Sunday, April 27, 2025

Discurso en el posmodernismo

 

No el que dirige el camarada  a la masa en las concentraciones populares o el que pronuncia el decano en la ceremonia de graduación o el que en lenguaje cotidiano  usamos en conversaciones y discusiones, como tampoco  el que aparece en los diccionarios, sino ese que ha adquirido importancia durante el  posmodernismo del siglo XX y que constantemente los teóricos  usan como moneda corriente en sus escritos, algo que  deja al resto de los pobres mortales como nosotros sin  saber exactamente de que están hablando.

 

En una primera aproximación  se podría decir que la teoría del discurso se ocupa de las reglas y estructuras de las expresiones humanas que se dan  en forma de leguaje o  comunicación no verbal y visual  y como estas expresiones se vinculan con el conocimiento humano y con la manera que miramos el mundo. Es, en breve, un sistema de pensamientos, conocimientos, comunicaciones, actitudes, cursos de acción, creencias y practicas que sistemáticamente construyen  los sujetos y  el mundo del cual ellos hablan.  Dicho esto, hay  que tener en cuenta, sin embargo,  que el discurso no puede ser fijado en un significado determinado porque ha tenido  una historia compleja y porque se utiliza en una variedad de diferentes formas  por diferentes teóricos.  

 

Como sabemos  las cosas que decimos y escribimos se basan en un conjunto de conocimientos generalmente aceptados que al repetirlos se refuerzan.  Y también sabemos que  lo que  una sociedad considera verdadero en un momento cambia con el tiempo, dependiendo de las ideas que se intercambian y de cómo se produce ese intercambio. Y es aquí donde ciertas personas o instituciones están en una posición particularmente poderosa para definir lo que es verdad y excluir lo que consideran que no es  parte  de la discusión. Pensemos, por ejemplo, en los consejos de salud mental cuando provienen del psiquiatra en comparación con los de la abuela. Aunque no conozco tan bien al psiquiatra, como a la abuela, su punto de vista, su estatus social, su formación profesional y su genero dan forma, sentido y prioridad  a sus consejos.  Así, entonces, la teoría del discurso se ocupa de cuestiones de poder y de jerarquías institucionales. Tales jerarquías inevitablemente  conducen a la dominación y a la resistencia, por ejemplo, cuando diferentes personas intentan afirmar quien debe hablar con autoridad sobre, digamos, cuestiones de política sanitaria.  Es en este sentido que Foucault, el mas famoso teórico del discurso, vio que la tarea del análisis ya no consiste en tratar los discursos como grupos de signos que se refieren a contenidos o representaciones, sino como practicas que forman sistemáticamente los objetos de los que hablan.   

 

La sociedad en que vivimos obviamente esta  estructurada  por ciertas personas y grupos sociales que crean y formulan ideas sobre el mundo y que, bajo ciertas condiciones, se convierten en verdades incuestionables y normales.  La investigación, entonces, según Foucault,  debe dirigirse a lo que el llamo “regímenes de verdad” y mapeo las reglas que los gobiernan  y como se ordena históricamente el conocimiento en campos tan diversos como la medicina, la psicología, las ciencias sociales y la literatura  con el fin de evaluar y determinar  cuan objetivas son en realidad las verdades que estas disciplinas producen. De lo que se trata en el fondo  es de examinar las estructuras del conocimiento, los mecanismos y estrategias de clasificación o construcción de teorías que crean  nuestro  mundo social. De analizar, no lo que un juicio determinado  significa, sino como opera y que hace. Según este modelo, el discurso literario, por ejemplo,  no designa simplemente una colección de grandes obras de la literatura, ni el tipo de escritura o lenguaje que usa. Mas bien, es cuestión de desvelar la forma particular de pensar y hablar sobre la literatura, que es lo que constituye el objeto literario como logro estético  creado por un autor y expresivo de alguna idea sobre la naturaleza humana o de las condiciones de existencia contemporánea. En contraste el  discurso comercial  ve el objeto literario en términos de mercancía, con una producción cuasi industrial, destinado a satisfacer la demanda de los consumidores que se evalúa en términos de popularidad, cifras de venta, márgenes de beneficio y generación de rumores. Aquí las cuestiones de significado y practicas de interpretación son marginales o completamente ausentes.

 

Esta nueva forma de ver los discurso no es solo una cuestión académica, sino que tiene que ver directamente con nuestra vida diaria porque explícitamente cuestiona como determinados discursos influyen en nuestra mentalidad  y como nos impulsan a gobernarnos a si mismos de cierta manera y de cómo ciertas opiniones especificas que hoy sostenemos  se forman y preservan en discursos hegemónicos, es decir, en puntos de vista dominantes que se mantienen estables gracias a la dinámica del poder político. 

 

En este sentido el análisis de los diferentes discursos, al revelar los grilletes ideológicos sistémicos que reflejan las afiliaciones de clase, es un paso a una posible emancipación social. Una cuestión clave en este tipo de análisis,  por ejemplo,  es la de revelar  donde radica el poder... ¿hay ciertos grupos identificables manipulando el discurso, como una clase capitalista, un patriarcado, un grupo religioso especifico o una mayoría étnica?  Si es así... ¿los miembros de tales grupos actúan conscientemente cuando dan forma al discurso a favor de su grupo? ¿o es el discurso su propio agente, como argumentan los posmarxistas? Si este es el caso, entonces el poder no radica exclusivamente en  ciertas personas que lo usan para dominar a otras, sino que también radica en  un entramado de relaciones  y jerarquías que tienen su propia lógica  y que nadie esta manejando conscientemente. La forma en que la gente piensa en un tema político como el crimen, por ejemplo, es un proceso continuo de negociación sobre cual debería ser la visión “correcta” sobre el tema. Esta ocurre a través del discurso, como mostro Foucault, y puede ser manipulada y dominada por actores y grupos de interés muy real. El consenso que surge de estas negociaciones crea demandas para un cierto tipo de sistema legal. Informa nuevas leyes, la  aceptación de cierto tipo de castigo y la creación de lugares donde se lleva a cabo dicho castigo que requieren  de ciertas profesiones como jueces, abogados, policías y guardias de prisiones que, a su vez,  crean relaciones sociales especificas.  El discurso, entonces, “cristaliza” en instituciones e impulsa a las sociedades a crear, producir  y dar forma al mundo físico en que habitamos. Estas instituciones junto con el contexto social juegan un papel determinante en el desarrollo, mantenimiento y circulación de los diferentes discursos que  estructuran las conductas, las  políticas y las economías sociales.

 

Por supuesto el análisis de un solo discurso  no revelara como funcionan todos los procesos sociales, pero la teoría del discurso, como algunos comentaristas indican, destaca algunos de los mecanismos en funcionamiento. Es por esto que, debido a que las teorías del discurso consideran que las representaciones discursivas son tan poderosas para constituir el mundo social, el concepto de discurso a veces ha reemplazado al de ideología que, en ultima instancia, todavía conserva la noción del sujeto individual capaz de resistir las presiones ideológicas y controlar sus acciones.  

 

En su remarcable obra titulada “Disciplina y Castigo” Foucault expresa la idea de que el discurso normaliza y homogeniza los cuerpos y la subjetividad de aquellos que domina. Al fijar el significado del texto y  determinar las categorías de la razón por las cuales los enunciados son aceptados como conocimiento, el discurso crea una realidad epistémica que da paso a una técnica de control, disciplina y exclusión. Lo que no se ajusta a la verdad enunciada del discurso se convierte en una perversión, una realidad y una practica ubicada fuera de lo sociable. La tarea del análisis del discurso es, entonces, dar cuenta del hecho de que habla el discurso en cuestión y demostrar los efectos de poder  que se producen por lo que se dice. El objetivo es desestabilizar los significados aceptados y revelar las formas en que los discursos dominan, excluyen, marginan y oprimen a diversos grupos sociales que deberían tener también la oportunidad de participar en las decisiones de cómo debería ejercerse el poder. Dado que el control del discurso equivale al control de cómo se percibe el mundo su análisis equivale a una ventana al poder, la legitimidad y la autoridad.

 

La utilidad practica de este tipo de análisis es que  al considerar las diversas formas en que los discursos dominan y mantienen el control social,  podemos  llegar a una posición de desidentificacion a través de la cual no solo localizamos y aislamos las formas en que nosotros, como sujetos, hemos sido construidos  y sometidos, pero también trazar nuevos terrenos en los que podemos construir formas diferentes y potencialmente mas liberadoras, como el movimiento feminista ha mostrado al diseñar nuevos roles discursivos  tanto para hombres como para mujeres y que, a pesar de ser fuertemente cuestionados por los discursos dominantes, ha cambiado fundamentalmente el  significado de existir como sujeto de uno u otro genero. 

 

Con lo que nos quedamos  por ultimo es con que los discursos son un “conjunto de practicas que forman sistemáticamente los objetos de los que hablan.”  Y parte de estos objetos, aunque parezca extraño, somos nosotros.

 

Nieves y Miro Fuenzalida.


Sunday, April 20, 2025

La colcha del mar


El mar

Se

Cubre

Con

Una colcha

Azul

Bordada

De

Olas

Saladas y crespas

Que

Tapa

Leyendas

De

Sirenas y piratas,

De

Pescadores y barcos

Perdidos

Entremedio

De

Algas

Y

Peces

Timidos. 

 

Nieves.


Sunday, April 13, 2025

El retorno del egoísmo


Bueno, en realidad nunca se ha ido, porque, la verdad, aunque no lo creamos, es lo que justamente ha sostenido el espacio social. Por tanto, cuidado con “la empatía que es la debilidad fundamental de la civilización”, como predica el genio malvado de Elon Musk. Siempre se necesita una nueva guerra, un nuevo mercado de exportación, una nueva fuente de extracción. El filosofo Bernard Mandeville a finales del siglo XVII expresaba que ni las cualidades amistosas ni los afectos bondadosos son naturales al ser humano. Muy por el contrario. La sociedad contemporánea es un conjunto de individuos egoístas necesariamente unidos entre si, no por sus compromisos cívicos compartidos ni por su rectitud moral, sino, paradójicamente, por los tenues lazos de la envidia, la competencia y la explotación. La hipocresía mas grande es la adopción de ideas rigorosas sobre la virtud y el vicio, en tanto que en la vida privada no dudan de beneficiarse de el. La riqueza general de la sociedad, en buenas cuentas, es el resultado cumulativo de vicios individuales que se convierten en beneficio publico. Idea de la que posteriormente se hacen eco Adam Smith, el padre del liberalismo, Ayn Rand y Milton Friedman, para quienes la fuerza natural e inerradicable de la codicia y el egoísmo es lo que mantiene el sistema. Por tanto, si eliminas el mal, eliminas lo que mantiene unida a la sociedad. Y esto, a pesar de Aristóteles, Locke, Kant o Marx, no es novedad.

 

 La gran pantalla del espectáculo, decía Baudrillard, por fin revela lo que siempre ha sido. Patentemente demuestra lo que realmente nos importa, que es solo un montón de intercambios superficiales de señales propia  de una masa de simios aulladores, aburridos y sedientos de seducción. El significado profundo de la historia que filósofos y teólogos buscaban en patrones racionales o en la ley cósmica se evapora y solo nos quedamos con el zumbido de la fibra óptica. Sabemos que los algoritmos nos están volviendo tontos, dividiendo y difundiendo desinformación. Y, sin embargo, a pesar de saberlo, lo seguimos haciendo... ¿no será que la masa quiere ser tonta? ¿quiere ser parte de un grupo que es diferente a otro?  ¿que sus prejuicios sean confirmados una y otra vez?

 

Exactamente... pero, espera un poco... yo no soy la masa. Soy un ser humano ¿cierto? Cierto... y sin embargo, el “ser humano” es un termino con mucha carga. No solo un cuerpo o un ser biológico, no solo un homo sapiens, sino también un homo inteligente, libre, homo economicus, homo faber, homo politicus, etc. Siempre se añade algo a lo “humano” y luego se usa como explicación de la sociedad. Y ahora llegamos a un nuevo paso teórico al decir que el individuo no marca ninguna diferencia en la sociedad y, realmente, nunca lo ha hecho. La sociedad  esta constituida por eventos de comunicación que ni siquiera son eventos específicamente humanos. Son trasmisiones de radio, televisión y eventos de información digital. En la visión de McLuhan “el principal desarrollo de estos medios electrónicos es la perdida de la identidad privada.” Esto no significa que no existamos, sino que no existimos como sujetos individuales capaces de llevar a cabo el presente y futuro de la sociedad. Actuamos como una masa, la masa de los medios de comunicación y esta masa no es un sujeto sino un objeto. No hace mucho creíamos que la masa era el proletariado, el sujeto de la historia. Ahora, disipada la fantasía, podemos pensar con mayor claridad que la masa por definición tristemente se resiste a cambiar la historia y en lugar de ser una fuerza de movilización es una fuerza de inercia. Una píldora bien difícil de tragar, especialmente para un marxista. Pero, solo considera esto. En el plebiscito de Septiembre del 2022, por ejemplo, la masa rechazo la Nueva Constitución propuesta por la Convención Constitucional de Chile, la mas progresista del mundo, el sueño de una sociedad justa, y decidió mantener la aberración Constitucional cocinada por un nefasto dictador que nunca había existido en la historia del país. Y para no ir muy lejos recientemente la masa coloco en el poder, en contra de sus propios intereses, al Trumpismo Espectacular. E incluso si uno vota por el tipo que uno quiere que gane, si gana, no es mucho lo que pueda hacer porque los poderes están en otros lugares. El sistema sigue moviéndose como antes, por detrás de nuestra espalda. Cambiar la historia, al parecer, es un peso demasiado grande para la masa. Uno podría decir, a riesgo de ser llamado nihilista, que no hay recetas, llamados a la acción, futuros potenciales, ni grandes posibilidades. En el mejor de los casos solo cambia la utilería en el escenario, aunque esto sea difícil de digerir. La historia ciertamente escapa a mi control... y al tuyo.    

 

Pero, espera un poco. Si pensamos otra vez, resulta que por aquí o por allá, de vez en cuando, algo pasa, algo nuevo surge y transformaciones ocurren a todo nivel... ¿como así?  Los conceptos marxistas tradicionales indicaban que históricamente había un limite mas allá del cual la maquina capitalista se rompería debido a sus propias contradicciones y el énfasis se baso en la búsqueda de este limite, en las condiciones revolucionarias que harían posible la apariencia de un nuevo tipo de formación social mas de acuerdo con las necesidades humanas. Esta concepción escatológica de la historia hoy día ha sido abandonada por completo y una política marxista diferente aparece con un nuevo tipo de extraños  conceptos políticos tales como líneas de fuga, minorías, flujos, diferencia, devenires, ensamblajes, cuerpos sin órganos, economía libidinal, etc. En “Capitalismo y Esquizofrenia”, por ejemplo, Deleuze y Guattari analizan las formaciones sociales principalmente como sistemas físicos definidos en términos de sus procesos, o mas precisamente, en términos de una teoría generalizada de flujos de materia, de trafico, de población, de mercancías, de capital y trabajo, de conocimientos, de deseos, etc., a través de los cuales los individuos y colectivos sociales pueden ser transformados. El sujeto aquí desaparece y lo que prevalece en estos procesos, para simplificar al extremo, son los flujos pre-subjetivos que contienen puntos críticos o limites extremos a través de los cuales el actual estado de cosas da paso a nuevas condiciones. No hay sociedad que no se reproduzca a si misma en un nivel, mientras simultáneamente es transformada en otra cosa en otro nivel. La identidad da paso a la diferencia. Si consideramos que el mundo esta compuesto por ensamblajes y que estos están constituidos por líneas o conexiones rígidas que los mantienen unidos, estas mismas líneas también pueden extenderse fuera del ensamblaje y escapar a la estructura de la que son parte para conectarse o dar origen a otro ensamblaje. Estas llamadas líneas de fuga son, entonces, la precondición necesaria para la génesis de nuevos arreglos sociales. Lo que distingue al capitalismo de los modos previos de organización, por ejemplo, es que en lugar de operar mediante un proceso de codificación y sobre codificación, lo hace a través de un constante  proceso de decodificación y recodificación. El Estado recodifica con el empleo de dictaduras y aparatos de represión cuando el trabajador ya no desea su propia subyugación, cuando ya no se alinea con la circulación del capital, mientras decodifica el flujo de poblaciones y el mismo capital. La decodificación generalizada de los flujos no se limita a un campo particular  sino que se universaliza al salir constantemente de si misma y decodificar los procesos con los que se encuentra  transformando  las costumbres, valores y creencias tradicionales de los pueblos.    

 

Cambios fundamentales, por tanto, ocurren todo el tiempo, a veces gradualmente e incluso imperceptiblemente, como vemos con la erosión de los mitos religiosos, de las tradiciones vernaculares, de las diferencias sexuales o raciales y su implicación en las instituciones políticas, por ejemplo, y otras veces cambios sociales revolucionarios ocurren a través de la erupción de eventos cuya fuerza rompe con el pasado y abren un nuevo campo económico, social, político o legal que puede ser mejor o peor.  Si bien es cierto que el deseo encuentra fugas o grietas que escapan a la maquinaria capitalista, estas fugas, hasta ahora, no se sostienen. La verdad es que bajo la red capitalista, la transformación misma es cooptada por una forma de repetición en la que, en el fondo, nada cambia.  

 

En contraste con el estructuralismo marxista al estilo de Althusser, que intenta dar una explicación científica rigurosa de la historia, ahora se nos presenta una historia universal que es la historia de las contingencias y no la de la necesidad. Los conceptos de modo de producción de bienes y servicios esenciales que explicaban la sociedad en cada época según el marxismo clásico, son ahora reemplazados por los conceptos de ensamblajes, de maquinas abstractas de deseos y poder que pasan a definir la naturaleza de una sociedad dada que operan por detrás del escenario. Aquí no hay un concepto de persona, sino uno de ensamblaje que puede ser aplicado igualmente a una identidad social o personal. Ahora bien... si esto es así, si el sujeto es realmente el efecto de aparatos de captura o dispositivos sociales, modelado por la fibra óptica o seducido por el espectáculo uno podría preguntar ¿qué papel jugamos, entonces, en los procesos y cambios sociales? ¿que control tenemos sobre nuestra propia vida?

 

Una manera bastante común de verlo es a través de un concepto de libertad que contenga el sentido de la propia identidad, de quien uno es, en base a la cual uno pueda discriminar entre deseos auténticos o esenciales y aquellos que son inauténticos e inesenciales. El problema con este concepto es que ve al sujeto como algo ya dado, dentro de una estructura de intereses, metas y deseos. Pasa por alto la idea  de que solo un concepto verdaderamente critico de libertad se logra cuando  uno es capaz de distanciarse de las estructuras de valor con las que creció y adquirió de otros, cuando conscientemente uno cuestiona no solo los propios deseos, metas y objetivos, sino también ciertas formas de auto comprensión que es justamente  lo que  sostiene esos deseos y metas. No es solo una cuestión de actuar sin interferencia y de acuerdo con los propios valores fundamentales, sino también la capacidad critica de evaluar y revisar esos valores, transgredir los limites de lo que uno actualmente es capaz de ser o hacer. Un devenir en el que los deseos, preferencias y goles puedan ser irrevocablemente transformados.

 

Este es  un potencial que la vida acarrea y que puede irrumpir en momentos críticos o manifestarse a través de esas grietas imperceptibles que afectan el concepto que un grupo o una persona tienen de si misma y que las distancian de sus convicciones anteriores. Una línea de fuga que escapa de la subyugación mental. Pero, al mismo tiempo, un asunto riesgoso. No siempre es claro si dejar atrás los valores existentes es bueno o no y no hay manera de saber de antemano a donde  esos procesos de mutación y cambio pueden llevar a un individuo o a un ensamblaje colectivo.

 

Nieves y Miro Fuenzalida.


Sunday, April 6, 2025

Gimnasio de la Lirica

 

Las palabras

De

Mis versos

Se

Descuelgan

De

Mi cuaderno

Como

Saltisbanquis

Del

Circo

Vital.

Quieren

Bailar

Tangos

Apasionados

Con

Los lápices

Y

Tomar

Un café

Con

Sus amigas

Las comas

Y

Sus amigos

Los puntos suspensivos

En

El gimnasio

De

La lirica

de

la imaginación. 

 

Nieves.