Sunday, May 26, 2024

El animal que fabula

 

La fantasía es cosa seria. Lo mas probable es que lo que nos ha dado una ventaja selectiva como especie no ha sido tanto el uso de herramientas sofisticadas, la competencia individual, la razón abstracta y analítica o el caminar erguido, sino la capacidad fabulosa de inventar y contarnos historias creíbles que, en lugar de referirse solo al mundo natural y objetivo, hablan de una segunda realidad cultural puramente imaginativa. Fabulas acerca de Dios, de la vida después de la muerte, del dinero, del poder, del sexo, de la política o la tecnología. Es la creencia compartida en estas ficciones la que nos permite coordinarnos y colaborar a gran escala.  Incluso aunque las historias sean falsas, son mejores que ninguna. Como animal desadaptado, a diferencia de cualquier otra especie, necesitamos prótesis para adaptarnos completamente a la naturaleza. Y estas narrativas que compartimos, para bien o para mal, sirven para estabilizar la consciencia colectiva. Y en estos  mismos momentos una nueva y mas poderosa narrativa o, si lo quieres, una nueva cultura empieza a surgir debido al impacto de las nuevas tecnologías que han empezado a reestructurar nuestra mente, nuestra sociedad y nuestro futuro.

 

Como los historiadores han notado desde hace ya  bastante tiempo el Renacimiento derivo su impulso e impacto  creativo de la diferenciación y separación del mundo que ha continuado durante todo el Modernismo. Aquí, en este lado, tenemos la ciencia que incluye la física, la química, la biología, las matemáticas y la ingeniería cuyo principal interés es explorar las leyes naturales y aplicarlas a los problemas que encontramos en la vida real. Y allá, en el otro lado, tenemos las humanidades que agrupan a la filosofía, la historia, la lingüística, la sociología y la psicología cualitativa cuyo interés principal es interpretar el mundo y lograr una comprensión mas profunda de la realidad social en la que vivimos. Estas dos culturas viven en diferentes universos cuyo resultado es la disociación y desconexión del conocimiento que corre el riesgo de perder la comprensión del todo. Esencialmente ellas representan dos formas distintas de racionalidad. La explicación científica es instrumental y cuantitativa, que involucra vínculos causales, cifras, datos e intervenciones experimentales que tratan de explorar y explicar las leyes de la naturaleza. Las humanidades, en cambio, son cualitativas, se basan en el lenguaje y ofrecen una visión histórica y contextual. La explicación y comprensión son cosas separadas pero interdependientes y mutuamente complementarias. La ciencia requiere de las narrativas criticas de las humanidades y estas necesitan los hallazgos científicos sobre los fenómenos naturales.

 

En las últimas dos décadas  las anomalías y descubrimientos provocados por las nuevas tecnologías han empezado a generar cambios de pensamiento y nuevas formas de operar que ya no pueden ser acomodadas en el antiguo paradigma. Según el sociólogo alemán Stefan Brunnhuber una tercera cultura ha empezado a surgir entre las dos culturas inconmensurables. Una que tiene el potencial no solo de perseguir su propia forma de racionalidad sino también de cambiar fundamentalmente las dos culturas tradicionales y unirlas a un nivel superior. Esta es la cultura de la digitalización que abarca la nanotecnología, la correlación de big data, los algoritmos de aprendizaje profundo y la inteligencia artificial entre otros que están impulsando un cambio de paradigma en nuestra visión del mundo. Un nuevo tipo de razonamiento científico, diríamos, que trasciende la división entre las ciencia y las humanidades que podría actuar como una nueva teoría general capaz de desencadenar otra revolución científica que potencialmente podría cambiar nuestra conciencia colectiva, alcanzar un conocimiento aun mayor y comprender mejor el mundo y nosotros mismos. Los limites entre el mundo biológico y físico, las esferas económicas y sociales y las cualidades psico-lógicas y practicas culturales, por un  lado, y el mundo digital, por otro, se están desdibujando lo que puede conducir  a una mayor integración o a una disociacion digital. Una promesa Prometeica o una caja de Pandora. El Internet de las Cosas, por ejemplo, segun Brunnhuber, se interconecta e influye en el mundo real que lo transforma en un sistema autopoiético y auto organizado, una especie de súper cerebro con infinitos sensores que va a perturbar o cambiar significativamente toda la sociedad por venir... ciudades inteligentes, sistemas de alerta climática y pandémica temprana, redes energéticas  inteligentes, ciber seguridad, asistencia sanitaria, conectividad general, etc. La Inteligencia Artificial, por su parte, puede superar las formas naturales de inteligencia humana en todos los ámbitos, dando lugar a una inteligencia general artificial. Una tecnología peligrosa que podría proporcionarle a cualquiera instrucciones sobre como fabricar una bomba atómica o un agente químico toxico. Y en una visión menos truculenta, pero igualmente amenazante la técnica digital, al cuantificar el mundo, puede conducir a un total control social y político y a una mayor manipulación comercial de la que ya experimentamos hoy día. 

 

Cada tecnología, según se dice, es neutral en si misma. Si tiene efectos buenos o malos  depende de cómo la usemos. Si lo hacemos de manera correcta estas tecnologías digitales transdisciplinarias podrían allanar el campo para iniciar el proceso de integración del conocimiento porque ellas añaden una tercera dimensión a la explicación y comprensión del mundo. A diferencia de las otras revoluciones tecnológicas la IA y la datificación multiplican digitalmente el mundo generando uno paralelo capaz de influir, mejorar y empujar nuestro mundo analógico, proporcionar evidencia científica de la interrelación de todas las cosas y poseer, además, la capacidad de mejorarse a si mismas al ser capaz de  aprender y reconocer regularidades y diseños mucho mas rápido y a mayor escala que cualquier mente humana. Si este desarrollo continua, tarde o temprano llegaremos a lo que algunos comentaristas llaman singularidad tecnológica. La creación humana de un dispositivo que excede la suma de las capacidades humanas y un punto sin retorno que genera un escenario en el que la velocidad de la computación hace que su desarrollo y su impacto en la sociedad sean incontrolables e irreversibles. Entre ellos se cuentan la perdida del control interno de la IA, la superación de su coeficiente intelectual comparado con el humano y el momento en que la IA nos comienza a controlar. Según algunas predicciones este momento podría ocurrir entre el 2040 y el 2045.

 

En todo caso, y a pesar de lo dicho, estos tres niveles de singularidad, según Brunnhuber, tienen el potencial de abrir el camino para la integración  del conocimiento que puede llevar a una sola ciencia.  Mientras operemos con dos culturas, permaneceremos dentro de la dicotomía entre comprensión y explicación, entre palabras y datos. Para superar esta dicotomía tenemos que introducir un tercer agente que lleve a una nueva forma de meta estabilidad que ayude a trascender las dos culturas, en lugar de reducir una a la otra. Una que aumente la complejidad interior para hacer frente a la complejidad exterior que nos rodea. Este seria el momento en que lo Bello, lo Bueno y lo Verdadero podrían converger en uno. El momento en que las complementaridades y las oposiciones reemplacen las causalidades aisladas y reconcilien las diferencias y disociaciones, las fragmentaciones y fracturas para recuperar la sabiduría integral que siempre ha estado ahí desde el principio. 

 

Como la historia muestra la brecha que existe entre el animal humano y la naturaleza debe llenarse constantemente con logros culturales, gobernanzas y tecnologías que son productos de la libre elección y capacidad humana de la que carece un simple animal de caza. Esta brecha nunca desaparecerá y solo ha aumentado en el transcurso del tiempo. Siempre estaremos determinados por metros y minutos, martillos, agujas, arados y ruedas. Los avances tecnológicos permiten  ampliar nuestras capacidades como el telescopio y el microscopio con los que podemos  mirar mas lejos y mas cerca y, ahora, la IA  nos permite obtener un conocimiento profundo. Pero, la diferencia con esta nueva tecnología, dice Brunnhuber, es que opera  a través de un proceso que no podemos comprender del todo. Una caja tecnológica negra que no sabemos exactamente como funciona y que aumenta la complejidad general. En lugar de identificar causas únicas para efectos únicos, estamos entrando en un mundo transcausal o acausal en donde tenemos que aprender a sintonizarnos con el sistema en lugar de controlarlo.

 

Es en este sentido en que todas las practicas culturales, incluida la tecnología, son transhumanas porque siempre trascienden las cualidades biológicas, naturales o primarias de la especie. Pero, la cosa es esta... ¿hasta donde  puede extenderse esta tecnosfera antes que socave la capacidad de autoeficacia y autocontrol del individuo y la comunidad que la utiliza? El futuro revelara eventualmente si la interfaz cerebro-chip, las singularidades y las correlaciones del big data compensaran las deficiencias humanas y continuaran bajo el control humano o si los robot y la IA tomaran el control y reemplazaran al humano. En el fondo se trata de distinguir entre una prótesis que compensa una limitación y una herramienta  creada por nosotros que finalmente  nos hace superfluos. Según Brunnhuber, si el ser humano queda definitivamente sujeto a las estipulaciones y especificaciones de las tecnologías digitales estas decidirán que es humano o que es transhumano. Esto no seria necesariamente una evolución indeseable. Seguiría siendo cierto que las personas decidirían lo que necesitan para vivir una vida mas sana, mas justa y mas sostenible. No se trata de que la IA resuelva problemas, sino de cómo cambia nuestra consciencia para que podamos resolver problemas. El verdadero desafío no esta tanto en los efectos secundarios que esta tecnología crea, sino en los desafíos políticos, sociales e institucionales... ¿quien se beneficia, quien decide, quien la posee y quienes y cuantos van a participar de su productividad?

 

Todo esto nos lleva finalmente a la idea de que el proceso súper exponencial basado en la tecnología digital puede  impulsar la cultura humana hacia una nueva narrativa, una nueva era, una nueva consciencia y una nueva forma de sabiduría o puede, también, impulsar a la sociedad hacia su propia destrucción. Este es el eterno dilema de la ciencia y la tecnología. O, si se quiere, el eterno dilema entre la tendencia creativa y la tendencia destructiva que encontramos en el corazón humano.

 

Nieves y Miro Fuenzalida.


Sunday, May 19, 2024

Una sonrisa


Me distes

Tu

Sonrisa.

La

Abrigue

Con

Los petalos

Blancos

De

Una gardemia

Roja.

La arrulle

En

Los brazos

De

Mi mente

Y

En

Los bocinazos

Alertas

De

Mi corazón. 

 

Nieves.


Sunday, May 12, 2024

Arte y mercancía

 

En 1926 la escultura  “Pájaro en el Espacio” de Constantin Brancusi llego a Nueva York por mar. Al inspeccionarla, los funcionarios de aduanas cuestionaron la idea de que el extraño objeto era una escultura, ya que de ninguna manera se parecía a un pájaro. Por esta razón se negaron a categorizar la creación de Brancusi, a pesar de su furia,  como una obra de arte prefiriendo considerarla como un simple utensilio de cocina.

 

“Brillo Boxes”, la famosa escultura de Andy Warhol expuesta en la Stable Gallery de Nueva York, desembarco en Canadá  en 1965 al cuidado del comerciante de arte Lerrold Morris. Los funcionarios de aduanas una vez mas la clasificaron como productos, específicamente como cajas de una tienda de comestibles, y le aplicaron la tributación correspondiente.

 

“Iconos” son obras realizadas con luces fluorescentes simbolizando los iconos de nuestro tiempo y su autor, el artista estado unidense Dan Flavin, las ha expuesto en los museos mas prestigiosos del mundo. Sin embargo, los funcionarios de aduanas de la Comunidad Europea determinaron que las obras de Flavin eran artefactos de iluminación y en consecuencia estaban sujetas al peaje correspondiente, sin ofender al mundo del arte que esta exento de pagar impuesto.

 

¿Qué es lo que diferencia una obra de arte y un simple artefacto de uso diario? ¿Por qué el urinal en el baño es un mero utensilio, pero una obra de arte cuando se exhibe en un Museo de Arte Moderno? ¿Como distinguimos un arte original de un plagio? ¿Cuál es el criterio que los aduaneros usaron? No es que nos vaya la vida en saberlo, es solo una curiosidad... ¿o se juega algo mas en averígualo?

 

Tratar de hacerlo no es tarea fácil, especialmente cuando  nuestra visión o la tuya chocan estrepitosamente con la de los expertos. De partida pensamos que el arte es algo así como un espejo de la realidad y si miramos su historia esto es lo que notamos en su mayor parte. Y este es el criterio de los aduaneros. Pero, desde que el arte empezó a abandonar su vocación de la belleza mimética, especialmente durante el siglo XX, es bien difícil identificar obras de arte basadas únicamente en este criterio. Los que se identificaban con la avant-garde estaban causando estragos y las obras de arte estaban siendo tratadas cada vez mas como objetos ordinarios o los objetos ordinarios como obras artísticas, transformando las definiciones clásicas del arte en algo bien problemático. No solo rechazaban el arte mimético, sino también la idea de que el arte revela la verdadera esencia del objeto. El 9 de abril de 1917, Marcel Duchamp logro lo que quizás fue el evento artístico mas brillante o absurdo del siglo XX. Presento a la sociedad de Artistas Independientes de Nueva York un urinario invertido firmado y fechado “R. Mutt, 1917” titulado “Fuente”. La junta directiva rechazo la “Fuente” argumentando que no era una obra de arte. La artista Beatrice Wood respondió con un articulo diciendo que si el señor Mutt hizo la fuente con sus propias manos o no, no tiene importancia. El la eligió. Tomo un articulo ordinario de la vida, lo coloco de manera que su significado útil desapareciera bajo el nuevo titulo y punto de vista y creo un nuevo pensamiento para ese objeto. Según se dice, Wood reconoció el poder innovador de la obra.

 

El arte, señoras y señores, desde ese momento no es en modo alguno responsable de la verdad y tiene el absoluto privilegio de hacer lo que quiera. En ciertos casos puede coincidir completamente con objetos ordinarios y en otros son los mismos objetos ordinarios, ready-mades, como el urinal de Duchamp o la corbata de Picasso, los que se transforman en obras de arte.

 

Pero esto, para ser claros, no significa de ninguna manera que cualquier cosa es arte. La caja de detergente es un utensilio, no un objeto artístico. Pero, puede transformarse en uno. Y esto es lo difícil de entender. Lo que antes teníamos claramente separados ahora parece estar fusionado. Las propiedades exhibidas por los objetos ordinarios y por el objeto artístico  son una y la misma. Comúnmente sabemos que dos cosas diferentes existen porque una tiene una cualidad que la otra no posee o que tiene una característica relacional que la otra no posee. Si dos cosas despliegan idénticas propiedades, ellas son dos ejemplos de la misma cosa. En ciertos casos el objeto artístico coincide enteramente con el objeto ordinario... ¿como esto es posible? En el siglo pasado, especialmente en su segunda mitad, la teoría imitativa, la teoría expresionista o la teoría estética  no pudieron responder la pregunta ontológica planteada por los vanguardistas. Y con ello todo se volvió bien confuso. Al final terminamos sin saber como considerar  la mayor parte del arte producido en el siglo XX, dado que las definiciones tradicionales tienen que tratar no solo con las obras ready-made, sino también con los productos de la vanguardia.

 

Si la teoría imitativa y el resto no pudieron, el critico de arte y filosofo Arthur Danto cree que puede. Si hay alguna diferencia entre un objeto común y una obra de arte, dice, son diferencias simbólicas, no físicas. Las propiedades que hacen de un objeto una obra de arte no solo se encuentran en el objeto o en la mente del observador, sino que estas propiedades se encuentran en la unión entre un objeto y una mente, un objeto y un contexto histórico-cultural.

 

Las obras de arte, dice, siempre han sido y siguen siendo la misma cosa a través del tiempo, a pesar de las numerosas transformaciones en estilo y gusto. Una buena aproximación a ellas es considerarlas como objetos similares a las palabras, es decir, como objetos que habitan la misma región ontológica que el lenguaje. En ambos casos las estructuras físicas trasmiten significados. Las palabras y las obras artísticas son sobre algo y este algo, digamos el significado, es completamente diferente de la estructura física que la soporta que puede tener diferentes formas y apariencias. Los objetos artísticos comunican algo que  no corresponde necesariamente al cuerpo material en el que este algo esta contenido, sino en la forma en que pensamos en el o en la forma en que el estimula ciertas facultades, especialmente aquellas cuya tarea es percibir e interpretar.

 

“Brillo Box”, de Andy Warhol, creada en 1964, es un buen ejemplo de Pop Art. Brillo Box es una caja de cartón que contiene almohadillas de jabón que se venden en los súper mercados. Y “Brillo Box”, la obra de Warhol, además de ser una caja idéntica a la de Brillo, también es una obra de arte... ¿como así? Supongamos que las dos cajas son perceptualmente idénticas. Y supongamos que solo una de las dos es una obra de arte... luego tendríamos que concluir que la obra de arte no es reconocible ni distinguible en virtud de sus propiedades estéticas. Nuestros sentidos por si solos no son suficientes para resolver la paradoja que introdujo Warhol.

 

Si la obra de arte es “sobre algo” mas que sus cualidades físicas... ¿cual es, entonces,  este “algo mas” en “Brillo Box”? Aquí se podrían decir varias cosas... Un comentario sobre la cultura de consumo. Un cuestionamiento y desafío de las nociones tradicionales  del mundo del arte. Un precursor del arte conceptual al enfatizar la idea detrás de la obra. Un comentario sobre la producción en masa y repetición mecánica de objetos idénticos. En breve, una critica sobre la mercantilización del arte y el valor que le damos a los objetos cotidianos.

 

Las obras de arte, sin lugar a dudas, son manifestaciones humanas en constante movimiento y adaptación entrópica al presente. Entrópica porque al igual que todas las cosas regidas por las leyes de la naturaleza  están restringidas por limitaciones estilísticas y filosóficas que conducen a la constante revisión de su narrativa y significado subyacente. El arte antiguo ha pasado de ser una visualización necesaria de personas y acontecimientos en un mundo sin cámaras a una fuerza religiosa y, posteriormente,  una herramienta ideológica de propaganda, que refleja en gran medida la forma en que ha evolucionado la sociedad. Warhol, y Duchamp antes que el, mostraron que cualquier cosa puede ser arte y el publico decide lo que el arte es y debería ser. El arte se ha convertido en un lenguaje, un fenómeno lingüístico y un discurso multimodal y multidimensional. Su poder lo podemos apreciar  con lo ocurrido a la revista satírica Charlie Hebdo  o al artista sueco Lars Vilks que puso la cara del profeta islámico en el cuerpo de cartón de un perro. Ambos se vieron obligados a cambiar sus vidas tras recibir amenazas de  muerte y el asesinato de doce personas de la revista Charlie Hebdo.

 

El arte como lenguaje incorpora palabras, significados, imágenes, sonidos y, en realidad, toda la información que pueda llegar al ser humano al mismo tiempo. No es de extrañar entonces que su fuerza golpee con tal poder. En 2021, por ejemplo, el artista italiano Salvatore Garau logro vender una obra de arte invisible, una “escultura material” que llamo “I Am” por 1 800 dólares y que no era nada mas que el titulo. Aquí, finalmente removemos el objeto y nos quedamos solo con el vacío. ¿Puede el arte ser mas abstracto que esto?

 

No es de extrañar entonces que Danto haya dicho que el arte, como tradicionalmente lo conocíamos, esta muerto, pero el pensamiento esta vivo, es participatorio y esta en constante movimiento. Como todas las cosas. 

 

¿Puede todo esto ser de ayuda a los aduaneros? Como parte del publico podemos aceptar que un objeto sea una obra de arte o rechazarlo  como tal. Depende de nuestro propio criterio. Pero, los aduaneros  representan una autoridad oficial y como tales deben seguir criterios oficiales... ¿Y donde los encuentran? En la practica, por muy interesantes o importantes que los análisis filosóficos puedan ser, quien decide que es y cual es el valor de una obra de arte es la autoridad “del Mundo del Arte” algo que funciona informalmente como una institución. Duchamp no podría haber tenido éxito en hacer lo que hizo si el Mundo del Arte, a principios de siglo XX, no hubiera existido. Todo un mundo compuesto de críticos, mercaderes del arte, prensa especializada,  grandes casas de subasta, directores de museos, historiadores del arte y, lo mas importantes, los artistas mismos. Y es este mundo el que confiere el estatus de obra de arte a cualquier objeto, incluyendo los de uso común. Un mundo que curiosamente  posee el poder de determinar la transformación de un urinal en “Fountain”.

 

Todo un poder basado en ultima instancia en un argumento circular...  las obras de arte deben existir para que el mundo del arte exista. Pero, sin el mundo del arte, no hay obras de arte.

 

Nieves y Miro Fuenzalida


Sunday, May 5, 2024

Nomade de jardines


La flor,

Nomada

De

Jardines,

Nos

Planta

Sus semillas

En

El aire,

Amigo

Del

Viento,

Que

Las deposita

En

La tierras-casas

Como

Risas

De

Primaveras. 

 

Nieves.