Tuesday, December 30, 2014

El fin del tiempo

                                             
 Nietzsche  anuncio la muerte de Dios,  M. Foucault la muerte del Hombre y  F. Fukuyama el fin de la Historia. Hoy, siguiendo con esta secuencia, ya podemos anunciar  el fin del Tiempo.

 Como  hizo notar Einstein, algo extraño comienza a pasar en nuestro mundo familiar cuando empezamos a penetrar los misterios de la luz. Imaginemos que quisiéramos emprender un viaje espacial a la estrella NSG 549672, ubicada en el corazón mismo de la constelación Carina. Su distancia de la Tierra es 40 años luz. Un viaje con pasaje de ida  y vuelta a esa velocidad demoraría 80 años de nuestro tiempo. La vida completa de un ser humano lo que lo hace imposible... Y sin embargo, si volvemos a pensar, lo imposible ocurre. La clave esta en la frase "80 años de nuestro tiempo". Algo nunca soñado empieza a ocurrir cuando viajamos en la proximidad de la velocidad de la luz. El tiempo deja de ser aquello a lo cual estábamos acostumbrados. Su flujo cambia de velocidad. Su pasar se hace mucho más lento y lo increíble ocurre. Nuestros 40 años se trasforman en no mas de dos semanas.  Y nuestro viaje de ida y vuelta solo tomaría 4 semanas, lo que significa que al volver a la Tierra solamente seriamos un mes más viejos. Pero, al descender de nuestra nave nos encontraríamos con una tremenda paradoja. El calendario habría avanzado 80 años y ninguno de aquellos que dejamos atrás quedaría vivo.

 En una primera aproximación, esta concepción temporal nos aparece como algo fantástico, mero producto de una mente imaginativa y relegada solamente al plano de la Física teórica. Nuestra experiencia cuotidiana , nuestro mundo comun esta enmarcado y, por lo tanto, constreñido dentro del universo clásico newtoniano  donde el tiempo es experimentado como una constante, mas aun, como una cualidad inmutable que constituye y permea todo lo que existe. Lo que contradiga esta forma de percibir no tiene sentido. Pero, de cuando en cuando, siempre hay alguien que se escapa de los marcos vigentes. La Física del siglo XX reformula la visión temporal newtoniana y empieza a modificar su marco. La Teoría de la Relatividad muestra que el tiempo no constituye una constante absoluta y predice que este pasa más lentamente a medida que la velocidad del objeto aumenta, lo que experimentalmente ha sido posible observar con el uso de relojes atómicos ultras sensitivos.

Pero... ¿que es el tiempo? Hay alguien,  a través de la historia humana, que haya dado una explicación satisfactoria acerca de esta enigmática dimensión de lo real? Hay algo fuera del tiempo?  Si lo hay, significa que el tiempo tiene limites? Y si es asi, que lo limita ? Y...mas aun, el tiempo… ¿existe realmente? Que pasa si este es solo una ilusión, un engaño o un mero producto neuro-químico? Imaginemos la siguiente escena borgesiana:

                Un día, mientras descansaba en el
                parque por algunos minutos para calmar mi
                ritmo apresurado de vida, absorvida en la con-
                templacion de las configuraciones geometricas
                que, mas alla de las hojas rojizas, los patos
                silvestres desplegaban en el cielo en un atarde-
                cer otoñal, alguien se sienta a mi lado. La cu-
                riosidad me hace dar vuelta la cabeza y al mirar
                la figura desconocida, una extraña sensación reco-
                rre mi cuerpo. Quien se sienta a mi lado soy
                yo. No la de hoy, aquí en Ottawa, sino, la de al-
                gunos años atrás, la que vivía en Santiago. Rehu-
                sando a creer lo que veía le pregunto por su nom-
                bre. Y es el mío. Pienso que es solo una coinciden-
                cia. Pero, mas adelante en la conversación, descubro
                que tenemos los mismos padres, la misma fecha y lu-
                gar de nacimiento. Los mismos hijos. Al mencionarle
                la muerte de mis padres, ella expresa sus condolen-
                cias y me hace saber lo afortunada que es al tener-
                los ella a su lado. Y cuando le propongo que al
                día siguiente nos juntemos en este hermoso parque
                de Ottawa, ella responde… pero este no es el par-
                que de Ottawa,  es el parque de Santiago. En ese mo-
                mento me di cuenta de que éramos la misma persona,
                pero en diferente espacio y tiempo y que por alguna
                misteriosa razón  los cordeles espacio-temporales
                se habían cruzado

 Si mal no recordamos, Parmenides probablemente ha sido el primer ser humano en negar la existencia del tiempo y considerarlo solo como un engaño de los sentidos. Dos mil quinientos años mas tarde, Julián Barbour, físico británico, no solo sigue los pasos de Parmenides, sino que, al mismo tiempo, esta determinado a probar, con los métodos científicos mas rigurosos que le proporciona la FisicaTeorica, la intuicion literaria de J.L. Borges, sin tener , aparentemente, contacto con él o conocimiento de su obra literaria. De acuerdo con Barbour, vivimos en un extraño mundo, en un universo que no tiene pasado ni futuro y en el cual estamos vivos y muertos al mismo tiempo. Lo único que existe, es un presente eterno en donde el paso del tiempo es solo una ilusión.

 En el mundo de la Física clásica, todo evento esta rigurosamente determinado y cada uno de ellos es predictible si conocemos sus condiciones iniciales. En la Mecanica Quantica, en cambio, este mundo se invierte y su imagen es como la de un mundo de ciencia ficción. Las partículas sub-atómicas actúan sin ningún respeto por la legalidad newtoniana y se ríen abiertamente de la predictibilidad. Y por si esto no fuera poco, posee la capacidad de existir en dos diferentes lugares al mismo tiempo, pudiendo ser la separación tan vasta como el Universo mismo. Si estas partículas no tienen reverencia por el espacio, tampoco la tienen por el tiempo. Viven en un mundo a-temporal, en donde el tiempo no existe. De acuerdo a Barbour, este fenómeno es valido para todo lo existente y no solamente para las particulas microscópicas.

   En un reportaje de Steve Farrar, aparecido unos pocos años atras en el diario londinense "The Time", el físico británico explica que cada instante de nuestras vidas es como una fotografía, una instantánea, entretejidas por el tiempo, como las imágenes de una película. Pero este tiempo es un engaño. Todas estas fotografías de nuestra vida, todas estas instantáneas, no existen una después de la otra, en una secuencia lineal. Ellas co-existen en el mismo momento. Y es así como uno  puedo estar en Ottawa y en Santiago, con diferentes edades, en el mismo momento. En cada instante hay un sin-numero de alternativas. Toda esta multiplicidad de fotografías existen y son reales. En cada momento de nuestra existencia hay un tremendo numero de posibilidades paralelas. Pero, solo estamos conscientes de una sola. Y lo mismo vale para el Universo. Hay un infinito numero de ellos y todos reales. Toda esta multiciplidad de diferentes instantáneas fotográficas podrían, por supuesto, dar la posibilidad de mezclarse de manera desordenada y azarosa, creando un mundo de locura. Pero, sabemos, esto no ocurre. Las complejas reglas matematicas de la Mecánica Quántica las unen y ordenan de manera coherente. La conciencia humana percibe el paso del tiempo en cada una de estas instantáneas, pero este es solo una ilusión, una construcción mental, un "engaño" de nuestro cerebro.

 Muchos han venido investigando la existencia del flujo temporal. Pero de acuerdo con algunos comentadores, lo que J. Barbour ha hecho es ver el problema desde una nueva perspectiva, basada no en una especulación abstracta, sino en la forma en que el tiempo debería funcionar en Física, proporcionando así un importante conocimiento de la realidad del mundo físico. Para Stephen Hawking “es una idea tan valida como la idea opuesta, que ve el tiempo en la forma que corrientemente lo entendemos...Uno no puede decir que una es mas correcta que la otra, solo que es mas útil”. Mr. Barbur, según el reportaje londinense, esta consciente que su teoría será criticada y posiblemente no considerada seriamente y expresa que "esto es perfectamente natural. Estamos siendo confrontados por dilemas y rompecabezas extraordinarios, porque estamos en el borde de las fronteras de la ciencia".

 Los resultados de treinta y cinco años de trabajo riguroso elaborando la fundamentacion matemática de su teoría se dieron a conocer en Enero del 99 con la publicación de su libro titulado "The End of Time". Y, por supuesto, esto es solo un decir, porque si seguimos la teoría de Barbour este, su libro, no fue  publicado en el año 99. La verdad es que desde siempre lo ha estado, solo que en una dimensión diferente.

¡Feliz Año nuevo!...  ¿o no?
 Nieves y Miro Fuenzalida.



Saturday, December 27, 2014

Arte y representacion


Comunmunmente se ve  a la Literatura, la Pintura o la Música  como un medio para representar el mundo,  expresar una visión ideológica o disfrutar de la similaridad de nuestras experiencias ¿Pero,  que tal si vemos el Arte como ua  agudizacion de la experiencia,  un desequilibrio del  sentido común?  ¿Cómo un hacer en lugar de un ser?  ¿Sumergirnos en los posibles mundos que la obra invita a imaginar?

 El Arte no es filosofía, ni ciencia, ni política, ni religión. Eso es lo que hace  la teoría, la metodología empírica, las prácticas políticas y el sermón.   La teoria  crea conceptos  y plantea problemas que permiten una orientación o dirección al pensamiento y la acción.  El Arte, dice Deleuze,  crea afectos y percepciones que son liberadas de los cuerpos que los experimentan. Pensemos, por ejemplo, en la obra de Harol Pinter... ¿no fue este autor el gran creador del “aburrimiento”?  Largas pausas en el dialogo, dos personajes que intercambian preguntas, mas bien que preguntas y respuestas o interacciones que parecen no tener referencias ni direcciones. No es que la obra o los personajes sean aburridos. Lo que vemos es el aburrimiento de la vida burguesa. El aburrimiento es creado como un afecto general. Somos introducidos al “aburrimiento”. En la misma forma podemos pensar la obra de Stephen King. Sus cuentos y novelas no nos introducen a una representación del mundo. Nos introducen a la experiencia del miedo y del terror. Es esta creación de afectos impersonales, afectos desprendidos del cuerpo la que capacita al Arte para desentrañar el orden de la experiencia cuotidiana.

 La opinión prevalente, de la que todos participamos, es creer que simplemente hay un mundo común compartido a través del lenguaje (información y comunicación) y un sentido común a través del cual el pensamiento adquiere su forma correcta. Presumimos que hay una directa relación entre afecto y concepto, entre lo que vemos y lo que decimos, entre lo sensible y lo inteligible. Es como si el mundo fuera finalmente traducido a un lenguaje y a una experiencia que todos compartimos. A partir de un complejo flujo de percepciones tendemos a percibir solo objetos reconocidos y repetidos. No percibimos las pequeñas diferencias que constituyen el flujo del tiempo. Vemos esto como la extensión de un objeto que es lo mismo. Nos consideramos a nosotros mismos como sujetos con una identidad más que como un flujo de percepciones. Cuando percibimos datos como colores, sonidos o texturas los subordinamos  a conceptos cuotidianos. La obra de Arte, dice Deleuze, funciona en otra dirección. Desprende del flujo ordenado de percepciones su singularidad. No podemos asumir que toda forma de Arte provenga de un fundamento común. Pero, lo que si podemos reconocer es que el Arte no es acerca del conocimiento, proveedor de significado o información. Una obra artística puede tener significado o expresar un mensaje, pero lo que la transforma en Arte no es su contenido. Es  su afecto, la fuerza sensible o el estilo a través del cual produce su contenido  ¿Por qué, por ejemplo, pasaríamos dos horas mirando una película o escuchando poesía si todo lo que quisiéramos de ello fuera la historia o la moral del mensaje? Nuestras mentes no son solo máquinas de información o comunicación. Son, también, maquinas de deseos y afectos  y el Arte puede abrirnos a nuevas posibilidades de afectos, nuevas experiencias,  nuevos deseos.

La Ciencia fija el mundo en un “estado de cosas” observables. La Filosofía crea conceptos que no están dirigidos tanto a representar el mundo como a producir nuevas formas de pensar y responder a problemas. El Arte, dice Deleuze, crea afectos y percepciones, sentimientos o imágenes libres de la organización o interés del sujeto.   No  se trata se sumar la  Filosofía, la Ciencia  y todo lo que sentimos para luego  expresarlo  a través del Arte para arribar a una imagen coherente del mundo. No hay un mundo único que luego es representado por la Ciencia, la Filosofía o el Arte. Existe el mundo de la Ciencia constituido por funciones, leyes y “estado de cosas”. La Filosofía crea un mundo de conceptos. El Arte crea un mundo de afectos y percepciones. El mundo no es algo que este simplemente fuera del pensar esperando a ser representado. El hecho es que no podemos separar el pensamiento de la vida, o el acto de pensar el mundo del mundo mismo. Cada forma de pensar  crea sus propios mundos.

Nieves y Miro Fuenzalida.




Friday, December 19, 2014

Circo




El malabarista
camina
en
el circo
del
tiempo
equilibrando
la alba
y el crepusculo.
Lo espero
en
el mio..

Sunday, December 14, 2014

¿Quién cree en el cambio climatico?

  
  La crisis financiera ha vuelto a  contraponer  el desarrollo económico y el sostenimiento ambiental  como  objetivos contradictorios. Lo que los ministros de economía repiten permanentemente es el de asegurarnos que cualquier medida que se tome, ya sea para disminuir la emisión de gases o la protección del ambiente, no debe interferir con el desafío económico que hoy enfrentamos. Y en apoyo de sus posiciones encuentran una ayuda ideológica inesperada en el escepticismo ambientalista.

Este es un escepticismo que  duda de la importancia que se le ha dado a los peligros que los problemas ambientales le  plantean a las próximas generaciones y esta duda  genera  un nuevo tipo de movimiento anti-ambiental, diferente al que encontramos en las corrientes políticas derechistas, al basar su posición en un análisis supuestamente independiente  de prejuicios ideológicos. Pero, como Peter Jacques hace notar… ¿Es esta duda, en realidad, una duda  acerca de los datos  científicos o es una duda acerca de las decisiones políticas? Si es esto ultimo habría que decir que su importancia se encuentra, no en el desafío epistemológico que puede presentar, de la cuestión de si la argumentación científica es suficientemente  sólida o no, sino en la  receptividad que hoy encuentra en ciertas elites mundiales que poseen mucho más influencia  que  la que tiene la simple  representación científica  de las condiciones ambientales.

   Desde 1990  la literatura escéptica ha producido mas de cincuenta libros que han provocado un enorme interés en los sectores anti ambientalistas. Su proyecto no es suspender el juicio hasta que haya una mayor evidencia para hablar de las consecuencias catastróficas de la acción humana, como podría creerse, sino que proclaman la fe en los beneficios  de  la capacidad industrial  y la agro química y rechazan los problemas ambientales que  amenazan el sostenimiento de la sociedad humana moderna, porque la investigación ecológica  ha sido politizada y ya no se puede confiar en ella.

Para escépticos como Ronald Bailey los ecologistas milenarios cansados de esperar la furia de Dios o el fuego termonuclear ahora esperan la “crisis ecológica global” que amenaza  a la humanidad y a toda la vida terrestre. Estos abusadores apocalípticos, dice, asustan a la gente con escenarios devastadores e imágenes de hordas humanas hambrientas, plagas genéticamente modificadas y la extinción de los recursos naturales. La “ciencia chatarra”, según Steven Milloy, ha sido usada para avanzar la agenda de la izquierda política que, a la larga, disminuirá el progreso económico, el bienestar general y la eficacia del libre mercado. Peter Huber argumenta que los humanos no tenemos obligación moral hacia la naturaleza no humana, porque la humanidad tiene la habilidad de dominarla  y controlarla en la forma en que la doctrina judeo cristiana nos dice hacerlo. Mientras mas efectivamente dominemos la naturaleza en mejores condiciones estará  nuestra especie. La modernidad ha traído a la humanidad  el progreso y afluencia  comparada con la miseria de las etapas que la precedieron. Los estudios ambientales modernos son antitéticos a la noción de progreso y si han tenido influencia es solo porque son manipulados por una elite ecologista que tiene el favor de la prensa y la cultura popular.

Los análisis sociológicos indican que la interpretación escéptica se basa en un conjunto de valores ideológicos relativamente limitados provenientes del movimiento conservador contra ambientalista. Diferencias éticas subyacentes o no completamente exploradas determinan como alguien interpreta  datos y formula orientaciones programáticas. Este es el caso, tanto para los científicos ambientalistas como para los escépticos como Bjørn Lomborg's  (“The Skeptical Environmentalist”) y sus seguidores. Una ética antropocéntrica explica  los juicios de Lomberg, por ejemplo, en tanto que los argumentos de los ambientalistas pueden explicarse a partir de una posición ecocentrica. Lomborg y la mayoría de los economistas sostienen que porque solo los humanos tienen sentido moral controlar el ambiente  con el propósito de incrementar el bienestar de nuestra especie es moralmente justo.  Es esta posición moral la que separa a Lomborg y los ambientalistas. Es este profundo antropocentrismo el que sostiene la creencia de que la humanidad es independiente de la naturaleza no humana  y esta exenta de influencias, constreñimientos y principios ecológicos. Esta ética es, mayormente,  la que explica la gran hostilidad de los grupos anti ambientalista, porque la defensa de la naturaleza crea obstáculos al desarrollo humano.  Necesitamos energía, cada vez mas, y sabemos como obtenerla mucho mejor que las plantas. No necesitamos la vegetación de la selva para producir medicinas. Mas frecuentemente, las necesitamos para protegernos de las fuerzas ciegas que, por azahar, emergen de ella. Ni tampoco necesitamos otras formas de vida para mantener el balance de gases saludables en la atmósfera o la temperatura climática. La humanidad puede sobrevivir bastante bien en un planeta cubierto de concreto y computadoras.

Es este profundo antropocentrismo el que funciona como ultimo fundamento para juzgar la legitimidad del conocimiento. Dentro del marco escéptico cualquier conocimiento que afirme la inter dependencia con la naturaleza y vea a la especie humana como un ser ecológico, no es valido.  El principio organizador de la ecología se considerado falso desde la partida. Hablar de  ciudadanía ecológica,  racionalmente no tiene sentido. Únicamente las necesidades y deseos de la humanidad  representan la clave de nuestra evaluación del estado del mundo. Esto no significa, dice Lomborg, que las plantas y animales no tengan derechos, pero el foco debe estar siempre en la evaluación humana. No tenemos otra opción. Somos los humanos los que elegimos que parte de la vida terrestre cuenta y que parte no.

Este rechazo a reconocer derechos a la naturaleza no humana no surge de la dificultad en designarlos, sino en las profundas  implicaciones cívicas y éticas que el reconocimiento de pertenecer a una comunidad de  vida terrestre mas basta, acarrearía. Son los valores antropocéntricos lo que le  permite al escéptico ambientalista ver al capitalismo moderno como una experiencia de éxito fantástica que se refleja en la mayoría de los indicadores que muestran que las condiciones humanas han mejorado inmensamente, comparadas con las etapas previas. Por supuesto, ellos reconocen que hay problemas en los cuales necesitamos trabajar, pero el mejoramiento continuara en tanto la economía crezca.

Si el escepticismo ambientalista es parte de un movimiento político… ¿cual es su propósito? ¿Por qué ignorar o negar la gravedad de la perdida de la diversidad biológica o el calentamiento global? ¿En beneficio de que o de quien? La respuesta estándar es la ganancia a corto plazo o la aprobación de leyes favorables a la industria. Sin embargo, lo que esta en juego…  es mucho mas que esto. Inevitablemente la lucha por la mantención y renovación de los recursos naturales es una amenaza al paradigma social dominante, a los valores comunes, a las creencias  y a la sabiduría compartida acerca del ambiente físico y social. Es la amenaza a la legitimidad de la política mundial heredera del iluminismo liberal mercantilista. Estos valores comunes son importantes, porque aunque no haya adherencia total a ellos, de todas maneras guían  e institucionalizan la acción individual y social (empresa privada, crecimiento económico,  libre mercado, rechazo a la planificación económica, disminución de las obligaciones del Estado en el bienestar social y fe en un futuro de abundancia gracias a la tecnología). Los economistas creen que no hay problemas con la expansión indefinida de la economía. En verdad, la expansión indefinida es el gol de la economía, por lo que no es de sorprender que vean con escepticismo las predicciones de la ciencia física. La historia, afirman, ha mostrado una y otra vez que la tecnología es una parte  tan importante del capital que puede resolver toda la variedad de problemas que los límites naturales le plantean al desarrollo del crecimiento continuo.

 Esta es una de las razones de que la autentica lucha ecológica, de una u otra manera, tiene que incluir las instituciones modernas del sistema estatal y el capitalismo mundial. Un paradigma alternativo que vea a la humanidad  como un miembro de la comunidad terrestre, un miembro de la naturaleza en sentido global  con derechos y obligaciones,  desafía el marco moderno de la economía capitalista contemporánea que reproduce  un sistema ecológicamente mal adaptado.

El  escepticismo ecológico, segun Lomborg  proporciona un discurso que concibe las relaciones entre la naturaleza y la especie humana en términos mecánicos y administrativos con vista a la explotación económica. Si la contradicción entre los intereses industriales y el sostenimiento ecológico continua llamando la atención y, aunque fragmentariamente, operando como un  discurso contra hegemónico, entonces, el escepticismo ambientalista surge para resistir el movimiento ecológico. Este escepticismo no es solo el intento de mantener la ganancia económica, sino la reacción en contra de una inminente revolución cognitiva y cultural que puede cambiar la forma en que el poder material se concentra y acumula. Representa, ademas de la defensa comercial,  la defensa de la estructura misma del orden mundial  que permite la sobrevivencia de la industria tal como la conocemos. El escepticismo ambientalista reclama haber refutado el mito del movimiento ecologico y la ciencia ambiental. Su  proyecto, afirman, se genera exclusivamente a partir de un sentido de objetividad y neutralidad axiológica. El problema con este reclamo es que el análisis de la literatura muestra que este se formula desde una ideología conservadora apoyado por un movimiento corporativo (la industria petrolera, principalmente) contra ecologico. Su intento es subvertir  la interrogación reflexiva y la resistencia contra hegemónica que ella contiene. No necesitan ganar el debate acerca del estado del mundo para mantener el poder y dominio. Solo necesitan establecer suficientes dudas acerca de los informes científicos para motivar dudas en la comunidad en general. ¿Y no es esto lo que en el fondo de nosotros mismos queremos escuchar… el dulce canto que nos devuelva la seguridad y el poder contenidos en la ilusión de la modernidad? ¿Poder  seguir disfrutando de la buena vida sin consecuencias? ¿Perdernos en la contemplación extasiada de nuestro narcisismo?

  Hoy estamos entrando a una etapa histórica global en donde estos problemas tendrán que ser resueltos, de una manera u otra, dentro de esta centuria. El escepticismo ambientalista quiere posponer este cambio y el mensaje ha sido  gratamente recibido por las elites mundiales que son parte del orden dominante del mundo…“Las cosas con el tiempo  mejoran cada vez más y más”.

Nieves y Miro  Fuenzalida.