podría uno decir que esta es una imagen que se ajusta a un poder imperial?
La influencia de Estados Unidos no es tan absoluta como se podría creer, incluso si lo vemos en términos puramente hegemónicos. Su liderazgo se limita solo al Occidente e incluso aquí repetidamente se topa con desacuerdos y rechazos. El país es débil, su dominio hegemónico es inefectivo y esta muy lejos de ser el único poder global. Si entendemos su poder como una combinación de capacidades económicas y militares tendríamos que admitir que gradualmente este ha venido disminuyendo, si no en términos absolutos, si en términos relativos, especialmente en las dos últimas generaciones. Smil observa que en 1945 Estados Unidos era responsable por el 35% de la producción económica mundial. En el 2005 su producción alcanzo solo el 22%. Pero, a pesar de ello, la hegemonía de Estados Unidos continuará por algún tiempo. El país todavía produce más de un quinto del producto económico global, es el mayor importador de bienes manufacturados, el mayor exportador de granos y diseños aero espaciales y sus corporaciones operan virtualmente en todos los continentes dominando segmentos completos de la industria y servicios. Por sobre todas las cosas, lo que le da una posición privilegiada, hasta el momento, es la aplicación tecnológica de la investigación científica. Obviamente, cualquier cambio significativo en su poder, actuación e influencia acarreara profundos cambios en el mundo. En las próximas generaciones Estados Unidos empezara a perder su posición dominante que es lo que ha venido ocurriendo desde hace algún tiempo. A pesar de que su economía continua creciendo, su porcentaje en la economía mundial será menor que el de hoy día y el dólar dejara de ser la moneda global indiscutible. Su retroceso no será inmediato, sino que se extenderá por varias décadas.
Quien crea que las palabras debieran tener un claro significado, para mejor o peor, tendría que reconocer que la noción de “Poder Hegemónico” es más realista que la etiqueta “Imperio Americano”. Solo que esta permanecerá, inapropiadamente, por un largo tiempo.
Nieves y Miro Fuenzalida.
Ottawa, Abril 2011.
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